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7
17 de junio de 2024
17 de junio de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
He terminado la de Ripley y no me ha acabado de entusiasmar como a la mayoría. Tampoco me ha dejado indiferente y eso es bueno. Lo que si está claro es que es una serie que no es fácil, arriesga, exige del espectador y en mi caso se agradece.
Recuerdo que en la adolescencia y algo ya más crecidito leí varios libros de Patricia Highsmith y del tal Ripley pero hace muchos años de eso y no recuerdo nada. Así que cuando escuché hablar tan bien de la serie no se por qué me hice a la idea de que era algo tipo Sam Spade, Marlowe o incluso Hercules Poirot. Que Ripley era un detective, vamos. Incluso debí intercambiar a Patricia Highsmith por Agatha Christie o a saber qué pajas mentales.
Así que los primeros capítulos no acababa de aterrizar, estaba descolocado con el fulano ese, el tal Ripley. Un tipo raro, ambiguo, inquietante, antipático y con una forma de ser que me daba bastante mal rollo. Esa sonrisa más falsa que un billete de seis euros, ese servilismo y estilo quedabien. No se parecía en nada a Spade, Marlowe y menos a Poirot.
Tarde en hacerme a la idea de que el rollo que me tenía montado en mi cabeza no tenía nada que ver con la serie. Que no iba a aparecer ningún carismático y duro detective y que el tipo raro era el protagonista. Además también descubro que el nota tiene una vena psicópata e impulsiva, una falta de escrúpulos bastante importante y un comportamiento tan particular, obsesivo y extraño que no he acabado de entender demasiado bien. También demuestra mucha inteligencia, astucia y oportunismo en esa alocada y a la vez calculada huida hacia adelante producto de sus actos impulsivos para adueñarse de la vida de su victima. A pesar de la soberana lentitud narrativa he acabado disfrutando bastante de la huida hacia delante con el pedal a fondo y sin complejos del señor Ripley obviando casi que no me ha parecido una serie perfecta ni sobresaliente siquiera. Mi impresión es que cojea en muchos apartados. Hasta en el estético, tan aplaudido. Pero también es muy disfrutable.
En lo estético me ha parecido demasiado extrema y desequilibrada. Blanco y negro a saco, por decreto, fotografía exquisita y una manera obsesiva casi de bombardear con encuadres y planos apabullantes en su belleza que acaban saturando un poco mientras la narración avanza a cámara lenta entre plásticas y magistrales postales italianas. Estilo sacarse la chorra, vamos. Vemos subir y bajar unas escaleras hacia la montaña innumerables veces desde todos los ángulos posibles, algunos preciosos y hasta algunos repetidos. Vemos subir y bajar un antiguo ascensor más de una docena de veces durante todo su recorrido con indudable arte y talento. Y a un gato que también le parecen muy interesantes todas estas subidas y bajadas pese a su monótona repetición. Vamos a ver ir y venir desde un hotel a la vía Appia otras cuatro o cinco veces sin ahorrarnos apenas un plano del recorrido. Y tal y tal. Peca mucho en exceso en lo estético.
Y en lo narrativo es donde más cojea el invento. Donde más cuesta arriba se me ha hecho. Peca mucho en defecto. Hay tal cantidad de hechos poco verosímiles, lagunas y conveniencias en el guion que dudo que sea una adaptación fiel de la novela. Algunos agujeros son hasta groseros. De estarlo viendo y no creerlo en una serie de este supuesto nivel. Las acciones de algunos personajes son poco coherentes. Los diálogos me parecieron demasiado teatrales, demasiado poco realistas. Nadie habla ni se relaciona de esa manera tan acartonada y artificial. Además todos parece que lanzan miradas agudas y penetrantes, que sospechan o saben algo o intuyen algo de Ripley. Ya sea la novia, una portera, un recepcionista, un policía o el que pasea el perro.
Y aún así la he disfrutado bastante cuando llegó su final, que también es un poco fofo y poco impresionante. Una serie bastante peculiar, arriesgada y que sale de la norma, lo cual siempre es de agradecer. También bastante imperfecta.
