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Miniserie

6,0
436
7
7 de octubre de 2020
7 de octubre de 2020
11 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
El nivel de las producciones alemanas es cada vez más alto, tenemos como ejemplos recientes las estupendas “Dark” y “Babylon Berlin”, acompañadas de la inacabable serie de telefimes de sobremesa rodados en Baviera que nos regalan las cadenas generalistas cada fin de semana.
“Oktoberfest: Sangre y Cerveza” ("Oktoberfest 1900" en el original) es un salto adelante en contenidos, un drama histórico intenso, incluso brutal a ratos, que convierte en vibrante y cautivadora una lucha entre potentados cerveceros ambientada en la Munich de 1900.
La historia de Baviera a principios del siglo XX, en la madurez de la revolución industrial, es apasionante: es la época del nacimiento de muchas de las grandes industrias que ahora nos suenan a todos, como BMW, Audi o Messerschmitt, todas en Munich o en sus alrededores.
Pero la revolución industrial en Alemania no solo creó nuevas industrias, sino que también afectó a las tradicionales, y que más tradicional en Alemania, y en especial en Baviera, que la fabricación de cerveza, el tema central de esta estupenda miniserie. Una fabricación regulada desde 1516 por la famosa Reinheitsgebot (Ley de la Pureza), que los alemanes describen orgullosamente como el paradigma de su obsesión ancestral por regular todo lo regulable.
Asistimos en “Oktoberfest: Sangre y Cerveza” a la lucha sin cuartel de un recién llegado, un rico cervecero de Nuremberg, contra el cártel de los “Barones de la Cerveza”, los grandes fabricantes muniqueses que se hacen de oro suministrando casi en exclusiva a un mercado de demanda inagotable (consumo de cerveza en Baviera: 150 litros/hab. y año, y sí, la estadística se hace por habitantes totales, contando a los niños desde que nacen).
La lucha por instalar la carpa más grande en el Theresienwiese (el prado donde se celebra la Oktoberfest) es tremenda y sin piedad, con triquiñuelas legales, chantajes, presiones, sicarios, y crímenes sangrientos cuando hace falta. Los personajes son ricos en matices y evolucionan durante la historia, aunque es verdad que podían haber sido mejor trabajados y algo más profundos. Hay secundarios estupendos, como Colina Kandl y su impagable actuación cabaretera en la Oktoberfest. El ritmo es muy bueno y mantiene la tensión, y la historia de amor entrelazada con la lucha de poder, si bien no es muy original, está bien imbricada con el tema central y suma al conjunto.
El retrato costumbrista es muy rico, dandonos una imagen vívida e intensa de la vida en la Munich de principios del siglo XX. Las vistas de la ciudad y de la Oktoberfest están bien reconstruidas, con un paisaje urbano de edificios con humedades y calles enlodadas que contrastan con el lujo de la naciente burgesía industrial. Todo acompañado de una fotografía con colores muy cálidos que, a mi al menos, me ha gustado y me parece que realza el dramatismo de la historia, y en la parte negativa, con un cierto abuso y falta de calidad en los CGIs.
La serie nos retrata también, a través del grupo de escritores y pintores amigos de Roman, el hermano pequeño de la familia Hoflinger, el interesantísimo ambiente bohemio y artístico de la Munich de 1900. Lo hace con mucha discreción, pues apenas se nos dicen de pasada los nombres de pila, y hay que estar atento y adivinar que el Thomas escritor que prepara una novela es Thomas Mann, el Vasili pintor es Vasili Kandinsky, y la joven vestida de hombre es la legendaria Franziska von Reventlow, aka “La Condesa Bohemia de Schwabing”. Todos estos personajes y otros que no salen, como Klee, Rilke o el mismísimo Vladímir Ilích Uliánov, aka Lenin, vivían en la Munich de 1900, se iban de juerga juntos - Lenin no, ese iba a su bola - y escribían en la revista satírica Simplicissimus, que también aparece en la serie, y que era como La Luna de Madrid en los días de la Movida. Aunque estos personajes - salvo alguno -, no tienen un papel relevante en la historia, sí nos valen para ambientar cómo la imparable crecida del poder económico y el capitalismo iba en paralelo a una eclosión de cultura y nuevos estilos artísticos.
