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7,6
12.595
9
31 de octubre de 2024
31 de octubre de 2024
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una obra de animación o, directamente, una obra de arte. De una sensibilidad abrumadora, te mantiene con las emociones a flor de piel de principio a fin. Roz, Bribón y Picobrillo te roban el corazón y terminas la película con una sonrisa de oreja a oreja y lágrimas en los ojos, algo impagable. Aborda temas transcendentes, como la maternidad, con frescura e ingenio y está cargada de valores que introduce sutilmente, sin aleccionar. Además, a nivel visual, es un espectáculo de arrebatadora belleza; desprende amor y es tan TAN bonita. Irresistible, de 0 a 99 años. Desde ya, la joya de la corona de Dreamworks junto a Shrek.
@pildoras_de_cine
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28 de mayo de 2024
28 de mayo de 2024
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un melodrama irresistible, de esas películas capaces de reconciliar a todo tipo de público con el cine. Bebe del neorrealismo y la ‘commedia all’italiana’, pero la debutante Cortellesi, también protagonista y guionista (en estado de gracia), le imprime su sello hasta resultar fresca y sorprendente. Reivindicativa, amable y divertida, pese a tratar un tema tan duro como los malos tratos, es una oda a la fuerza de las mujeres (y de la democracia).
@pildoras_de_cine
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7,3
8.012
9
3 de septiembre de 2024
3 de septiembre de 2024
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un western… en tierras danesas. ¡Y qué western! Salvaje, vigoroso, absorbente, elegante, tenso, apasionante… SOBERBIO. Una pequeña (gran) epopeya sobre un veterano de guerra empeñado en cultivar (y colonizar) un páramo: Jutlandia. Allí se tendrá que enfrentar a una naturaleza hostil, también la humana. Mikkelsen personifica, desde la sobriedad, a un antihéroe (duro, tenaz, arrogante) que va caldeando su corazón y, al mismo tiempo, el nuestro. Magnífica, también, ella: Amanda Collin. Me creo al villano, un todopoderoso (y algo caricaturesco) terrateniente, porque los hijoputas son así. El final, resuelto con elipsis, es conmovedor, perfecto.
@pildoras_de_cine
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5,2
4.437
6
19 de abril de 2013
19 de abril de 2013
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
En Diarios de Motocicleta, Walter Salles relataba con mano maestra el viaje que transformó a Ernesto Guevara en el ‘Ché’. Aquel viaje, que tuvo lugar en 1952, hizo que un acomodado estudiante de medicina tomara conciencia de los males que asolaban a América del Sur. Guevara, acompañado por su amigo Alberto Granado, cambió su orden de prioridades y se propuso cambiar el mundo con las luces y sombras que tan elevada empresa pudiera acarrear.
Unos años antes, el escritor Jack Kerouac emprendió una serie de viajes por Estados Unidos junto a otros representantes de la posteriormente denominada ‘generación beat’. La alabada obra literaria titulada En el Camino fue el resultado de aquellas marchas por las interminables carreteras norteamericanas. Salles repite equipo con los brillantes Rivera (guión), Santaolalla (música) y Gautier (fotografía) en esta adaptación, pero el resultado final decepciona.
Las dispares lecciones que aprendieron Kerouac y Guevara en aquellos viajes son las que convierten a Diarios de Motocicleta en una película inmensamente superior a On the Road. O lo que es lo mismo, las diferencias entre norte y sur, entre ricos y pobres, entre una juventud desarraigada y una juventud comprometida. Mientras que Kerouac huía de una sociedad que repudiaba, sustituyendo los valores tradicionales por sexo y drogas como método para rellenar su vacío existencial, Guevara tomaba conciencia de la terrible pobreza existente a su alrededor. En definitiva, Diarios de Motocicleta posee el alma y la poesía de la que carece On the Road.
El viaje de Kerouac a México es una buena muestra de las mencionadas diferencias entre el norte y el sur del continente americano. Mientras los jóvenes norteamericanos disfrutan de la música, el alcohol, el sexo y las drogas como forma de evasión, los mexicanos se lo ofrecen con el único objetivo de sobrevivir. Salles no es capaz de dar empaque a la liberación espiritual que nos dejó en herencia aquella ‘generación beat’, a través de estos jóvenes perdidos en una carretera sin horizonte.