Recuerdo que en la adolescencia y algo ya más crecidito leí varios libros de Patricia Highsmith y del tal Ripley pero hace muchos años de eso y no recuerdo nada. Así que cuando escuché hablar tan bien de la serie no se por qué me hice a la idea de que era algo tipo Sam Spade, Marlowe o incluso Hercules Poirot. Que Ripley era un detective, vamos. Incluso debí intercambiar a Patricia Highsmith por Agatha Christie o a saber qué pajas mentales.
Así que los primeros capítulos no acababa de aterrizar, estaba descolocado con el fulano ese, el tal Ripley. Un tipo raro, ambiguo, inquietante, antipático y con una forma de ser que me daba bastante mal rollo. Esa sonrisa más falsa que un billete de seis euros, ese servilismo y estilo quedabien. No se parecía en nada a Spade, Marlowe y menos a Poirot.
Tarde en hacerme a la idea de que el rollo que me tenía montado en mi cabeza no tenía nada que ver con la serie. Que no iba a aparecer ningún carismático y duro detective y que el tipo raro era el protagonista. Además también descubro que el nota tiene una vena psicópata e impulsiva, una falta de escrúpulos bastante importante y un comportamiento tan particular, obsesivo y extraño que no he acabado de entender demasiado bien. También demuestra mucha inteligencia, astucia y oportunismo en esa alocada y a la vez calculada huida hacia adelante producto de sus actos impulsivos para adueñarse de la vida de su victima. A pesar de la soberana lentitud narrativa he acabado disfrutando bastante de la huida hacia delante con el pedal a fondo y sin complejos del señor Ripley obviando casi que no me ha parecido una serie perfecta ni sobresaliente siquiera. Mi impresión es que cojea en muchos apartados. Hasta en el estético, tan aplaudido. Pero también es muy disfrutable.
En lo estético me ha parecido demasiado extrema y desequilibrada. Blanco y negro a saco, por decreto, fotografía exquisita y una manera obsesiva casi de bombardear con encuadres y planos apabullantes en su belleza que acaban saturando un poco mientras la narración avanza a cámara lenta entre plásticas y magistrales postales italianas. Estilo sacarse la chorra, vamos. Vemos subir y bajar unas escaleras hacia la montaña innumerables veces desde todos los ángulos posibles, algunos preciosos y hasta algunos repetidos. Vemos subir y bajar un antiguo ascensor más de una docena de veces durante todo su recorrido con indudable arte y talento. Y a un gato que también le parecen muy interesantes todas estas subidas y bajadas pese a su monótona repetición. Vamos a ver ir y venir desde un hotel a la vía Appia otras cuatro o cinco veces sin ahorrarnos apenas un plano del recorrido. Y tal y tal. Peca mucho en exceso en lo estético.
Y en lo narrativo es donde más cojea el invento. Donde más cuesta arriba se me ha hecho. Peca mucho en defecto. Hay tal cantidad de hechos poco verosímiles, lagunas y conveniencias en el guion que dudo que sea una adaptación fiel de la novela. Algunos agujeros son hasta groseros. De estarlo viendo y no creerlo en una serie de este supuesto nivel. Las acciones de algunos personajes son poco coherentes. Los diálogos me parecieron demasiado teatrales, demasiado poco realistas. Nadie habla ni se relaciona de esa manera tan acartonada y artificial. Además todos parece que lanzan miradas agudas y penetrantes, que sospechan o saben algo o intuyen algo de Ripley. Ya sea la novia, una portera, un recepcionista, un policía o el que pasea el perro.
Y aún así la he disfrutado bastante cuando llegó su final, que también es un poco fofo y poco impresionante. Una serie bastante peculiar, arriesgada y que sale de la norma, lo cual siempre es de agradecer. También bastante imperfecta.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Cosas que no me han gustado o convencido:
- La manera en que le encargan el trabajito a Ripley y el trabajito en si es de lo más risible. Poco trabajado eso.
- El tipo da mucho mal rollo pero sin embargo parece que todos se fían de él.
