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Críticas ordenadas por utilidad
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9
8 de marzo de 2015
8 de marzo de 2015
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Luis García Berlanga en sin duda uno de los pesos pesados de la historia del cine español. Títulos en su filmografía como El verdugo, película reconocida internacionalmente, así lo evidencian. No se queda atrás tampoco la película que aquí vamos a comentar, el segundo largometraje que llevó a cabo el valenciano. Con su mención especial en Cannes, evitó su retirada de las carteleras tras tres días de proyecciones y se convirtió en la segunda película más taquillera del director por detrás de La vaquilla (1985).
En un periodo de posguerra en una España que debido a su gobierno fascista se veía privada de las ayudas económicas estadounidenses del Plan Marshall, encontramos esta evidente crítica que por extraños motivos se le escapó a la censura del momento. Con un montaje de lo más dinámico y una fotografía en blanco y negro muy pulcra, se nos presenta a modo de retrato costumbrista los diferentes personajes, el alcalde, la profesora, el hidalgo o el representante de la joven promesa de la canción andaluza que se encuentran en Villar del Río (Guadalix de la Sierra), un pueblo de lo más rural de la España profunda.
Salta la noticia de que los estadounidenses van a visitar el pueblo para llevar a cabo sus medidas del Plan Marshall, lo cual revoluciona a un pueblo en el que sus más ilustres habitantes se reunirán para decidir que medidas tomar. Es aquí cuando podemos encontrar una diversidad de diálogos mordaces e inteligentísimamente divertidos, tanto por lo sagaz de estos como por el absurdo que resulta colocar un vocabulario tan excelso en boca de tan caricaturizados personajes. Se nota pues la mano en el guión de Miguel Mihura, cuya pluma 20 años antes ya nos regaló una de sus dramaturgias más inolvidables, Tres Sombreros de Copa, toda una obra culmen española del teatro del absurdo.
En un periodo de posguerra en una España que debido a su gobierno fascista se veía privada de las ayudas económicas estadounidenses del Plan Marshall, encontramos esta evidente crítica que por extraños motivos se le escapó a la censura del momento. Con un montaje de lo más dinámico y una fotografía en blanco y negro muy pulcra, se nos presenta a modo de retrato costumbrista los diferentes personajes, el alcalde, la profesora, el hidalgo o el representante de la joven promesa de la canción andaluza que se encuentran en Villar del Río (Guadalix de la Sierra), un pueblo de lo más rural de la España profunda.
Salta la noticia de que los estadounidenses van a visitar el pueblo para llevar a cabo sus medidas del Plan Marshall, lo cual revoluciona a un pueblo en el que sus más ilustres habitantes se reunirán para decidir que medidas tomar. Es aquí cuando podemos encontrar una diversidad de diálogos mordaces e inteligentísimamente divertidos, tanto por lo sagaz de estos como por el absurdo que resulta colocar un vocabulario tan excelso en boca de tan caricaturizados personajes. Se nota pues la mano en el guión de Miguel Mihura, cuya pluma 20 años antes ya nos regaló una de sus dramaturgias más inolvidables, Tres Sombreros de Copa, toda una obra culmen española del teatro del absurdo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Berlanga disfraza a todos los habitantes del pueblo de andaluces para vender el folclore español conocido más allá de nuestras fronteras en los años 50, y el pueblo no tiene problemas en tirar por tierra toda su esencia y personalidad con tal de agradar a aquellos a los que cada uno de sus habitantes podrá pedir una cosa. No todo el mundo actúa así, está claro, pues tanto el cura como el hidalgo se opondrán al recibimiento de los americanos, y no es casualidad que aquellos que se nieguen sean estos dos estereotipos, elementos primordiales en la ejecución del fascismo en España y enemigos de aquellos que puedan hacerles perder sus privilegios cambiando una dictadura por una democracia liberal.
La modernidad de la película ya no reside tan solo por el dinamismo de su montaje, sino por un ejercicio de posmodernidad y trangresión con resultados divertidísimos, donde vemos a un José Isbert disfrazado de vaqueros del Oseste y un saloon escuchando a una cantante de flamenco, casi 60 años antes de que Tarantino nos pusiera Hip Hop en un western. Otro detalle importante es la otra escena onírica donde los reyes magos se vuelven americanos y lanzan un tractor en paracaídas, creando una escena posterior de gran belleza plástica e icónica dentro del panorama del cine español.
