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Críticas 91
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
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31 de julio de 2015 5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
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Te comprendo Don, sé de lo que hablas. Supongo que cualquier espectador puede sentirse más o menos cercano al personaje encarnado por Ray Milland. No tanto porque todos seamos alcohólicos, sino por el proceso que lleva a una persona a coquetear con la autodestrucción, más o menos agresiva.

Ante una frustración creativa, sentimental o laboral (o todas a la vez) uno puede optar por distintos caminos. El ideal es superarla sin efectos colaterales. Todos superamos las frustraciones cuando solo son teóricas.

(...)

Don Birnam está frustrado. Iba para Hemingway, pero se quedo en escritor de tres al cuarto. Ya no es tan joven. A su edad, sus referentes ya habían publicado un par de novelas de éxito. Se le pasa el arroz. Todavía lo intenta, se sienta en su máquina de escribir, pero no sale nada bueno.

¿Qué hacer? “Tranqui tío”. Pero Don no está muy tranquilo. Y se busca un amigo de verdad. Un amigo que le dice que es un genio, que la va a petar pronto, que el próximo relato que escriba será celebrado por todos. El problema es que ese amigo va embotellado.

Es entonces cuando Billy Wilder coloca una cámara a Birnam y esta le sigue durante todo un fin de semana. ¿El resultado? Una de las mejores películas sobre el terror que da vivir, que diría el de Norteña.

Días sin huella no es solo, en mi opinión, una película sobre alcoholismo, una de las mejores, es una historia sobre el peor vicio de todos: la autodestrucción.

Autodestruirse no es solo beber hasta perder el sentido, o meterse el pico del siglo. Es ser mezquino en nuestras relaciones para conseguir beneficios, es pisar a un compañero para buscar el éxito, es engañar a los parias con edenes inexistentes. Autodestrucción moral y autodestrucción física.

“Déjame en paz, no hago daño a nadie”. Cuando optamos por la seductora y glamurosa vía de la autodestrucción, siempre terminamos haciendo daño a alguien más que nosotros mismos. Incluso Don…

De la frustración a la autodestrucción solo hay una botella de distancia. O un gramo. O un maletín. Cuando vemos a Don mendigando por otro trago se nos encoge un poco el alma. Porque soy yo. O tú. Tal vez él llegó más lejos, tal vez él fue más débil. O fuerte, nunca se sabe.

The Lost Weekend es una de las joyas escondidas de Billy Wilder. Basada en la novela de Charles R. Jackson, fue la cuarta cinta del director de origen austriaco. Wilder ya mostró en ella su habilidad para los diálogos imperecederos, de esos que alcanzarían la gloria en películas como El apartamento, Irma la dulce o Un, dos, tres.

Con rigurosa sobriedad, sin aspavientos, Wilder sigue la vida de Don Birnam en un fin de semana perdido, un fin de semana para olvidar. Y olvidado. Y vuelta a empezar.

david rubio - las mejores películas de la historia en alucine.es
13 de junio de 2014 5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
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La música toma las riendas desde el inicio de la película. No en vano, Adam es un hombre orquesta centrado en el rock lánguido. Es lo que se lleva. Su proveedor le acerca unas guitarras vintage en la primera escena. El cuidado y la fascinación con la que los dos personajes abren los estuches es la fórmula con la que Jarmusch afronta su cine: delicadeza, sofisticación, pequeñas píldoras irónicas y constantes (y aburridos) guiños culturales.

Y así trascurre Solo los amantes sobreviven, sin terminar de arrancar, pero envolviendo al espectador en un agradable manto poético. Jarmusch es capaz de ponerse pesadísimo a la hora de reivindicar a su ídolos y referentes artísticos. A veces parece que la trama de su película es una excusa para mostrar sus libros y discos preferidos. No será el primero ni el último director que cae en esta tentación. Es respetable, pero puede llegar a enervar al espectador.

