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Críticas ordenadas por utilidad
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7
8 de marzo de 2015
8 de marzo de 2015
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ayer la vi por fin. He de decir que me parece una adaptación de Le Carré ejecutada de forma realmente impecable. Finalmente, y yo creo que con bastante acierto, Corbijn pasa un poco de puntillas por la trama de la agencia alemana antiterrorista (una organización paralela, por cierto, que es lo que se lleva) y se centra de lleno y sin temblarle el pulso, en la descarnada descripción del personaje interpretado por Philip Seymour Hoffman. Y a mí me parece genial, porque el personaje es de los mejores que se recuerdan. Por eso, quizá los que esperaran algo de la intensidad de "El Topo", se hayan podido sentir decepcionados.
Fíjense que, de todo lo que acontece, incluida la irrupción final de los servicios de inteligencia americanos, con la gran Robin Wright a la cabeza, se nos muestra muy poco; ni se aportan detalles ni consecuencias, salvo el efecto que provoca en el personaje de Hoffman. Salvo los datos sobre el pasado del refugiado checheno (imprescindibles para la trama), se trata de forma muy superficial a los otros protagonistas (los de Willem Dafoe o Rachel McAdams podrían dar mucho más juego), sólo se nos muestra su interacción con nuestro hombre, para describir la caída irremisible de un perdedor.
Fíjense que, de todo lo que acontece, incluida la irrupción final de los servicios de inteligencia americanos, con la gran Robin Wright a la cabeza, se nos muestra muy poco; ni se aportan detalles ni consecuencias, salvo el efecto que provoca en el personaje de Hoffman. Salvo los datos sobre el pasado del refugiado checheno (imprescindibles para la trama), se trata de forma muy superficial a los otros protagonistas (los de Willem Dafoe o Rachel McAdams podrían dar mucho más juego), sólo se nos muestra su interacción con nuestro hombre, para describir la caída irremisible de un perdedor.
3 de septiembre de 2010
3 de septiembre de 2010
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ayer vi "Llueve sobre nuestro amor", segunda peli de Igmar Bergman. Me gustó mucho, digamos que 7,5/10. Se trata de una especie de Gran Depresión sueca prácticamente similar a la americana, de hecho podía pasar sin problema por un relato de Steinbeck ilustrado por Walter Evans y filmado por Capra (salvo por las explícitas escenas sexuales). Las influencias de Renoir o el propio Capra (ese exacerbado maniqueismo) están muy presentes, de la misma forma que pienso que este filme debió ser visto por Nicholas Ray y lo dejó marcado, existen muchas similitudes en la historia de los dos jóvenes inadaptados de "The live by night", víctimas de la intolerancia y el desprecio de un contexto social hipócrita y miserable (y de curas y burócratas, aquí no hemos evolucionado nada). La película sin embargo no adolece de sentido del humor negro, la ristra de personajes caricaturescos que van apareciendo contrasta con el panorama desolador que se les presenta a la pareja protagonista, sólo la unión y la generosidad entre ellos muestra un poco de esperanza.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Ilustrativa la escenificación final de ese juicio "virtual" a modo de resumen con una especia de ángel de la guarda como abogado defensor (no sé si ya se le llamaba realismo mágico a aquello).

6,5
18.632
8
15 de marzo de 2022
15 de marzo de 2022
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si se tratara simplemente de redactar una sinopsis de "Licorice Pizza", no estaríamos ante una cuestión especialmente sencilla dado el delgado hilo argumental que une los diversos sketches que se suceden formando una estructura dramática nada convencional, si bien definitivamente inteligente, fuera de tópicos y formalmente exuberante. Bueno, estamos ante una película de Paul Thomas Anderson, uno de los grandes talentos del cine actual.
Sin la intensidad dolorosa de "The Master", "Pozos de ambición" o "El hilo invisible" (y tampoco su hondura, reconozcámoslo), PTA propone de forma más ligera una historia abiertamente sincera donde la avalancha de sentimientos de una adolescencia emprendedora y con ganas de estímulo constante, chocan con el conformismo nostálgico de una juventud aburrida y de la que se ha apoderado el hastío para conducirnos a un necesario final a través de aventuras en algunos casos realmente hilarantes y con una brillante gama de personajes que se van sucediendo.
