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8,2
18.871
9
18 de abril de 2022
18 de abril de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entre el melodrama y el cine de terror, Aldrich maneja un maravilloso blanco y negro y a dos actrices descomunales para crear una historia en la que el espectador navega entre el miedo a la vejez, al proceso decadente que conlleva y al odio entre seres tan cercanos como dos hermanas que conviven entre las mismas paredes.
Apoyándose en resortes del cine clásico, incluyendo incluso referencia y planos muy relacionados con el cine mudo, Aldrich es capaz de mostrarnos el resentimiento, la envidia y la ira de una manera tan evidente que hasta podemos decir que hace daño.
No habrá espectador capaz de aguantar sin inmutarse un primer plano del rostro envejecido, grotescamente maquillado y con una expresividad que raya lo malsano, de una espléndida Bette Davis, espléndida en su decadencia, espléndida en una vejez que aún prolongaría otras dos décadas largas. Tremenda, maravillosa, la maldad hecha arte.
Y qué decir de Crawford, más contenida, perfecta en su papel desvalido, con momentos de thriller, en el que es capaz de llevar el suspense a niveles estratosféricos.
Todo funciona en este melodrama de suspense o suspense melodramático, la película se disfruta, por decirlo de algún modo, desde el primer minuto hasta el último, incluyendo a unos actores secundarios, muy pocos, ya que la película gira en torno al descomunal dúo protagonista, que aportan a la historia cotidaneidad (maravilloso Victor Buono) y una cierta dosis de cordura entre tanta locura.
Es una película imprescindible.
Apoyándose en resortes del cine clásico, incluyendo incluso referencia y planos muy relacionados con el cine mudo, Aldrich es capaz de mostrarnos el resentimiento, la envidia y la ira de una manera tan evidente que hasta podemos decir que hace daño.
No habrá espectador capaz de aguantar sin inmutarse un primer plano del rostro envejecido, grotescamente maquillado y con una expresividad que raya lo malsano, de una espléndida Bette Davis, espléndida en su decadencia, espléndida en una vejez que aún prolongaría otras dos décadas largas. Tremenda, maravillosa, la maldad hecha arte.
Y qué decir de Crawford, más contenida, perfecta en su papel desvalido, con momentos de thriller, en el que es capaz de llevar el suspense a niveles estratosféricos.
Todo funciona en este melodrama de suspense o suspense melodramático, la película se disfruta, por decirlo de algún modo, desde el primer minuto hasta el último, incluyendo a unos actores secundarios, muy pocos, ya que la película gira en torno al descomunal dúo protagonista, que aportan a la historia cotidaneidad (maravilloso Victor Buono) y una cierta dosis de cordura entre tanta locura.
Es una película imprescindible.

6,7
1.058
7
8 de abril de 2022
8 de abril de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El gran Zinnemann nos sumerge en una película amable, de aventuras y con un cierto tono de western tardío, trasladando la acción a tierras australianas y mostrándonos unos personajes amables que afrontan las dificultades cotidianas con buena disposición y siempre unidos.
Con este resumen parece que estamos ante una película edulcorada y de poco nervio. Nada más lejos. Zinnemann se rodea de unos monstruos de la interpretación en su momento más álgido, destacando una maravillosa Deborah Kerr que acarició el Oscar, lo mismo que la película.
Zinneman introduce un personaje más: los paisajes australianos, rodando escenas con aroma a documental (excelente el incendio que afrontan los protagonistas mientras conducen el rebaño de ovejas a su destino).
Todo funciona en este film que se ve con agrado y creciente interés y en el que se degusta el aroma del cine clásico en cada plano.
Con este resumen parece que estamos ante una película edulcorada y de poco nervio. Nada más lejos. Zinnemann se rodea de unos monstruos de la interpretación en su momento más álgido, destacando una maravillosa Deborah Kerr que acarició el Oscar, lo mismo que la película.
Zinneman introduce un personaje más: los paisajes australianos, rodando escenas con aroma a documental (excelente el incendio que afrontan los protagonistas mientras conducen el rebaño de ovejas a su destino).
Todo funciona en este film que se ve con agrado y creciente interés y en el que se degusta el aroma del cine clásico en cada plano.

6,5
3.275
7
22 de marzo de 2022
22 de marzo de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Clara Roquet debuta con una película más que notable, una película bonita estéticamente y con cuajo en cuanto a la historia que nos narra.
