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8
2 de junio de 2015
2 de junio de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El loco Max malvive en un futuro postapocalíptico después del holocausto nuclear y el asesinato de su familia. La tierra es ácida y bandas violentas montan feudos a sus anchas. Uno de estos grupos captura a Max para utilizarlo como "bolsa de sangre", un donante forzado. Es entonces cuando Imperator Furiosa se despide triunfalmente de la ciudadela para traer la tan preciada gasolina.
Pero antes de llegar a "La Ciudad de la Gasolina", la guerrera desvía el camión de guerra blindado. El líder supremo, Immortan Joe, observa la maniobra y enseguida envía a su ejército de War Boys a capturarla, uno de cuyos guerreros lleva consigo a Max para que le provea de sangre. La persecución será despiadada ya que Imperator Furiosa lleva consigo un cargamento sumamente valioso…
"Mad Max: Fury Road" es puro Mad Max. George Miller ahonda en los detalles de ese mundo tan característico que define al personaje, un personaje que ha ido cambiando secuela tras secuela. Podríamos decir que la película que nos ocupa toma como referencia básicamente "Mad Max 2: The Road Warrior", la mejor de las tres originales. Se encuentran algunas pinceladas de "Mad Max 3" y muy poco de la primera.
Tom Hardy cumple con creces la dura tarea de reemplazar a Mel Gibson. Hasta el visionado del filme, cuesta creer un Mad Max sin el actor que lo encarnó en tres ocasiones. Pero Hardy no tiene problemas: el viejo Max está más loco que nunca, y el verdadero protagonista es un camión blindado que soporta todo tipo de embestidas y asaltos. Bueno y, claro está, Charlize Theron, cuyo protagonismo compite con el de nuestro sufrido antihéroe. Y Miller sabe como borrar cualquier rasgo de glamour de la actriz.
Por lo demás, "Mad Max: Fury Road" es un resumen de las tres primeras películas elevadas a la enésima potencia. Siempre hay temor ante el anuncio del remake o secuela tardía de un clásico. Pero aquí Miller tomó las riendas y el espectáculo se convierte en todo lo que se puede esperar de una película de Mad Max, y más: una persecución contínua de dos horas en un ambiente árido y con enfermos mentales de estética neopunk adoradores de la diosa Gasolina en vehículos reinventados. No hay más guión, ni tampoco importa: Mad Max es el guión, Mad Max es la historia. Lo demás, solo es el ruido de los motores V8 que tanto adoran los fanáticos.
Pero antes de llegar a "La Ciudad de la Gasolina", la guerrera desvía el camión de guerra blindado. El líder supremo, Immortan Joe, observa la maniobra y enseguida envía a su ejército de War Boys a capturarla, uno de cuyos guerreros lleva consigo a Max para que le provea de sangre. La persecución será despiadada ya que Imperator Furiosa lleva consigo un cargamento sumamente valioso…
"Mad Max: Fury Road" es puro Mad Max. George Miller ahonda en los detalles de ese mundo tan característico que define al personaje, un personaje que ha ido cambiando secuela tras secuela. Podríamos decir que la película que nos ocupa toma como referencia básicamente "Mad Max 2: The Road Warrior", la mejor de las tres originales. Se encuentran algunas pinceladas de "Mad Max 3" y muy poco de la primera.
Tom Hardy cumple con creces la dura tarea de reemplazar a Mel Gibson. Hasta el visionado del filme, cuesta creer un Mad Max sin el actor que lo encarnó en tres ocasiones. Pero Hardy no tiene problemas: el viejo Max está más loco que nunca, y el verdadero protagonista es un camión blindado que soporta todo tipo de embestidas y asaltos. Bueno y, claro está, Charlize Theron, cuyo protagonismo compite con el de nuestro sufrido antihéroe. Y Miller sabe como borrar cualquier rasgo de glamour de la actriz.
