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Críticas 414
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
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10 de diciembre de 2019 5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El joven Jacek, aún no ha cumplido los 21 años, deambula por las calles de Varsovia portándose de manera cruel, malvadamente, con quienes se cruza. Parece no tener nada mejor que hacer. Un taxista lava su coche mientras mira libidinosamente a una joven vendedora, después actuará de manera ruin con algunos que le salen al paso. El abogado Piotr se examina para acceder al ejercicio de su profesión exponiendo que la 'justicia' utiliza la pena capital como venganza. Estas tres vidas se van a unir muy pronto.

Con el largometraje 'No matarás' surgió la idea de hacer la serie 'Decálogo', así se lo comunicó Kieslowski a la productora, y así se hizo. Un extracto de 'No matarás' se utilizó, con algunos cambios de montaje y alguna escena nueva, como quinto capítulo de dicho ciclo.

Queda muy claro que la película, solo se puede ver este episodio como síntesis de aquella, es todo un alegato contra la pena de muerte, que generó una gran discusión en Polonia, hasta tal punto que, en 1988, en el mismo año del estreno del largometraje, se ejecutó por última vez, aunque no se eliminó, dicha condena, del código penal polaco hasta diez años después. No obstante, el argumento contiene otros asuntos a tener en cuenta en el devenir diario de la persona, tales como el azar y el complejo de culpa, representados, respectivamente, en el destino final del taxista y de Jacek.

Dado lo expresado anteriormente estamos en realidad ante una obra cinematográfica al margen, y anterior, de la serie televisiva, por lo que el estilo es muy distinto al trabajo posterior. Kieslowski rueda con su sobriedad habitual, pero aquí no aparecen ambigüedades ni símbolos, si bien se nos muestra, y de una forma muy cruda, igualmente lo más miserable de la condición humana, en mayor medida aún, pues estamos ante el asesinato, el mayor delito de cuantos hay y la mayor aberración humana, y, además, visto desde dos ópticas diferentes, el que comete un ciudadano contra otro (sin que aparentemente sepamos la razón, es decir, sin motivo, aunque los guionistas, Piesiewicz y el propio Kieslowski, nos harán ver, de forma muy subjetiva, que todo viene del propio sentimiento de culpa que el asesino, Jacek, siente por la muerte de su pequeña hermana años atrás en un accidente de circulación) y el que comete el Estado en nombre de la ley que él mismo ha creado, mostrado de manera tan dura como el anterior, dejando de ese modo satisfecha a la sociedad al ejecutar al culpable, no otorgando por tanto 'justicia', no asignando un castigo, sino cumpliendo venganza e igualándose por ello al asesino. Habrá quien vea, en el ajusticiamiento del culpable, el castigo divino por contravenir el tan importante quinto mandamiento.

No quiero olvidar la sorprendente fotografía utilizada por Slawomir Idziak, que ayuda notablemente al ambiente que Kieslowski quiere dar a su relato. Suciedad y ruina se hacen visibles con ese juego de filtros, creados artesanalmente por el propio Idziak, consiguiendo un conjunto de gran fealdad, como la de aquello que se nos está mostrando.
26 de agosto de 2019 5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Londres, comienzos del siglo XX. El aristócrata Stephen Lowry queda viudo tras envenenar lentamente a su mujer sin levantar sospechas; sin embargo una de sus criadas, la, en apariencia, apocada Lily Watkins está al tanto de lo ocurrido y lo utilizará para chantajear a su señor con la intención de ganar poder dentro de la casa; pero hay otra razón... Desde el momento en que se ve chantajeado, Lowry intentará salvarse.

La carrera cinematográfica de Arthur Lubin, director de esta película, está principalmente relacionada con la saga de Abbott y Costello, si bien su producción fue enorme y abarcando muchos géneros; siendo su mayor éxito 'El fantasma de la ópera' (1943). Sin embargo, para muchos críticos, 'Pasos en la niebla' sería su mejor film.

Con guion de Arthur Pierson, Dorothy Davenport y Lenore J. Coffe, basado en el relato corto de W. W. Jacobs, 'The interruption', el director estadounidense nos sumerge en una historia de intriga criminal tras el final de la época victoriana rodada íntegramente en los Shepperton Studios para la productora Frankovich Productions. Crímenes, historias de amor, más o menos sutiles, escenas de un juicio, algunos toques de humor, sospechas, dolor causado a un inocente..., todo ello se mezcla de manera muy precisa creando una atmósfera en que la tensión no solo no cede en ningún momento, sino que va paulatinamente en aumento; y que finaliza de forma adecuada y brillante, sin dejar ninguno de los numerosos cabos lanzados sueltos.

