You must be a loged user to know your affinity with David MS
Críticas ordenadas por utilidad
Movie added to list
Movie removed from list
An error occurred
8
2 de septiembre de 2012
2 de septiembre de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para mí, la primera parte de Mission: Impossible es una de las mejores películas de la década de los 90, dirigida por Brian De Palma, resulta un ejemplo perfecto de cine de suspense combinado con el cine de acción más espectacular, con un grupo de actores en estado de gracia bajo un envoltorio de blockbuster revientataquillas que funcionó a las mil maravillas. No corrieron la misma suerte las dos posteriores secuelas, en especial la segunda dirigida por un John Woo que se dejó llevar por el misticismo, una historia de amor imposible y unas secuencias de acción en exceso coreografiadas. De la tercera solo recuerdo la sensación agradable que me dejó su visionado y cuatro escenas más, olvidable. Esta última suponía el debut tras las cámaras de J.J. Abrams, quien en esta cuarta entrega se queda con el rol de productor para darle las riendas de la dirección a Brad Bird, genio de la animación, director de El Gigante de Hierro, Los Increíbles y Ratatouille.
Es obvia la colaboración de Abrams viendo que parte de sus habituales colaboradores hacen acto de presencia: el predecible guión es de Josh Appelbaum y André Nemec (Alias), la vibrante banda sonora es de Michael Giacchino (Super 8, Perdidos), repite papel Simon Pegg (M:I 3, Star Trek), incluso hay una breve interpretación del Sawyer de Perdidos, Josh Holloway. Las otras novedades que nada tienen que ver con el universo del productor son la presencia de Jeremy Renner, Paula Patton, Michael Nyqvist y Tom Wilkinson. A la cabeza de todos ellos, el productor y estrella principal de la saga: Tom Cruise.
Ethan Hunt (Cruise) se encuentra encerrado en una prisión de Moscú, es rescatado por su equipo (Patton, Pegg) para aceptar nueva misión que les lleva a enfrentarse a un terrorista (Nyqvist) en busca de una nueva guerra nuclear. Tras un atentado en el Kremlin del que hacen responsable a Hunt y su equipo, tendrán que ir por libre contra el villano para demostrar la inocencia del FMI. Contarán con la ayuda de un analista (Renner) que parece saber algo sobre el pasado del mismo Ethan Hunt.
Grandes mejoras respecto a la secuela precedente, el mejor acierto: darle la dirección a Brad Bird, que no da respiro al espectador a través de una nueva misión imposible trepidante, dinámica, todo el rato pasa algo. Ayudan unas escenas de acción que lucen los 140 millones de dólares de presupuesto, con un montaje más clásico, sobre todo imaginativo, lejos de los rápidos cambios de plano de otras sagas. Hay múltiples ejemplos: el capítulo en el Kremlin, la escalada y posterior persecución en Dubai, el robo en la fiesta, el desenlace en la fábrica... incontables, todas ellas de conseguida planificación (tanto como lo es el plan de Hunt), lograda tensión y espectacularidad. Uno de los peros está en la suma de todo este apartado, es tanta la acción que se ha dejado de lado el suspense, pues la trama es una mera excusa para que estas set-pieces de acción se den en sucesión.
El otro pero es parte de infantilización de la propuesta, rebajando el target potencial de esta cuarta Misión: Imposible de un público más adulto a otro más adolescente, prueba de ello la inserción de bastantes momentos de humor y hasta cachivaches que la acercan a la saga James Bond. Tampoco nada que realmente irrité en exceso durante su muy entretenido visionado.
No solo del talento de Brad Bird sobrevive el largometraje, otro punto fuerte es la reducción de ego de un siempre carismático Tom Cruise para, por una vez, compartir protagonismo. Así, las nuevas incorporaciones del excelente Jeremy Renner, la presencia de Paula Patton y el mayor protagonismo de un cómico Simon Pegg solo hacen que mejorar la ecuación, aunque quien sale perdiendo es un casi ausente villano, un Michael Nyqvist de poca entidad, el típico malo ruso de toda la vida.
Sin duda la mejor de las secuelas, con un lavado de cara que le ha sentado francamente bien, recompensa de la buena elección de un buen director. Pobre de los directores convencionales como a todos los que proceden de Pixar les dé por pasarse al cine en imagen real.