Por lo demás, "Mad Max: Fury Road" es un resumen de las tres primeras películas elevadas a la enésima potencia. Siempre hay temor ante el anuncio del remake o secuela tardía de un clásico. Pero aquí Miller tomó las riendas y el espectáculo se convierte en todo lo que se puede esperar de una película de Mad Max, y más: una persecución contínua de dos horas en un ambiente árido y con enfermos mentales de estética neopunk adoradores de la diosa Gasolina en vehículos reinventados. No hay más guión, ni tampoco importa: Mad Max es el guión, Mad Max es la historia. Lo demás, solo es el ruido de los motores V8 que tanto adoran los fanáticos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Se supone que toda historia cuenta con tres partes: pincipio, nudo y descenlace. Pero para Miller esto no va con Mad Max. La película comienza con una persecución y, pasada poco más de la mitad, comienza el final, una persecución en sentido inverso. Los motores no paran en esta nueva versión, y uno siente que no puede retirar los brazos de la butaca, en tensión permanente, como si uno mismo fuera pasajero en ese camión de guerra salido del mismo infierno.
Un infierno que se pone de manifiesto en la fotografía misma, saturada de desierto. Un desierto con pocos oasis, que simbolizan, como no, el futuro: las mujeres rescatadas transportan hijos sanos. Como en "Mad Max Beyond Thunderdome", los niños son la única esperanza en un mundo que se ha vuelto loco. Y el mundo de "Mad Max: Fury Road" definitivamente lo está.
En este filme, la gasolina se huele, se respira. La suciedad se impregna en la ropa y en la piel. Los motores no paran de rugir en tu cabeza. Y uno, anclado en la butaca aguantando la tensión, solo puede pedir una cosa: por favor, Dios, no dejes que se acabe...
Un infierno que se pone de manifiesto en la fotografía misma, saturada de desierto. Un desierto con pocos oasis, que simbolizan, como no, el futuro: las mujeres rescatadas transportan hijos sanos. Como en "Mad Max Beyond Thunderdome", los niños son la única esperanza en un mundo que se ha vuelto loco. Y el mundo de "Mad Max: Fury Road" definitivamente lo está.
En este filme, la gasolina se huele, se respira. La suciedad se impregna en la ropa y en la piel. Los motores no paran de rugir en tu cabeza. Y uno, anclado en la butaca aguantando la tensión, solo puede pedir una cosa: por favor, Dios, no dejes que se acabe...
7
8 de marzo de 2013
8 de marzo de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando el Ayatolá Jomeini llega al poder en el Irán de 1979, el mundo (EEUU incluido) tiembla. Quizá, quienes más de cerca padecieron esta situación fueron los residentes de la embajada de EEUU en Irán. La multitud se agolpa a las puertas de dicha embajada exigiendo la extradición del Sha, refugiado en el país del norte. Desde dentro, la tensión se vive ante el inminente asedio...
Pero seis miembros, por encontrarse en otro edificio, lograr llegar a la calle y se refugian en la casa del embajador de Canadá. Mientras los ojos del mundo se mantienen expectantes con la crisis de los rehenes de la embajada, un agente de la CIA (Ben Affleck) debe ingeniárselas para sacar del país a los seis prófugos sin levantar sospechas. La moda cinematográfica de la época le dará una pista...
Los primeros minutos de "Argo" son brillantes; el pánico se apodera del espectador ante lo inevitable. También se agradece que Affleck introduzca al público en general intentando dar una explicación al odio de la población iraní. El odio puede ser un sentimiento negativo, pero no siempre es irracional. Y Affleck abunda en la autocrítica, aún desde su papel de agente de la CIA. Por cierto, el papel no le queda nada mal: no se luce, y debe mantener todo el tiempo la misma expresión (en ocasiones recuerda a Chuck Norris).
La película sigue su curso, relajándose luego con las divertidas intervenciones de John Goodman y Alan Arkin. Otro gran acierto del director es este cambio de clima y la ácida referencia a un Hollywood decadente. Es una pena que el filme decaiga en el tramo final apelando a convencionalismos. Y aquí el fallo también corresponde a Affleck. Si Affleck intenta ser irónico, es probable que no se le haya entendido. En todo caso parece más bien un guiño a la taquilla.
