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7
14 de junio de 2018
14 de junio de 2018
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los dinosaurios siempre han sido unas criaturas que me parecían muy interesantes y respetables y quizás haya sido ese el motivo por el que he disfrutado tanto viendo la nueva entrega de la saga Jurassic.
Opinar como si fuese un experto en la saga sería una falta terrible a la verdad, pues solo he visto esta entrega y su precursora. No conozco la saga original, por tanto, es posible que mi crítica tienda a no contemplar ciertos aspectos y matices que un experto en la saga conocería. Sin embargo, creo que Juan Antonio Bayona ha realizado un trabajo muy respetable como director de una de las sagas más conocidas, rentables y explotadas de la industria cinematográfica.
En primer lugar, resaltar la increíble fotografía y efectos especiales empleados en la película. Sin duda, la perfección técnica es un requisito más que imprescindible para dotar de verosimilitud a este tipo de películas. La piel de los dinosaurios, sus movimientos, rugidos, el parque jurásico en sí son completamente verídicos y hacen que el propio espectador sienta miedo y pánico al ponerse en la piel de los protagonistas. Como apunte personal, las escamas de los dinosaurios recuerdan en gran medida a la corteza del árbol de "Un monstruo viene a verme", otro de sus más excepcionales filmes.
Asimismo, considero importante resaltar tanto la banda sonora empleada en la película, que, sin duda, termina de dotar de verosimilitud al filme y sumerge por completo al espectador, como el gran papel que realizan Chris Pratt, Bryce Dallas Howard y James Crownwell como protagonistas y el gran toque de humor que aporta el personaje interpretado por Justice Smith.
Sin embargo, y pese a que la película se enmarca dentro del género de ciencia ficción, el guion presenta varias y graves incongruencias, por ejemplo, el hecho de que los protagonistas no utilicen ningún tipo de máscara de protección o de casco en plena erupción volcánica o el peso de los propios dinosaurios, que romperían con muchas de las infraestructuras por las que se desarrolla la película, por evitar citar otros que constituyan un spoiler.
Asimismo, creo que la saga y la idea en sí han sido lo suficientemente explotadas, y, si bien estoy seguro de que la realización de una nueva entrega volvería a ser un éxito en ventas, probablemente lo sea en detrimento del valor de la saga, por lo que, lo correcto, desde mi punto de vista, sería concluirla con esta entrega y evitar que así se convierta en otras sagas que acaban volviéndose aburridas e interminables, como "El planeta de los simios" o "Star Wars" (sin ánimo de ofender).
En conclusión, Jurassic World: El Reino de los Caídos es una nueva entrega repleta de acción, aventura y ciencia ficción, con (quizás demasiados) toques cómicos, que harán que los verdaderos amantes de la saga Jurassic y los curiosos de los dinosaurios disfruten de ella; con una impresionante fotografía y efectos especiales, pero con demasiadas incongruencias de guion.
Opinar como si fuese un experto en la saga sería una falta terrible a la verdad, pues solo he visto esta entrega y su precursora. No conozco la saga original, por tanto, es posible que mi crítica tienda a no contemplar ciertos aspectos y matices que un experto en la saga conocería. Sin embargo, creo que Juan Antonio Bayona ha realizado un trabajo muy respetable como director de una de las sagas más conocidas, rentables y explotadas de la industria cinematográfica.
En primer lugar, resaltar la increíble fotografía y efectos especiales empleados en la película. Sin duda, la perfección técnica es un requisito más que imprescindible para dotar de verosimilitud a este tipo de películas. La piel de los dinosaurios, sus movimientos, rugidos, el parque jurásico en sí son completamente verídicos y hacen que el propio espectador sienta miedo y pánico al ponerse en la piel de los protagonistas. Como apunte personal, las escamas de los dinosaurios recuerdan en gran medida a la corteza del árbol de "Un monstruo viene a verme", otro de sus más excepcionales filmes.
Asimismo, considero importante resaltar tanto la banda sonora empleada en la película, que, sin duda, termina de dotar de verosimilitud al filme y sumerge por completo al espectador, como el gran papel que realizan Chris Pratt, Bryce Dallas Howard y James Crownwell como protagonistas y el gran toque de humor que aporta el personaje interpretado por Justice Smith.
