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Críticas 63
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
9
6 de febrero de 2008
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para los sofistas, esos deliciosos presocráticos, no había nada más bello que la palabra, instrumento supremo de persuasión (o al menos eso se cuenta de ellos). Ellos convertían en sólidos los argumentos más débiles, envenenando y embelesando con su lengua. Y esta 'conducción de las almas' estaba subordinada a... ¿la verdad? ¡Qué va!: tan solo a sus propios intereses. Enseñaban este arte, lógicamente, a cambio de dinero.

A Platón y compañía no les cayeron demasiado bien. Y (casi) desaparecieron (¿desaparecieron?).

Nick Naylor/Aaron Eckhart, con sus continuas trampas dialécticas y su infranqueable discurso, no deja de ser, simplemente, un bello idealista, que cual mohicano/Day-Lewis sobrevive en la jungla moderna (pues por suerte o por desgracia, 'todo está permitido').

Preciosa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Y Katie Holmes está muy sexy en su papel de zorrona.
(Me hubiese jugado el cuello a que jamás lograría parecer mínimamente sexual...).

Por cierto, no se pierdan Juno (la última de Jason Reitman): muy bonita, en la onda de Pequeña Miss Sunshine.

PD: Se me olvidaba decir que uno de los principales culpables de mi 9 es el hecho de que, contrariamente a lo esperado, no la cagaron al final.
25 de noviembre de 2008
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Casino Royale ----------> Borrón y cuenta nueva.

Quantum of solace -----> Borrón.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
¿Dónde están los malvados desquiciados? ¿Y los que quieren dominar el mundo? ¿Y los Martinis con vodka? ¿Y la misoginia? ¿Y la ironía? ¿Y Q? ¿Y Moneypenny? ¿Y los gadgets? ¿Y "mi nombre es Bond, James Bond"? ¿Dónde está Bond? ¿A qué juegan? ¿Quién pensó en Marc Forster? De Monster's Ball, a Monster Bond...

... ¡Ah, sí! Y lo de Gemma Arterton chorreando petróleo, homenaje chusco donde los haya.
2 de julio de 2008
10 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Cuánto de la mirada de George Lucas y Steven Spielberg perdura en "nuestro" Indiana Jones? ¿No será nuestro recuerdo más fuerte que la saga en sí, no será que se impone la visión que tenemos de ella desde un prisma infantil? Porque éramos niños (o al menos yo lo era) cuando vimos años atrás a un joven Harrison Ford con látigo entre serpientes.

Cuando vi este film, entre mis escépticas carcajadas y las miradas de incredulidad que compartí con los amigos, se filtró una risa a mi izquierda y me giré. Me encontré frente a un niño. Seguramente yo con esa edad me habría reído igual, pero el tiempo pasa.

Así que en un principio me dije: voy a eliminar de mi cabeza todas las expectativas y recuerdos infantiles de la saga y voy a analizar objetivamente lo que he visto, separada de las otras tres. ¿No es eso lo que quieren los propios responsables? George Lucas dijo que era una película más, que no estábamos ante la segunda resurrección de Cristo; bla, bla, bla. MENTIRA. Si no querían que las comparaciones fueran odiosas, que no hubiesen vivido del pasado. Porque homenajes al resto de la saga, en esta entrega hay tantos que saturan. Y sin embargo, una vez metidos en la senda de la nostalgia, una vez que descubres que han decidido ser devotos del espíritu de aventura clásica que imperaba en el resto de películas de esta franquicia, van y no son absolutamente nada fieles, yéndoseles la puta olla pero bien.

Tendemos a infravalorar subproductos como las búsquedas de Cage o la saga de La Momia por el sólo hecho de haber copiado descaradamente el espíritu de Indiana pero una vez puestas todas estas ofertas encima de la mesa, sin "perspectiva histórica", ¿en qué se diferencian unas de otras? Tras tanta calcomanía, llega una nueva versión del original y descubrimos que las distancias con sus duplicados son más pequeñas de lo que pensábamos.

