Un filme conspicuo en todos y cada uno de sus aspectos. La historia se encuentra perfectamente diseñada otorgándole a la película un carácter soberbio e imponente, no existe ningún tipo de fisura que pueda resquebrajar el argumento. El desarrollo de acontecimientos es magnífico, con un dinamismo permanente entre cada una de las secuencias, todas ellas elaboradas cuidadosamente y con el grado de acción justo en cada momento. Una gran idea ejecutada con maestría. El resultado, una obra cumbre de la ciencia ficción.

Un filme extraordinario, dotado de una intensidad arrolladora. La historia es sumamente intrigante y con un ritmo excelente, a pesar de tratar una temática hartamente recurrida. Si a esto se le añade la astucia con la que es contada y la maestría con la que se desarrollan y enlazan todas y cada una de sus secuencias, obtenemos como resultado un producto sobresaliente.

Una obra totalmente atemporal e ingeniosa, con un potencial insólito y una brillantez extraordinaria. La capacidad humorística de la serie es colosal, siempre bastándose de un continuo mensaje crítico y bergante que le otorga su esplendor particular. Su secreto reside en rozar la comicidad más absurda sin caer en lo estúpido, esencia que parece haberse perdido en los último tiempos.

Al contrario de lo que pueda parecer a primera vista, en esta cinta todo adquiere un toque compasivo y enternecedor, incluso los golpes quedan sumidos dentro de la esfera de benignidad generada por la propia película. Ésta consigue con facilidad que se empatice con el personaje principal, haciendo de la historia algo personal en el que merece la pena involucrarse. Como en cualquier film de base deportiva -en este caso el boxeo- dicho ámbito queda épicamente exagerado, pero en este largometraje no se pierde excesivamente el norte, cada acometida sigue conservando su esencia.

La sustancia es un film que se presenta interesante desde que uno ve por primera vez el tráiler. Y lo cierto es que no decepciona en absoluto.

Con un argumento y guion más que perspicaz consigue abordar de una forma apasionante el concepto de belleza y los cánones socialmente impuestos. A partir de este debate estético se entrelaza una historia que avanza de lo interesante a lo macabro a pasos agigantados. Especialmente destacable resulta la labor del director, pues los planos, así como el propio ritmo de la película, resulta uno de sus puntos más fuertes, dotándola de personalidad propia, generando un magnetismo inusitado. Si bien es cierto que, quizás, en el último tramo el metraje se le escapa de las manos, tanto argumentalmente como narrativamente, rozando incluso lo grotesco.

En cuanto se refiere al apartado interpretativo, destacar que todos los intérpretes están en buena forma, destacando especialmente la protagonista, Demi Moore, a la cual el papel y personaje le vienen como anillo al dedo, permitiéndole una actuación notable.

Por lo que respecta a los efectos visuales y sonoros -al apartado técnico en general-, no hay nada que reprochar, simplemente se puede alabar y admirar la puesta en escena de los mismos, ya que aportan un buen grano de arena al metraje, pues representan una parte sustancial del film.

Sin lugar a dudas, se podría concluir afirmando que la sustancia es una de esas películas que destaca por sí misma, es transgresora, arriesgada e incluso, en algún que otro punto, desagradable, pero sin duda consigue generar ese interés en el espectador que la hace atractiva.