Sin embargo, "Argo" tiene muchos puntos a favor. El vestuario y la ambientación de la época son uno de ellos, así como la música, las referencias cinematográficas y los ya mencionados. Que merezca ser la mejor película de 2012, eso ya es otra cosa. Pero Ben Affleck sigue demostrando que mantiene un cierto nivel en la dirección, aunque sin llegar al de su ópera prima "Gonne, baby, gonne".
Pero seis miembros, por encontrarse en otro edificio, lograr llegar a la calle y se refugian en la casa del embajador de Canadá. Mientras los ojos del mundo se mantienen expectantes con la crisis de los rehenes de la embajada, un agente de la CIA (Ben Affleck) debe ingeniárselas para sacar del país a los seis prófugos sin levantar sospechas. La moda cinematográfica de la época le dará una pista...
Los primeros minutos de "Argo" son brillantes; el pánico se apodera del espectador ante lo inevitable. También se agradece que Affleck introduzca al público en general intentando dar una explicación al odio de la población iraní. El odio puede ser un sentimiento negativo, pero no siempre es irracional. Y Affleck abunda en la autocrítica, aún desde su papel de agente de la CIA. Por cierto, el papel no le queda nada mal: no se luce, y debe mantener todo el tiempo la misma expresión (en ocasiones recuerda a Chuck Norris).
La película sigue su curso, relajándose luego con las divertidas intervenciones de John Goodman y Alan Arkin. Otro gran acierto del director es este cambio de clima y la ácida referencia a un Hollywood decadente. Es una pena que el filme decaiga en el tramo final apelando a convencionalismos. Y aquí el fallo también corresponde a Affleck. Si Affleck intenta ser irónico, es probable que no se le haya entendido. En todo caso parece más bien un guiño a la taquilla.
Sin embargo, "Argo" tiene muchos puntos a favor. El vestuario y la ambientación de la época son uno de ellos, así como la música, las referencias cinematográficas y los ya mencionados. Que merezca ser la mejor película de 2012, eso ya es otra cosa. Pero Ben Affleck sigue demostrando que mantiene un cierto nivel en la dirección, aunque sin llegar al de su ópera prima "Gonne, baby, gonne".
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La tensión final contrasta terriblemente con la expuesta al principio del filme. Si al comienzo se palpa la angustia y el realismo, al final todo es convencional. Las situaciones son forzadas, son demasiadas las coincidencias con las que tiene que topar el grupo para salir del país y todas se resuelven en poco tiempo. Tampoco hacía falta enseñarnos a los jeeps iraníes corriendo al lado del avión. Aquí la tensión ya se vuelve artificial.
Tampoco hacía falta el reencuentro del agente con su esposa, con la bandera americana de fondo. He leído por ahí que podía ser una ironía del director, pero el límite entre lo irónico y lo standar resulta difuso.
Aún así, toda la primera parte de la película resulta un ejercicio de buen cine. Y la historia resulta por lo menos atractiva. Además, considero una gran decisión el no subtitular el persa, ya que, sobre todo en la escena del aeropuerto, consigue mantenernos en vilo el diálogo entre el supuesto actor y el guardia de seguridad. Uno de los pocos momentos finales donde la tensión no resulta artificiosa. Y resulta por lo menos gratificante ese final en el cual un boceto de una película que no existió convive con el universo de "Star Wars".
Tampoco hacía falta el reencuentro del agente con su esposa, con la bandera americana de fondo. He leído por ahí que podía ser una ironía del director, pero el límite entre lo irónico y lo standar resulta difuso.
Aún así, toda la primera parte de la película resulta un ejercicio de buen cine. Y la historia resulta por lo menos atractiva. Además, considero una gran decisión el no subtitular el persa, ya que, sobre todo en la escena del aeropuerto, consigue mantenernos en vilo el diálogo entre el supuesto actor y el guardia de seguridad. Uno de los pocos momentos finales donde la tensión no resulta artificiosa. Y resulta por lo menos gratificante ese final en el cual un boceto de una película que no existió convive con el universo de "Star Wars".

