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Argentina Argentina · Buenos Aires
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Críticas 91
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
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19 de febrero de 2009 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Demasiado complejo resulta el afirmar si verazmente "Citizen Kane" es la mejor película de todos los tiempos, pues arribar a conclusiones de este tipo requiere ignorar, aislar los contextos sociales, culturales y tecnológicos por los que cada una de las grandes obras de la filmografía atravesó en el momento de ser producidas, y eso mis amigos seria un pecado tan grande y cruelmente simplificador como el decidir quien fue el mejor futbolista de la historia, si Maradona o Pelé. Por lo cual, siguiendo un procedimiento puramente científico en busca de develar tal interrogante, he decidido apoyarme en lo único que considero cierto, real, libre de especulaciones y subjetividades que puedan influir en la opinión de las masas, tanto en apoyo como en rechazo a la obra de Orson Welles, y eso es que "Citizen Kane" es grande, enorme, colosal. Nada tan cierto y tan veraz como que su técnica, innumerables veces destacada, y su aún actual argumento son insuperables. Una historia contada inteligente, efectivamente, con incontables y pioneros adelantos tanto técnicos como todos los relacionados con la semántica estructural de su relato (juegos de luces, travellings de cámara inconcebibles hasta ese entonces, flashback y elipsis!!! Por Dios si en esos dias casi ni se conocía su significado!!) que consiguen que hasta aquellos quienes casi 70 años después tenemos el honor de admirarla por primera vez quedemos atornillados, intrigados por su maravilloso, musical, lubricado desarrollo, intentando develar el significado del interrogante que al principio se plantea y hasta su final no se revela: "Rosebud, Rosebud". Dotada de un argumento inconmensurable, considerablemente digno de aporte para tesis y formulaciones que se pregunten sobre el porque de las acciones de los hombres y la complejidad de las relaciones sociales, el filme se esfuerza por demostrarnos una y otra vez, a cada momento, en cada escena, con cada frase y gesto del impenetrable Charles Foster Kane cuan complicada, inaccesible es el alma humana y cuan poco juzgables y condenables son los actos de un hombre sin conocer su pasado, su crianza, su formación como ser humano. Meritoria de los anaqueles de la sociología, infaltable como punto de partida para comprender porque el cine es considerado un arte, indispensable para aquellos que comienzan a desandar un camino por el estudio de la comunicación y las interacciones entre los individuos, se ha transformado en una empírica contribución que permite comprender al mundo, a la sociedad, a los hombres como lo que son, simplemente humanos, simplemente históricos, presente pero también, y sobre todo, pasado, un backup de hechos y acontecimientos que forjan el proceder.
Grande, indestructible, eterna.
20 de julio de 2008 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Randle Mc Murphy es un vago, un atorrante, una de esas personas que transgrede el fino limite entre el bandido simpático y el delincuente. Y lo hace luego de aprovecharse de una menor de 18 años, por lo que cae en prisión durante un corto lapso, pero lejos de aprender la lección, su esencia de mentiroso se mantiene y aprovechando sus cualidades de estafador y su gran labia logra el traslado a una institución mental para evitar los trabajos forzados. Allí demostrará que su personalidad también lo convierte en un ser sociable y simpático, hasta querible, que termina por ganarse la amistad de sus pares enfermos mentales y la rivalidad de la enfermera Ratched, clara reencarnación del autoritarismo absurdo y totalmente enlatado. Magnifico filme digno de la colección de los 100 mejores de la historia.
26 de enero de 2022
13 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si el cine es ilusión lo que "Petit Maman" (2021, Celine Sciamma) convoca quizás sea inédito.
Una fantasía primordial, elemental, originaria:
Conocer a nuestros padres/madres antes de serlo, cuando eran nosotros, es decir hijos/as.
Un encuentro a través de la ficción cinematográfica con aquello que nos interpela toda la vida y se vuelve inaccesible: Su deseo.
Eso activado a través del mecanismo cinematográfico se vuelve una espiral de sentidos, de referencias, de posibilidades.
Si este arte, está técnica nació con el anhelo de literalmente proyectar los imaginarios del ser humano sobre el mismo lienzo que siglos atrás se pensaban las visiones de Dios y de la iglesia, entonces "Petite Maman" tal vez sea la primera última película pues revela como creo que ninguna otra lo ha hecho, la forma de un sueño universal en donde padres, madres e hijos/as transitan lo que el psicoanálisis nos prepara a aceptar como lo imposible:
Un dialogo real, un encuentro real, ya no entre dos roles, entre asimetrías insalvables que justamente la muerte amenaza años tras año con cerrar sin atisbo de respuesta, sino entre dos personas que se reconocen.
Dejando atrás al espejo, superficie sobre la que se desplaza lo filial y que como una puesta en el abismo nos reproduce mimeticamente pero al mismo tiempo nos separa y agrieta el vínculo, el filme delinea una mirada real a los ojos, hacia lo mas profundo de sus almas, sin miedo a perderse en ese tórrido terreno del pasado, de lo no dicho, de lo negado, de lo reprimido. El terreno del desencuentro entre padres, madres e hijos/as.
