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6
11 de octubre de 2011
11 de octubre de 2011
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Santos Trinidad vuelve tarde a casa tras unas cuantas copas bien cargadas. Se ha dejado el pelo largo, la barba también asoma y la buena voluntad parece decaída.
La ingenuidad parece perdida cuando una noche se ve envuelto en un problema que resuelve al más puro estilo western. Pero entonces tendrá que cubrirse las espaldas, armarse de astucia y resolver el caso que definirá su pericia policial.
La película transcurre con un ritmo impecable, enlazada y milimetrada para que todo encaje, y lo consigue. Las interpretaciones son buenas, aunque sin duda sobresale Coronado, llamado a ser el próximo que recoja el Goya. La violencia es estéticamente asombrosa, aunque escasa. Y aquí es donde también se enlaza su mala sombra: la quietud de atención. Telefilm es una palabra que escuché de muchos al salir de la sala, porque recuerda mucho a teleseries y porque repite clichés que Urbizu debería desbordar.
Oscura, cercana y directa. Entretenida pero olvidable.
¿He dicho ya que el Goya se lo lleva Coronado?
La ingenuidad parece perdida cuando una noche se ve envuelto en un problema que resuelve al más puro estilo western. Pero entonces tendrá que cubrirse las espaldas, armarse de astucia y resolver el caso que definirá su pericia policial.
La película transcurre con un ritmo impecable, enlazada y milimetrada para que todo encaje, y lo consigue. Las interpretaciones son buenas, aunque sin duda sobresale Coronado, llamado a ser el próximo que recoja el Goya. La violencia es estéticamente asombrosa, aunque escasa. Y aquí es donde también se enlaza su mala sombra: la quietud de atención. Telefilm es una palabra que escuché de muchos al salir de la sala, porque recuerda mucho a teleseries y porque repite clichés que Urbizu debería desbordar.
Oscura, cercana y directa. Entretenida pero olvidable.
¿He dicho ya que el Goya se lo lleva Coronado?

8,0
24.926
8
2 de noviembre de 2012
2 de noviembre de 2012
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cuento de Adam Elliot, ganador de un Oscar en 2003 por su cortometraje de animación "Harvie Krumpet", trata de la amistad y de la sensación pesimista de no encajar en el terreno social de convenciones heredadas.
Se presenta con texturas tiernas, mundo de plastilina, y un tono sombrío en todas sus escenas. Reclama un lugar para los "olvidados" de este nuevo mundo que, esto es opinión personal, ya muere y agoniza en sus grandes ciudades. La descripción de los personajes encuadra en el humor negro y agridulce por retratar caracteres desequilibrantes, mejor que desequilibrados.
Es, sin embargo, la banda sonora, en sus escasas apariciones, la que ofrece brotes de esperanza casi invisibles en un mundo marrón cercano al suicidio. Nuestros amigos, Mary en Australia y Max en Estados Unidos, traban una amistad bajo el romántico enfoque del envío postal, su precariedad y su inestimable espera. Ella es una niña enfrascada en su desdicha estética y familiar; él, un inclasificable neurótico (luego descubrimos su síndrome) que afronta cada carta con curiosidades tan graciosas como tristes.
El chocolate y su serie favorita de televisión serán los puntos de anclaje para una más profunda relación que se desarrollará durante toda la vida de Mary. Encontrarán dificultades y locuras que harán de sus desencuentros los causantes del ritmo de sus vidas. Ellos darán sentido al paso adelante que les permita seguir viviendo, exactamente lo mismo que nos sucede como espectadores, que aguardamos sus palabras y lloramos y sonreímos.
Tristeza y moralina se mezclan oscureciendo la narración y acabando con la creencia de encontrar color (además del pompón) en toda la duración de la película. Max tiene un amigo invisible al que, según su psiquiatra, ya no necesita. Se sienta, su amigo, en un rincón y lee. En su libro leemos: "I'm Ok, you're not".
La historia resulta entrañable aunque hemos de dar algunas concesiones como su repetición narrativa y la montaña rusa a la que nos vemos sometidos para solventarlo. La relación entre palabras y seres, entre letras y sentimientos, se incrementa en cada carta y cobra fuerza el poder de la escritura, cosa que me encanta. Es entonces cuando vemos juegos del lenguaje y una lista de palabras favoritas. Mis palabras favoritas son: "ignominioso", "tetas", "grumete", "palangana", "mequetrefe"... ¿Y las tuyas, son igual de divertidas? La palabra favorita de Cela era "almorrana" pero sólo por motivos fonéticos.
El juego en el que nos embarcamos resulta doloroso y real, tanto como un transcurso de decisiones y acontecimientos. "Vida humana" es una buena manera de llamarlo. Y las referencias que me vuelven a la memoria son la activa aportación de Philip Seymour Hoffman en el personaje de Max y, sobre todo, la obra de Helene Hanff "84 Charing Cross Road" que tuve la suerte de disfrutar en su versión teatral a manos de mi adorada Isabel Coixet. Historias paralelas bien acabadas que se disfrutan por igual.