En resumen, que vale la pena verla y disfrutar no solo de una buena historia, sino también de muchos detalles que la enriquecen y la hacen muy interesante.
Como curiosidad contaré que la fiesta al aire libre donde se juntaban los sirvientes a bailar al amanecer, antes de empezar las obligaciones del día, era una costumbre tradicional en Munich (Der Kocherlball, a las 6 de la mañana los domingos de Julio). Los bailes se hacían en el Englische Garten, donde la Pagoda, y estuvo prohibida por “inmoral” muchos años, hasta que desde 1989 volvió a ponerse de moda como una especie de afterhours al que se va con lederhosen. Si visitáis Munich en Julio recomiendo mucho que os deis el madrugón; es muy divertido.
#sígueme en Twitter @ArponeroSanchez, y si te ha gustado no olvides dar un positivo!
“Oktoberfest: Sangre y Cerveza” ("Oktoberfest 1900" en el original) es un salto adelante en contenidos, un drama histórico intenso, incluso brutal a ratos, que convierte en vibrante y cautivadora una lucha entre potentados cerveceros ambientada en la Munich de 1900.
La historia de Baviera a principios del siglo XX, en la madurez de la revolución industrial, es apasionante: es la época del nacimiento de muchas de las grandes industrias que ahora nos suenan a todos, como BMW, Audi o Messerschmitt, todas en Munich o en sus alrededores.
Pero la revolución industrial en Alemania no solo creó nuevas industrias, sino que también afectó a las tradicionales, y que más tradicional en Alemania, y en especial en Baviera, que la fabricación de cerveza, el tema central de esta estupenda miniserie. Una fabricación regulada desde 1516 por la famosa Reinheitsgebot (Ley de la Pureza), que los alemanes describen orgullosamente como el paradigma de su obsesión ancestral por regular todo lo regulable.
Asistimos en “Oktoberfest: Sangre y Cerveza” a la lucha sin cuartel de un recién llegado, un rico cervecero de Nuremberg, contra el cártel de los “Barones de la Cerveza”, los grandes fabricantes muniqueses que se hacen de oro suministrando casi en exclusiva a un mercado de demanda inagotable (consumo de cerveza en Baviera: 150 litros/hab. y año, y sí, la estadística se hace por habitantes totales, contando a los niños desde que nacen).
La lucha por instalar la carpa más grande en el Theresienwiese (el prado donde se celebra la Oktoberfest) es tremenda y sin piedad, con triquiñuelas legales, chantajes, presiones, sicarios, y crímenes sangrientos cuando hace falta. Los personajes son ricos en matices y evolucionan durante la historia, aunque es verdad que podían haber sido mejor trabajados y algo más profundos. Hay secundarios estupendos, como Colina Kandl y su impagable actuación cabaretera en la Oktoberfest. El ritmo es muy bueno y mantiene la tensión, y la historia de amor entrelazada con la lucha de poder, si bien no es muy original, está bien imbricada con el tema central y suma al conjunto.
El retrato costumbrista es muy rico, dandonos una imagen vívida e intensa de la vida en la Munich de principios del siglo XX. Las vistas de la ciudad y de la Oktoberfest están bien reconstruidas, con un paisaje urbano de edificios con humedades y calles enlodadas que contrastan con el lujo de la naciente burgesía industrial. Todo acompañado de una fotografía con colores muy cálidos que, a mi al menos, me ha gustado y me parece que realza el dramatismo de la historia, y en la parte negativa, con un cierto abuso y falta de calidad en los CGIs.
La serie nos retrata también, a través del grupo de escritores y pintores amigos de Roman, el hermano pequeño de la familia Hoflinger, el interesantísimo ambiente bohemio y artístico de la Munich de 1900. Lo hace con mucha discreción, pues apenas se nos dicen de pasada los nombres de pila, y hay que estar atento y adivinar que el Thomas escritor que prepara una novela es Thomas Mann, el Vasili pintor es Vasili Kandinsky, y la joven vestida de hombre es la legendaria Franziska von Reventlow, aka “La Condesa Bohemia de Schwabing”. Todos estos personajes y otros que no salen, como Klee, Rilke o el mismísimo Vladímir Ilích Uliánov, aka Lenin, vivían en la Munich de 1900, se iban de juerga juntos - Lenin no, ese iba a su bola - y escribían en la revista satírica Simplicissimus, que también aparece en la serie, y que era como La Luna de Madrid en los días de la Movida. Aunque estos personajes - salvo alguno -, no tienen un papel relevante en la historia, sí nos valen para ambientar cómo la imparable crecida del poder económico y el capitalismo iba en paralelo a una eclosión de cultura y nuevos estilos artísticos.
