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Críticas de Jinete nocturno
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Críticas 184
Críticas ordenadas por utilidad
6
9 de agosto de 2009
19 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya se sabe que esto del cine -cada vez más, en vista de la falta de ideas- está lleno de adaptaciones de obras literarias fabulosas que, por obra y gracia de un director incompetente o/y de algún desvergonzado guionista, se convierten en bodrios de campeonato: basura que, aún en el supuesto de que guarde alguna relación con el original, traiciona completamente su espíritu -Hay que recordar “El Cortador de Césped”, que sólo tiene en común con el relato de King el título (¡Con un par!)-.
Lo que no es tan corriente (que yo sepa, es caso único) es que sea el propio autor el que se encargue de destrozar su obra llevándola al cine. Y es que el relato original en que se basa Hellraiser, "The Hellbound Heart" (El Corazón Condenado) es una maravilla de poco más de cien páginas: una compleja y obsesiva fábula sobre la búsqueda del placer, la traición, la culpa y el deseo; un despiadado retrato de las miserias de la condición humana envuelto (como la mayoría de obras de Barker) en una mitología propia y muy elaborada, llena de hallazgos tan impagables como “las cajas de Le Marchand”, “la Configuración del Lamento” o los “Cenobitas” (“Ángeles para unos, demonios para otros”).
(Sigo debajo por petición del muy puntilloso, pero ciertamente amable, señor moderador...)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jinete nocturno
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8
12 de agosto de 2009
17 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya se sabe que O'Bannon se ganó un lugar de honor en la historia del cine por haber sido el tipo que escribió el portentoso guión de ese pedazo de peliculón llamado Alien. Eso además de convencer a Giger de que se encargara del diseño artístico (criatura y nave alienigena) y de pasarse la mitad del rodaje mirando por encima del hombro de Ridley Scott (con su consiguiente mosqueo), asegurándose de que no cambiase una coma de lo escrito...
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Pero, incluso si Alien no hubiera existido, seguramente sería recordado por esta joya: una de las películas más entretenidas, inteligentes y gamberras que he visto. La película que, ella solita, consiguió resucitar el cine de zombies (ya medio muerto, nunca mejor dicho) y fue responsable del revival ochentero que todos los de mi generación degustamos en nuestra niñez y adolescencia; todo gracias a aportaciones al género tan impagables como la “Trioxina”, a unos zombies que, dotados de una insaciable hambre de ¡Cereeeeeebros!, son bastante más rápidos y cabrones que a los que nos tenía acostumbrado Romero y a su despiadado humor.
Porque el humor y los zombies siempre han ido unidos, ya lo sabemos: la mayoría de películas de zombies mueven a la inmediata e incontenible carcajada... Pero normalmente se debe a su patética factura y sus tristes interpretaciones, no a la intención consciente del director (Para más aclaraciones véase “House of the Dead”… si hay cojones). Lo verdaderamente original de esta película es que es la primera que trata verdaderamente de hacer una comedia con zombies, a caso hecho.
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Y lo consigue con absoluta brillantez... Pero, cuidado, que nadie espere encontrarse con chistes facilones ("Venga, ahora que salgan bailando unos zombies al estilo Michael Jackson, ya verás que risa") o zafios y procaces -No es una película española, os lo recuerdo-, ni siquiera con la histérica carcajada que te provoca Peter Jackson en Braindead con sus monumentales idas de pinza y su festival ultragore: la película, absolutamente contenida, está pensada en serio para ser contada en broma. Su guión, casi tan redondo como el de Alíen e igual de retorcido, es el de una película de Terror puro, y sólo funciona como comedía porque O'Bannon, forzando las situaciones y las interpretaciones hasta el absurdo e impregnadolo todo de un humor sutil, brillantísimo y negro como el sobaco de un grillo -El inolvidable "¡Traigan más ambulancias!"-, así lo quiso. Pero, con unos mínimos cambios y otro estilo narrativo, la película sería “pa cagarse”.
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Más aún, y no digas que no he avisado: su estupendo final, terrible, ominoso e “hijoputa” a más no poder, seguramente conseguirá que se te congele la sonrisa y que tardes un “ratico” en dormirte…

La película, eso sí, deja, es su mayor defecto, un sabor demasiado ochentero. Está claro que en muchos aspectos ha envejecido mal. Pero eso, en especial para los que rondamos la treintena, en un aliciente nostálgico más.

Muy recomendable.
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Jinete nocturno
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1
8 de abril de 2024
15 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se dice que, cuando Mahler estrenó su Primera sinfonía, cierto crítico apuntó sarcásticamente: “Uno de los dos está loco, y no soy yo”. Sin embargo, ese mismo sujeto, y a pesar de que es evidente que no le gustó, añadió: “Lo que no se puede negar es que el tipo tiene mucho talento”. A lo que voy es a que hubo un tiempo en que ser crítico conllevaba algo llamado “criterio”: ser capaz de apartar el politiquerío, las tendencias o los gustos personales y ver la verdadera calidad (o falta de ella) de un producto.