Los familiares nos vienen dados, pero aún podemos elegir a nuestros amigos.
Noviembre es un buen mes para ver esta cinta. Escojan un sofá amplio y un gran edredón que compartir, llueve afuera.
Se presenta con texturas tiernas, mundo de plastilina, y un tono sombrío en todas sus escenas. Reclama un lugar para los "olvidados" de este nuevo mundo que, esto es opinión personal, ya muere y agoniza en sus grandes ciudades. La descripción de los personajes encuadra en el humor negro y agridulce por retratar caracteres desequilibrantes, mejor que desequilibrados.
Es, sin embargo, la banda sonora, en sus escasas apariciones, la que ofrece brotes de esperanza casi invisibles en un mundo marrón cercano al suicidio. Nuestros amigos, Mary en Australia y Max en Estados Unidos, traban una amistad bajo el romántico enfoque del envío postal, su precariedad y su inestimable espera. Ella es una niña enfrascada en su desdicha estética y familiar; él, un inclasificable neurótico (luego descubrimos su síndrome) que afronta cada carta con curiosidades tan graciosas como tristes.
El chocolate y su serie favorita de televisión serán los puntos de anclaje para una más profunda relación que se desarrollará durante toda la vida de Mary. Encontrarán dificultades y locuras que harán de sus desencuentros los causantes del ritmo de sus vidas. Ellos darán sentido al paso adelante que les permita seguir viviendo, exactamente lo mismo que nos sucede como espectadores, que aguardamos sus palabras y lloramos y sonreímos.
Tristeza y moralina se mezclan oscureciendo la narración y acabando con la creencia de encontrar color (además del pompón) en toda la duración de la película. Max tiene un amigo invisible al que, según su psiquiatra, ya no necesita. Se sienta, su amigo, en un rincón y lee. En su libro leemos: "I'm Ok, you're not".
La historia resulta entrañable aunque hemos de dar algunas concesiones como su repetición narrativa y la montaña rusa a la que nos vemos sometidos para solventarlo. La relación entre palabras y seres, entre letras y sentimientos, se incrementa en cada carta y cobra fuerza el poder de la escritura, cosa que me encanta. Es entonces cuando vemos juegos del lenguaje y una lista de palabras favoritas. Mis palabras favoritas son: "ignominioso", "tetas", "grumete", "palangana", "mequetrefe"... ¿Y las tuyas, son igual de divertidas? La palabra favorita de Cela era "almorrana" pero sólo por motivos fonéticos.
El juego en el que nos embarcamos resulta doloroso y real, tanto como un transcurso de decisiones y acontecimientos. "Vida humana" es una buena manera de llamarlo. Y las referencias que me vuelven a la memoria son la activa aportación de Philip Seymour Hoffman en el personaje de Max y, sobre todo, la obra de Helene Hanff "84 Charing Cross Road" que tuve la suerte de disfrutar en su versión teatral a manos de mi adorada Isabel Coixet. Historias paralelas bien acabadas que se disfrutan por igual.
Los familiares nos vienen dados, pero aún podemos elegir a nuestros amigos.
Noviembre es un buen mes para ver esta cinta. Escojan un sofá amplio y un gran edredón que compartir, llueve afuera.

6,6
8.624
6
16 de septiembre de 2010
16 de septiembre de 2010
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
En Soul Kitchen vemos a unos personajes que se dejan querer, que se muestran y esconden cuando deben.
Los gags de humor son un tanto fáciles, pero nunca sucios, se disfrutan. La cocina por la que pasa la vida entera, es un hervidero de situaciones, todas ellas de pasión infinita. Los planos ayudan al ritmo y a la descripción, y las secuencias rápidas que alternan con lentas son clave para que todo funcione. Y el plato fuerte viene con la banda sonora. Es musicalmente suculenta, gastronómicamente interrogante. Detalles en los fogones y en las conversaciones hacen de ese ambiente una cocina con alma*.
Fatih Akin acierta con una película en la que falla en tramos y deja estereotipos, escombros que moldear. Pero si acierta es porque mezcla sin desorden, y sobre todo porque todo suena sincero, verdadero, fresco.
No deja imágenes para el recuerdo, ni diálogos antológicos, pero te permite pasar hora y media entretenido y disfrutando frente a la pantalla.
Lo mejor: las fiestas, la fisioterapeuta.
Lo peor: los gestos del hermano y el personaje rubio (Sr. Neumann, o algo así)
Los gags de humor son un tanto fáciles, pero nunca sucios, se disfrutan. La cocina por la que pasa la vida entera, es un hervidero de situaciones, todas ellas de pasión infinita. Los planos ayudan al ritmo y a la descripción, y las secuencias rápidas que alternan con lentas son clave para que todo funcione. Y el plato fuerte viene con la banda sonora. Es musicalmente suculenta, gastronómicamente interrogante. Detalles en los fogones y en las conversaciones hacen de ese ambiente una cocina con alma*.
Fatih Akin acierta con una película en la que falla en tramos y deja estereotipos, escombros que moldear. Pero si acierta es porque mezcla sin desorden, y sobre todo porque todo suena sincero, verdadero, fresco.
