Haz click aquí para copiar la URL
You must be a loged user to know your affinity with pablo garcia del pino
Críticas 47
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
10
19 de noviembre de 2007
10 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una pareja arrastra años de noviazgo por no poderse casar a falta de habitación de realquilados, o, por supuesto, de piso. Se desesperan, en especial la novia. Son los tiempos negros y truculentos de la dictadura franquista. Pero los problemas de la vivienda son tan viejos como el mundo. Claro que aquel Madrid, no es el de hoy. No era por la especulación reinante en nuestro siglo XXI, sino porque construcciones, haberlas no las había, aunque por aquellos tristes descampados polvorientos asomasen ya los esqueletos balbuceantes de las primeras colmenas humanas. Es un Madrid feo y triste, de adoquinados sucios y paredes descascarilladas por los que aparecían los recuerdos de los bombardeos y de la metralla. El gran Marco Ferreri, antes de ser puesto de patitas en la calle por el gobierno franquista (y reexpedido a su Italia natal) nos dejó esta visión degradante de la dictadura. Franco y toda su caterva ministerial y clerical nunca se lo perdonó, ni a él ni a Rafael Azcona. ¡Pues, peor para el "Generalísimo" y toda la élite gubernamental de energúmenos fascistas que le cantaban el credo de su mediocre grandeza, y mejor para todos los avispados cinéfilos que, subrepticiamente, coleaban por ahí!, porque "El Pisito" ¡aún hoy! es un fuera de serie, un suculento regodeo cinematográfico, tan irrepetible como una Pirámide Egipcia. López Vázquez y Mari Carrillo nos dejaron un recital interpretativo como para relamerse durante siglos, y los secundarios son ¡que ni te cuento! "El pisito" sigue siendo un testimonio de época que adopta su neorrealismo a la española con matrícula de honor. Es una visión de la historia Ibérica que, por fortuna, no se nos ponía folklórica, en la que no se contaba la misma historia absurda de siempre, ¡y que no disimulaba nada!. Apta tan sólo para que aquella censura franquista, presidida por tanto retrasado mental, la eliminase de nuestras pantallas así, ¡de sopetón!, pretendiendo como siempre dejarnos a oscuras. ¡Se jorobaron porque mucha gente la vio (sobre todo en Italia), la saboreó, y la conservó como oro en paño para degustación de los futuros cinéfilos de pro! ¡Toma ya!... ¡y para curiosos impenitentes como yo! ¡Hurra por Ferreri y Azcona!.
19 de noviembre de 2007
9 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
John Huston, elige "La noche de la iguana" (una de las mejores obras de Tenessee Williams). Y al tiempo que nos dicta su "público mesianismo" con tan majestuoso film, se provee del placer del privado. En cuanto al mundo físico del film haré hincapié en que es una religión a punta de lanza, una reflexión más que un sentimiento, un culto solemne, reglamentado y matemático al universo moral en movimiento de cierta clase muy especial de seres humanos. Es muy difícil domar a la fiera que todos llevamos dentro, porque, afortunadamente, existen los desequilibrios de la sangre.
De la mala vida de sus personajes habría mucho que hablar. Y así uno se pasma ante ese maduro "angry man" que es Richard Burton (y que ya fue el "young angry" por excelencia), y todas sus imperfecciones contagiosas. Es mucho mejor el orden de su universo hecho de carne y hueso, que las absurdas crisis religiosas de esa alma inexistente. Que las facultades interpretativas de Burton alcanzan en esta película su más alta cota, ¡ahí queda para regocijo de todos! Es gigantesco, parece un sietemesino enloquecido que estremece y enamora a todas las señoras y señoritas (menos a la lésbica "teacher") que inflaman esa desaforada noche de Mr. Tenessee. Y cuando Ava Gardner aparece con su poncho mejicano, por primera vez, entre el follaje exótico y ardiente del caribeño Méjico, aprendemos de repente lo que pueden significar los símbolos. Es aquel "osito de miel" de "Mogambo", más madura, pero una divinidad en toda la extensión de la palabra. Y que, tras haber enterrado al orejazas del Gable, haya alcanzado un nuevo orden de majestuosidad hollywoodense (yo creo que nos grita a todos en la cara que era ella mucha mujer para tanto medio hombre como la rondara en sus tiempos juveniles) Y en su nueva supremacía domiciliaria de Puerto Vallarta el único que tiene cabida ahora es Mr. Burton, y los dos "morenitos zumbones" que le bailan (y alegran) sus noches playeras. Deborah Kerr, nunca desairada, y siempre exquisita, semeja también haber enviudado del Grant de "Tu y yo", y presentándose por allí con su abuelo poeta (que parece de otro planeta), y con su optimismo, su hermosura y su grandeza, se sobrepone a todo suceso por muy aciago que éste sea. Fue tanto su talento, que parece que nunca tuvimos bastante (¡cuánto merecido premio pasó de largo ante esta selecta actriz!).