- La realización del segundo asesinato me parece magistral. La del primero no tanto. Me sobra todo lo de caerse de la barca y sobrevivir como si fuera James Bond. No está acorde con el resto de la serie.
- A nadie se le ocurre ver o pedir una foto del primer finado hasta el final de la serie. Igual es que si vieran una foto no habría serie.
- Todo señala a Ripley como culpable de todo. Solo falta que lleve un cartel proclamando su culpabilidad pero nadie acaba de señalarlo directamente. Solo ponen esas miradas agudas y penetrantes de sospecha. Se hila demasiado fino y no cuela que siempre salga indemne.
- Lo de la entrevista con el policía con barbita y una peluca me pareció infumable. No reconoce ni la cara ni la voz de un tipo que ha interrogado varias veces. Anda, no me jodas.
- La novia del finado que nunca ha tragado a Ripley y siempre ha sospechado de él, de repente cambia de actitud y lo ve inocente como un bebé. Muy conveniente.
- Esa manera de salvarse de milagro, de encontrar coartadas gracias a lo que dicen sus interlocutores también es duro de tragar. Por ejemplo, cuando la novia encuentra el anillo, está a punto de matarla y ella le dice que seguramente el finado se lo dio porque se iba a suicidar. Pa mear y no echar gota.
- Ese final con esas prisas de todos en dejar claro que el finado se había suicidado y exculpar al bueno de Ripley es bastante decepcionante e inverosímil. Flojo, flojo.
- La manera en que le encargan el trabajito a Ripley y el trabajito en si es de lo más risible. Poco trabajado eso.
- El tipo da mucho mal rollo pero sin embargo parece que todos se fían de él.
- La realización del segundo asesinato me parece magistral. La del primero no tanto. Me sobra todo lo de caerse de la barca y sobrevivir como si fuera James Bond. No está acorde con el resto de la serie.
- A nadie se le ocurre ver o pedir una foto del primer finado hasta el final de la serie. Igual es que si vieran una foto no habría serie.
- Todo señala a Ripley como culpable de todo. Solo falta que lleve un cartel proclamando su culpabilidad pero nadie acaba de señalarlo directamente. Solo ponen esas miradas agudas y penetrantes de sospecha. Se hila demasiado fino y no cuela que siempre salga indemne.
- Lo de la entrevista con el policía con barbita y una peluca me pareció infumable. No reconoce ni la cara ni la voz de un tipo que ha interrogado varias veces. Anda, no me jodas.
- La novia del finado que nunca ha tragado a Ripley y siempre ha sospechado de él, de repente cambia de actitud y lo ve inocente como un bebé. Muy conveniente.
- Esa manera de salvarse de milagro, de encontrar coartadas gracias a lo que dicen sus interlocutores también es duro de tragar. Por ejemplo, cuando la novia encuentra el anillo, está a punto de matarla y ella le dice que seguramente el finado se lo dio porque se iba a suicidar. Pa mear y no echar gota.
- Ese final con esas prisas de todos en dejar claro que el finado se había suicidado y exculpar al bueno de Ripley es bastante decepcionante e inverosímil. Flojo, flojo.
6
29 de marzo de 2024
29 de marzo de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un corto y escueto documental que por si solo no es gran cosa y por si mismo no tiene mucho sentido su existencia por lo poco que en una hora se puede describir sobre la historia de este escuadrón maldito a lo largo de la II Guerra Mundial y lo poco que sabemos de los personajes que por la pantalla desfilan. Imagino que si alguien lo ve así, a palo seco, sin saber de dónde viene y por qué existe se llevará una decepción.
Pero la cosa cambia si hemos visto la miniserie Los amos del aire y a sus nueve capítulos le añadimos este pequeño documental como el décimo para redondear su final con una pequeña dosis de realidad bélica de la mano de los actores reales, los verdaderos amos del aire. De esta manera cobra un sentido y gana un valor que no tiene por si mismo. Gracias a este pequeño homenaje camuflado de documental pondremos caras y conoceremos a algunos de los personajes que hemos seguido en la ficción de la miniserie. Veremos algunas imágenes reales que sin duda nos recordarán a las que hemos visto en la ficción e incluso los personajes reales nos comentarán algunos de los hechos que se describen en esa ficción basada en la realidad. Tampoco es que sea algo nunca visto o imprescindible pero si le da un cierre algo más emotivo y detallado a la serie, nos permite conocer y poner cara a los verdaderos protagonistas de la historia de escuadrón maldito y es un buen complemento para quien haya disfrutado de esos nueve capítulos anteriores.