Y sí; digo lo de “hubo un tiempo” porque hace ya un montón de décadas que la crítica en general, y la cinematográfica ni te cuento, está copada por auténticos esnobs y hípsters sin criterio que están mucho más preocupados por ver por dónde sopla el viento de lo políticamente correcto y el “bienquedismo” que en tratar de ser mínimamente objetivos. Y es que solo eso, esa decrepitud, explica que este bodrio, este pestiño risible y grotesco, está soplapollez solemne, esta hez hedionda, este despojo arrojado por la posmodernidad, fuese casi unánimemente aclamada.

A saber, por si vives en Marte: resulta que el amigo Yorgos se ganó a la intelectualidad feminista-posmo (perdón por la contradicción, que diría Groucho) con La Favorita, así que ahora es "intocable" y hay que aclamar cada zurullo que suelta en la letrina. En fin.

Veréis, amigos. Hay una norma que suelo respetar cuando veo una película: acabarla, verla hasta el final. Es algo que hago siempre, religiosamente, por respeto al film, incluso con los subproductos más prescindibles. Pues… No he podido. Imaginad la dimensión del naufragio. He aguantado una hora y el resto lo he pasado a saltos de 3 minutos, para ver si hacía pie y me renganchaba. Ha sido en vano. No hay nada que salvar, doscientos cuarenta minutos de vacíos. Sopor y temblor. Ni para paja me ha dado, pese a su clara intención pseudo-pornográfica, que ya es triste.

“La fuerza sin control no sirve de nada”, decía el anuncio de Pirelli. ¿Recordáis? Pues alguien le diga a Yorgos Lanthimos que ya puede acumular doscientos chistes escatológicos, tres mil escenas de pésimo gusto, situaciones perturbadoras, todo el gore chusco que quiera, a Emma Stone masturbándose y con cara de orgasmo cada tres minutos y unos tres millones de planos aberrantes: si no tienes un puñetero guion y no sabes que quieres contar, tu película será mierda pretenciosa. Y mira, es justo el caso.

¿Subtexto? Oh, sí. Se supone que su egoista y maquinal protagonista (hasta ahí llego) es una especie de heroína posmoderna; la encarnación del feminismo histérico post me-too que se "empodera" a base de follarse a todo lo que se mueve, pero que es incapaz de establecer la menor relación afectiva con nadie. Oye, pues como encarnación de ese "ideal", el personaje es cojonudo. Más que nada, porque es retrasada mental. Es más, si los mismos cretinos que la elogian le dieran dos vueltas, quizás descubrirían que la película, en el fondo, es lo más misógino y reaccionario visto en años. Pero no, no nos pongamos trascendentes ni hagamos sobrelecturas. Este bodriete no merece tanto ni da para eso.

Y no; ni siquiera me ha escandalizado. No soy un puritano; más bien, un “libertino” (puedes imaginarme con una peluca empolvada esnifando rapé). Así que la idea de que una niña pequeña –un bebé, en realidad- encerrada en un cuerpo adulto sea usada sexualmente por todo el que tiene alrededor mientras experimenta no me molesta especialmente en una ficción tan obvia como esta (y dudo que pueda ser definido como pedofilia ni gilipollez semejante). El arte está para provocar, para perturbarnos. Basta de moralina de Ali Express, señores, que Lolita se escribió hace 70 años y es una obra cumbre de la literatura universal. Así que no, ese no es su pecado. Su pecado en la mediocridad, la pretensión y el sopor. Ojalá me perturbase… Pero no. Solo aburre.

En resumen, quien dude de aquello de que el cine está en decadencia, que le eche un vistazo. Es difícil resumir mejor el estado comatoso del séptimo arte.
Jinete nocturno
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7
20 de mayo de 2011
14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
A estas alturas, y ya con algo de tablas en esto de cinefagia, tiendo a desconfiar bastante de eso de la Director’s Cut. Y es que lo que se supone que debía ser la excepción se ha banalizado hasta convertirse en el extra “imprescindible” de toda edición en DVD que se precie; da igual que la película sea Epic Movie o Torrente II y que la “versión del director” consista en incluir dos planos desenfocados del pie del cámara en los créditos.

Sin embargo, Legend es una clamorosa excepción. Tanto que me atrevo a decir que la única versión aceptable y medianamente cercana a las intenciones de Scott es ésta y no la amputada versión cinematográfica. La única, por tanto, que debería existir.