8,0
74.594
9
15 de diciembre de 2011
15 de diciembre de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alvy (Woody Allen) se planta delante de la cámara y nos cuenta dos chistes, que acaban funcionando como metáfora de la vida misma. Y con esta excusa, nos narra su particular historia de amor con Annie Hall (Diane Keaton). El es un cómico bastante consagrado y ella aspira a ser cantante. Annie admira la inteligencia y sagacidad de Alvy; ella es una chica moderna y extrovertida. Alvy es obsesivo e inseguro, adora New York y desprende cinismo por doquier.
Se conocen en una partida de tenis y durante toda la película vamos viendo distintas etapas de su historia, sin un orden cronológico fijo. Pero durante esta evolución, vemos que no somos los únicos espectadores: Annie y Alvy asisten ellos mismos a la historia de su propia relación, analizándola e ironizando sobre ella.
"Annie Hall" supuso la primera comedia "seria" de Woody Allen. Se trata de una comedia romántica excepcional, mucho más ácida, inteligente y melancólica que la mayoría de películas que se engloban en este género. Significó, además, una evolución en la carrera del cineasta, tanto en la técnica como en la temática. Allen juega a desdoblar la imagen, incluir dibujos animados y poner a los personajes como expectadores de su propia historia, y resalta los temas que serían una constante en su filmografía futura: las relaciones, el sexo, el psicoanálisis. El director cambia los gags que le caracterizaban por un humor mas adulto y sofisticado.
La pareja protagonista Allen-Keaton desprende una química sin parangón en el cine moderno. Son sin duda una de las parejas mas adorables del celuloide. Ellos nos hacen un recorrido por el laberinto de las relaciones humanas, un laberinto caótico en cuanto a su estructura cronológica, anárquico como las relaciones mismas. Y además, "Annie Hall" es un reflejo fiel de la época que retrata (finales de los 70), sobre todo en sus referencias a la política y las drogas.
Influencia de numerosos filmes posteriores, incluso en la obra del propio cineasta, la película es de una exquisitez enorme y dejó el listón muy alto para su mismo autor. Es, de hecho, una de sus mejores películas, lo cual es decir mucho. Una brillante Diane Keaton y un magnífico Woody Allen dan forma a esta creíble y absurda relación, que es como cualquier otra, y en la que cada chiste sirve para explicar la dinámica de los vínculos humanos, lo que da cuenta de lo ilógicos que estos resultan ser para el protagonista. Obra fundamental.
Se conocen en una partida de tenis y durante toda la película vamos viendo distintas etapas de su historia, sin un orden cronológico fijo. Pero durante esta evolución, vemos que no somos los únicos espectadores: Annie y Alvy asisten ellos mismos a la historia de su propia relación, analizándola e ironizando sobre ella.
"Annie Hall" supuso la primera comedia "seria" de Woody Allen. Se trata de una comedia romántica excepcional, mucho más ácida, inteligente y melancólica que la mayoría de películas que se engloban en este género. Significó, además, una evolución en la carrera del cineasta, tanto en la técnica como en la temática. Allen juega a desdoblar la imagen, incluir dibujos animados y poner a los personajes como expectadores de su propia historia, y resalta los temas que serían una constante en su filmografía futura: las relaciones, el sexo, el psicoanálisis. El director cambia los gags que le caracterizaban por un humor mas adulto y sofisticado.
La pareja protagonista Allen-Keaton desprende una química sin parangón en el cine moderno. Son sin duda una de las parejas mas adorables del celuloide. Ellos nos hacen un recorrido por el laberinto de las relaciones humanas, un laberinto caótico en cuanto a su estructura cronológica, anárquico como las relaciones mismas. Y además, "Annie Hall" es un reflejo fiel de la época que retrata (finales de los 70), sobre todo en sus referencias a la política y las drogas.