Sin embargo, y pese a que la película se enmarca dentro del género de ciencia ficción, el guion presenta varias y graves incongruencias, por ejemplo, el hecho de que los protagonistas no utilicen ningún tipo de máscara de protección o de casco en plena erupción volcánica o el peso de los propios dinosaurios, que romperían con muchas de las infraestructuras por las que se desarrolla la película, por evitar citar otros que constituyan un spoiler.
Asimismo, creo que la saga y la idea en sí han sido lo suficientemente explotadas, y, si bien estoy seguro de que la realización de una nueva entrega volvería a ser un éxito en ventas, probablemente lo sea en detrimento del valor de la saga, por lo que, lo correcto, desde mi punto de vista, sería concluirla con esta entrega y evitar que así se convierta en otras sagas que acaban volviéndose aburridas e interminables, como "El planeta de los simios" o "Star Wars" (sin ánimo de ofender).
En conclusión, Jurassic World: El Reino de los Caídos es una nueva entrega repleta de acción, aventura y ciencia ficción, con (quizás demasiados) toques cómicos, que harán que los verdaderos amantes de la saga Jurassic y los curiosos de los dinosaurios disfruten de ella; con una impresionante fotografía y efectos especiales, pero con demasiadas incongruencias de guion.

7,1
20.657
7
25 de febrero de 2018
25 de febrero de 2018
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Resulta mágico como Chbosky consigue convertir una trama tan melancólica y delicada en una historia esperanzadora, de amistad y superación con un reparto de actores compuesto en su gran mayoría por jóvenes promesas del cine que logran transmitir fielmente al espectador el impacto concreto que se busca en cada escena.
La película está divida en varios bloques y presenta en cada uno de ellos la perspectiva de la historia de los personajes. Esta forma de montaje resulta, cuanto menos, acertada, y le imprime cierto ritmo e intriga a los sucesos que implican a cada uno de los diferentes personajes. Sin embargo, esa magia tiende a desvanecerse en los diálogos, ligeramente forzados e incluso poco acertados en algunas situaciones, lo que hace que la película no resulte completamente cohesionada.
Asimismo, el tratamiento que el director hace de la trama, de la historia, hace que carezca de cualquier rasgo de verosimilitud a la hora de resolver los problemas con los que se encuentra Auggie. Resulta difícil de creer que un niño tan pequeño reaccionase del modo en que lo hace el protagonista y es por esto que la cinta acaba convirtiéndose en la típica película de superación made in the USA.
No obstante, reducir el largometraje a este aspecto sería ruín y poco justo, puesto que la idea va mucho más allá. El director muestra los aspectos más lacerantes y peliagudos, pero también los más tiernos y auténticos. Además, sirve como lección moral y como material didáctico no solo para los más pequeños, sino también para padres y madres.
En suma, creo que es un largometraje entrañable, de una enjundia mucho mayor de la que puede parecer superficialmente; que sabe llegar al corazón y resulta un producto más que moralizador, apto y entretenido para todos los públicos, cuyas máximas consiguen cautivar y calar en el espectador.
La película está divida en varios bloques y presenta en cada uno de ellos la perspectiva de la historia de los personajes. Esta forma de montaje resulta, cuanto menos, acertada, y le imprime cierto ritmo e intriga a los sucesos que implican a cada uno de los diferentes personajes. Sin embargo, esa magia tiende a desvanecerse en los diálogos, ligeramente forzados e incluso poco acertados en algunas situaciones, lo que hace que la película no resulte completamente cohesionada.
Asimismo, el tratamiento que el director hace de la trama, de la historia, hace que carezca de cualquier rasgo de verosimilitud a la hora de resolver los problemas con los que se encuentra Auggie. Resulta difícil de creer que un niño tan pequeño reaccionase del modo en que lo hace el protagonista y es por esto que la cinta acaba convirtiéndose en la típica película de superación made in the USA.
