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Críticas 225
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
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22 de mayo de 2017
24 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
De vez en cuando, Hollywood nos obsequia con un mocordo como este.

No sé si es para que el espectador medio siga creyendo que por allí aún hay vida “inteligente” o porque, cada cierto tiempo, un guionista es víctima de un ataque incontrolado de progresismo intelectualoide reivindicativo (por llamarlo de alguna manera).

Vete a saber.

El caso es que hay que estar “mu despistao” para, a estas alturas, no haberse dado cuenta todavía de que esas simpáticas personas llamadas políticos, banqueros y también algún que otro “gran empresario” (¡ah, pillines!), no son, en el fondo, más que simples herramientas que los famosos “grupos de presión” (lobbies) usan para mantener el control de todo (absolutamente de todo), de acuerdo con sus intereses.

Y eso es lo que pretende contar esta especie de thriller político en formato de obra de teatro fotografiada, perteneciente al subgénero de “verborrea incontenible (frenética, en manos de Madden) en habitaciones cerradas”, con una curiosa (eso sí) incursión en la ciencia-ficción tecnológico-humorística (véase el caso de las cucarachas-espía), ¿o es una velada metáfora? (pa partirse la caja, mientras te acojonas, oye).

Así que, como no cuenta nada nuevo, lo único que podría tener algún interés es el retrato de la trabajadora patológica (versión ejecutiva) encarnada por la Chastain que, no obstante, resulta muy superficial, al ser asfixiado por la propia naturaleza de semejante ladrillo.

En resumen: un par de puntos por los respectivos esfuerzos de Madden y Chastain. Y ya vale.
7 de julio de 2013
16 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
La descripción de la vida cotidiana de una niña saudí (de carácter bastante repelente, por cierto), sirve de hilo argumental para denunciar (una vez más) la situación de la mujer en una sociedad retrógrada, que utiliza la aplicación extrema de una supuesta "moral" religiosa, como instrumento de control sociopolítico.

Ya hemos visto otras veces esta misma intención en películas iraníes, libanesas, egipcias... en las que (aún bajo el disfraz de la comedia) se destilaba más rabia (o más mala leche) que en esta.

El tema lo pide.

Sin embargo, el intento de Al-Mansour sólo está conseguido en parte, debido a que su corrección sólo puede mostrar la evidencia formal de una historia que carece de la energía necesaria para traspasar la línea de lo méramente anecdótico, desperdiciando (¿intencionalmente?) el verdadero dramatismo que (sin duda) contiene lo que (parece) que se quiere contar.

Así, el resultado se queda en una mera excusa para explicar casi nada.

Lo sorprendente de esta coproducción germano-saudí es precisamente eso: que sea saudí y que, además, Al-Mansour sea una mujer.

Por lo demás, nos encontramos con una película correcta, rodada en zona exótica, que se deja ver si mayores complicaciones.
19 de enero de 2015
13 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me cuesta recordar esta película así que, si no me doy prisa en escribir esto, no podré hacerlo nunca porque, sencillamente, pensaré que no la he visto.

¿Y qué es lo que vi?

Pues un intento (rudimentario) de mezclar muchas cosas para estirar una historia tan elástica como un pedrusco, con incrustaciones tópicas, ínfulas intelectualoides y pobre resolución (pretendidamente metafórica) que, lo único que consigue es desestructurar el escaso contenido que ofrece.

¿De otra manera?

Rollo confuso que pasa del drama al tópico paranormal explícito, para concluir con una (pretendida) parábola de terror psicológico, obteniéndose con tal mezcla un batiburrillo que sólo puede compararse a la mayonesa cortada.

Le doy un punto a la esforzada interpretación de Essie Davis, otro a la sórdida puesta en escena y otro al monstruo escondido en la sombra (siempre es mejor sugerir que mostrar).

En resumen: revisad la cartelera a ver si encontráis otra cosa. Si no, id a dar un paseo: es más sano.
6 de enero de 2013
13 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nuevo thriller en manos de Kathryn “marchosa” Bigelow, experta, a estas alturas, en mantener al espectador despierto.

Esta vez, como nena bragada que es, Bigelow no duda en aceptar un reto que puede que no sea más complicado que los anteriores, pero sí más peligroso, porque las dos terceras partes de la historia de Mark Boal están planteadas (y, en este caso, puede que sea la mejor manera de hacerlo) al estilo de película-moderna-de-espías, donde los personajes hablan como cotorras empastilladas mientras cambian de habitaciones.

Y en éste estado de cosas, la pobre Kathryn hace tal esfuerzo porque el interés no decaiga que casi necesita pañales, mientras se deja cosas olvidadas por el camino como, sin ir más lejos, la rudimentaria definición de ése personaje contradictorio que sirve de vehículo para pasear por la trama y que, para rematar la fiesta, “desinterpreta” Jessica Chastain, melancólica y delicada damita que parece hacerle ascos a una sesión de tortura pero que se aficiona a ello en menos de un segundo y sin despeinarse, que se define a sí misma como una “hija de puta” y los demás como una fiera y que nos hecha la lagrimita al final, sin saber a ciencia cierta por qué.

Es en la última parte de la película donde Bigelow vuelve a encontrarse a sí misma: la acción es lo suyo y las secuencias de comando funcionan con precisión de videojuego de última generación, envueltas en una sofocante y, al mismo tiempo, seductora visión infrarroja.

En resumidas cuentas, que a Kathryn casi se le va de las manos el asunto Bin Laden pero que, a pesar de todo (quizá como ocurrió en realidad), cumple in extremis con su misión.

Entretenida.
16 de octubre de 2024
11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
A poco curtido que esté, quién mira no debería esperar sorpresas.

Y, en efecto, esta película tampoco cuenta nada que no haya sido contado ya.

No está pues en el «qué» se cuenta, sino en el «cómo» (y, a estas alturas, en estrechos márgenes) se cuenta, lo único que puede prender la llama que seduzca al insecto.

¿Para qué empantanarse pues en disquisiciones sobre lo evidente? “The substance” parece una fotocopiadora HD: Cronenberg, DePalma, Lynch, Kubrick y seguro que algún otro, son perfectamente reconocibles pero ¿qué más da? Fargeat es, ante todo, obscenamente sincera. Es tan honesta que no trata de disimular nada. Sólo reúne los fragmentos (flashes) de su «genial» idea y se divierte ordenándolos, usando la intención provocadora para sumir al espectador en el laberinto de sus propias conjeturas (probablemente todas verdaderas y falsas a la vez), porque se le supone lo suficientemente mayorcito como para interpretar esto como la metáfora o la fábula moralizante que mejor le venga en gana.

Y así, el cuento que sale del collage de Coraline es una explosión perfectamente calculada, diseñada como un juego de planos y montaje que ordenan un caos en el que pudo haber naufragado miserablemente pero que, sin embargo, llega entero a puerto obviando graves pérdidas argumentales, mientras difumina la inminente confusión con sensualidad gore y cierto regusto apocalíptico.

En resumen: te mantiene (con un atisbo de sonrisa, eso sí), mientras esperas la traca final que, por supuesto, ya intuyes.
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