Influencia de numerosos filmes posteriores, incluso en la obra del propio cineasta, la película es de una exquisitez enorme y dejó el listón muy alto para su mismo autor. Es, de hecho, una de sus mejores películas, lo cual es decir mucho. Una brillante Diane Keaton y un magnífico Woody Allen dan forma a esta creíble y absurda relación, que es como cualquier otra, y en la que cada chiste sirve para explicar la dinámica de los vínculos humanos, lo que da cuenta de lo ilógicos que estos resultan ser para el protagonista. Obra fundamental.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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El chiste del final resume toda la idea del filme:
Un señor consulta con un psiquiatra. -Mi hermano se cree gallina- le dice.
El psiquiatra responde: -Tendriamos que internarlo en un manicomio-.
A lo que el señor contesta: -Eso no puede ser, necesitamos los huevos-.
Las relaciones humanas son absurdas, caóticas y carecen de sentido, pero infinitamente necesarias.
Un señor consulta con un psiquiatra. -Mi hermano se cree gallina- le dice.
El psiquiatra responde: -Tendriamos que internarlo en un manicomio-.
A lo que el señor contesta: -Eso no puede ser, necesitamos los huevos-.
Las relaciones humanas son absurdas, caóticas y carecen de sentido, pero infinitamente necesarias.

7,2
88.337
5
6 de mayo de 2009
6 de mayo de 2009
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siguiendo su diagrama habitual, Iñárritu desglosa su película en tres historias: una familia marroquí en medio de las montañas, que se verá unida a su pesar a una pareja norteamericana; una niñera mexicana residente en EEUU, que debe cruzar la frontera para la boda de su hijo; y una joven japonesa sorda, que busca comprensión y cariño.
Cuando oí que el director mexicano preparaba lo que parece ser la tercera parte de una trilogía (después de la buena aunque sobreestimada "Amores perros" y la genial, sin duda su mejor obra, "21 gramos"), y con un título tan sugerente como "Babel", aguardé con expectación el estreno. Pensaba que la película supondría una oportunidad para intentar comprender el complejo mundo globalizado en el que vivimos, acercar culturas, romper prejuicios, denunciar. La incomunicación es un tema necesario a tratar, de vital importancia hoy día, y el hecho de expresar varios idiomas en una misma película (incluído el leguaje de signos) supone todo un logro. Y más cuando dicho filme cuenta con un reparto multiestelar.
El problema de "Babel" es que la historia en sí, solo ayuda a distanciar, refuerza tópicos y denuncia (si acaso) a los menos favorecidos. La película mete miedo a los países ricos con respecto a los países pobres; las víctimas son rubias (para colmo los mas guapos de Hollywood) y los victimarios (aunque accidentales, victimarios al fin) son morenos. Porque ¿qué hace un niño de las montañas cuando recibe un arma, tan necesaria en su medio para espantar a las fieras? Pues dispara contra un autobús de turistas. ¿Y qué hace una niñera mexicana ante la debacle entre cuidar a los niños que tiene a su cargo y asistir a la boda de su hijo, del otro lado de la frontera y con un sobrino un tanto desquiciado? Pues cruza la frontera con los niños, que no son sus hijos y no tienen permiso para abandonar el país...Quiero creer que no era esta la intención del director; quizá solo quería reflejar el miedo de los grandes países hacia los pequeños, pero entonces hay un problema de forma...
El otro problema de "Babel" es que parece una película concebida para triunfar en los oscars: misma fórmula que tantos elogios le valieron, aunque la historia japonesa se une muy vagamente con las anteriores. Precisamente, es esta la historia que más me ha gustado: sus imágenes de Tokio son bellísimas y el problema de la incomunicación está bien reflejado. Y quizá sea la desconexión con las otras historias lo que la hace mas efectiva.
A su favor: la música, y ciertas actitudes exhibidas (el marroquí que rechaza el dinero por la ayuda prestada, no todo se hace por dinero; y el egoísmo demostrado por el grupo de turistas). Y las imágenes de Tokio (la actriz, brillante). Poco mas...
