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Críticas ordenadas por utilidad
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6,6
21.018
8
10 de mayo de 2008
10 de mayo de 2008
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Está claro que el cine de Haneke es diferente, eso ya es un punto; aquí, nada es lo que parece, o todo es lo que parece, según lo que quiera el espectador en cuestión. Innegablemente, como en Funny Games, Haneke juega a ser Dios, a alterar o matizar las distintas realidades que nos muestra, pero en esta ocasión da un paso más. Yo creo que se atreve a invitar al espectador a interpretar lo que ve de acuerdo con lo que busca, es decir, si uno se acerca a la peli esperando ver un thriller más o menos convencional, lo encontrará, quedándose con la trama de las cintas de vídeo, mandadas por un presunto merodeador (pero... ¿quién?); si lo que nos apetece es buscar una denuncia social, también podemos encontrar unas cuantas claves en la peli que nos llevan a reflexionar sobre el racismo, la xenofobia, la lucha de clases, etc. Por otro lado, a veces apetece llevarse a la boca un buen pedazo de tarta psicológica, y entonces podemos centrarnos en la desestructuración de la familia, la incomunicación, la lejanía tan cercana entre las relaciones de padres e hijos, por ejemplo; incluso nos hallamos ante la posibilidad de ver una clásica historia moral de venganza, de ésas en las que se nos cuenta que el pasado siempre vuelve, que habrá un momento en el que tendremos que pagar por nuestros pecados.
Todo este rollo para decir que en un par de horas el director austriaco nos sirve una genial dosis de poderío narrativo cinematográfico, no sin dejar claro que él es el el jefe de todo el tinglado, que somos las marionetas que también él maneja, como a los actores (creo que el final, con el plano fijo a la salida del instituto y los dos chavales hablando, es un claro ejemplo de esto, es como querer mostrar una obviedad pero diciendo: "eh, que yo elijo cuándo y cómo voy a ser obvio").
Ah, y tanto Daniel Auteuil como la Binoche están espléndidos, pero eso casi no tiene importancia.
Todo este rollo para decir que en un par de horas el director austriaco nos sirve una genial dosis de poderío narrativo cinematográfico, no sin dejar claro que él es el el jefe de todo el tinglado, que somos las marionetas que también él maneja, como a los actores (creo que el final, con el plano fijo a la salida del instituto y los dos chavales hablando, es un claro ejemplo de esto, es como querer mostrar una obviedad pero diciendo: "eh, que yo elijo cuándo y cómo voy a ser obvio").
Ah, y tanto Daniel Auteuil como la Binoche están espléndidos, pero eso casi no tiene importancia.
6
27 de enero de 2008
27 de enero de 2008
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿A qué viene el título de mi crítica? Fácil, a que para disfrutar de una película como ésta ( o su predecesora, practicamente clónicas), hay que sentir cierta inclinación por el absurdo, el disparate, la imaginación desatada y los Reyes Magos; es decir, es todo tan sin pies ni cabeza que no superaría el más leve análisis de verosimilitud. Pero sí, creo que el cine necesita estas cosillas disparatadas, estos entretenimientos sencillos, como son imprescindibles los piratas, los espadachines, los indios y vaqueros de mi infancia de cine de sobremesa. Este nuevo Indiana Jones, salvando las distancias, se las apaña para hacer sus correrías en busca del tesoro, y nos es indiferente si son o no creíbles, ya que debemos disfrutar del espectáculo sin pretensiones que nos ofrece Jon Turteltaub, ayudado por grandes actores, como Jon Voight, Harvey Keitel, Ed Harris o Helen Mirren, comandados por ese Nicolas Cage al que se le nota que se lo pasa bien haciendo estas aventuritas.
No se puede esperar nada de gran calidad cinematográfica, incluso hay sus errores narrativos, sobre todo el confuso final de la peli, pero he pasado un buen rato en el cine, la verdad...
No se puede esperar nada de gran calidad cinematográfica, incluso hay sus errores narrativos, sobre todo el confuso final de la peli, pero he pasado un buen rato en el cine, la verdad...