Las brillantes interpretaciones de Stewart Granger y Jean Simmons, así como las de los actores secundarios; la no menos impresionante dirección artística de Wilfred Shingleton ('Grandes esperanzas' y 'La reina de África', entre sus trabajos) y la dinámica labor de montaje por parte de Alan Osbiston, terminan de hacer notable esta obra.
22 de mayo de 2018 5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película de animación que resulta ser un cuento agrio sobre la soledad a la que conduce la vejez. La anciana Louise pasa el verano sin ninguna compañía cercana en una pequeña localidad costera normanda de donde todo el mundo se va antes de que llegue la gran marea del equinoccio de otoño; Louise es la última en partir y esta vez perderá el último tren de la temporada quedándose sola en el lugar.

Quinto largometraje de Jean-Françoise Laguionie quien es autor también del guion y los dibujos. El escritor y director francés expone en este filme, con suma dureza, la solitud a la que se ven abocados contra su voluntad numerosos ancianos en la sociedad occidental actual, y para ello crea el personaje de la entrañable Louise quien, por un descuido suyo, se queda como la única habitante del pueblecito veraniego donde reside durante el estío. Es cierto que la historia que se nos narra no es real, que está exagerado el abandono absoluto en que se encuentra la protagonista desde una temporada a otra, pero sirve perfectamente de alegoría crítica sobre el 'descarte' que hace la comunidad, incluida la familia, de la ancianidad.

A pesar de toda la carga negativa que tiene este filme al presentar una realidad tan dolorosa también tiene una mirada positiva, la que encarna la actitud de la propia Louise, con una capacidad de supervivencia superior a lo que cualquiera podría imaginar (si bien este aspecto está igualmente exagerado, no hay que olvidar que estamos ante una fábula), no dispuesta a sucumbir, al menos en un principio, pues las fuerzas, e incluso las ganas de sobrevivir, no son ilimitadas. La única compañía de un perro, al igual que ella abandonado, añade ternura a la composición, pero cae en el tópico de la fidelidad canina mayor que la humana, aunque quizás no sea tal.

La narración trata al mismo tiempo que la cotidianidad de la náufraga en tierra, y con la misma belleza y sensibilidad que en el resto de la acción, los sueños y recuerdos de aquella; el onirismo actual del personaje y las ya muy lejanas vivencias de su estancia en el campo con la única compañía de su áspera abuela y de un muchacho de su edad, su primer amor, a finales de la Segunda Guerra Mundial.

Laguionie plasma en sus dibujos la tranquilidad, tras las duras vicisitudes, y también durante ellas, ante el irremediable y cercano final de la vida, tiempo de captar, con la calma y escasez de fuerzas que dan los muchos años vividos, en su plenitud toda la belleza de cuanto nos rodea.

Por último, no quiero finalizar sin resaltar la música de Pierre Kellner y Pascal Le Pennec, bella y adecuada a cada secuencia.
11 de marzo de 2017 5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quedlimburg, primavera de 1919. La joven Anna acude como de costumbre a la conmemorativa tumba de su novio Frantz (conmemorativa porque el tal Frantz Hoffmeister fue enterrado en una fosa común en Francia junto a otros combatientes al morir en Septiembre de 1918), cuando en una de esas visitas ve unas flores frescas sin que sepa quién las ha podido colocar. Tras indagar descubre que quien ha depositado dichas flores es un joven francés, Adrien Rivoire, quien, poco a poco, se irá adentrando en su vida e incluso acabará visitando la casa de los padres de Frantz, con quienes convive Anna, dándose a conocer como amigo de su fallecido y único hijo, amistad iniciada, según él, en París antes de la guerra.

Remake de la película 'The broken lullaby', de Ernst Lubitsch, dirigida en 1932; una de las películas más dramáticas del director alemán y que resultó un auténtico fracaso de taquilla. Película basada en la novela 'El hombre al que maté', de Maurice Rostand.