No deja imágenes para el recuerdo, ni diálogos antológicos, pero te permite pasar hora y media entretenido y disfrutando frente a la pantalla.
Lo mejor: las fiestas, la fisioterapeuta.
Lo peor: los gestos del hermano y el personaje rubio (Sr. Neumann, o algo así)

6,5
3.703
8
18 de diciembre de 2010
18 de diciembre de 2010
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras Melissa P. no muchos apostarían por una obra que trajera novedades.
"Io sono l'amore" es una maravilla, con aristas y matices en casi todas las conversaciones. Se perfila como una novela de entramado familiar y el título nos da la clave de cual es el tema a tratar.
Un clásico con aires muy atrevidos. Los planos y escenas están buscados y trabajados, no hay rendija por la que alguien suelte queja. Visualmente es estupenda.
Atreverse con firmeza a firmar una creación como esta en la Italia desmoronada es una confirmación del cine italiano así como del recuerdo de Visconti. Guadagnino es otro director a tener en cuenta a partir de ahora.
Parece que será nominada a los Oscar, y gran parte del mérito lo tiene la actuación de Tilda Swinton, además de la fotografía y la dirección, impecables. Tal vez se completaría con un tema más interesante. Todo alcanza la virtud de la clase alta, se enzarza en una intención desbocada y se enfrenta con la pasión y el amor. El transcurso de los acontecimientos surge paulatinamente y se desvía con el tempo de una ópera, es asombroso.
El cambio de ritmo y expresión desde el principio hasta el final evoluciona en escalera sensacional.
Preciosa, clásica y bellísima.
"Io sono l'amore" es una maravilla, con aristas y matices en casi todas las conversaciones. Se perfila como una novela de entramado familiar y el título nos da la clave de cual es el tema a tratar.
Un clásico con aires muy atrevidos. Los planos y escenas están buscados y trabajados, no hay rendija por la que alguien suelte queja. Visualmente es estupenda.
Atreverse con firmeza a firmar una creación como esta en la Italia desmoronada es una confirmación del cine italiano así como del recuerdo de Visconti. Guadagnino es otro director a tener en cuenta a partir de ahora.
Parece que será nominada a los Oscar, y gran parte del mérito lo tiene la actuación de Tilda Swinton, además de la fotografía y la dirección, impecables. Tal vez se completaría con un tema más interesante. Todo alcanza la virtud de la clase alta, se enzarza en una intención desbocada y se enfrenta con la pasión y el amor. El transcurso de los acontecimientos surge paulatinamente y se desvía con el tempo de una ópera, es asombroso.
El cambio de ritmo y expresión desde el principio hasta el final evoluciona en escalera sensacional.
Preciosa, clásica y bellísima.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Desafiante final en el que todo se filtraba con tiempo suficiente para detallar sólo lo que se abalanza sobre los personajes. El embarazo como síntesis de la opacidad de la clase alta. Probablemente se deslizó muy rápido, pero me encantó la brusquedad de encontrar a dos personas mirándose el vientre y que no se dijera nada.

7,3
36.942
9
1 de febrero de 2010
1 de febrero de 2010
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Huracanes de vientos, lluvia andante semiparalela (texto robado).
Trepidante historia de macabros enamorados del rock y el desenfreno. Cristian Slater se desmarca entre un panorama vibrante y un elenco de estrellas. Las acciones empiezan rápidas, sin miramientos, con total decisión, pero no pierde ritmo. La historieta de Tarantino crea y mitifica miles de estereotipos que marcan historia dentro del cine. Pero la dirección desborda, Scott mira al espectador con los ojos de sus personajes y nos hace pasar un rato grandioso, con violencia, sangre, droga y todo aquello que caracteriza el mundo gangsteril de poca monta que lo rodea. Hay escenas para reír, hay escenas para soltar adrenalina, y las hay también para disfrutar de la ira. Pero me quedo asombrado con las que el cine queda de trasfondo de conversaciones ingeniosas. Me quedo enamorado de Arquette, de Elvis y de la narración. Hopper, Walken y Pitt, pocos minutos muy intensos, la única pena. Definitivamente genial, arrolladora.
Trepidante historia de macabros enamorados del rock y el desenfreno. Cristian Slater se desmarca entre un panorama vibrante y un elenco de estrellas. Las acciones empiezan rápidas, sin miramientos, con total decisión, pero no pierde ritmo. La historieta de Tarantino crea y mitifica miles de estereotipos que marcan historia dentro del cine. Pero la dirección desborda, Scott mira al espectador con los ojos de sus personajes y nos hace pasar un rato grandioso, con violencia, sangre, droga y todo aquello que caracteriza el mundo gangsteril de poca monta que lo rodea. Hay escenas para reír, hay escenas para soltar adrenalina, y las hay también para disfrutar de la ira. Pero me quedo asombrado con las que el cine queda de trasfondo de conversaciones ingeniosas. Me quedo enamorado de Arquette, de Elvis y de la narración. Hopper, Walken y Pitt, pocos minutos muy intensos, la única pena. Definitivamente genial, arrolladora.
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