Es obvia la colaboración de Abrams viendo que parte de sus habituales colaboradores hacen acto de presencia: el predecible guión es de Josh Appelbaum y André Nemec (Alias), la vibrante banda sonora es de Michael Giacchino (Super 8, Perdidos), repite papel Simon Pegg (M:I 3, Star Trek), incluso hay una breve interpretación del Sawyer de Perdidos, Josh Holloway. Las otras novedades que nada tienen que ver con el universo del productor son la presencia de Jeremy Renner, Paula Patton, Michael Nyqvist y Tom Wilkinson. A la cabeza de todos ellos, el productor y estrella principal de la saga: Tom Cruise.
Ethan Hunt (Cruise) se encuentra encerrado en una prisión de Moscú, es rescatado por su equipo (Patton, Pegg) para aceptar nueva misión que les lleva a enfrentarse a un terrorista (Nyqvist) en busca de una nueva guerra nuclear. Tras un atentado en el Kremlin del que hacen responsable a Hunt y su equipo, tendrán que ir por libre contra el villano para demostrar la inocencia del FMI. Contarán con la ayuda de un analista (Renner) que parece saber algo sobre el pasado del mismo Ethan Hunt.
Grandes mejoras respecto a la secuela precedente, el mejor acierto: darle la dirección a Brad Bird, que no da respiro al espectador a través de una nueva misión imposible trepidante, dinámica, todo el rato pasa algo. Ayudan unas escenas de acción que lucen los 140 millones de dólares de presupuesto, con un montaje más clásico, sobre todo imaginativo, lejos de los rápidos cambios de plano de otras sagas. Hay múltiples ejemplos: el capítulo en el Kremlin, la escalada y posterior persecución en Dubai, el robo en la fiesta, el desenlace en la fábrica... incontables, todas ellas de conseguida planificación (tanto como lo es el plan de Hunt), lograda tensión y espectacularidad. Uno de los peros está en la suma de todo este apartado, es tanta la acción que se ha dejado de lado el suspense, pues la trama es una mera excusa para que estas set-pieces de acción se den en sucesión.
El otro pero es parte de infantilización de la propuesta, rebajando el target potencial de esta cuarta Misión: Imposible de un público más adulto a otro más adolescente, prueba de ello la inserción de bastantes momentos de humor y hasta cachivaches que la acercan a la saga James Bond. Tampoco nada que realmente irrité en exceso durante su muy entretenido visionado.
No solo del talento de Brad Bird sobrevive el largometraje, otro punto fuerte es la reducción de ego de un siempre carismático Tom Cruise para, por una vez, compartir protagonismo. Así, las nuevas incorporaciones del excelente Jeremy Renner, la presencia de Paula Patton y el mayor protagonismo de un cómico Simon Pegg solo hacen que mejorar la ecuación, aunque quien sale perdiendo es un casi ausente villano, un Michael Nyqvist de poca entidad, el típico malo ruso de toda la vida.
Sin duda la mejor de las secuelas, con un lavado de cara que le ha sentado francamente bien, recompensa de la buena elección de un buen director. Pobre de los directores convencionales como a todos los que proceden de Pixar les dé por pasarse al cine en imagen real.

4,6
30.942
4
1 de septiembre de 2012
1 de septiembre de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El 2011 no fue un buen año para el cine de superheroes. A excepción de X-Men: Primera Generación el resto de películas que llegaron pertenecientes al subgénero estuvieron por debajo de las expectativas, entre ellas Thor y Capitán América: El Primer Vengador, ambas de Marvel, y este Green Lantern, de DC. En este caso el chasco es doble, a la mala recepción entre crítica y público se le suma una recaudación por debajo de lo esperado (219 millones de dólares recaudados en el mundo con un coste de 200 sin contar publicidad), lo que no ha impedido a su estudio productor, Warner, avanzar que habrá Green Lantern 2. Yo lo dudo.
Rodada en 3D por el a veces interesante Martin Campbell (Casino Royale), Green Lantern cuenta con un reparto donde se dejan ver Ryan Reynolds (como el prota), Blake Lively, Peter Saarsgard, Mark Strong, Tim Robbins, Temuera Morrison, Angela Basset y el doblaje de Geoffrey Rush y Michael Clarke Duncan. Con la labor de cada uno de ellos me explayaré algo más abajo.