Dos adolescentes de diferente clase social, con diferentes anhelos conviven durante un verano en una casa familiar en la que la abuela padece de alzheimer.
La manera en que la enfermedad influye en los hijos, en especial en la hija, una excelente Nora Navas, y las relaciones entre la anciana y la persona que la cuida, son vistas desde la mirada de la nieta adolescente, además de mostrarnos cómo se relaciona con la otra adolescente, muy distinta a ella, que llega a la casa y que le muestra otro mundo y otra mirada muy distintas a las que hasta ahora ha conocido.
El ritmo de la película es "muy francés", pausado, lleno de una especie de nostalgia melancólica sobre lo que fue nuestra propia adolescencia y esos veranos que ya no volverán.
Magnífica Vicky Peña, fenomenales las dos chicas, Morera y García, que son capaces de acompañar una historia que se sigue con mucho interés y que augura un buen futuro para la directora Clara Roquet.
Dos adolescentes de diferente clase social, con diferentes anhelos conviven durante un verano en una casa familiar en la que la abuela padece de alzheimer.
La manera en que la enfermedad influye en los hijos, en especial en la hija, una excelente Nora Navas, y las relaciones entre la anciana y la persona que la cuida, son vistas desde la mirada de la nieta adolescente, además de mostrarnos cómo se relaciona con la otra adolescente, muy distinta a ella, que llega a la casa y que le muestra otro mundo y otra mirada muy distintas a las que hasta ahora ha conocido.
El ritmo de la película es "muy francés", pausado, lleno de una especie de nostalgia melancólica sobre lo que fue nuestra propia adolescencia y esos veranos que ya no volverán.
Magnífica Vicky Peña, fenomenales las dos chicas, Morera y García, que son capaces de acompañar una historia que se sigue con mucho interés y que augura un buen futuro para la directora Clara Roquet.

7,4
16.766
9
11 de marzo de 2022
11 de marzo de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Revisitar esta película me lleva a mis años de niño en los que las películas de Sesión de Tarde, aquellos sábados tan distintos a estos, en los que la televisión nos alegraba las sobremesas (no había otra opción entonces, a diferencia de estos tiempos en los que la oferta es mareante) con películas normalmente para toda la familia y en las que desfilaban Robin Hood, piratas, pistoleros del far west o soldados en pleno combate.
O sea: Errol Flyn, Burt Lancaster, John Wayne, Glen Ford o Alan Ladd. A todo color o en blanco y negro, tanto daba, la diversión y el entretenimiento estaban asegurados.
Eso es LOS VIKINGOS, acción, aventura, entretenimiento en estado puro. Una producción escandalosamente cuidada, costosa donde las haya, imposible sin la participación, detrás de la película y delante de la cámara, del dinámico y mítico Kirk Douglas (cuánto le debe el cine a este hombre).
Desde el principio nos plantamos en los fiordos nórdicos que acogen al pueblo vikingo, tosco y violento, pero que es capaz de caer mejor al espectador que los remilgados, taimados y más civilizados británicos.
Con un reparto un tanto desigual (magníficos Ernest Borghine y el mismo Douglas, deslavazados Curtis y su pareja en la vida real Janet Leigh), una historia que no es necesario analizar ni creerse, escenas de acción perfectamente rodadas y un cierto tributo a lo que era la época (vestuario, diseño de producción, escenografía en las batallas) que se pierde en otras películas, asistimos a un film que transcurre a través de las décadas de forma ejemplar, siendo tan valorado por las generaciones más cercanas a este siglo (mis hijos) como por los que formamos parte ya del siglo anterior.
Hay escenas míticas (el ataque del halcón a Douglas, la llegada de los vikingos a casa tras sus incursiones, el espectacular asalto a la fortaleza ingles y, por supuesto, el duelo final entre los dos protagonistas). Puro cine.
Eso, no otra cosa, es una película clásica. Imprescindible, se disfrutará más si nunca la has visto.
O sea: Errol Flyn, Burt Lancaster, John Wayne, Glen Ford o Alan Ladd. A todo color o en blanco y negro, tanto daba, la diversión y el entretenimiento estaban asegurados.
Eso es LOS VIKINGOS, acción, aventura, entretenimiento en estado puro. Una producción escandalosamente cuidada, costosa donde las haya, imposible sin la participación, detrás de la película y delante de la cámara, del dinámico y mítico Kirk Douglas (cuánto le debe el cine a este hombre).
