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6 de noviembre de 2009
6 de noviembre de 2009
8 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los bodrios tipo Epic Movie, Scary Movie, etc. no son un invento de esta década. Ya en los ochenta Bob Clark nos regaló esta cosa, que llegó a tener un cierto éxito. Quienes andábamos en la pubertad la recordaremos entre las brumas del morbillo: en aquella época el inocente (hoy) contenido sexual de la cinta hacía hervir las hormonas del adolescente más mojigato. Vista en compañía, servía para echarse unas risas gamberras.
Al cabo de casi treinta añazos, volver a esta película es un ejercicio de nostalgia disculpable, pero poco sensato. Valía la pena conservar el recuerdo ajado, en lugar de enfrentarse a este despropósito. Se trata de una sucesión de situaciones pretendidamente cómicas y rijosas, sin el menor asomo de nada parecido a un guión. Como dice alguien de este lugar, el cambio de costumbres, la radicalización y generalización del humor ácido y la revolución sexual en los medios de comunicación ha hecho envejecer varios siglos al bueno de Pee Wee.
De todas formas eso no debería hacernos disculpar el bodrio absoluto que es esta película. Técnicamente es un ejercicio indigno de cualquier aficionado a la cámara. No sólo no hay coherencia alguna entre las escenas, sino que están rodadas de cualquier manera. Da igual donde se pone la cámara, da igual cómo se mueven los actores, da igual qué se ve y qué no se ve, mientras se intuya el chiste.
Pero lo peor son las pretensiones. Porque en un vano intento por no ser un subproducto para adolescentes descerebrados, la película traslada su acción a los años 50, y contrapone a los protagonistas un grupo de paletos del ku kux klan dirigidos por un proxeneta obeso y sádico: el tal Porky. Con esto sólo se consigue vulgarizar la cuestión, frivolizarla, y fracasar en el intento de dar una pátina de dignidad a este bodrio inmundo.
Filmaffiniy debería permitir puntuaciones negativas para dar a Porky's la que se merece.
Al cabo de casi treinta añazos, volver a esta película es un ejercicio de nostalgia disculpable, pero poco sensato. Valía la pena conservar el recuerdo ajado, en lugar de enfrentarse a este despropósito. Se trata de una sucesión de situaciones pretendidamente cómicas y rijosas, sin el menor asomo de nada parecido a un guión. Como dice alguien de este lugar, el cambio de costumbres, la radicalización y generalización del humor ácido y la revolución sexual en los medios de comunicación ha hecho envejecer varios siglos al bueno de Pee Wee.
De todas formas eso no debería hacernos disculpar el bodrio absoluto que es esta película. Técnicamente es un ejercicio indigno de cualquier aficionado a la cámara. No sólo no hay coherencia alguna entre las escenas, sino que están rodadas de cualquier manera. Da igual donde se pone la cámara, da igual cómo se mueven los actores, da igual qué se ve y qué no se ve, mientras se intuya el chiste.
Pero lo peor son las pretensiones. Porque en un vano intento por no ser un subproducto para adolescentes descerebrados, la película traslada su acción a los años 50, y contrapone a los protagonistas un grupo de paletos del ku kux klan dirigidos por un proxeneta obeso y sádico: el tal Porky. Con esto sólo se consigue vulgarizar la cuestión, frivolizarla, y fracasar en el intento de dar una pátina de dignidad a este bodrio inmundo.
Filmaffiniy debería permitir puntuaciones negativas para dar a Porky's la que se merece.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Sólo me divierte imaginar el futuro de Pee Wee y sus amigos: los imagino como altos cargos de la administración Bush o al frente de grandes compañías de inversión, y entonces me explico muchas cosas.
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