Por último, los americanos pasarán de largo, manera idonia de representar el fervoso deseo español por participar de la recuperación económica del Plan Marshall, vendiéndose a ellos mismos con tal de conseguir el favor americano y viéndose traicionados por un gobierno invisible pero presente, que condenó al pueblo español a 20 años de posguerra y una retraso considerable respecto al resto de Europa.
http://cinemonogatari.blogspot.com.es/2014/11/bienvenido-mister-marshall-1953.html
La modernidad de la película ya no reside tan solo por el dinamismo de su montaje, sino por un ejercicio de posmodernidad y trangresión con resultados divertidísimos, donde vemos a un José Isbert disfrazado de vaqueros del Oseste y un saloon escuchando a una cantante de flamenco, casi 60 años antes de que Tarantino nos pusiera Hip Hop en un western. Otro detalle importante es la otra escena onírica donde los reyes magos se vuelven americanos y lanzan un tractor en paracaídas, creando una escena posterior de gran belleza plástica e icónica dentro del panorama del cine español.
Por último, los americanos pasarán de largo, manera idonia de representar el fervoso deseo español por participar de la recuperación económica del Plan Marshall, vendiéndose a ellos mismos con tal de conseguir el favor americano y viéndose traicionados por un gobierno invisible pero presente, que condenó al pueblo español a 20 años de posguerra y una retraso considerable respecto al resto de Europa.
http://cinemonogatari.blogspot.com.es/2014/11/bienvenido-mister-marshall-1953.html

7,5
1.127
9
8 de marzo de 2015
8 de marzo de 2015
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya se habló de la figura de Yasujiro Ozu en Cine Monogatari en las entradas correspondientes a las películas Buenos días (1959) y He nacido, pero… (1932), no obstante, una personalidad tan genuina en el mundo del séptimo arte no puede sino dejar de sorprender, no tan solo al que aun está describiendo su filmografía, sino incluso al que la revisa, por lo que es preciso regresar de nuevo a él.
Situada en su etapa intermedia, entendiendo su periodo más jovial en sus films mudos y de los años 30, y el de madurez a finales de 40 hasta su muerte en 1963, Había un padre no deja de ser la antesala de un estilo futuro que intentará mejorar y redondear con el tiempo. Sin embargo, el escaso metraje de este inolvidable film, que no llega a los 90 minutos, nos sumerge de lleno mediante el realismo costumbrista a la realidad japonesa de una época anterior a la derrota bélica ante USA y a las preocupaciones vitales que con tanta maestría Ozu supo llevar a la gran pantalla, ofreciendo una dosis reducida que resulta en parte más efectiva que algunos de sus films futuros.
Situada en su etapa intermedia, entendiendo su periodo más jovial en sus films mudos y de los años 30, y el de madurez a finales de 40 hasta su muerte en 1963, Había un padre no deja de ser la antesala de un estilo futuro que intentará mejorar y redondear con el tiempo. Sin embargo, el escaso metraje de este inolvidable film, que no llega a los 90 minutos, nos sumerge de lleno mediante el realismo costumbrista a la realidad japonesa de una época anterior a la derrota bélica ante USA y a las preocupaciones vitales que con tanta maestría Ozu supo llevar a la gran pantalla, ofreciendo una dosis reducida que resulta en parte más efectiva que algunos de sus films futuros.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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La historia de un profesor que debido a un error mortal decide abandonar su carrera, nos lleva a vivir de manera casi palpable la relación con su hijo, elaborando con detenimiento la más inteligente manera de mostrar la forma en la que el deber de ambos, impuesto por la voluntad de la figura paterna, los obliga a mantenerse separados durante toda su vida. Se abarca gracias a la reunión del protagonista con sus viejos alumnos la fluidez del paso del tiempo, como esta se mantiene ligada a la familia y como nace la irremediable necesidad de enlazar al hijo con una mujer para que forme una nueva. Ozu nos habla desde el modo más calmado posible del devenir de los nuevos cabeza de familia, el relevo intergeneracional y su confrontación a la hora de entender las relaciones familiares hasta ahora enfrentados dentro de la correlación intrínseca en la sociedad japonesa entre el deseo y el deber.
