En serio, que mientras más diferencias trato de encontrarle a este film con respecto a los tres anteriores, más parecidos le hallo, al grado de que al final todo es más de lo mismo. Lo mismo que nos vienen vendiendo desde hace una década.

Y ya aburre ¡carajo!

Bond apático toda la maldita película pretendiendo comportarse como sí no le importara nada ni nadie, aunque al final resulte ser un moralista lleno de rollos mentales y empatia por los demás.

La chica Bond...bien lo dice el buen Christoph Waltz: sus mujeres son TODAS reemplazables. Meros adornos en estas películas.

El villano de turno, ni hablar: de una originalidad que brilla por su completa ausencia, soltando discursos grandilocuentes todo el santo rato y provocando nulo interés...aunque Waltz mantiene el tipo, como siempre, vaya.

Una historia repleta de agujeros, soluciones fáciles, detalles importantes que se pasan por alto sin ninguna explicación, conexiones forzadas con entregas anteriores, ideas y escenas recicladas, rollos derrotistas adornados con pura palabrería hueca...

¿Y lo demás? Todo va en automático: las actuaciones, la historia, la narrativa, el tono, la escenas de acción, la dirección, el desarrollo, el final...TODO.

Mismos aciertos, mismos errores, mismas manías, mismos detalles, mismo resultado: una saga que ya no da más de si.

Bond esta viejo y cansado, pero no se preocupen, que mientras las salas se llenen y el dinero ruede el no se ira...desafortunadamente.

Este film es probablemente el primero que me impactó de sobremanera ¿y como no? es visualmente poderoso, magníficamente dirigido, brillantemente interpretado y escrito, de un tono cínico y crudo a más no poder, rebosante de mala baba y de soltar verdades como puños a la cara.

"El club de la pelea" se adelantó a su tiempo y pasó desapercibida. Pero ahora, en medio de una crisis global, personas obsesionadas con un estilo de vida y una generación de jóvenes de ideas revolucionarias que salen a las calles a rebelarse exigiendo un futuro, la película y su mensaje se perciben con más fuerza que nunca.

Visionaria, violenta, agresiva, bizarra, valiente, radical...poco que decir que no se haya dicho ya sobre el film de David Fincher.

Y como Fincher, la película: se le ama o se le odia, no hay más.

Brutal.

¿En que estaba pensado Joe Wright? ¿que diablos quería hacer? Ni idea, la verdad.

El concepto es risible, penoso y peor ejecutado: la realización es cansina y mareante, la escasa acción aburre por su convencionalismo donde espectacularidad es sacrificada en beneficio de un mayor realismo que ni siquiera se consigue, el montaje epiléptico no deja ver una mierda, el guión es insulso, incoherente, escrito con dejadez y lleno de rémoras argumentales, la historia carece de gancho y no da ni para dos horas, el tono es extraño, descompensado y de una seriedad tal, que te deja incrédulo, de verdad…y hasta Saoirse Ronan está gris en su papel.

Ni acción intensa, ni giros de guión con punch, ni personajes carismáticos, ni historia con una remota pisca de interés, mucho menos un apartado visual decente…¡nada de nada, carajo! un bodrio enorme carente de inspiración y filmado con las patas.

Película opaca, aburrida con ganas y tan ingenua desde que se toma en serio a si misma pretendiendo que hagamos lo mismo, que resulta estúpida.

¡Que Wright siga haciendo sus dramas de época, por el amor de Dios!

La experiencia de visionar la nueva película de Robert Rodríguez es casi hipnótica, rayando en lo adictivo. Un molde para crear lo que visualmente se puede llamar cine del futuro, la fusión de digital y lo real.

Por supuesto que no todo es perfecto: algunos entornos se ven en exceso digitalizados, mientras que los personajes cyborgs tienen unos tremendos primeros planos y una sutileza de matices heredada de los actores que los interpretan. La imagen hace a los personajes más palpables y sus interacciones no se sientan aleatorias o insulsas, aquí realmente hay arcos dramáticos bien cimentados y tiempo dedicado al desarrollo de los personajes. No son meros muñecos interpretados por humanos e incluso el detalle de los ojos de la protagonista se pasa por alto casi enseguida.

La acción es impactante, sin vulgaridades visuales que le resten calidad al largo aunque también es cierto que a veces se embarulla con la trama y complica la asimilación de la misma o que se echa de menos algo de sangre…pero es algo comprensible para un film de semejante presupuesto que encima está basando en un manga.

Estamos entonces ante una obra que visualmente es casi impecable, narrativamente bien estructurada y con un punto enternecedor que algunos puede parecerles algo cursi, pero no deja de ser sincero.

Lo mejor: La depurada factura del conjunto, las escenas de acción y Christoph Waltz ¿hay algo que este hombre no interprete bien?
Lo peor: Cierta dilación en la síntesis de la historia y la violencia malsana que brilla por su ausencia.

¡Que ganas de que el huracán Jim vuelva azotar Hollywood YA! nos va explotar la cabeza cuando se estrene la secuela de Avatar ¡alucinen!

Una historia que respira frescura hasta por los poros incluso hoy en día, sustentada en un perfecto mecanismo de relojería guionístico digno de un análisis arduo y tendido. Un reparto perfecto donde no sobra nadie. Diálogos y momentos repletos de ingenio para dar y tomar. Un ritmo frenético apoyado en una dirección impecable de Robert Zemeckis. Sorpresas y giros de trama legendarios…

¡Vamos! que solo hay que ver como pese a ser un film tan ochentero, no deja de resultar original y sumamente entretenido pese al paso del los años ¡brillante! ¿que más quieren?

Un clásico absoluto al que el tiempo ya ha puesto en la cumbre del cine de entretenimiento.