¿El oscar? Merecidísimo para "Infiltrados".
Cuando oí que el director mexicano preparaba lo que parece ser la tercera parte de una trilogía (después de la buena aunque sobreestimada "Amores perros" y la genial, sin duda su mejor obra, "21 gramos"), y con un título tan sugerente como "Babel", aguardé con expectación el estreno. Pensaba que la película supondría una oportunidad para intentar comprender el complejo mundo globalizado en el que vivimos, acercar culturas, romper prejuicios, denunciar. La incomunicación es un tema necesario a tratar, de vital importancia hoy día, y el hecho de expresar varios idiomas en una misma película (incluído el leguaje de signos) supone todo un logro. Y más cuando dicho filme cuenta con un reparto multiestelar.
El problema de "Babel" es que la historia en sí, solo ayuda a distanciar, refuerza tópicos y denuncia (si acaso) a los menos favorecidos. La película mete miedo a los países ricos con respecto a los países pobres; las víctimas son rubias (para colmo los mas guapos de Hollywood) y los victimarios (aunque accidentales, victimarios al fin) son morenos. Porque ¿qué hace un niño de las montañas cuando recibe un arma, tan necesaria en su medio para espantar a las fieras? Pues dispara contra un autobús de turistas. ¿Y qué hace una niñera mexicana ante la debacle entre cuidar a los niños que tiene a su cargo y asistir a la boda de su hijo, del otro lado de la frontera y con un sobrino un tanto desquiciado? Pues cruza la frontera con los niños, que no son sus hijos y no tienen permiso para abandonar el país...Quiero creer que no era esta la intención del director; quizá solo quería reflejar el miedo de los grandes países hacia los pequeños, pero entonces hay un problema de forma...
El otro problema de "Babel" es que parece una película concebida para triunfar en los oscars: misma fórmula que tantos elogios le valieron, aunque la historia japonesa se une muy vagamente con las anteriores. Precisamente, es esta la historia que más me ha gustado: sus imágenes de Tokio son bellísimas y el problema de la incomunicación está bien reflejado. Y quizá sea la desconexión con las otras historias lo que la hace mas efectiva.
A su favor: la música, y ciertas actitudes exhibidas (el marroquí que rechaza el dinero por la ayuda prestada, no todo se hace por dinero; y el egoísmo demostrado por el grupo de turistas). Y las imágenes de Tokio (la actriz, brillante). Poco mas...
¿El oscar? Merecidísimo para "Infiltrados".
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Sería interesante una encuesta realizada a los padres de EEUU que hayan visto la película y preguntarles cuántos estarían dispuestos a dejar a sus hijos con una niñera mexicana (ya sabemos como son los norteamericanos con respecto al miedo). Porque no nos engañemos, la deportación es el menor de los males que le podía tocar a la niñera, ya que los "buenos" de los padres no la han denunciado (después de todas las penurias que han pasado además les pierden a sus hijos en el desierto). Vaya si son comprensivos...
Y, por cierto, ¿cuántos estarían dispuestos a viajar a Marruecos? Los niños diparan a autobuses turísticos sin necesidad de ser terroristas...
Y, por cierto, ¿cuántos estarían dispuestos a viajar a Marruecos? Los niños diparan a autobuses turísticos sin necesidad de ser terroristas...

6,0
110.291
8
5 de mayo de 2009
5 de mayo de 2009
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un entierro tiene lugar en la pequeña comunidad de Covington. Nada raro: un niño ha muerto por causas naturales. Claro que si hubiese tenido medicinas quizás no habría muerto. Pero las medicinas están en la ciudad. Y para llegar a la ciudad hay que atravesar el bosque...
Por eso Lucius, un joven tímido e introvertido, se ofrece como voluntario ante el Consejo de adultos para atravesar el bosque, en el cual habitan unas extrañas criaturas que atemorizan al poblado, y así llegar a la ciudad. Está convencido de que él es puro de espíritu y que por eso las criaturas no le van a hacer daño. Aún así, el Consejo no permite que cruce el bosque.