No obstante, reducir el largometraje a este aspecto sería ruín y poco justo, puesto que la idea va mucho más allá. El director muestra los aspectos más lacerantes y peliagudos, pero también los más tiernos y auténticos. Además, sirve como lección moral y como material didáctico no solo para los más pequeños, sino también para padres y madres.
En suma, creo que es un largometraje entrañable, de una enjundia mucho mayor de la que puede parecer superficialmente; que sabe llegar al corazón y resulta un producto más que moralizador, apto y entretenido para todos los públicos, cuyas máximas consiguen cautivar y calar en el espectador.

6,3
5.647
8
21 de julio de 2019
21 de julio de 2019
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Edgerton continúa afianzando su carrera como director con la adaptación a la gran pantalla de "Identidad borrada", la estremecedora historia basada en hechos reales que vivió y escribió el estadounidense Garrard Conley.
A través de un acertado y notorio reparto de actores, conocemos la historia de Conley a través de Jared Eamonds (interpretado por Lucas Hedges), quien descubre su homosexualidad y debe lidiar con el problema que ello supone en una familia tan conservadora como la que encarnan Nicole Kidman ("Dogville", "Los otros"...) en el papel de Nancy Eamons y Russel Crowel ("Gladiator", "Una mente maravillosa"...) como Marshall Eamons.
Dejando a un margen el libro (con el cual no puedo establecer una comparación ya que aún no lo he leído), la película no destaca especialmente ni por su acción ni por sus escenarios. Son los personajes los que insuflan oxígeno y sostienen las cerca de dos horas de este drama que bien podría considerarse como terror psicológico.
En las casi dos horas de metraje, el director consigue que el espectador sea consciente de la brutalidad de las terapias de conversión a las que todavía se ven sometidos miles de homosexuales en gran parte del mundo. Concretamente, 700.000 adolescentes cada año solo en Estados Unidos, tal y como firma la película, lo que pone de manifiesto el daño que puede llegar a causar una persona cuando no es capaz de entender algo.
Se trata de un relato aterrador que pone de manifiesto la cruda realidad y el absurdo (clasificar a varios chicos según su grado de masculinidad) de quienes se empeñan en creer en la eficacia de estos programas anacrónicos, pero que solo sirven para apelar al suicidio y perpetuar el estigma que desde siempre lleva sufriendo el colectivo LGTBI (violación, abusos, sida...)
También refleja el sinsentido y la ceguera de unos padres que se deben a la religión sin cuestionar el daño que están causando a su hijo y que, bajo la excusa de su felicidad, solo buscan complacer sus creencias religiosas.
Como miembro del colectivo LGTBI que soy, creo que es una película que todos los padres deberían ver con sus hijos y que debería proyectarse en los centros escolares para concienciar sobre el daño, la incomprensión y el desprecio que miles de jóvenes sufren cada día y que algunos partidos vuelven a luchar por avivar esa llama.
A través de un acertado y notorio reparto de actores, conocemos la historia de Conley a través de Jared Eamonds (interpretado por Lucas Hedges), quien descubre su homosexualidad y debe lidiar con el problema que ello supone en una familia tan conservadora como la que encarnan Nicole Kidman ("Dogville", "Los otros"...) en el papel de Nancy Eamons y Russel Crowel ("Gladiator", "Una mente maravillosa"...) como Marshall Eamons.
Dejando a un margen el libro (con el cual no puedo establecer una comparación ya que aún no lo he leído), la película no destaca especialmente ni por su acción ni por sus escenarios. Son los personajes los que insuflan oxígeno y sostienen las cerca de dos horas de este drama que bien podría considerarse como terror psicológico.
En las casi dos horas de metraje, el director consigue que el espectador sea consciente de la brutalidad de las terapias de conversión a las que todavía se ven sometidos miles de homosexuales en gran parte del mundo. Concretamente, 700.000 adolescentes cada año solo en Estados Unidos, tal y como firma la película, lo que pone de manifiesto el daño que puede llegar a causar una persona cuando no es capaz de entender algo.