Unos años antes, el escritor Jack Kerouac emprendió una serie de viajes por Estados Unidos junto a otros representantes de la posteriormente denominada ‘generación beat’. La alabada obra literaria titulada En el Camino fue el resultado de aquellas marchas por las interminables carreteras norteamericanas. Salles repite equipo con los brillantes Rivera (guión), Santaolalla (música) y Gautier (fotografía) en esta adaptación, pero el resultado final decepciona.
Las dispares lecciones que aprendieron Kerouac y Guevara en aquellos viajes son las que convierten a Diarios de Motocicleta en una película inmensamente superior a On the Road. O lo que es lo mismo, las diferencias entre norte y sur, entre ricos y pobres, entre una juventud desarraigada y una juventud comprometida. Mientras que Kerouac huía de una sociedad que repudiaba, sustituyendo los valores tradicionales por sexo y drogas como método para rellenar su vacío existencial, Guevara tomaba conciencia de la terrible pobreza existente a su alrededor. En definitiva, Diarios de Motocicleta posee el alma y la poesía de la que carece On the Road.
El viaje de Kerouac a México es una buena muestra de las mencionadas diferencias entre el norte y el sur del continente americano. Mientras los jóvenes norteamericanos disfrutan de la música, el alcohol, el sexo y las drogas como forma de evasión, los mexicanos se lo ofrecen con el único objetivo de sobrevivir. Salles no es capaz de dar empaque a la liberación espiritual que nos dejó en herencia aquella ‘generación beat’, a través de estos jóvenes perdidos en una carretera sin horizonte.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Otro de los puntos débiles de la película es la elección de los actores. Garret Hedlund realiza un notable trabajo como el alocado Moriarty/Cassady pero su apariencia está lejos de la de un joven de los años 50, lo que resta credibilidad a su interpretación. Sam Riley carece de la fuerza y el carisma que se le atribuyen a Paradise/Kerouac. Kristen Stewart, incapaz de generar empatía con el espectador, pone sus encantos al servicio de los protagonistas con más pena que gloria. Por la pantalla también desfilan rostros como los de Viggo Mortensen, Terrence Howard, Amy Adams, Alice Braga, Kirsten Dunst o Steve Buscemi que elevan la calidad de la obra en sus cortas apariciones.
Lo mejor: La fotografía de Gautier.
Lo peor: No hace honor a la ‘generación beat’.
Lo mejor: La fotografía de Gautier.
Lo peor: No hace honor a la ‘generación beat’.

7,6
60.333
9
18 de diciembre de 2011
18 de diciembre de 2011
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mágica. Esa es la palabra que mejor define a 'The Artist'. Esta película francesa, aunque rodada en inglés, es una vuelta a los orígenes del cine. En sus inicios, con las limitaciones propias de un invento emergente, el séptimo arte era solo imagen. El mérito de estas primeras producciones cinematográficas era narrar historias sin necesidad de palabras, el camino que sigue esta obra.
Michel Hazanavicius, un director semidesconocido cuyo bagaje se limita a la creación de una especie de James Bond a la francesa ('OSS117'), ha sacado adelante un proyecto que podríamos tildar de suicida. El tesón y la perseverancia de este cineasta francés han sido claves para que la película vea la luz en 2011, muchos años después de su génesis.
A Hazanavicius le han cerrado con la puerta en las narices en más de una ocasión. Me imagino como debió ser la respuesta de algún productor: “Señor Hazanavicius, ¿en qué época cree usted que vivimos? Una película muda y en blanco y negro no es viable a estas alturas. Si al menos salieran vampiros adolescentes con las hormonas desatadas… Lo siento, su proyecto no nos interesa”. Después de soportar muchas negativas, el guion llegó a las manos de Thomas Langmann que decidió apostar por la película.
Ahora 'The Artist' llama a las puertas de los Oscars, tras haber recibido el aplauso de crítica y público allí donde ha sido proyectada. Muchos productores deben estar dándose de cabezazos contra la pared ante su estrechez de miras. Y es que pese a ser cine silente, The Artist es una película accesible a cualquier tipo de público, ni mucho menos es coto vedado para cinéfilos. No olvidemos, que de lo contario no estaría peleando por la estatuilla dorada. Aun así muchos se negarán a darle una oportunidad, recelando de sus ‘especiales’ características.