Pero la cosa cambia si hemos visto la miniserie Los amos del aire y a sus nueve capítulos le añadimos este pequeño documental como el décimo para redondear su final con una pequeña dosis de realidad bélica de la mano de los actores reales, los verdaderos amos del aire. De esta manera cobra un sentido y gana un valor que no tiene por si mismo. Gracias a este pequeño homenaje camuflado de documental pondremos caras y conoceremos a algunos de los personajes que hemos seguido en la ficción de la miniserie. Veremos algunas imágenes reales que sin duda nos recordarán a las que hemos visto en la ficción e incluso los personajes reales nos comentarán algunos de los hechos que se describen en esa ficción basada en la realidad. Tampoco es que sea algo nunca visto o imprescindible pero si le da un cierre algo más emotivo y detallado a la serie, nos permite conocer y poner cara a los verdaderos protagonistas de la historia de escuadrón maldito y es un buen complemento para quien haya disfrutado de esos nueve capítulos anteriores.
6
17 de marzo de 2024
17 de marzo de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vaya por delante que me han gustado muchas películas del señor Scorsese y que su estatus de leyenda viva del cine me parece más que merecida. Pero esta película no me ha entusiasmado, la verdad.
No me ha parecido que sea en el aspecto técnico el que reste en la ecuación, todo lo contrario. El maestro conserva intacto el oficio y uno puede recrearse y deleitarse de una obra bien realizada y filmada. Tres horas y media, que se escribe muy rápido, donde el pulso y la dirección técnica no tiemblan ni flaquean. Bien por ahí.
La historia en que se basa es terrible si te paras a pensarlo. Está más que justificada para usarse como lo que es, una dolorosa denuncia de nuestra propia especie y exponerla ante el gran público. El hombre siendo el peor depredador del hombre. Por codicia como casi siempre. Usando bonitos y venerables disfraces para cazar y depredar a sus semejantes. Por aquí todo bien, también.
Todo parece perfecto hasta que empieza la película y me encuentro con un DiCaprio, actor que hace años no me gustaba pero que me ha acabado convenciendo con el paso del tiempo, con una extraña mueca en la cara, como si llevara una careta. Y esa careta ya no se la quita en toda la película. No he podido evitar que se me fuera la mirada a ese extraño rictus durante todo el metraje y me sacaba de la película. Es real esa mueca, es forzada, es maquillaje, tiene algo metido en la boca? Ni puñetera idea de lo que es pero borraba toda expresividad a su personaje y a mi ya me han jodido nada más empezar. Tampoco ayuda mucho De Niro con su tópico y miserable personaje que convierte además en anodino. No es que me haya deslumbrado su actuación. Todo lo contrario que Molly o Lily Gladstone, que comparada con las dos supuestas estrellas masculinas nos da un auténtico recital de interpretación emotiva, contenida y emocionante a pesar de que casi apenas habla. Lo de DiCaprio ya casi me hunde la película por si solo.
Tampoco tengo ni idea de si son hechos reales a rajatabla, si está solo basada en hechos reales o se han tomado todas la licencias que han querido. No conozco la historia real. Pero me han chirriado algunas cosas, como la relación de Molly y su marido después de lo sucedido que me resulta bastante inverosímil. La doble vida de De Niro sin que nadie se entere entre los Osage también me resulta duro de creer o que el personaje de De Niro volviera a salir a la calle y no tomaran ninguna represalia. Y lo del final con ese programa de radio no me ha convencido demasiado. Se ve que ya les parecía demasiado larga y optaron por acabar resumiendo.