En resumen, que vale la pena verla y disfrutar no solo de una buena historia, sino también de muchos detalles que la enriquecen y la hacen muy interesante.
Como curiosidad contaré que la fiesta al aire libre donde se juntaban los sirvientes a bailar al amanecer, antes de empezar las obligaciones del día, era una costumbre tradicional en Munich (Der Kocherlball, a las 6 de la mañana los domingos de Julio). Los bailes se hacían en el Englische Garten, donde la Pagoda, y estuvo prohibida por “inmoral” muchos años, hasta que desde 1989 volvió a ponerse de moda como una especie de afterhours al que se va con lederhosen. Si visitáis Munich en Julio recomiendo mucho que os deis el madrugón; es muy divertido.
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7
14 de agosto de 2020
14 de agosto de 2020
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Empezare diciendo que me la he tragado enterita, hasta el final de la tercera temporada. No mantiene el mismo nivel todo el tiempo, sobre todo baja en la segunda temporada, pero los altibajos se me han hecho pasables, y la trama tiene continuidad.
Para mi Killing Eve es un estudio detallado y extenso de la psicopatía como enfermedad mental, a través de las relaciones entre la asesina psicópata narcisista (todos los psicopatas lo son, por otra parte) Villanelle y la paranoica obsesiva-compulsiva policía-espía Eve Polastri, acompañados por un elenco de tarados emocionales como Carolyne, la implacable jefa de espías o Konstantin, el eterno intermediario. A los personajes “normales”, como el hijo de Carolyne, los va matando poco a poco, por no hablar del pobre Niko, el marido de Eve, que acaba destrozado física y mentalmente por la interacción entre las dos dementes.
Un excelente idea (una más) de Phoebe Waller-Bridge, llena de humor negro y personajes extremos, con un uso extenso de una de sus mejores cualidades como autora: sus personajes no se describen ni a sí mismos ni a los demás, simplemente actúan como lo que son, y somos nosotros los que debemos entenderlos. Por eso me ha dado tanta grima al leer algunas críticas donde se dejan camelar por Villanelle y la describen como “graciosa”, “tierna” o “sensual”… hay hasta uno que se iría con ella de copas... es que si no te explican que es una enferma hijadeputa integral que te cortaría las pelotas al primer descuido, no lo pillas?
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Para mi Killing Eve es un estudio detallado y extenso de la psicopatía como enfermedad mental, a través de las relaciones entre la asesina psicópata narcisista (todos los psicopatas lo son, por otra parte) Villanelle y la paranoica obsesiva-compulsiva policía-espía Eve Polastri, acompañados por un elenco de tarados emocionales como Carolyne, la implacable jefa de espías o Konstantin, el eterno intermediario. A los personajes “normales”, como el hijo de Carolyne, los va matando poco a poco, por no hablar del pobre Niko, el marido de Eve, que acaba destrozado física y mentalmente por la interacción entre las dos dementes.
Un excelente idea (una más) de Phoebe Waller-Bridge, llena de humor negro y personajes extremos, con un uso extenso de una de sus mejores cualidades como autora: sus personajes no se describen ni a sí mismos ni a los demás, simplemente actúan como lo que son, y somos nosotros los que debemos entenderlos. Por eso me ha dado tanta grima al leer algunas críticas donde se dejan camelar por Villanelle y la describen como “graciosa”, “tierna” o “sensual”… hay hasta uno que se iría con ella de copas... es que si no te explican que es una enferma hijadeputa integral que te cortaría las pelotas al primer descuido, no lo pillas?
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Serie

5,7
895
5
29 de agosto de 2020
29 de agosto de 2020
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Biohackers” es en principio una interesante propuesta mezcla de serie juvenil y thriller de manipulación biológica, que promete pero se queda a medias, sobre todo por un guión mediocre y corto de ambición.