Con una vibrante y luminosa puesta en escena en la que hay mucho de Altman y, por tanto, también mucho del Paul Thomas Anderson de "Boogie Nights" o "Magnolia" (el propio autor ha citado también a Tarantino entre sus referentes fascinado por "Once Upon a Time in... Hollywood"), el talento de este señor con los diálogos y la exclusividad de sus propuestas lo convierten en un director casi infalible.
Volviendo a lo que comentaba antes, imponente resulta la presentación de los personajes en esa escena inicial con "July Tree" de Nina Simone de fondo (muy de fondo, pero muy presente) en la que se acercan en sentido opuesto y se cruzan por primera vez, y que conecta directamente en ese final en el que ambos se vuelven a encontrar.
Ah, y la música (Anderson ha declarado que estaba obsesionado por incluir un fascinante set musical de los setenta al estilo Tarantino ensalzando momentos elevados). Y lo cierto es que "Walk Away" de James Gang, "Let Me Roll It" de Paul McCartney o "Still Away" de Clarence Carter suenan de escándalo, ya lo creo.
Sin la intensidad dolorosa de "The Master", "Pozos de ambición" o "El hilo invisible" (y tampoco su hondura, reconozcámoslo), PTA propone de forma más ligera una historia abiertamente sincera donde la avalancha de sentimientos de una adolescencia emprendedora y con ganas de estímulo constante, chocan con el conformismo nostálgico de una juventud aburrida y de la que se ha apoderado el hastío para conducirnos a un necesario final a través de aventuras en algunos casos realmente hilarantes y con una brillante gama de personajes que se van sucediendo.
Con una vibrante y luminosa puesta en escena en la que hay mucho de Altman y, por tanto, también mucho del Paul Thomas Anderson de "Boogie Nights" o "Magnolia" (el propio autor ha citado también a Tarantino entre sus referentes fascinado por "Once Upon a Time in... Hollywood"), el talento de este señor con los diálogos y la exclusividad de sus propuestas lo convierten en un director casi infalible.
Volviendo a lo que comentaba antes, imponente resulta la presentación de los personajes en esa escena inicial con "July Tree" de Nina Simone de fondo (muy de fondo, pero muy presente) en la que se acercan en sentido opuesto y se cruzan por primera vez, y que conecta directamente en ese final en el que ambos se vuelven a encontrar.
Ah, y la música (Anderson ha declarado que estaba obsesionado por incluir un fascinante set musical de los setenta al estilo Tarantino ensalzando momentos elevados). Y lo cierto es que "Walk Away" de James Gang, "Let Me Roll It" de Paul McCartney o "Still Away" de Clarence Carter suenan de escándalo, ya lo creo.

7,3
45.670
7
3 de abril de 2015
3 de abril de 2015
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Nightcrawler". Muy vitoreada por crítica y público, a mí me queda un rastro agridulce. Hasta dónde se puede llegar en pos de ofrecer una primicia, cuanto más cruenta y morbosa mejor, ya lo relataron Wilder o Alexander MacKendrick con "El gran carnaval" o "Chantaje en Broadway". O más recientemente el Joe Pesci de "El ojo público" de Howard Franklin, un antecedente directo de "Nightcrawler". También vimos reporteros sin escrúpulos en "Juan nadie" de Capra o "La dolce vita" de Fellini.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
A diferencia de todos estos, que eran gente con una absoluta ausencia de ética profesional (uno hijos de puta de cuidado, vamos, gente carente de moral), James Newton Howard convierte a Lou Bloom en un psicópata, el estereotipo más obvio y evidente dentro del thriller actual, con lo que en mí opinión, pierde toda la maldita gracia, ya que queda muy poco espacio para el análisis y la reflexión, para los antecedentes y para las consecuencias (si acaso el personaje de Rene Russo y las prioridades de su canal del tv, que queda trazado a medias). El análisis de una sociedad enferma que genera monstruos, se reduce a que el tipo es un tarado peligroso. Aparte de banal, a mí me resulta todo muy inverosímil y exagerado (otra es la pasividad de las fuerzas del orden, cuando en el cine actual, queda muy claro la minuciosidad con la que se nos vende que actúan). Eso sí, la escena de la grabación de la detención de los dos asesinos en la cafetería, rodada desde el exterior, con la persecución de coches posterior, es brutísima, de una tensión extrema, y está magníficamente ejecutada. El Jake Gyllenhaal está muy bien, claro.