Y luego está para mi lo peor, la manera en que se nos cuenta esa historia tan terrible, si te paras a pensarlo. Algo tan terrible que va sucediendo, que van pasando los minutos, las horas y te lo narran de tal manera que apenas te conmueve, ni te emociona, ni horroriza. Apenas la irritación o repulsa porque te estás dando cuenta de lo que está pasando de fondo con los Osage aunque esa repulsa no llegue gracias a las imágenes que te lo cuentan sino por los hechos en si. Me dio la impresión siempre de falta de tensión, de ser tibia para lo que nos cuenta donde debía escaldar, de faltar fuego que caldeara e hiciera sudar, de sangre y fuerza en la narración. Es como si ese programa de radio que vemos al final solo lo leyera un señor de un libro, sin entonar, sin subir el tono de voz, como una letanía leyendo en misa, sin efectos, plano. Si, la terrible historia está ahí pero el narrador no ha sabido contarla. Solo la ha recitado.
No me ha parecido que sea en el aspecto técnico el que reste en la ecuación, todo lo contrario. El maestro conserva intacto el oficio y uno puede recrearse y deleitarse de una obra bien realizada y filmada. Tres horas y media, que se escribe muy rápido, donde el pulso y la dirección técnica no tiemblan ni flaquean. Bien por ahí.
La historia en que se basa es terrible si te paras a pensarlo. Está más que justificada para usarse como lo que es, una dolorosa denuncia de nuestra propia especie y exponerla ante el gran público. El hombre siendo el peor depredador del hombre. Por codicia como casi siempre. Usando bonitos y venerables disfraces para cazar y depredar a sus semejantes. Por aquí todo bien, también.
Todo parece perfecto hasta que empieza la película y me encuentro con un DiCaprio, actor que hace años no me gustaba pero que me ha acabado convenciendo con el paso del tiempo, con una extraña mueca en la cara, como si llevara una careta. Y esa careta ya no se la quita en toda la película. No he podido evitar que se me fuera la mirada a ese extraño rictus durante todo el metraje y me sacaba de la película. Es real esa mueca, es forzada, es maquillaje, tiene algo metido en la boca? Ni puñetera idea de lo que es pero borraba toda expresividad a su personaje y a mi ya me han jodido nada más empezar. Tampoco ayuda mucho De Niro con su tópico y miserable personaje que convierte además en anodino. No es que me haya deslumbrado su actuación. Todo lo contrario que Molly o Lily Gladstone, que comparada con las dos supuestas estrellas masculinas nos da un auténtico recital de interpretación emotiva, contenida y emocionante a pesar de que casi apenas habla. Lo de DiCaprio ya casi me hunde la película por si solo.
Tampoco tengo ni idea de si son hechos reales a rajatabla, si está solo basada en hechos reales o se han tomado todas la licencias que han querido. No conozco la historia real. Pero me han chirriado algunas cosas, como la relación de Molly y su marido después de lo sucedido que me resulta bastante inverosímil. La doble vida de De Niro sin que nadie se entere entre los Osage también me resulta duro de creer o que el personaje de De Niro volviera a salir a la calle y no tomaran ninguna represalia. Y lo del final con ese programa de radio no me ha convencido demasiado. Se ve que ya les parecía demasiado larga y optaron por acabar resumiendo.
Y luego está para mi lo peor, la manera en que se nos cuenta esa historia tan terrible, si te paras a pensarlo. Algo tan terrible que va sucediendo, que van pasando los minutos, las horas y te lo narran de tal manera que apenas te conmueve, ni te emociona, ni horroriza. Apenas la irritación o repulsa porque te estás dando cuenta de lo que está pasando de fondo con los Osage aunque esa repulsa no llegue gracias a las imágenes que te lo cuentan sino por los hechos en si. Me dio la impresión siempre de falta de tensión, de ser tibia para lo que nos cuenta donde debía escaldar, de faltar fuego que caldeara e hiciera sudar, de sangre y fuerza en la narración. Es como si ese programa de radio que vemos al final solo lo leyera un señor de un libro, sin entonar, sin subir el tono de voz, como una letanía leyendo en misa, sin efectos, plano. Si, la terrible historia está ahí pero el narrador no ha sabido contarla. Solo la ha recitado.