http://cinemonogatari.blogspot.com.es/2014/12/chichi-ariki-habia-un-padre-1942.html
http://cinemonogatari.blogspot.com.es/2014/12/chichi-ariki-habia-un-padre-1942.html
5 de julio de 2013
5 de julio de 2013
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película El acorazado Potemkin (1925) de Sergei M. Eisenstein destaca dentro de la historia del cine por un aspecto en general y otro circunscrito a él. Con este largometraje, Eisenstein pone en juego su idea de cómo se debe desarrollar el cine. Cree firmemente que lo que consigue que la acción temporal fluya dentro de una filmación se consigue mediante el montaje y aunque algunos cineastas hayan rechazado este modo de filmar, algunos abiertamente como Tarkovsky, es el método que ha prevalecido hasta el día de hoy. No obstante, el montaje utilizado por el director soviético no es como el norteamericano, en el que se intenta lograr la sensación de temporalidad usando un montaje invisible que el espectador pase por alto y así seguir atento a la historia que se narra, si no que ofrece un montaje palpable causando la obligación de percatarse de él en el visionado de su cine. Este montaje no está en la creación cineasta por motivos puramente cinéfilos, sino que sirve de brazo para apoyar con fervor la propaganda ideológica que introduce el director con el fin de propagar la ideología comunista del momento tanto a los receptores nacionales como internacionales.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Esto se puede observar claramente en diferentes partes de la película. Cuando uno de los marineros está fregando los platos puede ver como hay una inscripción donde se habla de que todos deberían tener pan, el director usa una secuencia donde se intercalan planos detalle del plato con primeros planos del marinero con tal de mostrar su expresión de descontento con la situación. Ahí nace una pequeña idea de injusticia y revolución en ese hombre. Otro detalle es la importancia de la colectividad, es por eso, que en la escena en la que piensan fusilar a los marineros que no aceptan lo mal que están siendo tratados, los superiores mostrados como los malvados, tienen constantes primeros planos, mostrando su individualidad, mientras que los marineros inocentes, héroes, son presentados en colectividad. En el motín a bordo, se muestra como en diferentes espacios, son muchos más los marineros que los oficiales y en estos diferentes espacios les ganan la batalla. Es una referencia a la revolución socialista, en las que la mayoría pobre puede sublevarse al poder ya que son más y están unidos en toda Rusia (en la película en todo el barco). El único que toma cierto protagonismo es Vakulinchuk, que acaba muriendo como un mártir y sirve para concienciar a la clase obrera de la injusticia y se una a la causa. El montaje muestra como llegan obreros de diferentes sitios y juega con planos detalle de puños y planos generales donde la multitud los alza. Comentar también que la escena de la escalera intercala planos generales con primeros planos para mostrar el drama humano de la represión zarista y como cuando el acorazado piensa que ha de entrar en guerra se muestran diferentes marineros trabajando, cada uno en su lugar para lograr que funcione la maquinaria del barco.
15 de agosto de 2014
15 de agosto de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La última etapa del director nipón Akira Kurosawa (1910-1998), tras lograr traspasar las fronteras y ser un director de referencia en medio mundo por sus películas realizadas entre los años 50 y principios de los 60, estuvo lastrada por una terrible depresión que sufrió y que casi lo llevó al suicidio. Parte de todo este pesimismo se puede observar en el carácter taciturno y apesadumbrado de algunas de sus obras posteriores. Sintiéndose poco valorado como profesional, las productoras japonesas no querían financiar sus nuevos proyectos. Es por ello que sus colegas norteamericanos, grandes admiradores de su obra, tales como George Lucas, Steven Spielberg o Francis Foid Coppola, decidieron producir sus nuevos films. Gracias a ellos pudo llevar a cabo obras de grandísimo presupuesto como Kagemusha (1980), Ran (1985) o Dreams (1990).
Kagemusha, Palma de Oro en Cannes en 1980, es una especie de preludio de Ran, donde se muestra con una tristeza estética el drama de la guerra, la fe ciega y la fuerte jerarquización reinante. La voluntad humana es aniquilada en pos de la unión del clan y el interés común de los líderes de la guerra. La importancia de la vida humana pierde cualquier atisbo de valor siempre y cuando no sea quien tenga que guiar a los demás.También intenta incidir en la relación familiar entre padre e hijo, la presión de los militares, del nombre de la familia y el clan y la frustración recogida durante años por un gozar de un talento no reconocido.
Tanto el ladrón, eterno Tatsuya Nakadai, que es usado como doble del fallecido líder del clan como el hijo de éste son personas usadas sin tener en cuenta jamás sus propias emociones o sentimientos respecto a lo que pasa, no son valoradas por lo que son sino por el papel que están obligados a desempeñar. Ambos son dos partes del mismo hombre, de Akira Kurosawa y la tristeza que le invadía casi diez años después de su intento de suicidio.
El japonés saca matrícula de honor en el aspecto técnico del film, donde la fotografía, usando un colorido vivo a la vez que abatido, ayudado de la magnífica dirección coral de actores, es todo un prodigio y un deleite visual. La banda sonora que en un inicio parece algo desubicada, con reminiscencias del western clásico, acaba por desempeñar un importante papel a la hora de reforzar la emoción dentro de las escenas con más tensión dramática del film. También es destacable el acompañamiento musical con el colorido de las escenas oníricas y fantasiosas.
Luis Suñer
http://cinemonogatari.blogspot.com.es/2014/08/direccion-akira-kurosawa-guion-akira.html
Kagemusha, Palma de Oro en Cannes en 1980, es una especie de preludio de Ran, donde se muestra con una tristeza estética el drama de la guerra, la fe ciega y la fuerte jerarquización reinante. La voluntad humana es aniquilada en pos de la unión del clan y el interés común de los líderes de la guerra. La importancia de la vida humana pierde cualquier atisbo de valor siempre y cuando no sea quien tenga que guiar a los demás.También intenta incidir en la relación familiar entre padre e hijo, la presión de los militares, del nombre de la familia y el clan y la frustración recogida durante años por un gozar de un talento no reconocido.
