Película redonda. La ambientación es magnífica, los actores maravillosos, Sean Connery es un padrazo amable y venerablísimo, los secundarios son increíbles, la trama intrigante y no te suelta, suave en su desenvolvimiento. Yo le doy un diez.

El árbol de la vida es un brillante logro evolutivo en la narrativa cinematográfica. El concepto se eleva hasta conformar el grueso de cada escena. La película respira, está viva. Se nos desentraña el motivo de la redención, diseccionándose desde lo humano y también desde lo divino. El cine está salvado.

Resalta una tensión constante entre los hechos que se narran y lo que, profundamente, va transformando el corazón de los personajes. El director logra este relieve desde el silencio inteligente de quien filma la superficie, siendo al mismo tiempo consciente de hacia donde desea dirigir el alma de los personajes. Esta doble realidad queda intrínsecamente unida por el temple directivo y, al mismo tiempo, al generar un caleidoscopio de nuevo cuño en donde las historias parecen respirar al unísono, se patenta una película multidimensional e la que todo cobra vida.

Creo que la película está muy bien rodada. Las escenas, coloristas y agradablemente musicalizadas, son un prodigio de síntesis narrativa. La actuación de los cándidos personajes es efectiva, debido a un aura de bienestar que se respira a lo largo del metraje. Zefirelli crea un cuento que no cansa ni perturba, sino que nos introduce de lleno en el alma de un personaje humilde y sencillo como lo es Francisco de Asís. Tan sólo observo una dificultad: el arco de transformación del personaje ante la muerte de uno de los suyos, que le lleva a decidir viajar a Roma para ver al Papa. El salto de una escena a la siguiente no mantiene la cohesión necesaria. No sé, quizá sea un montaje reducido el que yo haya visto. Por lo demás, mucho más interesante film que cualquiera de los que hoy día se estrenan.

Bueno, la peli consta de indudables y notorios alicientes que la vuelven atractiva desde el primer momento (un sincero homenaje a la estética de los 80, un actor que nos cae simpático al minuto, una música bien encajada y sobre todo ese espacio que se le presta al misterio). Aparentemente paree la paja mental de un chiquillo que desea mostrar su genialidad, pero no he podido evitar leer la clarísima alusión y detallismo milimétrico de una iniciación ocultista "para todos los públicos". Permitan que las escenas se sucedan y atiendan a las causas de los efectos que experimenten en ustedes mismos: verán como la película está diseñada para llevarles por el sendero del naturalismo más descarnado con el objeto de enseñarles la manera más cotidiana de abrir un sencillo portal de low-vibrations por el cual podría colarse un astuto conejo de mala baba. Atractivo, pero enfermizo.