Cuando sale a la luz el verdadero trasfondo de la película (no leímos la sinopsis previamente, por supuesto) nos sorprendemos ligeramente. Por suerte, cuando Jarmusch deja de ponerse pesado, es capaz de elaborar escenas estéticamente fantásticas, con diálogos originales, y con un sentido del humor muy sano. Esto último es lo que más nos gusta de Jarmusch y lo que más nos gusta de la película.

Porque Adam y Eve son seres más allá del tiempo, pero podrían ser un par de yonquis millonarios y exánimes. Dos enamorados que se han amado durante siglos y que viven una crisis existencial. O bueno, quizás no sea para tanto. Jarmusch no se toma muy en serio su historia, y prefiere centrarse en el aspecto estético y en el tono. En este sentido, los paseos en coche por un Detroit desierto, las visitas de Adam a su proveedor en el hospital, y la escena del bar son de lo mejor de la película.

La irrupción de Mia Masikovska trastocará los planes de la pareja protagonista que deben dejar de Detroit para volver a Tánger. Y como almas en pena, pasean por la noche buscando algo que saben que ya no van a poder encontrar. Pero siempre hay una alternativa… Hay que vivir, o lo que sea que hagamos…

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Tras algunos fiascos como la insoportable Flores Rotas, Jarmusch vuelve a ofrecer un producto interesante con Solo los amantes sobreviven. Es una cinta agradable, sofisticada y un poco engolada que seguro satisfará a muchos seguidores del cine independiente estadounidense. Eso sí, no perdurará en el tiempo como Extraños en el paraíso o Dead Man.

Lo Mejor: El ritmo que crea la capa musical que envuelve toda la película. El sentido del humor. Buen final.

Lo Peor: Cuando Jarmusch se pone pesado. No está a la altura de sus mejores películas, tampoco de las peores…

[crítica publicada en alucine.es]
2 de julio de 2014
11 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
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Todo muy bien. MacFarlane es un triunfador. Un genio del humor con un montón de amigos y amiguetes. Pero crear una serie animada de humor no es lo mismo que escribir, dirigir, producir y protagonizar una ficción humorista para el cine. Ted ya se mostró muy irregular en su guión, más allá de los gags marca de la casa (algunos de ellos, como siempre, espléndidos). Mil maneras de morder el polvo sigue esa línea. Cuando Macfarlane debe pararse a contar una historia, más allá de los chistes, sufre. Y se le nota. Y se lo nota a su película.

¿Por qué una película de Macfarlane no hace tanta gracia como un capítulo de Padre de Familia? Para empezar, el humorista estadounidense no está arriesgando demasiado. Ni Ted ni Mil maneras de morder el polvo son cintas arriesgadas en su planteamiento. Más bien parece que Macfarlane ha buscado un contexto adecuado para dar rienda suelta a su lucidez para el humor. El Far West y los western ofrecen un ambiente ideal para cientos de chistes. Tampoco Padre de familia, en origen, era una serie original, ni mucho menos. Todos sabemos que se inspiró sin pudor en Los Simpson.

Tal vez debamos pedir a MacFarlane, dada su incuestionable capacidad, que asuma un poco más de riesgos en sus incursiones en el cine, ya que parece decidido a hacer carrera. Porque ¿qué será lo siguiente? ¿Una parodia de La guerra de las galaxias? ¿Un Jesucristo alternativo? A buen seguro que nos reiríamos, pero a este hombre hay que exigirle un poco más. Creo yo.

Mil maneras de morder el polvo no aspira a ser original en su planteamiento. Sigue los clichés propios del western ridiculizando ese género en algunos momentos y ofreciendo una perspectiva alternativa del Lejano Oeste, en el que se puede morir de un millón de maneras… Al igual que sucede en Padre de Familia, los mejores instantes llegan con algunos diálogos. Es cierto, a Macfarlane le encanta contar chistes sobre pedos, vaginas, vómitos, y escatologías en general. Pero también tiene gran lucidez y habilidad para ironizar sobre diversos aspectos de nuestra sociedad.