Hal Jordan (Reynolds) es un piloto de combate que es seleccionado por el poderoso anillo de un agonizante extraterrestre, Abin Sur (Morrison), como su sucesor para unirse a los Green Lantern Corps (unos justicieros galácticos), y hacer frente a un ente cósmico llamado Parallax que se alimenta del miedo de las razas que le plantan cara en el universo. También se nos explica como su protagonista convive con su nuevo don y tiene que tratar de ligarse a la chica de turno (Lively), mientras supera los ataques de un científico Nerd, Hector Hammond (Saarsgard), que también consigue superpoderes.
Hay que diferenciar Green Lantern en dos partes: cuando Hal Jordan se encuentra en el espacio o en el planeta Eo, en esos momentos la película está lejos de ser una gran obra, pero las (pocas) escenas de acción y el aspecto visual hacen que por lo menos sea entretenida para la vista. Después están las hazañas del mismo Jordan en la Tierra: el ligoteo que tiene con una compañera de trabajo, y el bloqueo mental que padece por la muerte de su padre en un accidente de avión, son estos instantes cuando Green Lantern reduce sus pretensiones artísticas, y por lo tanto, cualitativas. 200 millones de dólares para contar una plana historia de amor y un trauma pasado que pasa de puntillas. No Way!
De la dirección de Martin Campbell poco quedará para el recuerdo, las set-pieces de acción son algo infantiles y cartoonescas, además de escasas, se puede decir que todo los deslumbrante de Green Lantern nos lo colaron en el trailer de cuatro minutazos que hacía tiempo que circulaba por internet. En cuanto a su tarea en la manera de llevar las interrelaciones entre los personajes, decir que se muestra impersonal, todas estas escenas podrían estar dirigidas tanto por él mismo como por el director de Farmacia de Guardia (con todo el respeto para Antonio Mercero).
Tampoco sería justo echarle todas las culpas, los que escribieron el guión tampoco se estrujaron mucho el cerebro a la hora de crear los orígenes del personaje ni las aventuras que vive a continuación. Al final, que Green Lantern sea el fiasco que es se debe a un conjunto de malas ideas en cada uno de los diferentes apartados de la película (pese a que la supermaniana música de James Newton Howard acompaña bien).
Un soseras Ryan Reynolds encabeza el reparto, secunda el florero de Blake Lively, un ridículo Peter Saarsgard deslucido por el maquillaje, Mark Strong siempre salvable, papeles estúpidos para Tim Robbins y Angela Basset, Temuera Morrison breve, y el correcto doblaje de Geoffrey Rush y Michael Clarke Duncan (con suerte cuatro frases para cada uno).
Flash Gordon + Los Cuatro Fantásticos y Silver Surfer, una combinación que encaja con lo que es lo nuevo de DC, de la primera coge su tono kitsch, de la segunda la intrascendencia y la redundancia de la propuesta. En el mejor de los casos se puede decir que se deja ver.
Rodada en 3D por el a veces interesante Martin Campbell (Casino Royale), Green Lantern cuenta con un reparto donde se dejan ver Ryan Reynolds (como el prota), Blake Lively, Peter Saarsgard, Mark Strong, Tim Robbins, Temuera Morrison, Angela Basset y el doblaje de Geoffrey Rush y Michael Clarke Duncan. Con la labor de cada uno de ellos me explayaré algo más abajo.
Hal Jordan (Reynolds) es un piloto de combate que es seleccionado por el poderoso anillo de un agonizante extraterrestre, Abin Sur (Morrison), como su sucesor para unirse a los Green Lantern Corps (unos justicieros galácticos), y hacer frente a un ente cósmico llamado Parallax que se alimenta del miedo de las razas que le plantan cara en el universo. También se nos explica como su protagonista convive con su nuevo don y tiene que tratar de ligarse a la chica de turno (Lively), mientras supera los ataques de un científico Nerd, Hector Hammond (Saarsgard), que también consigue superpoderes.