Lo mejor de la historia es el tema y sus implicaciones éticas: ¿es lícita la eugenesia? ¿que límites estamos cruzando con la biología sintética moderna, apenas sin enterarnos?
Bien dirigida, con fotografía excelente a ratos (esas vistas de Friburgo…), tiene sin embargo muchas carencias que afectan al resultado final, empezando por un guión demasiado previsible y con debilidades manifiestas: de verdad es creíble esa investigación en el sótano de casa y por tan pocas personas? nunca han tenido una auditoría, aunque sea rutinaria, del comité de ética? y a pesar de la valentía de plantear los problemas éticos de la eugenesia en un país con una historia más bien oscura en el tema, para mi se queda en un nivel demasiado superficial, sin entrar realmente a fondo en los dilemas más duros, como el de Jasper. Por no hablar de ese cliffhanger final pegado con superglue...
La protagonista es guapilla y actúa pasablemente, mala suerte que el papel no da para mucho más y tiene debilidades muy cantarinas, como esa supuesta brillantez académica a la semana de empezar primer curso. Donde he echado realmente de menos algunos matices más es en el personaje de la perversa doctora protagonista, que es más plana que La Mancha en Albacete… ni historia, ni familia, ni amantes, ni una explicación: ella es así, y tiene esa super casa de diseño, y punto, porque yo lo valgo. También es un poco plano su sacrificado (y sacrificable) ayudante, cuya motivación, como corresponde a un guión mediocre, nos la cuentan en vez de dejarnos averiguarla mediante su comportamiento.
Los mejores personajes, los compañeros de piso, y el regalo inesperado de esta serie, ese refrescante retrato lateral de la vida universitaria en Alemania, donde puedes vivir en un piso que se cae a pedazos pero las instalaciones de la facultad parecen sacadas de un concurso de arquitectura de diseño.
La serie tiene unos puntos proto-ciberpunk que resultan casi entrañables: el personal maneja mascotas y macetas modificados genéticamente como si se fabricaran en la cocina (de hecho, las fabrican en la cocina), o ese compañero de piso que se empeña en meterse chips en el cuerpo con las tijeras de las uñas.
En resumen, se deja ver y tiene aspectos interesantes, si te atrae el tema la recomiendo como entretenimiento, y quizá como recordatorio de la necesidad de los cómites de ética en la investigación.
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Lo mejor de la historia es el tema y sus implicaciones éticas: ¿es lícita la eugenesia? ¿que límites estamos cruzando con la biología sintética moderna, apenas sin enterarnos?
Bien dirigida, con fotografía excelente a ratos (esas vistas de Friburgo…), tiene sin embargo muchas carencias que afectan al resultado final, empezando por un guión demasiado previsible y con debilidades manifiestas: de verdad es creíble esa investigación en el sótano de casa y por tan pocas personas? nunca han tenido una auditoría, aunque sea rutinaria, del comité de ética? y a pesar de la valentía de plantear los problemas éticos de la eugenesia en un país con una historia más bien oscura en el tema, para mi se queda en un nivel demasiado superficial, sin entrar realmente a fondo en los dilemas más duros, como el de Jasper. Por no hablar de ese cliffhanger final pegado con superglue...
La protagonista es guapilla y actúa pasablemente, mala suerte que el papel no da para mucho más y tiene debilidades muy cantarinas, como esa supuesta brillantez académica a la semana de empezar primer curso. Donde he echado realmente de menos algunos matices más es en el personaje de la perversa doctora protagonista, que es más plana que La Mancha en Albacete… ni historia, ni familia, ni amantes, ni una explicación: ella es así, y tiene esa super casa de diseño, y punto, porque yo lo valgo. También es un poco plano su sacrificado (y sacrificable) ayudante, cuya motivación, como corresponde a un guión mediocre, nos la cuentan en vez de dejarnos averiguarla mediante su comportamiento.
Los mejores personajes, los compañeros de piso, y el regalo inesperado de esta serie, ese refrescante retrato lateral de la vida universitaria en Alemania, donde puedes vivir en un piso que se cae a pedazos pero las instalaciones de la facultad parecen sacadas de un concurso de arquitectura de diseño.