Quizás "Petite Maman", al menos en lo que involucra al cine sea la gran película de la historia que con sus materiales diseña una fantasía posible donde cobijarnos.
24 de febrero de 2009
8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Simplemente magnifica, oscura, sobria pero inquietante a la vez, terrorífica y muy emotiva, una combinación perfecta para una de las mejores películas del 2008. Desde el frío país nórdico de Suecia, no es un dato menor pues el ambiente gélido, helado, blanco y solitario son un aporte fundamental para la trama, Tomas Alfredson nos acerca esta historia tantas veces graficada sobre el amor imposible entre un ser sobrenatural (en este caso un vampiro) y un joven mortal, común y corriente. Bien podría trazarse un paralelo novelesco de esta historia con los archiconocidos melodramas de los teleteatros vespertinos en los que ambos extremos de la escala social se unen por medio de un amor que en su representación dista mucho de la realidad, a excepción de ciertos casos aislados, pero no es aquí la contextura superficial de la relación entre ambos protagonistas lo que debemos destacar, sino la cautivante forma en que Alfredson nos lo ha referido. Con silencios inquietantes y muy poca explicitación acerca de los fenómenos paranormales que rodean a la trama (a excepción de la escena en que una mujer convertida al vampirismo se prende fuego ante la exposición solar) poco a poco nos va sumergiendo, casi al fiel estilo (y que tanto adoramos) que se transformaría en marca registrada de las primeras obras de M. Night Shyamalan, en las profundas y oscuras aguas de un lazo, el de los dos niños, que gradualmente va revelando distintas aristas (la sexualidad, la compleja entrada a la adolescencia, los lazos familiares y sobre todo el comenzar a tomar conocimiento de la muerte como parte de la vida)que nos permiten olvidarnos de la primera y tan subvalorada lectura de un amor idílico y platónico entre dos razas irreconciliables.
Exquisitamente representada, no busca la lagrima fácil, pero emociona, hiela los huesos y, demostrando no proponérselo (aunque así realmente lo quiera), nos va quitando el miedo a lo desconocido, a lo tenebroso, para dejarnos mirando por la negrura de la ventana, en busca de ese amor tan incondicional, tan fiel, tan único, sin importar que se alimente de sangre humana.
8 de marzo de 2009
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
En ocasiones el cine nos devuelve esa magia que le permite representarnos en una cinta de 141 minutos, en una ocasión puntual y en una locación especifica más de 40 años de historia de política internacional de la mayor potencia mundial. Como en otras veces, no muchas pero si inolvidables circunstancias, "Los gritos del silencio" es capaz de devolvernos a ese fantástico mundo, pues nos grafica, mediante el conflicto en el que indirectamente se vio envuelto Camboya durante la guerra de Estados Unidos frente a Vietnam (que era subsidiada armamentaria y económicamente por la Unión Soviética), encarnarnos como el gobierno de la mayor potencia mundial, en este caso liderado por el nefasto Richard Nixon, utiliza a supuesto "aliado" fronterizo para plantar su base de operaciones en las espaldas mismas del “vietcong” y lo involucra profundamente en la lucha desatando una encarnizada guerra civil entre aquellos rebeldes que se oponen a la intermediación norteamericana, a su vez también respaldados por El Kremlin, y las tropas oficiales que apoyan al gobierno de turno en su política de sostén a la causa americana. Como en tantas otras ocasiones, luego de una sanguinaria contienda y de arrasar con el paradisíaco paisaje que la hermosa geografía camboyana ofrece y su aún mas inocente población que lejos de ser protegida por el manto “omnipotente” de las fuerzas del Tio Sam es victima de todo tipo de aberraciones y prohibiciones al quedar en medio de la salvaje contienda, y ante la férrea oposición presentada por los disidentes locales del "Khmer Rouge", los estadounidenses levantan sin mas justificaciones ni acciones paralelas su campamento dejando a toda una nación devastada por su cruel mano a solas, envuelta en una disputa sin solución ni fin y a muchos de los corresponsales enviados por la prensa de su país a merced de las practicas salvajes y asesinas de un grupo que representando el costado mas brutal del sentimiento nacional, actúa con desprecio y resentimiento tanto hacia los extranjeros que aún habitan sus tierras como los propios nativos que en mayor o menor medida apoyaron el arribo de los proclamados "embajadores de la democracia y la civilización" tanto desde la política como de la prensa. En este dramático conflicto de ve envuelto Sydney Schanberg y Dith Pran, ambos periodistas, uno norteamericano, el otro camboyano, quienes presos de su pasión por el oficio que desempeñan entablan una inquebrantable amistad y optan por mantenerse en esas anárquicas tierras para llevar al mundo todo aquello que los gobiernos involucrados intentan tapar para no quedar ante los ojos del mundo expuestos por su desastroso procedimiento.
Una denuncia elocuente, cruda, veraz que en algunos momentos roza la frialdad y la indiferencia más allá de lo que nos muestra, pero que a través de los ojos de Schanberg y sobre todo de Pran, es nuestra mejor ventana para comprender un poco mas cuan fuerte es el monstruo de la guerra y cuan inhumanos son aquellos que lo manejan.
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