Hay que diferenciar Green Lantern en dos partes: cuando Hal Jordan se encuentra en el espacio o en el planeta Eo, en esos momentos la película está lejos de ser una gran obra, pero las (pocas) escenas de acción y el aspecto visual hacen que por lo menos sea entretenida para la vista. Después están las hazañas del mismo Jordan en la Tierra: el ligoteo que tiene con una compañera de trabajo, y el bloqueo mental que padece por la muerte de su padre en un accidente de avión, son estos instantes cuando Green Lantern reduce sus pretensiones artísticas, y por lo tanto, cualitativas. 200 millones de dólares para contar una plana historia de amor y un trauma pasado que pasa de puntillas. No Way!
De la dirección de Martin Campbell poco quedará para el recuerdo, las set-pieces de acción son algo infantiles y cartoonescas, además de escasas, se puede decir que todo los deslumbrante de Green Lantern nos lo colaron en el trailer de cuatro minutazos que hacía tiempo que circulaba por internet. En cuanto a su tarea en la manera de llevar las interrelaciones entre los personajes, decir que se muestra impersonal, todas estas escenas podrían estar dirigidas tanto por él mismo como por el director de Farmacia de Guardia (con todo el respeto para Antonio Mercero).
Tampoco sería justo echarle todas las culpas, los que escribieron el guión tampoco se estrujaron mucho el cerebro a la hora de crear los orígenes del personaje ni las aventuras que vive a continuación. Al final, que Green Lantern sea el fiasco que es se debe a un conjunto de malas ideas en cada uno de los diferentes apartados de la película (pese a que la supermaniana música de James Newton Howard acompaña bien).
Un soseras Ryan Reynolds encabeza el reparto, secunda el florero de Blake Lively, un ridículo Peter Saarsgard deslucido por el maquillaje, Mark Strong siempre salvable, papeles estúpidos para Tim Robbins y Angela Basset, Temuera Morrison breve, y el correcto doblaje de Geoffrey Rush y Michael Clarke Duncan (con suerte cuatro frases para cada uno).
Flash Gordon + Los Cuatro Fantásticos y Silver Surfer, una combinación que encaja con lo que es lo nuevo de DC, de la primera coge su tono kitsch, de la segunda la intrascendencia y la redundancia de la propuesta. En el mejor de los casos se puede decir que se deja ver.

3,0
5.974
1
31 de agosto de 2012
31 de agosto de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Adam Sandler se une a Dustin Hoffman, Robin Williams, John Travolta, Jack Lemmon y Tony Curtis en la lista de actores que se han travestido para encarnar algún papel. Lo hace en Jack y su Gemela, su séptima colaboración con el director Dennis Dugan tras las cámaras. En el reparto, a dos 'Adam Sandlers' (porque tiene doble papel) se le unen Katie Holmes, Al Pacino y Santiago Segura en un breve papel que ha sido cortado en el montaje americano, por lo que me quedé sin padecer su intervención pues esta última es la versión que he visto. Como suele ser habitual, Sandler también produce y escribe el guión.
Aunque de guión bien poco, Jack y su Gemela es un poco como el Carnaval para muchos chicos, una simple excusa para que un hombre, en este caso su estrella principal, tenga una excusa para poder disfrazarse de mujer y hacer un poco el payaso. En todo caso, lo que cuenta es la historia de Jack (Sandler), un padre de familia (entre la que se encuentra su mujer a la que da vida Holmes) obligado a alojar en su casa a su alocada e insoportable hermana Jill (Sandler). Jack, director de cine, se encuentra en esos mismos momentos intentado convencer a Al Pacino para que protagonice un spot de Dunkin Donuts, pero la estrella de El Padrino no lo ve nada claro hasta que conoce a Jill, de la que se enamora y a la que intenta conquistar sin mucho éxito.
Las comedias de Adam Sandler están lejos de ser la monda o de conseguir un alud de carcajadas en cada pase, pero nunca había caído tan bajo como en Jack y su Gemela, conjunción de momentos casi sin continuidad entre si, donde se hace gala de un humor chabacano con gran cantidad de chistes sobre pedos y demás flatulencias olorosas surgidas del cuerpo humano, lo peor de todo es que siempre sin gracia alguna y, por supuesto, con nulo interés de su director por cuidar el apartado visual de la cinta.