Y para guinda final, como un homenaje al gran Stanley Kubrick, la juvenil y meteórica Sue Lyon (que ya malogró los deseos de James Mason) repite su "Lolita", y pone de nuevo en peligro el imperioso estupro que llenara de recelos punzantes a la hipócrita comunidad de feligreses que el morrocotudo reverendo Lawrence Shannon-Burton puso a parir al principio del film. La lésbica profesora (magnífica Grayson Hall) tampoco se lo perdonaría nunca. ¡Pues, al infierno con tanto carca! ¡¡Aviso!!: ¡tan sólo se puede saborear en inglés! En otro idioma, por muy bien doblada que esté, no deja de ser una aberración.
17 de noviembre de 2007
12 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡"Cabiria" es el más excelso de los partos de Federico Fellini. Es lo que a Beethoven su "5ª Sinfonía"... Giulietta Masina parece que se descrisma por averiguar qué demoníaco antojo o manía embarga el ánimo de su inteligentísimo marido por recuperar aquel extraño personaje que esbozó en "El jeque blanco" ¡Y a fe que nos lo dejó bien patente! (Aún la recuerdo bajando del avión en Roma con su bien ganado Oscar en la mano). ¿Cómo habrían sido esos "eternos" ayes lastimeros del naturalismo italiano sin el pícaro Federico de sus primeros claroscuros. ¡¡Y "Cabiria" llegó!! ¡Una nueva pelandusca, bajita y delgaducha (a contracorriente de aquellas "puttanas" como ballenas que siempre retrató, y que, a lo largo de su filmografía, aparecerían en playas pestilentes, en el estanco de su infancia, o en aquella aledaña Vía Appia romana). Pero Cabiria es simplona y romántica, vive su prostitución forzosa (¡pobreza e ignorancia!) como si buscara remedio al sarampión de curiosidades amorosas y enternecedoras que la consumen. Tiene peor fama que otras mucho más gordas que ella por enamorarse de su chulo y dejarse tirar al río por él, que, al tiempo que le roba el bolso, la quiere mandar al otro mundo. Y Cabiria, a la que tanto le cuesta descender por los escalones más bajos de las miserias humanas, no se lo cree. Menos mal que la genial Franca Marzi (amiga de fatigas, también rellenita, culona y guapísima) acostumbrada, como todas las filantrópicas compañeras afiliadas al ramo de la prostitución callejera, a los dédalos tenebrosos de los vicios chulescos de esos machos jóvenes, pobres en sofisterías, y que, si no cuentan con el sustento que proporciona el vicio callejero, muestran su desazón ¡¡hostia va, y hostia viene!!, le equilibra, momentáneamente, su trastornos románticos. Pero las obsesiones de Cabiria son delirantes, no se resigna a la estrechez disoluta y vulgar de su existencia. Clama por el milagro, ¡que, por supuesto, no se produce! Giulietta Masina, con su desengaño, su griterío, y su burla, ante la procesión de la romería, es uno de los seres cinematográficos más memorables que el celuloide conserva! ¡El final es antológico, y no lo cuento! Los ojos de la Massina, con sus lágrimas a lo "pierrot", son de un lujo aterciopelado. ¡Giulietta y Fellini, ídolo uno, idolatrada la otra! "Cabiria" es la más grande empresa de la voluntad artística y el loco entusiasmo que impulsó el cine naturalista italiano. El doblaje contó con voces magníficas. Pero Cabiria únicamente puede ser auténtica e irrepetible en versión original.