En Mil maneras de morder el polvo, además de pedos y diarreas, hay cuatro o cinco perlas de gran valor que nos recuerdan que estamos ante uno de los genios del humor del siglo XXI. Ahora bien, aun le queda mucho para dominar la ficción cinematográfica en su vertiente de comedia. En su descargo podemos decir que se trata de segunda película. Esperamos bastante más de él para el futuro. De momento, no está arriesgando. En esta película va a lo fácil. No obstante, Mil maneras de morder el polvo es una cinta agradable, tal vez un poco larga, pero con momentos graciosos y otros más aburridos, sobre todo cuando MacFarlane tiene que pararse, como decíamos, a contar una historia…

Lo Mejor: Varios chistes y gags son sobresalientes. MacFarlane ha creado una forma única de hacer humor, combinando zafiedad con elegancia, acidez y riesgo al abordar algunos temas tradicionalmente tabú.

Lo Peor: La historia siempre está en un segundo plano y solo arranca cuando llega algún buen gag. Los chistes no refuerzan la historia, sino que la historia existe gracias a los chistes.

[crítica publicada en alucine.es]
30 de enero de 2016
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vamos a hacer un experimento. Pensad en vuestras películas preferidas. Ahora decidme si con alguna de ellas podéis afirmar lo siguiente: “visualmente es maravillosa pero… el guión no es gran cosa”. No, ¿verdad? Si al final el guión va a tener ‘cierta’ importancia en el cine…

Nos gustan las películas que cuentan una historia impactante, subyugante, que emocionan por sus diálogos, por la evolución del personaje, porque plantean un conflicto moral, porque nos hacen reír, porque nos permiten soñar, etc. No se trata de que la historia sea siempre extraordinariamente original, sino de que esa historia, al menos, proponga nuevos puntos de vista en los que asome la personalidad del creador.

El otro día alguien me comentó la típica afirmación del escritor resignado: “todas las historias ya están contadas”. Y yo le respondí: “tal vez… pero no contadas por ti”.

Y no era un congreso de autoayuda, es una realidad incontrovertible: puedes hablar de amor, puedes hablar de muerte, o de venganza, puedes escribir la historia de siempre, pero con un poco de talento y ambición, tendrás la capacidad de que esa historia sea única, simplemente porque no hay nadie como tú. Tan fácil (y ridículo) como eso.

Iñárritu posee una destreza técnica pocas veces vista en el cine de las dos últimas décadas, pero no tiene ni talento ni ambición… narrativa. Lo ha demostrado película tras película.

Solo en Birdman trató de hacer algo diferente y a la hora se cansó, porque lo que le gusta es trastear con los cacharros y demostrar su enorme capacidad técnica. Bien por ti, Alejandro, pero así nunca serás uno de los grandes, por muchos Oscar que colecciones.

Buena parte de las críticas positivas que he leído de El Renacido coinciden en que la historia que cuenta no es nada del otro mundo. Hay quien la resume en un par de líneas.

El Renacido se entrega por completo al virtuosismo de sus planos secuencia y a la belleza del paisaje. Impacta la forma, es una delicia visual, desde la primera parte con el ataque de los indios, pasando por la famosa escena del oso, o todo del proceso de recuperación del personaje de Di Caprio.

Bellísima, impresionante, pero nada más… Sin un buen guión, una película nunca anida en nuestro cerebro, pasa ante nuestra mirada y se pierde en el horizonte. “¿Te acuerdas de El Renacido?” “Ah sí, aquella de Di Caprio, impresionante la escena del oso, pero ¿de qué iba? Es verdad, al final ganó el Oscar”.

En cuanto a la actuación de Di Caprio, pues no sé, que le den el Oscar por favor, que si no este chaval se nos transforma en Birdman y se (*spoiler)

Pero, ¿desde cuándo una buena interpretación se mide por el grado de sufrimiento que exige el personaje? No sé, ahí lo dejo.