6,9
101.797
9
23 de febrero de 2008
23 de febrero de 2008
8 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Segunda peli de Jason Reitman, después de debutar con la interesante Gracias por Fumar. Obviaré mis ganas de hacer una anticrítica ante las opiniones negativas que he leído, porque creo que no debemos dejar de valorar una obra como se merece y no censurarla por referencias tendenciosas a su guionista u otros aspectos no directamente relacionados con lo que hemos visto.
La peli es pequeñita, sin duda, abarca una historia mínima: una adolescente que se queda embarazada y, tras descartar el aborto, decide entregar al niño en adopción, previo conocimiento de la pareja que va a recibir el "regalito". Esto, como digo, algo relativamente intrascendente, se muestra de una manera natural, no afectada, enseñándonos cómo es el entorno que rodea a la chica, sus padres, sus amigos, sus gustos, etc. Es complicado crear un personaje como el de Juno sin caer en estereotipos, que oscilan entre la pijita medio boba y la colgada, es decir, nuestra chica es una persona normal y corriente, inteligente, en pleno proceso de maduración, y por tanto, con luces y sombras en su personalidad, y que va más allá del típico personaje plano, sin desarrollar, que es como se suelen mostrar en la mayoría de las películas. Se podría hablar de un "junocentrismo", pues todo en el metraje gira en torno a ella, mientras que los demás personajes representan roles que nos ayudan a completar el puzzle de la protagonista.
El conjunto se hace muy agradable, la peli va fluyendo y nos va contando cosas, en una evolución lineal y sin maniqueismos ni florituras innecesarias. También destacaría la música, que resulta ser una selección consistente de buenos temas.
La peli es pequeñita, sin duda, abarca una historia mínima: una adolescente que se queda embarazada y, tras descartar el aborto, decide entregar al niño en adopción, previo conocimiento de la pareja que va a recibir el "regalito". Esto, como digo, algo relativamente intrascendente, se muestra de una manera natural, no afectada, enseñándonos cómo es el entorno que rodea a la chica, sus padres, sus amigos, sus gustos, etc. Es complicado crear un personaje como el de Juno sin caer en estereotipos, que oscilan entre la pijita medio boba y la colgada, es decir, nuestra chica es una persona normal y corriente, inteligente, en pleno proceso de maduración, y por tanto, con luces y sombras en su personalidad, y que va más allá del típico personaje plano, sin desarrollar, que es como se suelen mostrar en la mayoría de las películas. Se podría hablar de un "junocentrismo", pues todo en el metraje gira en torno a ella, mientras que los demás personajes representan roles que nos ayudan a completar el puzzle de la protagonista.
El conjunto se hace muy agradable, la peli va fluyendo y nos va contando cosas, en una evolución lineal y sin maniqueismos ni florituras innecesarias. También destacaría la música, que resulta ser una selección consistente de buenos temas.

6,4
4.352
3
18 de octubre de 2008
18 de octubre de 2008
7 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me he sentido un tanto engañado al ver esta peli, a la que acudí animado por ciertas críticas positivas que había leído; no es más que otra del prolijo subgénero carcelario, y sin nada realmente original que destacar, ya que usa y abusa de todos los tópicos típicos de su "familia". Evidentemente sabemos que las cárceles no son de los lugares que uno elegiría para pasar sus vacaciones, pero me niego a creer que existan situaciones tan exageradas (al menos en el primer mundo) como las que nos cuenta Ric Roman Waugh, director y guionista (reciclado curiosamente desde el campo de los "especialistas").
La peli es entretenidilla, sobre todo el comienzo, que apunta maneras, y que permite hacer cierta reflexión sobre lo implacable que es a veces la justicia, y alguna que otra escena de la prisión es meritoria, como casi todas en las que John Smith, el personaje estupendamente encarnado por Val Kilmer, sirve a Wade Porter (correcto Stephen Dorff), el prota, tanto de guía espiritual como de protector dentro de ese infierno de alta seguridad, al igual que la relación que mantiene Smith con Gordon (Sam Sephard, siempre interesante). Sin embargo, otros personajes son increíbles, como el inapropiado, por su cara de bueno, Harold Perrineau como sádico guardián carcelario. Igualmente innecesarias son todas esas escenas de lucha entre los presos, ese "cargar las tintas" sobre el componente racial, lo mismo que mostrar gratuitamente un buen montón de imágenes violentas (y eso que obvian el habitual componente de abuso sexual tan presente en el género), etc.