Michel Hazanavicius, un director semidesconocido cuyo bagaje se limita a la creación de una especie de James Bond a la francesa ('OSS117'), ha sacado adelante un proyecto que podríamos tildar de suicida. El tesón y la perseverancia de este cineasta francés han sido claves para que la película vea la luz en 2011, muchos años después de su génesis.
A Hazanavicius le han cerrado con la puerta en las narices en más de una ocasión. Me imagino como debió ser la respuesta de algún productor: “Señor Hazanavicius, ¿en qué época cree usted que vivimos? Una película muda y en blanco y negro no es viable a estas alturas. Si al menos salieran vampiros adolescentes con las hormonas desatadas… Lo siento, su proyecto no nos interesa”. Después de soportar muchas negativas, el guion llegó a las manos de Thomas Langmann que decidió apostar por la película.
Ahora 'The Artist' llama a las puertas de los Oscars, tras haber recibido el aplauso de crítica y público allí donde ha sido proyectada. Muchos productores deben estar dándose de cabezazos contra la pared ante su estrechez de miras. Y es que pese a ser cine silente, The Artist es una película accesible a cualquier tipo de público, ni mucho menos es coto vedado para cinéfilos. No olvidemos, que de lo contario no estaría peleando por la estatuilla dorada. Aun así muchos se negarán a darle una oportunidad, recelando de sus ‘especiales’ características.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Sin ir más lejos, en Madrid capital 'The Artist' solo se proyecta en siete cines, cifra ridícula si la comparamos con la ingente cantidad de salas que proyectan la nueva entrega de Misión Imposible. Segúramente la escasez de copias sea una estrategia de la distribuidora, ya que la película podría estar en más salas. Seguramente, confíen en que el boca-oreja desate un aluvión de espectadores de cara a las fiestas navideñas.
No estamos ante una historia original, sino todo lo contrario. 'The Artist' mezcla con ingenio películas como Cantando bajo la lluvia o Ha nacido una estrella, realizando el mejor homenaje al cine desde aquella ristra de fotogramas censurados que nos dejaba los ojos inundados de lágrimas en Cinema Paradiso. Escenas como la que refleja la pesadilla en que se puede convertir la llegada del sonido para un actor de cine mudo están, desde ya, entre las mejores de la historia.
'The Artist' se sitúa en la ‘pole’ de cara a los Oscars y realmente buenas tienen que ser las que vengan después para desbancarla. Una película sobre cine dentro del cine (como bien refleja su escena de apertura), llena de guiños cinéfilos que los aficionados a este arte agradecerán y con una pareja protagonista (Jean Dujardin y Bérénice Bejo) absolutamente encantadora. A esto se le añade que es uno de esos milagros cinematográficos capaces de tenerte con una sonrisa en la boca desde el principio hasta el final, e incluso de robarte alguna lagrimita. En definitiva, la magia del cine
No estamos ante una historia original, sino todo lo contrario. 'The Artist' mezcla con ingenio películas como Cantando bajo la lluvia o Ha nacido una estrella, realizando el mejor homenaje al cine desde aquella ristra de fotogramas censurados que nos dejaba los ojos inundados de lágrimas en Cinema Paradiso. Escenas como la que refleja la pesadilla en que se puede convertir la llegada del sonido para un actor de cine mudo están, desde ya, entre las mejores de la historia.
'The Artist' se sitúa en la ‘pole’ de cara a los Oscars y realmente buenas tienen que ser las que vengan después para desbancarla. Una película sobre cine dentro del cine (como bien refleja su escena de apertura), llena de guiños cinéfilos que los aficionados a este arte agradecerán y con una pareja protagonista (Jean Dujardin y Bérénice Bejo) absolutamente encantadora. A esto se le añade que es uno de esos milagros cinematográficos capaces de tenerte con una sonrisa en la boca desde el principio hasta el final, e incluso de robarte alguna lagrimita. En definitiva, la magia del cine
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