19 de noviembre de 2007
12 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Furtivos" se enclava en esa España dictatorial por la que pululan sus ostentosos arquetipos de funcionarios públicos o ministeriales, siempre ajustados a las buenas practicas morales y económicas, con sus apóstrofes de despecho a todo lo que no se aviniese a los puntos esenciales del dogma político imperante (súbditos fieles, aprovechados, y ridículos del arbitrario monstruo estatal, y que tan sabiamente patentiza el mismo Borau con su interpretación). Sigue luego todo ese submundo, ciudadano y, naturalmente, rural, con sus títeres, cargados de matices desvalidos, egocéntricos e ignorantes, y que jamás podrán ver más allá de sus necesidades físicas urgentes (ya sean incestuosas, por parte de una madre anuladora, posesiva y grosera, ya sean sexuales -como las del estupendo protagonista, que además se dedica a la caza furtiva-), y que, casi incorrupto, tras hallarse poseído por los reproductivos venenos reivindicadores de la autora de sus días (auténtico y siniestro adefesio, sublimemente encarnado por una Lola Gaos anoréxica y aguardentosa), se ve necesitado de un remedio rápido en cuanto a sexo se refiere (la oportuna aparición de la "pecadora" fugitiva -una "Mauricia la dura" galdosiana- del correccional femenino). Este film único e irrepetible, ofrenda un trasiego de pasiones esperpénticamente "espermatozoarias", más allá de toda la simbología entinieblada de un mundo físico, cuya moralidad posee las sacudidas regulares y matemáticas de todas las pasiones habidas y por haber. En "Furtivos" cuajan todas las frustraciones esquizoides de los humanos (una madre terrible que es arrancada de su cama paritoria por ese hijo que muerde al fin "con saña" tan insoportable cordón umbilical como el que lo une a ella; un asesinato al que no asistiremos, pero que claramente intuímos que va a ser perpetrado en la persona de la odiada intrusa que satisface las apetencias sexuales del vástago, y un final tan tremebundo -¡Pascual Duarte late por ahí!- como puedan ser esa madre y ese hijo), y siempre a medida de unos personajes que no desmayan jamás ante ese tiempo que cada uno se marca para sus necesidades. Las miserias humanas no son nunca un espectáculo gratificante, pero todos estamos hechos de ellas. Y el motor Borau las dosifica sabiamente. Se puede gozar de interpretaciones magníficas como las de Ovidi Montllor y Alicia Sánchez (cuyos acentos fueron forzosamente doblados). Y hasta reconciliarse con el desvalido infortunio miserabilista (en el film; y más tarde en su vida real) que mueven los actos criminales de aquella actriz portentosa que fue Lola Gaos. "Furtivos" rezuma genialidad, y lo único que podemos lamentar es que José Luís Borau parezca haber detenido la maquinaria perfecta de su cinematografía. ¡Hubiésemos querido mucho, pero que mucho más!
12 de enero de 2008
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
La osadía de Polanski no tiene límites. Fascina y aterroriza. Se puede permitir el lujo de ir a contracorriente de todas las reglas del juego sistemático impuesto por las cinematografías de los dos grandes continentes: el europeo y el norteamericano. Su cine es un constante road movie con propuestas tan valientes y diferentes, que su comercialidad nunca nos incomoda. Nos lleva de electroshocks a corredores sin retorno (en uno de los cuales ya tuvo su propia y más terrible experiencia personal). Pero la realidad y la ficción no se confunden en su mundo. El cine le redime ante los escándalos que acechan su existencia. "Chinatown" es un panavisionado milagro en color, con el concupiscente y amoral look americano que, en blanco y negro, nos legara, por poner un ejemplo, el gran Howard Hawks. Un nuevo "Sueño eterno", el gran fénix, casi incomprensible y genial, que resurge siempre de sus cenizas, y aún nos electriza. Nicholson nos deleita con su show detectivesco y barriobajero. Nos encantan las intrusiones desesperadas del envejecido y ladino Huston, que encubre la orgía lacrimógena y desmembradora de su familia. Y, por supuesto, la frenética dignidad de una irrepetible y bellísima Faye Dunaway se calza el número justo al reservarnos un clímax final con suspense. El film de Polanski posee todos los apetecibles excesos del género negro que tanto amamos. Puede ser descarnada y angustiosa, y tan amoral como simpática. Una auténtica obra de arte de la década de los 70. Y eso es lo único que cuenta. El tema de Jerry Goldsmith aún me pone los pelos de punta. Pablo García del Pino
Más sobre pablo garcia del pino
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow
    Bienvenido al nuevo buscador de FA: permite buscar incluso con errores ortográficos
    hacer búsquedas múltiples (Ej: De Niro Pacino) y búsquedas coloquiales (Ej: Spiderman de Tom Holland)
    Se muestran resultados para
    Sin resultados para