De las dos frases que se utilizan como reclamo publicitario en el cartel no se cual de las dos es peor, o la de: "Director de Historias Mínimas", o aquella de: "Te va a atrapar de principio a fin". En cualquier caso flaco favor le hacen cualquiera de ellas a este guión de Sorin de un párrafo más bien corto y un resultado que se sustenta exclusivamente en la buena labor de Beatriz Spelzini, que compensa las migajas del asunto luciendo tipo. Si no fuera por el crédito que Sorin se ha ganado merecidamente, ni siquiera la curiosidad de comprobar si el final es tan previsible como parece, habría evitado que no solo el gato desapareciera antes de tiempo. Al menos su hijo Nicolas sigue acertando con la música. Mencionar, como he leído por ahí referencias a Polansky o Hitchcock solo es mentar la soga en la casa de ahorcado.

No es necesario, en la mayoría de los casos, versionar o adaptar en una cinta de casi dos horas la gran cantidad de historias gráficas o libros de cómics estupendos que andan por ahí. Bélgica es un gran productor y Francia un gran distribuidor así que porqué no llevarlos a la pantalla aunque sea con un menor metraje. Este pudiera ser el caso de esta cinta que se ve con deleite y se disfruta con niños y sin ellos. Más si uno tiene o le gustan los gatos y París. Una buena alternativa a Pixar y cía. cuyo monopolio visual y estético nos priva de otras miradas bellas, sugerentes o cuando menos interesantes. La animación europea no se prodiga mucho pero se aplica aquello, quizás forzado por la economía, de que más vale calidad que cantidad. Deberían aprender los animadores españoles que salvo honrosas excepciones confunden animación con ñoñeria e infantilismo en burdos remedos de las factorías USA, baste repasar los estrenos de este 2010.

A la espera de su Blancanieves, el curriculum discreto de Ratner apenas mejorará unas décimas con esta Tower Heist, rebautizada como es habitual por estos lares con un titulo más "ingenioso".
Este golpe hace aguas por muchos sitios con un guión construido sobre una estructura típica de película de robos, sazonado con una docena de chistes y gags de desigual acierto y unos toques muy ligeros de critica social.... pero....... Empieza sorprendiéndonos con una banda sonora fantástica (sin duda lo mejor) que sostiene y empuja el entramado durante todo el metraje y continua con un reparto que se pone las pilas y se curran el sueldo impidiendo que aquello se derrumbe. Algunas escenas son espectaculares y Eddie Murphy regresa con modestia, reclamando un puesto en la industria, que debería recuperarle y no solo en papeles de comedía, como ya demostró en Dreamgirls.
Tal y como está el patio en las comedias bueno es saber que hay alternativas a resacones de viajes, fiestas, bodas y demás.

Negra, negrisima y caustica comedia que camina a contracorriente de forma políticamente incorrecta entre el humor y la critica social.

Con un trabajo encomiable de sus protagonistas, a Yolande Moreau no hay que descubrirla ahora, y un guión bien articulado, acompañamos a estos dos marginados sociales que buscan el camino mas simple y directo para hacer justicia y de paso encontrar su lugar en el mundo. Sus directores consiguen con muy pocos planos impactos directos en la conciencia del espectador desechando lo superfluo y mostrando las vísceras de una realidad que parece friki pero no lo es en absoluto. La herencia del gag visual de Tatí planea por toda la cinta en un plato bien condimentado que hay que digerirlo crudo.

En la tradición clásica de las películas de Scola, Italia premió a nivel nacional y presentó a los Oscars esta historia familiar donde una sencilla mujer del pueblo, que ha salido adelante en la vida como ha podido, sin grandes tragedias ni alegrías pero siempre con el norte referencial del amor de sus hijos, se convierte en La Mamma. Esa Mamma que nadie mejor que los italianos para reverenciar y adorar por encima de los azares de la vida. Narrada en dos épocas diferentes, los nostálgicos años 70 y en la actualidad, transcurre con agilidad hacía el desenlace final con las dosis justas de humor, tragedia y emoción que la convierten en un producto agradable. El reparto, casi coral, consigue un trabajo acertado y equilibrado entre canciones que apuntan que la vida es un baile muy corto y más vale divertirse.