Hay cintas que se anticipan a su época. Son capaces de ver el futuro, de prever lo que puede pasar, y plasmarlo en el celuloide. Bueno, ahora ya no es celuloide, pero ya se me entiende. Vivimos una época curiosa, donde "globalización" significa comunicación... y ésta cada vez es más lejana, más aséptica. Más inhumana. Ya no se habla, se transmite, bien por las redes, bien por el smartphone, bien por el ordenador. "Denise te llama" lo vio mucho antes de que Facebooks y Twiters soñaran con existir. Ni un solo diálogo sin la tecnología de por medio, todos a través del teléfono (o del fax, era otra época). Y el único momento en que los personajes se cruzan en vivo y en directo... Bueno, para saber eso habrá que ver la película. El esfuerzo de encontrarla lo merece.

Me he visionado la segunda película de esta trilogía, por segunda vez (valga la redundancia) y he decidido hacer esta crítica como penitencia. Solo puedo alegar, pecador de mí, que soy un fan de los que vivieron el estreno de las películas iniciales de Star Wars cuando ya estaban vivos. Si a eso unimos la puñetera nostalgia, lacra de mi generación, por lo que se ve, pues ya tenemos el menú completo.
Hace un par de años, ¡ay, mísero de mí!, ¡ay, infelice! le casqué un nueve... ¿En qué estaba pensando, qué era lo que pasaba por mi cabeza? No lo sé, no soy capaz de comprender a mi otro yo de hace dos años. Entiendo que el hype era tal que cualquier cosa envuelta en las benditas estrellas era buena.
Pero la verdad es otra. La verdad es que la película es un refrito del refrito, una repetición de lo ya hecho, pero para colmo repitiéndose dentro de la misma trilogía varias veces... Un espanto, de verdad. Si tenéis como conocido a alguien que de cincuenta vueltas para llegar a un sitio, literal y figuradamente, alguien que cuente historias mil veces, siempre las mismas... Eso es esta película. Si además lo aderezamos con lo políticamente correcto de cada momento (feminismo, ponemos mujeres; chinos, pues chinos a kilos, y así hasta la náusea). Y lo del humor infantiloide, para otra ocasión.
Las situaciones imposibles, para mí de lo mejor de la película, imaginaros mi desesperación ante el resto.
Si Darth Vader levantara la cabeza...

Indudablemente me esperaba algo distinto. Lo que he visto es, en esencia, una comedia romántica. De hecho, y puestos a elegir, me parece infinitamente mejor "la guía del autoestopista galáctico", porque juega a hacer reir, lo hace muy bien, es irónica y divertida, pero no deja de ser una comedia romántica, en el fondo. El problema es que, si vendemos una película de aventuras y acción, pues luego pasa lo que pasa.
Sobre "los destinos de Júpiter", pues vaya, poca cosa a contar. Los efectos especiales muy bonitos, pero nada del otro mundo (y no es un chiste fácil), pero el guión es tan soso y anodino que a la media hora yo ya estaba mirando el reloj. En fin, allá cada cuál con sus gustos, pero me parece que una película puede jugar a contar la misma historia mil veces contada, pero al menos ha de ofrecer algo que compense eso. Puede ser mediante personajes atrayentes, o con una puesta en escena novedosa, o con un guión desternillante... eso ya depende del que la haga. Lo que sí sé es que esta en particular es una fotocopia, y mala, de una comedia romántica disfrazada de algo que podría ser una película de acción.

Por lo demás, poca cosa.

Estamos ante un documental en la línea de los que se editan al final de cada temporada de F1, por parte de la FIA. Son historias algo noveladas, que se centran tanto en las carreras, con unas tomas siempre espectaculares y un sonido impresionante, como en el entorno, tanto personal como político.
En el caso de este documental, muy largo pero que se hace corto, vamos viendo la evolución de Senna centrada en su paso por la F1. Seguimos su evolución profesional como piloto, en la que fue encauzando su carácter ganador añadiéndole una visión más inteligente de las carreras, y en la que, como él mismo dice, Prost tuvo mucho que ver. Paralelamente vamos viendo retazos de la vida personal del genio, aunque no son en absoluto tratados con la profundidad de la faceta profesional. Lo cual es bueno, porque se esquiva la parte rosa del tema, lo que en los tiempos Belenísticos que corremos no deja de ser un alivio.
Eso en cuanto a una visión general. Entrando en un par de puntos particulares:
1) Prost.
A su favor está haber querido participar en un documental centrado en "el" rival deportivo por excelencia. Sus luchas fueron algo más allá de las carreras, pero afortunadamente, al final, la cosa mejoró. Aún así, el documental no deja de ser ciertamente tendencioso para con él. Y él tampoco ayuda mucho en algunos momentos, todo hay que decirlo.
2) Espiritualidad
Ayrton tenía una faceta exageradamente espiritual. Hasta ahí, bien. El problema es que los narradores se empeñan en querer darle una vertiente cuasi mística a la aureola etérea que supuestamente rodeaba a Senna. Esto es también bastante tendencioso, porque precisamente la escena de Ayrton con Xuxa en un programa... digamos cutrillo, le da una visión simplemente más mundana. Es totalmente respetable que alguien "se crea" sus creencias, valga la redundancia, pero hay que ser, entiendo yo, un poco más objetivo. Si dios le ayudaba en los buenos momentos, entonces se debe admitir que le castigó en los malos. Lo cual, aclaro, solo demuestra que ni le castigó ni le ayudó. Simplemente, si dios existe tiene otras cosas que hacer.

Los que hemos tenido la suerte de disfrutar de la versión original, con esa Victoria Vera en estado de gracia sensual, y un Juanjo Menéndez impresionante, tenemos un listón muy alto. Aún así, yo reconozco que esta versión me ha gustado, como lo que es: una versión. De un solo tirón tenemos "Ninette y un señor de Murcia" y "Ninette, modas de París", las dos obras de teatro sobre las que se sustenta el guión.
Ahora, yendo al lío, debo decir que, efectivamente, la anatomía de Elsa Pataky está perfectamente amortizada, probablemente con licencias del guión más que sobradas, pero lo cierto es que la idea original se respeta. Algo así como la bella y la bestia, en versión hispana. Una bella que está muy buena, y una bestia que cae inmediatamente simpática. Quizás los secundarios chirrían un poquito (este Armand no me convence, pero es que Alfredo Landa es mucho Alfredo), pero tampoco pierden el norte del guión.

Y me reitero, para acabar: una bella que está realmente muy buena.