Lo único de Jack y su Gemela que consigue mantener la atención del espectador es ver a un hundido Al Pacino haciendo de sí mismo en un papel que en las pocas veces que trata de ser autoreferencial, consigue ser más divertido que todos los excesos y gracietas que ofrece un Sandler aburrido en el papel de hombre, forzado tratando de ser el torrente de humor que debería ser su pesada y estúpida hermana. Del resto de actores no hay señal alguna, una Katie Holmes con cara de querer salir de allí lo más rápido posible, y gran cantidad de cameos habituales en el cine del cómico norteamericano.
Debe ser difícil poder explicar cómo se han gastado 79 millones de dólares (que no lucen por ninguna parte) en tal soez.
Aunque de guión bien poco, Jack y su Gemela es un poco como el Carnaval para muchos chicos, una simple excusa para que un hombre, en este caso su estrella principal, tenga una excusa para poder disfrazarse de mujer y hacer un poco el payaso. En todo caso, lo que cuenta es la historia de Jack (Sandler), un padre de familia (entre la que se encuentra su mujer a la que da vida Holmes) obligado a alojar en su casa a su alocada e insoportable hermana Jill (Sandler). Jack, director de cine, se encuentra en esos mismos momentos intentado convencer a Al Pacino para que protagonice un spot de Dunkin Donuts, pero la estrella de El Padrino no lo ve nada claro hasta que conoce a Jill, de la que se enamora y a la que intenta conquistar sin mucho éxito.
Las comedias de Adam Sandler están lejos de ser la monda o de conseguir un alud de carcajadas en cada pase, pero nunca había caído tan bajo como en Jack y su Gemela, conjunción de momentos casi sin continuidad entre si, donde se hace gala de un humor chabacano con gran cantidad de chistes sobre pedos y demás flatulencias olorosas surgidas del cuerpo humano, lo peor de todo es que siempre sin gracia alguna y, por supuesto, con nulo interés de su director por cuidar el apartado visual de la cinta.
Lo único de Jack y su Gemela que consigue mantener la atención del espectador es ver a un hundido Al Pacino haciendo de sí mismo en un papel que en las pocas veces que trata de ser autoreferencial, consigue ser más divertido que todos los excesos y gracietas que ofrece un Sandler aburrido en el papel de hombre, forzado tratando de ser el torrente de humor que debería ser su pesada y estúpida hermana. Del resto de actores no hay señal alguna, una Katie Holmes con cara de querer salir de allí lo más rápido posible, y gran cantidad de cameos habituales en el cine del cómico norteamericano.
Debe ser difícil poder explicar cómo se han gastado 79 millones de dólares (que no lucen por ninguna parte) en tal soez.

6,4
34.012
9
30 de agosto de 2012
30 de agosto de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la reseña de Las Aventuras de Tintín: El Secreto del Unicornio dije que sin duda tal película sería la ganadora en la siguiente edición de los premios Oscar en la categoría de Mejor Película de Animación. Escribiendo críticas no lo sé, pero desde luego como pitoniso no me ganaré la vida (ni siquiera estuvo nominada). La que sí se ha llevado tal galardón es Rango, la nueva colaboración entre Johnny Depp y Gore Verbinski, el director de la primera trilogía de Piratas del Caribe. Como no solo Depp puede hacer cada personaje en una película (aunque seguro que llegará el día que realice tal hazaña dado sus excesos interpretativos recientes), en Rango aparecen las voces y captura de movimiento de Isla Fisher, Ned Beaty, Abigail Breslin, Bill Nighy, Alfred Molina, Harry Dean Stanton, Ray Winstone y un increíble Timothy Olyphant poniendo voz a un conocido personaje que deja sin habla en su breve aparición en forma animada.
Rango (Depp) es un camaleón actor que, tras un accidente de coche en el que sale despedido por los cristales traseros, acaba abandonado en el desierto a su suerte. Tras las indicaciones de un armadillo (Molina), llega al pueblo de Dirt, donde se convierte en sheriff tras engañar a los habitantes con algunas proezas pistoleras que se inventa para salir del paso, convirtiéndose de esa manera en la esperanza de Dirt en poner justicia y recuperar el agua que escasea, que se encuentra en manos del tirano alcalde (Beaty).