6,4
4.852
5
25 de febrero de 2024
25 de febrero de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para ser justos, primero debo aclarar que tengo algo así como un trauma de adolescencia con Ben Kingsley. No es culpa suya. Todo viene de cuando los curas del instituto de FP donde estudiaba con 14 o 15 años tuvieron la santa idea de obligarnos a ver Ghandi, sin posibilidad de elegir y sin excusas. La veías por sus cojones. No era yo ni muy cinéfilo ni muy religioso en esa época, había todo un mundo de otras actividades en que perder el tiempo con esa edad y aquello fue casi como una tortura. No se cuánto duraba la película pero me pareció que era media vida. Media vida sin saber cómo ponerme en la butaca del cine y adquiriendo un adolescente odio total hacia Ghandi y una manía y antipatía extendida hacia el actor que dura hasta el día de hoy. Veo a Ben Kingsley y veo al puñetero plasta de Ghandi. Ahhh, esa educación salesiana, cuanto la echo de menos.
Aclarado esto que sin duda afecta a mi visión de la película, debo decir que en un principio todo iba bien en la presentación, con ese Ray Winstone disfrutando de la vida de manera opulenta y con ese color de gamba que casi duele de mirarlo. Da bien la pinta de facineroso retirado de la mala vida. Todo sigue bien, in crescendo, cuando irrumpe Kingsley como amenaza y sube la apuesta con la aparición del pétreo personaje de Ian McShane. Pero a partir de ahí tengo en todo momento la sensación de que se está creando la tormenta perfecta, de que la situación se está hinchando como un globo a punto de estallar arrasando con todo y va pasando la película y el globo no estalla, solo se desinfla tirándose una pedorreta y dejándote con la sensación de que ahí había material para algo mucho mejor que esa resolución que te ha dejado tan frío.
Al final, tanta creación de tensión, tanto aire amenazador no es más que ruido y pocas nueces. El terrible Ben Kingsley, que si, que lo hace muy bien, no lo niego pero su personaje me llega a parecer ridículo, un perro ladrador y poco mordedor y lo mismo con Ian McShane, que al final solo es una amenaza que pasaba por allí y poco hace más que poner cara de tipo duro e intrigante. Y el bueno de Ray Winstone con cara de conejo asustado media película por lo que podría pasar pero nunca pasa y que se deja llevar por la corriente. Toda esa capa de tensión amenazante no me acaba de disfrazar que la película es más bien insulsa, muy simple y que al final da mucho menos de lo que promete al principio.
Aclarado esto que sin duda afecta a mi visión de la película, debo decir que en un principio todo iba bien en la presentación, con ese Ray Winstone disfrutando de la vida de manera opulenta y con ese color de gamba que casi duele de mirarlo. Da bien la pinta de facineroso retirado de la mala vida. Todo sigue bien, in crescendo, cuando irrumpe Kingsley como amenaza y sube la apuesta con la aparición del pétreo personaje de Ian McShane. Pero a partir de ahí tengo en todo momento la sensación de que se está creando la tormenta perfecta, de que la situación se está hinchando como un globo a punto de estallar arrasando con todo y va pasando la película y el globo no estalla, solo se desinfla tirándose una pedorreta y dejándote con la sensación de que ahí había material para algo mucho mejor que esa resolución que te ha dejado tan frío.
Al final, tanta creación de tensión, tanto aire amenazador no es más que ruido y pocas nueces. El terrible Ben Kingsley, que si, que lo hace muy bien, no lo niego pero su personaje me llega a parecer ridículo, un perro ladrador y poco mordedor y lo mismo con Ian McShane, que al final solo es una amenaza que pasaba por allí y poco hace más que poner cara de tipo duro e intrigante. Y el bueno de Ray Winstone con cara de conejo asustado media película por lo que podría pasar pero nunca pasa y que se deja llevar por la corriente. Toda esa capa de tensión amenazante no me acaba de disfrazar que la película es más bien insulsa, muy simple y que al final da mucho menos de lo que promete al principio.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El personaje de Ben Kingsley que se suponía que era terrible, peligroso, amenazador, casi como un demonio hierático y parco en palabras se acaba convirtiendo en una especie de gilipollas parlanchín, que hasta habla consigo mismo y que solo tiene rabietas y pataletas como arma de intimidación. Media película con la monserga de que harás la misión y que no la haré, que si, que no. Luego que me voy enfurruñado como un nené y luego que me vengo a seguir con la tabarra. Y luego de tanta pataleta le pegan un tiro y chao.