Tanto el ladrón, eterno Tatsuya Nakadai, que es usado como doble del fallecido líder del clan como el hijo de éste son personas usadas sin tener en cuenta jamás sus propias emociones o sentimientos respecto a lo que pasa, no son valoradas por lo que son sino por el papel que están obligados a desempeñar. Ambos son dos partes del mismo hombre, de Akira Kurosawa y la tristeza que le invadía casi diez años después de su intento de suicidio.
El japonés saca matrícula de honor en el aspecto técnico del film, donde la fotografía, usando un colorido vivo a la vez que abatido, ayudado de la magnífica dirección coral de actores, es todo un prodigio y un deleite visual. La banda sonora que en un inicio parece algo desubicada, con reminiscencias del western clásico, acaba por desempeñar un importante papel a la hora de reforzar la emoción dentro de las escenas con más tensión dramática del film. También es destacable el acompañamiento musical con el colorido de las escenas oníricas y fantasiosas.
Luis Suñer
http://cinemonogatari.blogspot.com.es/2014/08/direccion-akira-kurosawa-guion-akira.html

4,5
111
8
18 de mayo de 2014
18 de mayo de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pepperminta es una persona (alterego de la videoartista Pipilotti Rist) que desde su más tierna infancia se ha sentido amenazada por el mundo que le rodea. Incomprendida, se niega a ser una más de un mundo sumergido en el aburrimiento y la ordinariez.
Con los colores por bandera, empieza su periplo por la ciudad, siendo de nuevo incomprendida e insultada (el señor del coche que le dice que se busque un trabajo y ella dice que ya lo está haciendo). Su trabajo es liberar al mundo de convencionalismos y aburrimientos, a cambiar sus vidas. A lo largo del film lo irá consiguiendo.
Una vez logra convencer a diferentes personas a liberarse de sus miedos personales impuestos, decidirá ir todavía más allá.
Con los colores por bandera, empieza su periplo por la ciudad, siendo de nuevo incomprendida e insultada (el señor del coche que le dice que se busque un trabajo y ella dice que ya lo está haciendo). Su trabajo es liberar al mundo de convencionalismos y aburrimientos, a cambiar sus vidas. A lo largo del film lo irá consiguiendo.
Una vez logra convencer a diferentes personas a liberarse de sus miedos personales impuestos, decidirá ir todavía más allá.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El problema llega cuando toca la punta de la pirámide, la burguesía en el restaurante, que también se contagia de la libertad que Pepperminta les ofrece. La consecuencia de ello será la llegada de la policia. Las fuerzas del orden se verán obligadas a devolver el orden natural de las cosas. No obstante, Pipperminta, junto a sus nuevos amigos, conseguirán vencer.
Pepperminta ya ha cumplido y sus compañeros se pueden marchar, una vez aprendida esta nueva forma de vida, para vivir mejor ellos mismos y con los demás. Werwen "curará" a su preocupada madre, la anciana podrá morir sabiendo que por fin su vida ha tenido sentido y Edna se desprerocupará de todos sus complejos.
La dirección ofrece una cámara que deambula como si de una película de Gaspar Noé se tratara, el montaje jugando con las incongruencias de la narratividad espacio-temporal le darán un toque surrealista que siguiendo la temática de la película puede recordar tímidamente a La edad de oro de Luis Buñuel. Los estímulos visuales se sirven a partir de una fotografía colorista naif acorde con los ideales de sus protagonista. A parte de ello contendrá escenas trangresoras, buscando la obligada reacción del espectador como en el caso de la ingesta de sangre menstrual.
Pepperminta ya ha cumplido y sus compañeros se pueden marchar, una vez aprendida esta nueva forma de vida, para vivir mejor ellos mismos y con los demás. Werwen "curará" a su preocupada madre, la anciana podrá morir sabiendo que por fin su vida ha tenido sentido y Edna se desprerocupará de todos sus complejos.
La dirección ofrece una cámara que deambula como si de una película de Gaspar Noé se tratara, el montaje jugando con las incongruencias de la narratividad espacio-temporal le darán un toque surrealista que siguiendo la temática de la película puede recordar tímidamente a La edad de oro de Luis Buñuel. Los estímulos visuales se sirven a partir de una fotografía colorista naif acorde con los ideales de sus protagonista. A parte de ello contendrá escenas trangresoras, buscando la obligada reacción del espectador como en el caso de la ingesta de sangre menstrual.
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