Como lo hizo George A. Romero en los años 60, David Robert Mitchell propone una crítica política a la excluyente sociedad de consumo (de autoconsumo). Como está de moda, el formato es un impecable revival del buen film de fantasía y terror, con música electrónica y escenas demagógicas con sabor a nostalgia, de la penúltima década del siglo pasado, y que se disfrutará por igual aun por la platea neófita.

Excelente parodia del audiovisual de acción estándar desarrollado por la industria holliwoodense, especialmente durante las ultimas décadas del pasado milenio. Fácil de ver y super contagiosa es esta fantástica realización generalizada como New Retro Wave y que cuenta con la musicalización de importantes representantes de la misma, en su vertiente acústica.

Shudder, la distribuidora de terror, garantiza, ya a estas alturas, que vamos a ver algo de calidad.
Me aburrió un poco. Pero es una cumplida interpretación feminista del mito de la caída de Lucifer.
Deja lugar para pensar, igual, se trata de un feminismo abierto, defensivo. Me gustó.
Pero, no es de alta inspiración; no tiene una estética sofisticada. Hay fuerza, pero cierto desgano. Es que el asunto es remanido y paradójico. De tanto alcance que extenúa de antemano. Son temas enormes y complejos, que requieren de legitima inspiración onírica.
Vale, la alegoría. Es clara y llega a despertar nuestra consideración.

¿Por qué titula fuera de "Satán", y no "infierno"? "Estar en Dios"... Ah!, es eso. Satán es la construcción, la tecnología que reemplaza la inocencia original. Y Dios, es todo lo que está afuera. Buscamos a Dios a través de la deconstrucción.

Este ensayo -en forma de narración- es una búsqueda de la ética antitecnológica; la perdida, pura ética, ideal, paradisíaca.

El Santo, hombre iluminado, tiene la certeza de la fe. Su fuente de entusiasmo es invisible a los ojos. Es meditativo y contemplativo. La nada personificada, controlada por el Tao.

Paciencia; cuadros perfectos de paisajes; algunas escena excitantes y un final y desenlace como he visto pocos, muy inspirado realmente. Para ver. Completa.

La voluntad de la naturaleza, concepto acuñado por Schopenhauer para explicar el fenómeno de la existencia, es un lugar oscuro de la bibliografía. El hombre se sigue preguntando por qué tiene que trabajar para poder trabajar, para poder trabajar; sobre todo cuando ese trabajo es en la Oficina de Cartas Muertas. Y a veces, parece que la carga se hace demasiado pesada y éste se paraliza. Adviene, entonces, el terror.

Cine fantástico profundo, un poco grueso, pero muy al día, y con ideas que tejen el drama filosófico con el hilo nuclear de la sociedad: nuestros hijos pertenecen al estado, y si estos renuncian, éste sufre, pero en la carne de aquellos, y de sus criadores.

Un día de estos, quizá ya uno del pasado, el autocine proyectará un film de despedida, en función especial, bajo un cielo estrellado para nadie. Y quizás a la mañana siguiente, ventosa y polvorienta, se aprecie que ha quedado un auto vacío aparcado, en medio del autocine cerrado, desierto y desolado.