Lo Mejor: la parte técnica es más que brillante.

Lo Peor: el guión es poco menos que vulgar.

[escrito por david rubio para bolsamania.com/cine]
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
suicida en escena…
17 de marzo de 2014
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
(...)

En 1977, Gregory Peck interpretaba a un arrogante y decidido MacArthur en la película homónima. Fue una aproximación interesante a un personaje fundamental de la historia político-militar de la segunda mitad de siglo XX. Pero Emperador deja el personaje de MacArthur en un segundo plano, en este caso interpretado por un notable Tommy Lee Jones y se ocupa de la investigación llevada a cabo por el general Bonner Fellers (Matthew Fox) que debía valorar la responsabilidad del emperador Hirohito en la guerra.

Buena parte de la crítica ha cargado contra Matthew Fox directa o indirectamente. Se compara al actor de Lost con Tommy Lee Jones y Fox no sale muy bien parado. De acuerdo, Lee Jones tiene una gran presencia. Es de esos intérpretes que llenan la pantalla, que son capaces de dominar cada escena. Fox no tiene el carisma de su compañero de reparto, pero su papel exigía otras cualidades. Tal vez por eso fue el elegido, o tal vez nos ponemos de su parte porque nos cae bien…

El aspecto más negativo de Emperador y que, probablemente, perjudica la labor de Matthew Fox, es su parte melodramática. La cinta se inicia con un viaje en avión. La plana mayor del ejército encargado de dirigir la transición japonesa se traslada al país oriental. Bonner Fellers abre un portafolio en el que vemos una foto de una mujer. Malo. No llevamos ni dos minutos de película y ya nos endilgan una historia romántica. Qué difícil es encontrar una película bélica facturada en Hollywood que no contenga una subtrama romántica. ¿Es imprescindible? ¿Es imposible empatizar con un protagonista de una cinta de este tipo si no está enamorado, casado o tiene hijos? Creemos que no lo es, pero… es lo que hay.

Si prescindimos del melodrama de la película, Emperador es una cinta sobria, eficaz, con ciertos instantes de tensión y que expone un aspecto de la II Guerra Mundial poco tratado en el cine. Las semanas que siguieron al desembarco de MacArthur y los suyos fueron claves para la reconstrucción de Japón. Desde Estados Unidos se presionaba para juzgar a Hirohito. ¿Había sido él emperador el ideólogo del ataque a Pearl Harbor? ¿Qué grado de responsabilidad tuvo en la guerra?

Emperador destaca por la contención en el discurso y el ritmo del proceso de investigación llevado a cabo por Fellers. Es el personaje interpretado por Fox el que tendrá que lidiar con un gran conflicto: mantener el orgullo estadounidense en Japón sin abrir la Caja de Pandora. Con los cadáveres aun calientes, los americanos debían andar con pies de plomo y no tomar ninguna decisión radical. Con Hiroshima y Nagasaki todo el mundo había tenido suficiente… Emperador recoge este clima de tensión vivido en la Japón ocupada con bastante solvencia.

Emperador es una pequeña pero valiosa película. Este parlamento de Konoe, uno de los miembros del gobierno japonés depuesto, lo demuestra. De vez en cuando, Hollywood sabe hacer algo más que ondear la banderita de barras y estrellas: (En SPOILER)

Lo Mejor: El discurso. La sobriedad.

Lo Peor: La parte melodramática sobra.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
“Sí, nos apoderamos de China, pero ¿no nos precedieron Gran Bretaña y Portugal? No tomamos Filipinas de los filipinos, sino de los americanos, quienes se lo quitaron a los españoles. Si es un crimen internacional tomar territorio por la fuerza, ¿quién condenó a los líderes británicos, franceses, holandeses, alemanes y americanos? Nadie. Y, ¿cuál es la diferencia con Japón? Ninguna. Mire General, solo estamos siguiendo su buen ejemplo”. Ahí queda eso.
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