La serie tiene unos puntos proto-ciberpunk que resultan casi entrañables: el personal maneja mascotas y macetas modificados genéticamente como si se fabricaran en la cocina (de hecho, las fabrican en la cocina), o ese compañero de piso que se empeña en meterse chips en el cuerpo con las tijeras de las uñas.
En resumen, se deja ver y tiene aspectos interesantes, si te atrae el tema la recomiendo como entretenimiento, y quizá como recordatorio de la necesidad de los cómites de ética en la investigación.
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6
1 de octubre de 2020
1 de octubre de 2020
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comienzo diciendo que mi crítica es a la temporada 1. Es una historia cerrada, y prefiero escribirla ahora antes de ver la segunda. “Broadchurch” es de esas series que despiertan unanimidad en cuanto a lo buenas que son, dejan al personal impactado y todos se deshacen en elogios tras puntuarla altísima. A fecha de hoy lleva 7,4, que está más que bien.
Sin embargo, en mi opinión merece sólo entre 6 y 7 (entre “interesante” y “buena”), y la dejo en el 6. Los motivos los voy a detallar en spoiler porque es necesario destripar algunos de los personajes.
Armados pues de bisturí, y con el delantal de hule puesto, nos dirigimos al spoiler.
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Sin embargo, en mi opinión merece sólo entre 6 y 7 (entre “interesante” y “buena”), y la dejo en el 6. Los motivos los voy a detallar en spoiler porque es necesario destripar algunos de los personajes.
Armados pues de bisturí, y con el delantal de hule puesto, nos dirigimos al spoiler.
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
“Broadchurch” tiene muchas y grandes cualidades en su guión, sus personajes y su ambientación, de las que hay extensos panegíricos en las otras críticas. Sin embargo tiene inconsistencias y problemas en alguno de sus personajes que son las que me impiden darle más de un 6:
El personaje del inspector Alec Hardy (David Tennant): lo siento pero es mucho más débil de lo que parece a primera vista, y resulta incluso incomprensible. Su comportamiento es consistente pero sus motivaciones no. No nos enteramos de nada sobre ellas hasta que ya muy avanzada la serie le suelta una larga parrafada a su compañera Miller, explicando que en realidad el error de perder la prueba fundamental del caso que le tiene estigmatizado fue de su mujer mientras se la pegaba con otro inpector, y que él asumió la culpa “para que su hija no se enterara”. ¿de verdad??? ¿no se le ocurrió a los guionistas una motivación mejor y menos ridícula??? ¿porqué simplemente no dicen que fue culpa suya? ¿es que los guionistas piensan que si dicen que es su culpa ya no nos va a caer tan bien, y hay que meter un componente altruista completamente absurdo (al menos a mi me parece inverosímil y absurdo)? otra posibilidad es que Alec tenga tendencia patológica a autoculparse, cosa que a veces parece verse, pero no lo muestran adecuadamente ni nos lo fundamentan en absoluto (típico motivo que nos podríamos inventar: jugando con la escopeta de su padre mató sin querer a su hermano pequeño). Para mi esto se carga la mitad del personaje, y mira que la otra mitad es buena.
Otro personaje más débil de lo que parece a primera vista: Susan, la vecina de oscuro pasado interpretada por Pauline Quirke. Empezaré dicendo que mezclar la historia de Susan y su marido violador y asesino con la historia central de Broadchurch es uno de los mayores aciertos, es genial: esa tremenda frase “vivías con él, cómo no lo viste“ que le suelta la inspectora y que luego se vuelve contra ella y se le clava en las entrañas cuando descubren a su marido… chapeu por los guionistas aquí.
Pero eso aparte, el personaje de Susan hace algunas cosas raras que no se entienden: no se entiende porqué se guarda el monopatín en lugar de tirarlo por ahí, y menos aún porqué se lo da al hijo de Miller. No se entiende tampoco su amor/odio por su hijo: vale que cuando cree que es el asesino le denuncia pero, y antes? había acoso o no?