En las primeras escenas de Rango hay un homenaje a Hunter S. Thompson a traves del cameo de Raoul Duke y Sr. Gonzo, los caracteres protagonistas de su novela Miedo y Asco en Las Vegas, de la que Depp fue protagonista en la versión fílmica realizada por Terry Gilliam. Tal breve aparición es indicativo de lo que es Rango, una versión animada de Raoul Duke en nuevas aventuras por el desierto bajo la forma de un simpático camaleón, con ecos del Spaghetti Western más sucio a lo Sergio Leone, comedia (similar a Tres Amigos), incluso contiene unas cuantas escenas alucinógenas que son todo un 'trip', un viaje mental al más puro estilo Miedo y Asco... Con todo ello quiero decir que pese a formar parte del cine de animación y de contener alguna gracieta para todos los públicos, Rango, la película, no tiene al sector infantil como 'target' potencial.
Tal enfoque supone para empezar el primer acierto, que no el único. Aspectos a alabar en Rango los hay por doquier, desde la entrada en el mundo de la animación por la puerta grande de ILM, la compañía de efectos especiales de George Lucas, que consigue el look visual más impresionante en mucho tiempo, con una fotografía surgida de los consejos de Roger Deakins en cuanto a iluminación que consiguen hacer del desierto, del pueblo de Dirt y de cada personaje que pasa por allí, algo fascinante. Lo mejor es que sin tener que recurrir al 3D, aunque hay más tridimensionalidad en Rango que en cualquier película donde hay que ponerse las gafas de marras.
Para lo último dejo la labor de los que para mi salen más reforzados de Rango, el compositor Hans Zimmer (Origen, Gladiator) en una sobresaliente banda sonora de influencias 'westernianas' (como todo en la película), y sobre todo el trabajo del director Gore Verbinski, que consigue hacer del nada sorpresivo guión de John Logan un entretenimiento adictivo plagado de imágenes para el recuerdo: el accidente de coche, Rango huyendo del águila, la batalla en los aires (un homenaje a Apocalypse Now), el exilio de Rango por el desierto, el clímax (algo falto de fuerza, eso sí), a lo que ayuda su retrato de unos personajes carismáticos, algunos de ellos más profundos que de costumbre, destacar en especial el armadillo que pasa por la carretera, la vil serpiente Jake (Bill Nighy), el semi-cameo que hace el personaje al que pone voz Timothy Olyphant y como no, Rango, personaje que añade los mejores momentos de humor, al que pone voz un desbocado Johnny Depp en su salsa.
Todo esto hace de Rango la mejor película de animación ex aequo con lo mejorcito de Pixar (Ratatouille, Toy Story's, Buscando a Nemo) y alguna que otra producción ajena a la compañía de John Lasseter como El Gigante de Hierro o la reciente Las Aventuras de Tintín: El Secreto del Unicornio.
Rango (Depp) es un camaleón actor que, tras un accidente de coche en el que sale despedido por los cristales traseros, acaba abandonado en el desierto a su suerte. Tras las indicaciones de un armadillo (Molina), llega al pueblo de Dirt, donde se convierte en sheriff tras engañar a los habitantes con algunas proezas pistoleras que se inventa para salir del paso, convirtiéndose de esa manera en la esperanza de Dirt en poner justicia y recuperar el agua que escasea, que se encuentra en manos del tirano alcalde (Beaty).
En las primeras escenas de Rango hay un homenaje a Hunter S. Thompson a traves del cameo de Raoul Duke y Sr. Gonzo, los caracteres protagonistas de su novela Miedo y Asco en Las Vegas, de la que Depp fue protagonista en la versión fílmica realizada por Terry Gilliam. Tal breve aparición es indicativo de lo que es Rango, una versión animada de Raoul Duke en nuevas aventuras por el desierto bajo la forma de un simpático camaleón, con ecos del Spaghetti Western más sucio a lo Sergio Leone, comedia (similar a Tres Amigos), incluso contiene unas cuantas escenas alucinógenas que son todo un 'trip', un viaje mental al más puro estilo Miedo y Asco... Con todo ello quiero decir que pese a formar parte del cine de animación y de contener alguna gracieta para todos los públicos, Rango, la película, no tiene al sector infantil como 'target' potencial.
Tal enfoque supone para empezar el primer acierto, que no el único. Aspectos a alabar en Rango los hay por doquier, desde la entrada en el mundo de la animación por la puerta grande de ILM, la compañía de efectos especiales de George Lucas, que consigue el look visual más impresionante en mucho tiempo, con una fotografía surgida de los consejos de Roger Deakins en cuanto a iluminación que consiguen hacer del desierto, del pueblo de Dirt y de cada personaje que pasa por allí, algo fascinante. Lo mejor es que sin tener que recurrir al 3D, aunque hay más tridimensionalidad en Rango que en cualquier película donde hay que ponerse las gafas de marras.