La peli es entretenidilla, sobre todo el comienzo, que apunta maneras, y que permite hacer cierta reflexión sobre lo implacable que es a veces la justicia, y alguna que otra escena de la prisión es meritoria, como casi todas en las que John Smith, el personaje estupendamente encarnado por Val Kilmer, sirve a Wade Porter (correcto Stephen Dorff), el prota, tanto de guía espiritual como de protector dentro de ese infierno de alta seguridad, al igual que la relación que mantiene Smith con Gordon (Sam Sephard, siempre interesante). Sin embargo, otros personajes son increíbles, como el inapropiado, por su cara de bueno, Harold Perrineau como sádico guardián carcelario. Igualmente innecesarias son todas esas escenas de lucha entre los presos, ese "cargar las tintas" sobre el componente racial, lo mismo que mostrar gratuitamente un buen montón de imágenes violentas (y eso que obvian el habitual componente de abuso sexual tan presente en el género), etc.

3,7
651
2
20 de julio de 2008
20 de julio de 2008
7 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Remake de la obra homónima de Ramón Torrado (quien aquí se encarga del guión), realizada una docena de años atrás, y cuyo valor más importante reside en la presencia de Fernando Fernán Gómez. En este caso la dirige Miguel Lluch (aunque la empezara Ignacio F. Iquino, ínclito personaje del cine patrio con una carrera de lo más llamativo, que, tras un buen montón de pelis complacientes, por decirlo de manera amable, con el régimen fascista, y un fugaz paso por el western almeriense, acabaría por dedicarse al infragénero del destape, con incursiones en el "S" puro y duro).
Esta cosa sólo es recomendable para quien ose profundizar en las más oscuras negruras a las que se vio abocado un gran sector del cine español; no deja de ser más que un homenaje propagandístico de las virtudes de estar al servicio de la Marina española, utilizando para ello la excusa de una pequeñísima trama que no va más allá de mostrar las vicisitudes sentimentales de los marineros, de una manera blanca, blanquísima, de acuerdo con el estricto orden moral militar predemocrático, y ensalzar los valores que debe tener todo buen marinero (compañerismo, y todas esas gaitas).
Puede ser interesante, casi desde un punto de vista masoquista, escuchar al Dúo Dinámico cantar tres o cuatro de esas canciones inclasificables que se gastaban fuera de lo que es su espectro de temas inolvidables.
Lo único decente de todo esto resulta ver por ahí pulular al grandísimo Miguel Gila, cuyas perlas de humor un tanto surrealista desperdigadas a lo largo del metraje hacen que el visionado no resulte una experiencia desoladora. Ah, y también salen paisajes gallegos bonitos, de Marín y Ferrol.
Esta cosa sólo es recomendable para quien ose profundizar en las más oscuras negruras a las que se vio abocado un gran sector del cine español; no deja de ser más que un homenaje propagandístico de las virtudes de estar al servicio de la Marina española, utilizando para ello la excusa de una pequeñísima trama que no va más allá de mostrar las vicisitudes sentimentales de los marineros, de una manera blanca, blanquísima, de acuerdo con el estricto orden moral militar predemocrático, y ensalzar los valores que debe tener todo buen marinero (compañerismo, y todas esas gaitas).
Puede ser interesante, casi desde un punto de vista masoquista, escuchar al Dúo Dinámico cantar tres o cuatro de esas canciones inclasificables que se gastaban fuera de lo que es su espectro de temas inolvidables.
Lo único decente de todo esto resulta ver por ahí pulular al grandísimo Miguel Gila, cuyas perlas de humor un tanto surrealista desperdigadas a lo largo del metraje hacen que el visionado no resulte una experiencia desoladora. Ah, y también salen paisajes gallegos bonitos, de Marín y Ferrol.
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