Por las manos del odioso "gurú" Lucas pasaron mil y un guiones durante unos 13 putos años hasta que dio con el que quería. Él, y sólo él, era quien exigía que el MacGuffin de la película fuese el que es*1. Y yo me pregunto, ¿si éste era el mejor guión cómo serían los otros? Miedo me da imaginarlo.

Como en La jungla de cristal, hay una cierta tendencia al más difícil todavía que resulta abrumante. En la primera, un edificio; en la segunda, un aeropuerto; en la tercera, la ciudad de Nueva York; en la cuarta, el mundo. La jungla de cristal sólo va un paso por detrás de Indiana Jones, porque lo más probable es que en la siguiente entrega veamos una trama intergaláctica, "John McClane y la calavera de cristal", o algo peor.

Resumiré en una frase: a los cinco segundos ya te sientes estafado*2.

La peor entrega de una saga sobrevalorada por una inocencia infantil ya perdida.
Inevitablemente, siempre que se mira atrás es con nuevos ojos. Decepcionante entretenimiento, sí señor.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
*1 Un mundo alienígena.

Cuando he dicho arriba lo de la ida de olla me refería precisamente a esta trama alienígena impuesta por Lucas, más típica de Mulder y Scully que de nuestro arqueólogo. Es cierto que esta saga nunca ha sido un ejemplo de fidelidad científica, pero no: ver a Indiana Jones ante un platillo volante resulta verdaderamente ridículo y forzado (a la altura del vergonzante diálogo que acompaña a las imágenes -cito aproximadamente-: Indy/Ford: “Dónde irán, ¿al espacio?” Hurt: “No: al espacio que hay entre los espacios”). Al menos es de agradecer que la calavera de cristal no sea al casco de Darth Vader… aunque bien mirado, ya que se ponían…

Ya es la segunda vez que Spielberg jode una película por culpa de los putos marcianos (sí, estoy hablando de la cuasiperfecta Inteligencia Artificial -película a la que únicamente le sobra, como imaginaréis, los marcianitos de los cojones-).

*2 Te llevan vendiendo meses en la promoción que se va a recuperar el sabor antiguo de las viejas películas, sin pantallas verdes ni ostias, y lo primero que ves es a un topo digital bastante cutre salir de su madriguera, para a continuación visualizar una de las escenas más innecesarias y sobrantes de la historia del cine, todo por recordar a la mediocre American Graffiti, film pre-Star Wars de Lucas que a estas alturas de la vida nadie recuerda.
6 de septiembre de 2009
8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Brácula: Condemor II, digna y artesanal revisión del cine de terror más clásico, se sitúa en mitad de un recorrido que comienza en Aquí llega Condemor, el pecador de la pradera y termina con Papá Piquillo, dos obras de arte en la filmografía de Chiquito y Sáenz de Heredia; esto hace que, inevitablemente, Brácula se desvirtúe un poco.

Con Aquí llega Condemor... Sáenz de Heredia nos regaló una desmitificadora revisión del western más crepuscular, con un Chiquito de la Calzada que mantendría el tipo ante el mismísimo William Munny... o el Topo. Para siempre quedará en nuestro recuerdo el "Nos vamos a hacer pupita" del Condemor ante el acantilado. ¿Y qué decir de Papá Piquillo? Cinta donde Chiquito exorciza sus demonios de antaño cual Truffaut en su "saga Antoine Doinel". Ante un film tan fresco y honesto, con guiños constantes al neorrealismo italiano más puro, un aficionado al cine como yo no pudo evitar desear que Papá Piquillo fuese Los cuatrocientos golpes de Heredia, film fundacional de una larga y seguramente fructífera saga futura... pero, inexplicablemente, Sáenz de Heredia decidió no recorrer el nuevo camino abierto.