Se trata de un relato aterrador que pone de manifiesto la cruda realidad y el absurdo (clasificar a varios chicos según su grado de masculinidad) de quienes se empeñan en creer en la eficacia de estos programas anacrónicos, pero que solo sirven para apelar al suicidio y perpetuar el estigma que desde siempre lleva sufriendo el colectivo LGTBI (violación, abusos, sida...)
También refleja el sinsentido y la ceguera de unos padres que se deben a la religión sin cuestionar el daño que están causando a su hijo y que, bajo la excusa de su felicidad, solo buscan complacer sus creencias religiosas.
Como miembro del colectivo LGTBI que soy, creo que es una película que todos los padres deberían ver con sus hijos y que debería proyectarse en los centros escolares para concienciar sobre el daño, la incomprensión y el desprecio que miles de jóvenes sufren cada día y que algunos partidos vuelven a luchar por avivar esa llama.

5,5
19.475
7
28 de diciembre de 2018
28 de diciembre de 2018
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
"La proposición" es una de esas películas que suelen pasar desapercibidamente por las salas de cine hasta quedar relegadas a las películas de sobremesa típicas de los fines de semana en televisión, sino fuera porque supuso todo un éxito de taquilla allá en 2009 recaudando más de 160 millones de dólares en todo el mundo que contrastan con los escasos 40 millones de presupuesto.
La película en sí no destaca especialmente por nada, salvo por el gran papel que tanto Sandra Bullock como Ryan Reynolds desempeñan magistralmente en los papeles protagonistas como Margaret y Andrew. Bullock vuelve a estar brillante en el papel de editora jefa que cree tener todo el mundo controlado y a todo el mundo bajo sus pies, mientras que Reynolds encuentra en ella su complementaria.
Exceptuando el gran elenco en términos generales y la impactante y bella escenografía, por el resto, la cinta no aporta nada nuevo a los ya explotados géneros romántico y de comedia. La historia que se nos presenta no introduce ninguna novedad notable a las ya archiconocidas historias de amor y es cierto que llega a caer en numerosos clichés propios de este género cinematográfico.
Sin embargo, el buen reparto del elenco principal hace que esta tampoco sea aburrida ni lenta e incluso tiene ciertos momentos especialmente divertidos. Por tanto, "La proposición" no deja de ser, precisamente, una propuesta tradicional con un toque Bullock, que, sin duda, hace que se distinga del resto de las del género.
La película en sí no destaca especialmente por nada, salvo por el gran papel que tanto Sandra Bullock como Ryan Reynolds desempeñan magistralmente en los papeles protagonistas como Margaret y Andrew. Bullock vuelve a estar brillante en el papel de editora jefa que cree tener todo el mundo controlado y a todo el mundo bajo sus pies, mientras que Reynolds encuentra en ella su complementaria.
Exceptuando el gran elenco en términos generales y la impactante y bella escenografía, por el resto, la cinta no aporta nada nuevo a los ya explotados géneros romántico y de comedia. La historia que se nos presenta no introduce ninguna novedad notable a las ya archiconocidas historias de amor y es cierto que llega a caer en numerosos clichés propios de este género cinematográfico.
Sin embargo, el buen reparto del elenco principal hace que esta tampoco sea aburrida ni lenta e incluso tiene ciertos momentos especialmente divertidos. Por tanto, "La proposición" no deja de ser, precisamente, una propuesta tradicional con un toque Bullock, que, sin duda, hace que se distinga del resto de las del género.

5,7
33.443
7
27 de diciembre de 2018
27 de diciembre de 2018
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
De la Iglesia se corona de nuevo como uno de los grandes dentro del panorama cinematográfico español actual con "El Bar". Con un reparto más que notable y una dirección de fotografía y de sonido realmente espectaculares, el filme de De la Iglesia tiene todos los ingredientes necesarios para que la película se alzase en un lugar destacable de la cartelera, tal y como lo hizo.
El dominio del director vasco es palpable en la eficiencia narrativa de la película y en la nula necesidad que tiene de airearla, ya que consigue contar la historia utilizando apenas tres localizaciones distintas. Pocos directores consiguen transmitir tanto con tan poco, lo que indudablemente me recuerda a una de las grandes joyas cinematográficas de todos los tiempos como "La soga" de Hitchcock.