François Ozon trata este filme de una manera exquisita tanto en el fondo como en sus formas, poniendo un gran cuidado en sus encuadres que resultan ser de una belleza casi pictórica. Coautor del guion, junto a Philippe Piazzo, consigue mantener en todo momento la atención del espectador en el devenir del dolor y sentimientos contenidos de Anna, la joven protagonista que encerrada en su pequeña ciudad, compartiendo el duelo con los padres de su novio muerto en el frente, y en el mismo ámbito cerrado que supone el hogar de estos. La llegada de ese misterioso personaje que resulta ser Adrien abrirá a la muchacha esquemas y horizontes, al tiempo que, con ayuda espiritual (enorme secuencia la de la confesión de Anna) sabrá perdonar, lo que le hará avanzar en su vida, la cual estuvo a punto de abandonar, sin dejar por ello de amar de manera ejemplar a quienes estaban destinados a ser sus suegros. A mi juicio, este personaje, es el núcleo de esta película que gira en torno a la ausencia de su novio fallecido en el frente de una guerra que estaba llegando a su fin.

Película rodada en su mayor parte en blanco y negro utiliza también el color de una forma tenue. La fotografía, de Pascal Marti, resulta destacable, así como la música de Phillipe Rombi.

Grandes interpretaciones en los papeles protagonistas resaltando la de Paula Beer que da toda la profundidad que su papel de Anna requiere, sin ella sería difícil que este drama llegase a alcanzar la alta calidad y credibilidad conseguidas.
12 de diciembre de 2015 5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dramón ambientado en el Madrid de comienzos de los años 60, en cuya plaza de Chueca, pleno centro de la ciudad, el matrimonio formado por Agapito, guardia urbano, y Eloisa, ama de casa, vive junto a dos de sus hijos, ya adultos, Rodolfo, muy beato, y Luisita, dependienta de una tienda de artículos de regalo. Eloisa, la otra hija del matrimonio, malvive junto a su marido, Faustino, cuando este se digna en aparecer por su casa, un camarero obsesionado con acertar una quiniela de catorce resultados ganadores que le convierta en millonario.

Con estos mimbres, provenientes de una novela homónima de Juan Antonio de Zunzunegui, escrita en 1960 por el prolífico autor vasco quien, en 1957, ocupó el sillón "a" de la R.A.E que dejó vacante Pío Baroja.

Fernando Fernán-Gómez adaptó la obra citada escribiendo el guion y la dirigió. De marcado corte realista, incluso naturalista, al igual que la novela, la película fue censurada, y estrenada tan solo en un cine de Bilbao, de donde fue retirada tras dos semanas de exhibición; asuntos como el del aborto y el de la prostitución, más o menos encubierta, eran difíciles de ser aceptados por los censores morales de aquellos tiempos. El hijo del productor, Juan Estelrich, del mismo nombre que su padre, fue quien la recompuso en su integridad y la reestrenó en 2015.

Fernán-Gómez nos narra una vida miserable en el amplio sentido de la palabra, donde las más bajas pasiones, las más ruines, se suceden sin disimulo alguno (algo en lo que, a decir verdad, España no ha cambiado tanto), incluso en la propia familia, como en este caso, donde las dos hermanas, Luisita y Eloisa, se profesan un profundo odio originado por las diferencias económicas existentes entre una y otra. Eloisa, la que con su concurso de belleza de barrio ganado en su juventud, era la que más feliz se las prometía en un futuro reducido a casarse con un buen partido y tener hijos (ese solía ser el futuro más común para la mujer española de aquella época), es quien se ve ahora agobiada por las estrecheces diarias ante sus hijos, tres que en el transcurso de la película se convertirán en cuatro, sola, pues su marido no la hace ni caso, y sin la posibilidad de divorciarse porque el divorcio no existía, aunque tuviese la ocasión de reiniciar su vida. Por su parte, Luisita, destaca entre los hombres y tontea con ellos... o algo más, de lo que saca su buen rendimiento, del que hace partícipes a sus padres, quienes, con la doble moral siempre existente, aceptan los regalos de su hija sin cuestionarse demasiado el origen del dinero manejado por ella, algo a lo que no accede su hermana.

Película dura y difícil de aceptar en una época y país en el que se solía ir al cine a evadirse de esa misma realidad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El final, como se deduce de toda la historia en sí, no puede ser feliz, y no solo no lo es, sino que resulta dramático en el caso del ambicioso, a la vez que cobarde, Faustino; y trágico en el de su mujer.
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