Desde el principio nos plantamos en los fiordos nórdicos que acogen al pueblo vikingo, tosco y violento, pero que es capaz de caer mejor al espectador que los remilgados, taimados y más civilizados británicos.
Con un reparto un tanto desigual (magníficos Ernest Borghine y el mismo Douglas, deslavazados Curtis y su pareja en la vida real Janet Leigh), una historia que no es necesario analizar ni creerse, escenas de acción perfectamente rodadas y un cierto tributo a lo que era la época (vestuario, diseño de producción, escenografía en las batallas) que se pierde en otras películas, asistimos a un film que transcurre a través de las décadas de forma ejemplar, siendo tan valorado por las generaciones más cercanas a este siglo (mis hijos) como por los que formamos parte ya del siglo anterior.
Hay escenas míticas (el ataque del halcón a Douglas, la llegada de los vikingos a casa tras sus incursiones, el espectacular asalto a la fortaleza ingles y, por supuesto, el duelo final entre los dos protagonistas). Puro cine.
Eso, no otra cosa, es una película clásica. Imprescindible, se disfrutará más si nunca la has visto.

4,3
3.416
4
15 de febrero de 2022
15 de febrero de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay un género que se está intentando imponer en los últimos años, de la mano de directores tan plúmbeos y reiterativos en su pedantería como Jordan Peele o Ari Aster, que es ese mal llamado "terror elevado" o, mejor explicado, cine de terror con aspiraciones a incluir un cierto mensaje: terror de gafapastas o culturetas.
Películas como DÉJAME SALIR o MIDSOMMAR o HEREDITARY parecieron impactar muy recientemente a cierta parte de la crítica y, reconozcámoslo, a buena parte del público. Frente al terror de los 80 y 90, los slasher de asesinos en serie corriendo tras adolescentes, las casas encantadas o el cine de género de terror clásico, con sus vampiros, hombres lobos y demás, estos directores pretenden intelectualizar el género.
Si alguien ha podido ver SCREAM 2022 (la quinta parte de la saga que fundó el gran Wes Craven), se explica muy bien en la película hasta qué punto este tipo de cine es hueco y, sobre todo, tremendamente pretencioso.
Y esto le ocurre a PÁRAMO, un buen punto de partida, sobre todo en lo que se refiere a ambientación, personajes aislados, diseño de producción, pero que se emborrona con una serie de sucesos poco explicados y difícilmente creíbles que derivan en acontecimientos que tienen de todo menos de terror, mucho menos elevado, vaya.
Inma Cuesta hace lo que puede con un papel que no da mucho de sí, Álamo simplemente se limita a plantarse delante de la cámara solo el niño, Asier Flores, parece intentar que el espectador no se desconecte de la histoia.
La vi en cuatro partes, poco a poco, no para degustarla, simplemente para no hacerme demasiado daño con un atracón de cine flojo.
Películas como DÉJAME SALIR o MIDSOMMAR o HEREDITARY parecieron impactar muy recientemente a cierta parte de la crítica y, reconozcámoslo, a buena parte del público. Frente al terror de los 80 y 90, los slasher de asesinos en serie corriendo tras adolescentes, las casas encantadas o el cine de género de terror clásico, con sus vampiros, hombres lobos y demás, estos directores pretenden intelectualizar el género.
Si alguien ha podido ver SCREAM 2022 (la quinta parte de la saga que fundó el gran Wes Craven), se explica muy bien en la película hasta qué punto este tipo de cine es hueco y, sobre todo, tremendamente pretencioso.
Y esto le ocurre a PÁRAMO, un buen punto de partida, sobre todo en lo que se refiere a ambientación, personajes aislados, diseño de producción, pero que se emborrona con una serie de sucesos poco explicados y difícilmente creíbles que derivan en acontecimientos que tienen de todo menos de terror, mucho menos elevado, vaya.
Inma Cuesta hace lo que puede con un papel que no da mucho de sí, Álamo simplemente se limita a plantarse delante de la cámara solo el niño, Asier Flores, parece intentar que el espectador no se desconecte de la histoia.
La vi en cuatro partes, poco a poco, no para degustarla, simplemente para no hacerme demasiado daño con un atracón de cine flojo.
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