Destacable es, asimismo, el feísmo que predomina en toda la cinta, en la que los personajes aparecen manchados de grasa y la acción se desarrolla en un ambiente insalubre y nauseabundo. Las ropas rasgadas y manchadas de los personajes y la acción en las cloacas impregnan "El bar" del ya característico feísmo de De la Iglesia.
La tensión y el terror son una constante a lo largo del relato narrativo, que convierten la cinta en un thriller de terror más que dramático. La incertidumbre sobre cómo acabará todo y las relaciones de los personajes alientan la historia a lo largo de las casi dos horas de duración de la cinta.
Resulta inevitable vislumbrar cierto paralelismo entre la producción que aquí nos concierne y "Perfectos desconocidos". El misterio, el terror y la tensión de una historia cargada de matices en un ambiente cerrado en el que conviven un grupo de personas se repiten en ambas películas, en las que las historias no distan tanto como a priori puede parecer.
"El bar" supone, además, una película perfecta para reflexionar y pensar acerca del ser humano y los límites hasta los que es capaz de llegar en determinadas situaciones. Creo que las conclusiones que pueden extraerse de la misma son varias, aunque yo diría que una de las máximas que podría extraerse sería que el ser humano y su egoísmo es la enfermedad más incurable de todas.
Sin embargo, pese a tener todos los ingredientes necesarios para crear una buena película, desde mi punto de vista creo que los acontecimientos se desarrollan con excesiva celeridad en el final de la cinta y la historia no se acaba de resolver o, al menos, no tan satisfactoriamente como el público podría esperar.
No obstante, la película no decepciona en términos generales, y consigue mantener de forma satisfactoria la atención con numerosos macguffins que imprimen ritmo al relato aunque a priori pasen desapercibidos para el espectador. Un buen thriller para los apasionados del cine de terror, misterio y de la comedia negra.
El dominio del director vasco es palpable en la eficiencia narrativa de la película y en la nula necesidad que tiene de airearla, ya que consigue contar la historia utilizando apenas tres localizaciones distintas. Pocos directores consiguen transmitir tanto con tan poco, lo que indudablemente me recuerda a una de las grandes joyas cinematográficas de todos los tiempos como "La soga" de Hitchcock.
Destacable es, asimismo, el feísmo que predomina en toda la cinta, en la que los personajes aparecen manchados de grasa y la acción se desarrolla en un ambiente insalubre y nauseabundo. Las ropas rasgadas y manchadas de los personajes y la acción en las cloacas impregnan "El bar" del ya característico feísmo de De la Iglesia.
La tensión y el terror son una constante a lo largo del relato narrativo, que convierten la cinta en un thriller de terror más que dramático. La incertidumbre sobre cómo acabará todo y las relaciones de los personajes alientan la historia a lo largo de las casi dos horas de duración de la cinta.
Resulta inevitable vislumbrar cierto paralelismo entre la producción que aquí nos concierne y "Perfectos desconocidos". El misterio, el terror y la tensión de una historia cargada de matices en un ambiente cerrado en el que conviven un grupo de personas se repiten en ambas películas, en las que las historias no distan tanto como a priori puede parecer.
"El bar" supone, además, una película perfecta para reflexionar y pensar acerca del ser humano y los límites hasta los que es capaz de llegar en determinadas situaciones. Creo que las conclusiones que pueden extraerse de la misma son varias, aunque yo diría que una de las máximas que podría extraerse sería que el ser humano y su egoísmo es la enfermedad más incurable de todas.
Sin embargo, pese a tener todos los ingredientes necesarios para crear una buena película, desde mi punto de vista creo que los acontecimientos se desarrollan con excesiva celeridad en el final de la cinta y la historia no se acaba de resolver o, al menos, no tan satisfactoriamente como el público podría esperar.
No obstante, la película no decepciona en términos generales, y consigue mantener de forma satisfactoria la atención con numerosos macguffins que imprimen ritmo al relato aunque a priori pasen desapercibidos para el espectador. Un buen thriller para los apasionados del cine de terror, misterio y de la comedia negra.
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