Pero Lucius desoye la orden y se adentra unos metros cuando vislumbra unas flores rojas (el color que atrae a las criaturas). Esa noche suena la alarma en el poblado; las criaturas llegan hasta las mismas puertas de las casas. Mientras todos corren a refugiarse, a Ivy (la joven ciega, hija del patriarca del poblado) sólo le preocupa una cosa: que Lucius llegue a salvo.
"The Village" es la obra máxima de M. Night Shyamalan: un estudio casi sociólogico del miedo, influído seguramente por la paranoia desatada en la sociedad norteamericana después del 11 S. Pero además, es una bella historia de amor, donde dos jóvenes valientes son capaces de enfrentarse a sus mas profundos temores por la persona amada. El reparto es un gran acierto del director: desde la pareja protagonista (bellísima Bryce Dallas Howard, más que correcto Joaquin Phoenix), hasta los reaparecidos William Hurt y Sigourney Weaver (la tensión entre estos dos personajes es grandiosa), pasando por un convincente Adrien Brody.
Las imágenes, los diálogos, la música, todo es idílico en esta película. Un hermoso cuento oscuro, donde una juventud osada planta cara a los temores de la vieja clase. Atrévanse a entrar en El Bosque. Es probable que pasen un poco de miedo. Pero la recompensa en inmensa...
Por eso Lucius, un joven tímido e introvertido, se ofrece como voluntario ante el Consejo de adultos para atravesar el bosque, en el cual habitan unas extrañas criaturas que atemorizan al poblado, y así llegar a la ciudad. Está convencido de que él es puro de espíritu y que por eso las criaturas no le van a hacer daño. Aún así, el Consejo no permite que cruce el bosque.
Pero Lucius desoye la orden y se adentra unos metros cuando vislumbra unas flores rojas (el color que atrae a las criaturas). Esa noche suena la alarma en el poblado; las criaturas llegan hasta las mismas puertas de las casas. Mientras todos corren a refugiarse, a Ivy (la joven ciega, hija del patriarca del poblado) sólo le preocupa una cosa: que Lucius llegue a salvo.
"The Village" es la obra máxima de M. Night Shyamalan: un estudio casi sociólogico del miedo, influído seguramente por la paranoia desatada en la sociedad norteamericana después del 11 S. Pero además, es una bella historia de amor, donde dos jóvenes valientes son capaces de enfrentarse a sus mas profundos temores por la persona amada. El reparto es un gran acierto del director: desde la pareja protagonista (bellísima Bryce Dallas Howard, más que correcto Joaquin Phoenix), hasta los reaparecidos William Hurt y Sigourney Weaver (la tensión entre estos dos personajes es grandiosa), pasando por un convincente Adrien Brody.
Las imágenes, los diálogos, la música, todo es idílico en esta película. Un hermoso cuento oscuro, donde una juventud osada planta cara a los temores de la vieja clase. Atrévanse a entrar en El Bosque. Es probable que pasen un poco de miedo. Pero la recompensa en inmensa...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Es la única película de Shyamalan (de momento) donde no encontramos elementos sobrenaturales: ni fantasmas, ni superhéroes, ni extraterrestres, ni ninfas, ni "vientos asesinos" (la peor de todas). Aquí todo puede explicarse científicamente, aunque la idea no deja de ser una locura.
Al final, uno acaba deseando que la comunidad sobreviva, que el secreto no se descubra. En los minutos finales, cuando los adultos deciden qué hacen, si siguen sus vidas como antes o si desmantelan la comunidad (preciosos minutos de tensión, antes de que llegue Ivy), uno termina queriendo, aunque duela decirlo, que la mentira perdure, una bella mentira...
Al final, uno acaba deseando que la comunidad sobreviva, que el secreto no se descubra. En los minutos finales, cuando los adultos deciden qué hacen, si siguen sus vidas como antes o si desmantelan la comunidad (preciosos minutos de tensión, antes de que llegue Ivy), uno termina queriendo, aunque duela decirlo, que la mentira perdure, una bella mentira...
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