Otro personaje que se queda corto es el de Danny, el niño asesinado, que se queda a medias, nos lo ponen en los labios y luego lo dejan ir sin desarrollarlo ni trabajar las consecuencias que esos descubrimientos podrían tener en su familia: un chico de 11 años que trafica con drogas, tiene un fajo de billetes bajo la cama, y sale a partidas de caza clandestinas? había mucho petróleo que sacar ahí…
Y para terminar, el asesino: para nada me creo que confesara. Media hora antes está en la comisaría con su hijo, no titubea un segundo ni le tiembla el pulso al defenderlo, ¿y un rato después se derrumba? ¿cuando no le han considerado sospechoso en ningún momento, ni hemos visto en absoluto que sufra internamente? realmente no me cuadra, y eso que sí me creo su “enamoramiento”de Danny, pero no el que no hubiera dado síntomas de pedofilia (que no de pederastia) antes.
En fin, que la dejo en 6, también porque aunque el guión, personajes y actuaciones son muy buenas, es pobre en otros aspectos como la fotografía o la música, o el hecho de que siempre hace buen tiempo, ¡en el sur de Inglaterra, nada menos! Claramente preferían rodar cuando no llovía…
El personaje del inspector Alec Hardy (David Tennant): lo siento pero es mucho más débil de lo que parece a primera vista, y resulta incluso incomprensible. Su comportamiento es consistente pero sus motivaciones no. No nos enteramos de nada sobre ellas hasta que ya muy avanzada la serie le suelta una larga parrafada a su compañera Miller, explicando que en realidad el error de perder la prueba fundamental del caso que le tiene estigmatizado fue de su mujer mientras se la pegaba con otro inpector, y que él asumió la culpa “para que su hija no se enterara”. ¿de verdad??? ¿no se le ocurrió a los guionistas una motivación mejor y menos ridícula??? ¿porqué simplemente no dicen que fue culpa suya? ¿es que los guionistas piensan que si dicen que es su culpa ya no nos va a caer tan bien, y hay que meter un componente altruista completamente absurdo (al menos a mi me parece inverosímil y absurdo)? otra posibilidad es que Alec tenga tendencia patológica a autoculparse, cosa que a veces parece verse, pero no lo muestran adecuadamente ni nos lo fundamentan en absoluto (típico motivo que nos podríamos inventar: jugando con la escopeta de su padre mató sin querer a su hermano pequeño). Para mi esto se carga la mitad del personaje, y mira que la otra mitad es buena.
Otro personaje más débil de lo que parece a primera vista: Susan, la vecina de oscuro pasado interpretada por Pauline Quirke. Empezaré dicendo que mezclar la historia de Susan y su marido violador y asesino con la historia central de Broadchurch es uno de los mayores aciertos, es genial: esa tremenda frase “vivías con él, cómo no lo viste“ que le suelta la inspectora y que luego se vuelve contra ella y se le clava en las entrañas cuando descubren a su marido… chapeu por los guionistas aquí.
Pero eso aparte, el personaje de Susan hace algunas cosas raras que no se entienden: no se entiende porqué se guarda el monopatín en lugar de tirarlo por ahí, y menos aún porqué se lo da al hijo de Miller. No se entiende tampoco su amor/odio por su hijo: vale que cuando cree que es el asesino le denuncia pero, y antes? había acoso o no?
Otro personaje que se queda corto es el de Danny, el niño asesinado, que se queda a medias, nos lo ponen en los labios y luego lo dejan ir sin desarrollarlo ni trabajar las consecuencias que esos descubrimientos podrían tener en su familia: un chico de 11 años que trafica con drogas, tiene un fajo de billetes bajo la cama, y sale a partidas de caza clandestinas? había mucho petróleo que sacar ahí…
Y para terminar, el asesino: para nada me creo que confesara. Media hora antes está en la comisaría con su hijo, no titubea un segundo ni le tiembla el pulso al defenderlo, ¿y un rato después se derrumba? ¿cuando no le han considerado sospechoso en ningún momento, ni hemos visto en absoluto que sufra internamente? realmente no me cuadra, y eso que sí me creo su “enamoramiento”de Danny, pero no el que no hubiera dado síntomas de pedofilia (que no de pederastia) antes.
En fin, que la dejo en 6, también porque aunque el guión, personajes y actuaciones son muy buenas, es pobre en otros aspectos como la fotografía o la música, o el hecho de que siempre hace buen tiempo, ¡en el sur de Inglaterra, nada menos! Claramente preferían rodar cuando no llovía…
5
28 de agosto de 2020
28 de agosto de 2020
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Paycheck es dos películas bien diferenciadas.