Igual que el personaje de Ian McShane, el no va más de lo amenazador y peligroso también y que al final se limita a preguntar una y otra vez por el otro gilipollas a un Ray Winstone con su cara de conejo asustado poniéndole cara de mármol, echándole miradas intensas y poco más. Toda la tormenta se quedo en un pedo bajo el agua.
Igual que el personaje de Ian McShane, el no va más de lo amenazador y peligroso también y que al final se limita a preguntar una y otra vez por el otro gilipollas a un Ray Winstone con su cara de conejo asustado poniéndole cara de mármol, echándole miradas intensas y poco más. Toda la tormenta se quedo en un pedo bajo el agua.
Miniserie

6,3
579
7
16 de febrero de 2024
16 de febrero de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Típica miniserie británica sobre crímenes con su también típica buena factura, ambientación y gran trabajo actoral. En este caso nos encontramos con la singularidad de ver la superposición de una investigación policial en el presente con otra que tuvo lugar en el pasado, ambas del mismo caso. Resaltar el gran trabajo de casting para dar vida a los mismos personajes con unos 30 años de diferencia resultando totalmente creíbles y reconocibles.
En este caso nos encontramos con el contraste de una investigación en los años 70 y su continuación 30 años después gracias a los adelantos científicos con el ADN para resolver unos asesinatos en serie en una pequeña zona de Gales. Con un paso lento pero sin llegar a hacerse cansina nos colamos en la vidas de los involuntarios protagonistas colaterales de las hazañas de un asesino. Sin cebarse ni tirar al amarillismo nos describen como quedan marcadas las victimas, familias y policías en esos años 70, los métodos que ahora parecen anticuados, las zonas oscuras de las relaciones humanas, las presiones por unos y otros lados y vidas destrozadas por los hechos.
En definitiva nos relatan una colección de traumas, obsesiones, frustraciones e intenso trabajo para descubrir a ese escurridizo asesino en el pasado y en el presente contado de una manera realista, creando cierta tensión y generando curiosidad sin recurrir a giros ni piruetas de circo. Una buena miniserie para los que gusten del género.
En este caso nos encontramos con el contraste de una investigación en los años 70 y su continuación 30 años después gracias a los adelantos científicos con el ADN para resolver unos asesinatos en serie en una pequeña zona de Gales. Con un paso lento pero sin llegar a hacerse cansina nos colamos en la vidas de los involuntarios protagonistas colaterales de las hazañas de un asesino. Sin cebarse ni tirar al amarillismo nos describen como quedan marcadas las victimas, familias y policías en esos años 70, los métodos que ahora parecen anticuados, las zonas oscuras de las relaciones humanas, las presiones por unos y otros lados y vidas destrozadas por los hechos.
En definitiva nos relatan una colección de traumas, obsesiones, frustraciones e intenso trabajo para descubrir a ese escurridizo asesino en el pasado y en el presente contado de una manera realista, creando cierta tensión y generando curiosidad sin recurrir a giros ni piruetas de circo. Una buena miniserie para los que gusten del género.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Al final después de tanto esfuerzo, frustración, heridas, dolor y traumas, la policia descubre al asesino que hace tiempo que ha muerto y también descubren que tanto trabajo apenas deja la recompensa y el sabor de un amargo triunfo y que es un pobre bálsamo para los que fueron heridos en su día y quedaron rotos desde entonces. Lo que se perdió ya no se recuperará y saber quién era a esas alturas apenas sirve de cura para investigadores y para el resto de damnificados por el asesino.
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