Para lo último dejo la labor de los que para mi salen más reforzados de Rango, el compositor Hans Zimmer (Origen, Gladiator) en una sobresaliente banda sonora de influencias 'westernianas' (como todo en la película), y sobre todo el trabajo del director Gore Verbinski, que consigue hacer del nada sorpresivo guión de John Logan un entretenimiento adictivo plagado de imágenes para el recuerdo: el accidente de coche, Rango huyendo del águila, la batalla en los aires (un homenaje a Apocalypse Now), el exilio de Rango por el desierto, el clímax (algo falto de fuerza, eso sí), a lo que ayuda su retrato de unos personajes carismáticos, algunos de ellos más profundos que de costumbre, destacar en especial el armadillo que pasa por la carretera, la vil serpiente Jake (Bill Nighy), el semi-cameo que hace el personaje al que pone voz Timothy Olyphant y como no, Rango, personaje que añade los mejores momentos de humor, al que pone voz un desbocado Johnny Depp en su salsa.
Todo esto hace de Rango la mejor película de animación ex aequo con lo mejorcito de Pixar (Ratatouille, Toy Story's, Buscando a Nemo) y alguna que otra producción ajena a la compañía de John Lasseter como El Gigante de Hierro o la reciente Las Aventuras de Tintín: El Secreto del Unicornio.

6,3
15.157
6
29 de agosto de 2012
29 de agosto de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ganadora del premio especial del Jurado en el Festival de Sundance, Otra Tierra es el primer largo de Mike Cahill tras el documental Boxers and Ballerinas (2004). Con guión del propio Cahill en conjunción con Brit Marling, la protagonista del propio film, Otra Tierra es una obra independiente que se mueve en el terreno del drama con toques de ciencia ficción. A Marling como actriz (ganadora de un premio por esa labor en el Festival de Sitges) se le une William Mapother en el otro (y único) papel de peso.
Rhoda (Marling) es una joven que es aceptada por el MIT para estudiar astrofísica. La noche en que se descubre en la órbita terrestre un clon del planeta Tierra, Rhonda coge el coche con un par de copas de más, y mientras mira el nuevo planeta en el cielo, tiene un accidente de coche donde mata a la esposa e hijo de John Burroughs (Mapother), un compositor de éxito. Tras cuatro años recluida por el trágico suceso, Rhonda se presenta en el domicilio del destrozado padre de familia para pedirle perdón pero... y hasta ahí cuento que si no destripo la película.
Quien espere ver en Otra Tierra una película de ciencia ficción se llevará un desengaño, porque si bien hay momentos que evocan al género, siempre es de trasfondo y en segundo plano, de una manera más bien minimalista. Se puede decir pues, que la película de Mike Cahill se enmarca dentro del género dramático, donde funciona debido a un guión que trata la culpa, el dolor y la perdida por cometer un acto imprudente y sus consecuencias. Dicho así parece que tampoco cuente nada nuevo, todo eso se puede ver en cualquier otro drama independiente de esos que tanto aplaude la crítica. Es aquí donde entra en juego el toque fantástico que aporta esa segunda Tierra, dando al largometraje un toque de distinción, originalidad y sorpresa, que tendrán mucho que ver en cómo se resuelven las cosas.
Hay en Otra Tierra más aspectos de valor, entre ellos algunos acertados pequeños fragmentos filosóficos situados a medio metraje con una voz en Off haciendo una serie de preguntas/respuestas que el espectador se hace a medida que avanza película, únicos momentos donde, por cierto, brilla con luz propia la fotografía del propio director (durante el resto del largometraje destaca por una tonalidad que si bien resulta curiosa, no hace lucir a la película como debería), también es cierto que estos fragmentos están un poco metidos con alfileres, y que el resultado del film no habría diferido mucho sin ellos.
Por último a destacar de estos apartados artísticos, la música de la banda Fall On Your Sword, un calmado post rock entre lo trágico y lo cósmico, con una sonoridad cercana a la que ofrecen bandas como Explosions in the Sky, Mogwai, o artistas más ambientales como Brian Eno, banda sonora que casa bien con lo que transmiten las imágenes.
