Correcta y ágil película que sigue la tendencia del “biopic oscarizable” para llamar la atención lo que tampoco está nada mal cuando se lo sabe hacer, y está claro que Gus Van Sant supera fácilmente la prueba.

Éste director se aleja bastante de su cine independiente/experimental para adentrarse en terrenos más comerciales, y aunque no logra la sobrevalorada película que los críticos no paran de alabar, lo cierto es que “Milk” es una interesante y entretenida denuncia a los derechos humanos.

Leo por ahí que los detractores sólo ven gays frotándose y liándose entre ellos, “Milk” va más allá de eso, “Milk” (y es increíble que se sigan teniendo tan deleznables prejuicios en pleno siglo XXI) nos educa, nos llama la atención; y para eso se vale de un (como siempre) enorme Sean Penn secundado por unos secundarios bastante correctos. Lastimosamente ahí está la pega, un 10 a las caracterizaciones de los personajes y aunque lo hacen bien no terminan de tener la presencia necesaria en la historia, especialmente Diego Luna cuya parte directamente sobra.

Por lo demás es una película justita y se deja ver (dejando los prejuicios en casa).

Inmejorable debut de Courtney Hunt como directora, que no sólo se está formando una reputación en los circuitos de cine independiente americano, también apunta muy alto y que no sorprenda a nadie si de acá a un tiempo haga una obra maestra.

La historia es muy humana, la forma en que trata las relaciones entre los personajes es lo más notable del film, la interpretación de Melissa Leo dota de un perturbador realismo a la cinta.

La historia tiene algunos fallos pero logra sostenerse, el pulso de la narración no decae y mantiene la intriga hasta el final.

Gran lección de cine a cargo de un inspiradísimo Ridley Scott, cuyo éxito en crítica y en taquilla se lo tiene bien merecido; no por nada hoy se habla de “Gladiator” como de uno de los clásicos más famosos del cine contemporáneo.

Lo mejor, como suele ser habitual en éste tipo de películas, es la brutal factura técnica y la grandiosa puesta en escena; la ambientación, los vestuarios, los decorados y una gran partitura de Hanz Zimmer le dotan al film de una realista atmósfera épica que hasta nos remite a los clásicos de antaño como “Spartacus” (con la cual guarda más de una similitud). La historia, aunque no muestra nada nuevo, funciona y entretiene como pocas en sus 2 horas y media de duración; el reparto es memorable y destaca un gran Joaquin Phoenix y un muy correcto Russell Crowe.

Las batallas y los efectos son inolvidables y muchas secuencias ya son referentes del género.

“The Aviator”, aunque no llega a entusiasmar como otras obras del director, es un impecable ejercicio de estilo de Martin Scorsese que además se ve complementado por un gran Leonardo DiCaprio que hace un excelente trabajo interpretando a un maniaco y excéntrico Howard Hughes, de lejos uno de sus mejores personajes. No olvidemos a unos excelentes secundarios a cuya cabeza va una soberbia Cate Blanchett a la que por una vez la academia hizo justicia y le otorgó la estatuilla.


La producción técnica habla por sí sola, cada detalle artístico nos traslada a los años 30-40 y nos hace vivir la época; la música, los decorados, el estilo de Scorsese. Y a todo se le añade unos espectaculares efectos especiales que dotan a la historia de espectacularidad y emoción. ¿Lenta?, para nada.

Sí, es otra comedia de Jim Carrey; y sí, es una de esas que vienen aderezadas con moralina (“Liar, Liar”, “Bruce Almighty”, etc.) como se intuye desde el poster. Pedirle más es incomprensible y absurdo.

La historia desde luego no es la gran cosa pero al menos la pasas muy bien viéndola y ese es básicamente el único objetivo de sus realizadores. Si te hace gracia Jim Carrey y ya extrañabas ver sus descojonantes caretos después de unos 3-4 años de letargo (esa castaña titulada “The Number 23” no cuenta) desde luego no te va a decepcionar; si por el contrario no lo soportas entonces no tiene sentido el si quiera pensar en verla.

Recomendable para incondicionales de Jim Carrey y para quien quiera pasar un rato entretenido sin otras pretensiones.