Una primera parte siguiendo el guión derivado del cuento del mismo nombre de Philip K. Dick, en la que se presenta la situación de forma efectiva, que despierta nuestro interés, y que plantea, aunque sea superficialmente, algunos de los dilemas y paradojas inherentes al meollo del argumento.
Y una segunda parte en la que Mr. Woo convierte la historia en una ensalada de persecuciones y tiros sin sentido alguno, en la que el protagonista, excelente ingeniero y muy inteligente, pero sin background conocido en otros campos o en las fuerzas especiales más que unas clases básicas de defensa personal, realiza acrobacias en moto que harían palidecer a Ethan Hunt, se mete en tiroteos con ametralladora propios de un documental sobre Stalingrado, sin que haya por cierto ni un sólo herido, y resuelve combates cuerpo a cuerpo con habilidades propias de Jason Bourne. Por cierto que Ms. Thurman no conduce la moto pero sí que pelea, y lo hace con la misma asombrosa eficacia que Mr. Affleck.
Y punto, porque en la segunda parte de la película no pasa nada más, aparte del pequeño juego de los objetos del sobre, que está tomado del cuento (aunque con objetos diferentes).
De verdad qué pena, y qué poca comprensión por parte de Mr. Woo de lo que es una buena película de acción, lo que lo deja una vez más simplemente como lo que es: un buen rodador de escenas inverosímiles. Desde luego hay un público para ese tipo de película, pero no soy yo.
En mi opinión Mr. Affleck dentro de su impasibilidad lo hace razonablemente bien, y la guapísima Ms. Thurman se queda en eso, guapísima y encantadora, y poco más. Paul Giamatti estupendo, pero vaya papelón mega topicazo le toca, de amigo feo y leal. Por cierto que una de las pocas satisfacciones que da esta película, es constatar una vez más que el artificio argumental inventado por Cervantes en el Quijote, la yuxtaposición de personajes (así se llama técnicamente), se sigue usando a mansalva en todos los contextos imaginables.
Por otra parte se pasa el rato… digamos que un 5.
#sígueme en Twitter @ArponeroSanchez, y si te ha gustado no olvides dar un positivo!
Una primera parte siguiendo el guión derivado del cuento del mismo nombre de Philip K. Dick, en la que se presenta la situación de forma efectiva, que despierta nuestro interés, y que plantea, aunque sea superficialmente, algunos de los dilemas y paradojas inherentes al meollo del argumento.
Y una segunda parte en la que Mr. Woo convierte la historia en una ensalada de persecuciones y tiros sin sentido alguno, en la que el protagonista, excelente ingeniero y muy inteligente, pero sin background conocido en otros campos o en las fuerzas especiales más que unas clases básicas de defensa personal, realiza acrobacias en moto que harían palidecer a Ethan Hunt, se mete en tiroteos con ametralladora propios de un documental sobre Stalingrado, sin que haya por cierto ni un sólo herido, y resuelve combates cuerpo a cuerpo con habilidades propias de Jason Bourne. Por cierto que Ms. Thurman no conduce la moto pero sí que pelea, y lo hace con la misma asombrosa eficacia que Mr. Affleck.
Y punto, porque en la segunda parte de la película no pasa nada más, aparte del pequeño juego de los objetos del sobre, que está tomado del cuento (aunque con objetos diferentes).
De verdad qué pena, y qué poca comprensión por parte de Mr. Woo de lo que es una buena película de acción, lo que lo deja una vez más simplemente como lo que es: un buen rodador de escenas inverosímiles. Desde luego hay un público para ese tipo de película, pero no soy yo.
En mi opinión Mr. Affleck dentro de su impasibilidad lo hace razonablemente bien, y la guapísima Ms. Thurman se queda en eso, guapísima y encantadora, y poco más. Paul Giamatti estupendo, pero vaya papelón mega topicazo le toca, de amigo feo y leal. Por cierto que una de las pocas satisfacciones que da esta película, es constatar una vez más que el artificio argumental inventado por Cervantes en el Quijote, la yuxtaposición de personajes (así se llama técnicamente), se sigue usando a mansalva en todos los contextos imaginables.
Por otra parte se pasa el rato… digamos que un 5.
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