El mayor problema para disfrutar Otra Tierra se encuentra en la realización, situada en un punto intermedio entre lo artístico y lo amateur, con habituales tics del cine independiente tales como el constante y mareante uso de la cámara en mano, desenfoques y zooms, que tanto se llevan en circuitos minoritarios y que en Otra Tierra solo consiguen hacer que se tarde en entrar en la película, o conseguir sacarnos de ella con una facilidad pasmosa (sonrojante y vergonzosa la escena del concierto de Burroughs en la intimidad para Rhonda y la inserción de imágenes de archivo de la NASA para acompañar el momento).
Posiblemente estas decisiones y/o fallos sean parte de lo precario del presupuesto, y del exceso de labores de un Mike Cahill que produce, dirige, escribe, monta y se encarga de la fotografía. El que mucho abarca poco aprieta, aunque no quita de que en la mayoría de esas labores cumpla con corrección y haga de Otra Tierra una propuesta interesante.
Rhoda (Marling) es una joven que es aceptada por el MIT para estudiar astrofísica. La noche en que se descubre en la órbita terrestre un clon del planeta Tierra, Rhonda coge el coche con un par de copas de más, y mientras mira el nuevo planeta en el cielo, tiene un accidente de coche donde mata a la esposa e hijo de John Burroughs (Mapother), un compositor de éxito. Tras cuatro años recluida por el trágico suceso, Rhonda se presenta en el domicilio del destrozado padre de familia para pedirle perdón pero... y hasta ahí cuento que si no destripo la película.
Quien espere ver en Otra Tierra una película de ciencia ficción se llevará un desengaño, porque si bien hay momentos que evocan al género, siempre es de trasfondo y en segundo plano, de una manera más bien minimalista. Se puede decir pues, que la película de Mike Cahill se enmarca dentro del género dramático, donde funciona debido a un guión que trata la culpa, el dolor y la perdida por cometer un acto imprudente y sus consecuencias. Dicho así parece que tampoco cuente nada nuevo, todo eso se puede ver en cualquier otro drama independiente de esos que tanto aplaude la crítica. Es aquí donde entra en juego el toque fantástico que aporta esa segunda Tierra, dando al largometraje un toque de distinción, originalidad y sorpresa, que tendrán mucho que ver en cómo se resuelven las cosas.
Hay en Otra Tierra más aspectos de valor, entre ellos algunos acertados pequeños fragmentos filosóficos situados a medio metraje con una voz en Off haciendo una serie de preguntas/respuestas que el espectador se hace a medida que avanza película, únicos momentos donde, por cierto, brilla con luz propia la fotografía del propio director (durante el resto del largometraje destaca por una tonalidad que si bien resulta curiosa, no hace lucir a la película como debería), también es cierto que estos fragmentos están un poco metidos con alfileres, y que el resultado del film no habría diferido mucho sin ellos.
Por último a destacar de estos apartados artísticos, la música de la banda Fall On Your Sword, un calmado post rock entre lo trágico y lo cósmico, con una sonoridad cercana a la que ofrecen bandas como Explosions in the Sky, Mogwai, o artistas más ambientales como Brian Eno, banda sonora que casa bien con lo que transmiten las imágenes.
El mayor problema para disfrutar Otra Tierra se encuentra en la realización, situada en un punto intermedio entre lo artístico y lo amateur, con habituales tics del cine independiente tales como el constante y mareante uso de la cámara en mano, desenfoques y zooms, que tanto se llevan en circuitos minoritarios y que en Otra Tierra solo consiguen hacer que se tarde en entrar en la película, o conseguir sacarnos de ella con una facilidad pasmosa (sonrojante y vergonzosa la escena del concierto de Burroughs en la intimidad para Rhonda y la inserción de imágenes de archivo de la NASA para acompañar el momento).
Posiblemente estas decisiones y/o fallos sean parte de lo precario del presupuesto, y del exceso de labores de un Mike Cahill que produce, dirige, escribe, monta y se encarga de la fotografía. El que mucho abarca poco aprieta, aunque no quita de que en la mayoría de esas labores cumpla con corrección y haga de Otra Tierra una propuesta interesante.
Más sobre David MS
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here