Al parecer (lo que acabo de ver lo confirma) Legend, tal como la había concebido Ridley Scott originariamente, distaba bastante de ser la cosa ñoña y deshilachada que llego a los cines. El proyecto original, espinoso y lleno de alegorías, era un cuento de hadas adulto en el que se mostraba sexo y violencia sin complejos y que, probablemente, de haberse materializado, hubiera dejado un cierto regusto a lo Darío Argento... Pero, ya se sabe: los chicos de Universal, que tanto cuidan por nuestra moral y su dinero, pusieron el grito en el cielo y obligaron a Scott y su equipo a “suavizar la idea” hasta hacerla digerible al biempensante espectador yanqui. El resultado final de tanto limar fue una película infinitamente menos audaz y mucho más “light” pero que todavía contenía algunos rescoldos del proyecto original: un evidente sentido alegórico (en esencia, una reelaboración del mito del Pecado Original), alguna pequeña concesión al gore e, incluso, algo de sexo elegantemente sublimado en plan freudiano…

Trabajo en balde: eso tampoco les valió a los productores (unos genios, los tíos), a los que les seguía pareciendo demasiado “adulta”. Así que, contra el criterio de Scott, se volvió a aplicar la tijera sin piedad, destrozando lo poco interesante que quedaba en Legend hasta convertirla en el insulso y almibarado “bodriete” que se estrenó.

Por supuesto, y a eso voy, la “director’cut” no es más que la recuperación de aquella última versión anterior al tijeretazo. Y la diferencia entre ambas no es moco de pavo… Se trata, en la práctica, de otra película: completamente distinta en su sentido e intenciones. Con sólo indicarte lo siguiente (y aquí lo dejo), te harás una idea de hasta qué punto la cosa cambia…

-Lili, lejos de ser la bobalicona de la versión cinematográfica, posee aquí un agradable punto de malignidad (como cabe esperar de una tentadora “Eva”). Una malignidad latente que justifica el deseo de “Satán” de poseerla y esposarla.

-El final, que no destriparé, es radicalmente distinto al cinematográfico: aquí no hay un baboso y ridículo “fueron felices y comieron perdices” sino una resolución mucho más abierta a interpretaciones (incluida la de que todo fue un sueño) que, en cualquier caso, deja un poso mucho más pesimista y adulto.
Jinete nocturno
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8
18 de agosto de 2009
20 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
La verdad es que me decidí a ver esta película casi como una obligación -era una de las pocas que me quedaban por ver de Argento- y esperándome lo peor. Y la desconfianza parecía justificada: pertenece a una época –mediados de los Ochenta, su “época crepuscular”- en la que ya parecían habérsele acabado las ideas y se limitaba a hacer refritos de sus anteriores películas… Sólo hay que recordar su anterior película, Tenebrae: una de las más soberanas gilipolleces perpetradas en la historia del Giallo.

Pero, mira por dónde, me encontré con una magnífica película, una de sus mejores obras. Tras Suspiria y Profondo Rosso, la que más me ha convencido.

En primer lugar, destaca su estupenda ambientación, verdaderamente conseguida y que deja un agradable regusto a pesadilla gótica. No tan onírica y lisérgica como la de Suspiria, y no tan poética, ni lograda estéticamente, pero casi igual de efectiva; que logra en ocasiones ser realmente inquietante. Valga un botón de muestra: la angustiosa sensación de indefensión, de amenaza inminente, que transmite la escena inicial -con esos planos largos de la muchacha caminando por el sendero en silencio, sin más compañía que el murmullo de las hojas- es, en mi opinión, de lo mejorcito visto en mucho tiempo. Puro Terror Psicológico.

Además, y es de agradecer, Argento echó el resto en el guión, todo lo bueno que le quedaba dentro. La historia, verdaderamente fresca y muy atractiva, está construida con elegancia e inteligencia: si eres de los que crees que El Sexto Sentido es original (lo que significa, y perdona que te lo diga, que has visto poco cine de género…), búscate una silla, porque te vas a caer de culo… En este “Thriller Paranormal” -como se le llama ahora al género, por mucho que me joda el nombrecito- te aseguro que podrás ver en acción a “la pareja de detectives más extraordinaria de la historia”, amén de una de las tramas más bizarras y fascinantes vistas nunca.

Por si fuera poco, cuenta con un reparto de lo más acertado. Jennifer Connelly, además de regalarnos su serena belleza (que no es poco), borda su papel de adolescente con facultades paranormales, dándole una emotividad y aplomo absolutamente convincentes, y de Donald Pleasence… ¡qué decir!... lo de siempre: se come cada plano en el que sale.

Por desgracia, la historia no es redonda. Peca de lo mismo que todas las películas de Argento: de un final desastroso –quizás Argento debería plantearse contratar a alguien para que remate sus guiones… ¡No hay manera!-; poco verosímil, artificioso, tramposo, exagerado e incoherente con el resto de una trama. Una verdadera lástima, porque la película, juzgada por sus sesenta primeros minutos, es una maravilla.

¡Ah!, otra cosa. Si eres de estomago delicado y no tiene gran aprecio por los insectos, quizás no la disfrutes… Es todo un festival entomológico: repleta de blancos y repugnantes gusanos… Aunque, eso sí, y sirva de escusa, la trama en parte lo justifica.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jinete nocturno
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