En mitad de esto, vuelvo a repetir, se sitúa Brácula. Brácula: Condemor II continúa las andanzas del Condemor tras su periplo en el Oeste. Como Ulises, Condemor monta en un barco en busca de una anhelada Ítaca... y una Penélope augurada. El film nos muestra a un Chiquito más cínico (parece como si su anterior aventura hubiese hecho mella en su carácter), que se muestra impasible ante la muerte de un indio, pero pronto nos daremos cuenta de que estamos ante el mismo Condemor de los comienzos, protegiéndose de sus miedos por medio de una coraza de falsa indiferencia. Estamos ante un comienzo inmejorable (ver spoiler).

Será al llegar al castillo, con un Condemor obligado a fingir ser el mismísimo rey de los vampiros, cuando el film se resienta un poco. Las situaciones se comienzan a repetir respecto a la anterior película, y eso hace que el film huela a producto alimenticio entre dos obras maestras. Donde quedaban bien cosas en el anterior film, aquí no lo hacen. ¿Un ejemplo? Los números musicales. Suerte que el buen hacer de Sáenz de Heredia hace la experiencia más soportable, pues estamos ante una mera repetición de esquemas, sí, pero es una repetición forjada por un artesano.

La tensión dramática va in crescendo, imparable, el Conde Drácula verdadero resulta terrorífico, y la bellísima Carla Hidalgo, musa entre las musas, sería capaz de seducir al mismísimo Drácula de Bram Stoker. ¿Y qué me dicen del clímax final? ¡Esplendido!

Pero todo eso ya lo habíamos visto antes.
Regular.
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spoiler:
¿Se han dado cuenta de todos los guiños cinéfilos de esta película? Cuando Bigote se atasca en el ojo de buey y acude toda la tripulación a desatascarlo parece que hayamos viajado en el tiempo y estemos en el camarote de los hermanos Marx. ¿Y qué me dicen de la forma con que acaban con el tiburón? ¡Eso ya lo habíamos visto en Tiburón II! Lo culto y lo pop,lo nimio y lo magno, Heredia fusiona todo con una maestría bergmaniana.

PD. Es una pena, dado su potencial, que Carla Hidalgo se haya visto abocada al papel de víctima en Tuno Negro, secundaria en Muertos de risa o de figurantilla en series como el Comisario, amén de otras apariciones televisivas. No se lo merecía. Jamás la olvidaré en esa bañera, rubia, sexy, y con sus dos pezones apuntando a cámara, desafiantes.
Me enamoré de ella con sólo esa escena.








¿Os habéis creído todo?
8 de febrero de 2008
8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que podría haber sido una cínica y descreída meditación sobre la fama, la imagen, las apariencias, la propia identidad confrontada con la circunstancia (y evidentemente, un estudio sobre las posibilidades de las nuevas tecnologías en el cine, los actores digitales y todas las reflexiones explícitamente tratadas en la película)... e incluso, qué sé yo, una bella metáfora sobre cómo las creaciones humanas acaban siendo independientes del propio artista (con el inquietante añadido del paralelismo existente entre esta idea y la de la relación entre nosotros y nuestro hipotético "creador"), acaba siendo una nadería que incluso me hizo dudar sobre las supuestas virtudes que anteriormente vi en Gattaca (ver spoiler).

Al menos Al Pacino hace lo que puede, pero conforme discurre el metraje, la a priori interesante premisa va oprimiendo la historia hasta que todo se derrumba bajo una absoluta sensación de incredulidad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La elegante frialdad de Gattaca aquí produce un desagradable escalofrío que envuelve todo con un oscuro manto de irrealidad.

¡Ah! Y lo del concierto en el estadio, para darle de comer aparte al guionista (sin olvidar la jaula esa en la que meten a Al Pacino al final, que parece la de Magneto en X-Men a lo serie B, o la decisión del protagonista de no tirarse a Rebecca Romijn-Stamos, hecho que termina de echar por tierra las esperanzas de ver algo mínimamente realista)...

PD: con El señor de la guerra cambió un poco el chip Mr. Niccol, visualmente hablando (un enfoque 'Gattaca' hubiese sido desastroso), pero le siguió venciendo la simplonería.
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