7,1
2.384
8
23 de diciembre de 2014
23 de diciembre de 2014
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué tal. Volví a ver este clásico de John Ford de nuevo (para algunos "menor", ahora diré por qué no estoy de acuerdo), con una copia restaurada de gran calidad. Como siempre, fue una auténtica gozada. Sí que es un film muy singular, con una vertiente documental muy marcada (no es algo poco habitual en el cine de Ford, por otro lado). Fundamentalmente se trata de una variable sobre un éxodo de colonos, en este caso mormones, desde un pueblo del que son "expulsados" (con inusitada crudeza, por otra parte, en un brutal ataque xenófobo) hasta la tierra prometida. Durante el trayecto, con fotografía magnífica en blanco y negro de Bert Glennon, las carretas crujen más que nunca, los colonos tragan polvo, caminan doloridos, los caballos sufren y se regocijan de verdad al llegar al agua, en fin todo muy real. Para ello necesitan a alguien que los guíe, un Wagon Master, y contratan al personaje de Ben Johnson (Travis) y a su mano derecha, Harry Carey Jr (Sandy), comerciantes de caballos, que conocen muy bien el territorio. El reparto principal se completa con el gran Ward Bond, haciendo de Ward Bond, y la maravillosa Joanne Dru por todos conocida por "Rio Rojo" de Hawks o "La legión invencible", de la trilogía de la caballería fordiana (con el añadido de la habitual galería de secundarios).
El título de la película original me parece atinadísimo, aquí se llamó con el ridículo "Caravana de paz". Hay un momento en la película en la que la caravana es atacada por la familia de bandoleros, y el personaje de Ben Johnson, Travis Blue, supuestamente el héroe, no hace nada para evitarlo. Su compañero Sandy, le pregunta por qué, y él contesta que no se puede permitir el lujo de sufrir ningún percance, puesto que toda esa gente quedaría enterrada en el desierto sin poder salir de allí, él es demasiado importante para correr riesgos, es el Wagon Master, el único que puede conducirlos a su destino. Evidentemente es el héroe fordiano, no tan físico como suele ser habitual (sobre todo si se trata de John Wayne), pero consciente de su responsabilidad y anteponiendo su misión a su imagen personal.
Siendo este éxodo, esta epopeya colonial, el río por el que transita la historia, no dejan de tener presencia suficiente en la narración, prácticamente todos los elementos habituales del western: desde la banda de cuatreros, unos hermanos Dalton de turno, que se refugian entre los colonos; la carreta de variedades del doctor/mago/sacamuelas con el personaje de la mujer prostituta (muy similar al personaje de Dallas y su relación con Ringo en La diligencia), una patrulla de marshalls, numerosas escenas de baile tradicional, con música interpretada por el grupo vocal de country, Sons of the Pioneers, y hasta el ataque de indios navajos que terminan siendo relativamente amistosos. Y todo rodado en los espectaculares escenarios naturales del Monumental Valley, por algo Ford le reconoció a Bogdanovich que era el filme del que se sentía más orgulloso.
El título de la película original me parece atinadísimo, aquí se llamó con el ridículo "Caravana de paz". Hay un momento en la película en la que la caravana es atacada por la familia de bandoleros, y el personaje de Ben Johnson, Travis Blue, supuestamente el héroe, no hace nada para evitarlo. Su compañero Sandy, le pregunta por qué, y él contesta que no se puede permitir el lujo de sufrir ningún percance, puesto que toda esa gente quedaría enterrada en el desierto sin poder salir de allí, él es demasiado importante para correr riesgos, es el Wagon Master, el único que puede conducirlos a su destino. Evidentemente es el héroe fordiano, no tan físico como suele ser habitual (sobre todo si se trata de John Wayne), pero consciente de su responsabilidad y anteponiendo su misión a su imagen personal.
Siendo este éxodo, esta epopeya colonial, el río por el que transita la historia, no dejan de tener presencia suficiente en la narración, prácticamente todos los elementos habituales del western: desde la banda de cuatreros, unos hermanos Dalton de turno, que se refugian entre los colonos; la carreta de variedades del doctor/mago/sacamuelas con el personaje de la mujer prostituta (muy similar al personaje de Dallas y su relación con Ringo en La diligencia), una patrulla de marshalls, numerosas escenas de baile tradicional, con música interpretada por el grupo vocal de country, Sons of the Pioneers, y hasta el ataque de indios navajos que terminan siendo relativamente amistosos. Y todo rodado en los espectaculares escenarios naturales del Monumental Valley, por algo Ford le reconoció a Bogdanovich que era el filme del que se sentía más orgulloso.
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