Absurda y banal aproximación a las películas policíacas con pareja protagonista, donde participan un venido a menos Harrison Ford y la joven promesa, Josh Harnet, que más bien es una simple cara bonita, que con el tiempo quedará en bomba de humo.
De la historia no se puede decir mucho, porque no dice nada, presenta un asesinato que en ningún momento resulta interesante.
Se pierde en los entresijos de la vida personal de unos protagonistas que carecen de carisma, cuyas máximas preocupaciones son el yoga y sus ligues.
Intenta ser cómica y entretenida, pero consigue el efecto contrario de lo que pretende, pasando a ser monótona e incluso soporífera.
Una caricatura bochornosa del tradicional cine de pareja de policías, de donde salen muy mal parados sus dos interpretes principales.

Robert Altman dirige a un reparto encomiable en una mansión en la que se reúnen las altas esferas de la sociedad de los años treinta junto con su personal de servicio, donde se cometerá un crimen, haciendo que todos pasen ser sospechosos.
Presenta las diferentes clases sociales de la época, las relaciones existentes entre las mismas y los entresijos de una sociedad de intereses y traiciones, en las que todo queda protegido bajo la manta de la hipocresía.
Todo el reparto está excepcional y dentro del amplio número de personajes que se dan cita, destaca de forma sobresaliente, que queden patentes los deseos, aspiraciones y secretos de todos ellos, logrando no desviar la atención del eje central de la trama.
Altman reúne a todos los invitados en su mansión de misterio, echa la llave y deja que se destapen las esencias de la codicia, la envidia, la traición y la venganza.
Descubrir al asesino requiere tener conocimientos de la personalidad de los diferentes invitados y anticiparse al siguiente movimiento.
Una historia que esconde tras de si más de un misterio, recomendable.

Floja, verdaderamente floja, aquí tenemos a un Blade que va a salir de paseo con los guardianes de la noche para encontrar y eliminar a Dracula.
Ciertamente es un paseo, aunque intentan presentar a Dracula como lo más de lo más, como el mayor monstruo al que se ha llegado a enfrentar Blade, no llega a dar esa sensación en ningún momento.
Esa es la historia, su guión carece de originalidad, y rellenan muchos momentos de la película con minutos musicales, con la mítica toma mira que guapos somos y que bien nos quedan nuestros trajes.
Para pasar el rato y poco más, las peleas de esta saga sigo pensando que son un tanto absurdas, mucho ruido y pocas nueces, muy predecible.
Parece que ya no le van a poder sacar mucho más jugo a la saga.

Ésta película ha alcanzado la fama por ese famoso cruce de piernas, pasando a ser un icono del cine actual, pero aparte de la polémica que generó en su estreno. Contiene una historia de suspense y erotismo bien desarrollada, con el personaje de Femme Fatale en manos de Sharon Stone, donde roba protagonismo a todo ser viviente, con esa mirada capaz de romper el hielo sin el punzón. Llena de sensualidad, intensidad y peligro. De donde nace esa fuerza atrayente y subyugante, de la que es difícil escapar.
Surgirán otras historias similares a ésta, pero serán burdas imitaciones.
Aún con el paso del tiempo, sigue manteniendo la sombra de la duda.

Hacer una critica de ésta película, me genera mucho respeto, puesto que la considero una verdadera obra maestra.
Pocas veces se volverán a reunir de forma tan magistral, el cine de catástrofes, con el suspense y el terror que viene desde la madre naturaleza.
No son monstruos, ni extraterrestres, la terrorífica amenaza, surge a partir de inofensivos seres vivos que pueblan la tierra, los pájaros.
Sin explicación, generando muchas cuestiones, y plasmando una serie de imágenes verdaderamente imborrables, nos encontramos ante una ofensiva que no deja indiferente a nadie.
El tiempo nos hará testigos de posibles Remakes, con mejoras en imagen y efectos digitales, pero estoy convencido, que ninguna otra historia similar, llegará a alcanzar la categoría de obra cumbre de estas características.