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Críticas 42
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
10
16 de mayo de 2023 0 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La serie MacGyver de 1985 es una obra maestra de la televisión que ha dejado una huella indeleble en la cultura popular. Producida por el gran Lee David Zlotoff y protagonizada por el carismático Richard Dean Anderson, MacGyver es una serie innovadora que ha inspirado a toda una generación.

El programa sigue las aventuras de Angus MacGyver, un ingenioso agente de la Fundación Phoenix, que utiliza su inteligencia y habilidad para resolver situaciones peligrosas sin la necesidad de armas o violencia. MacGyver es un personaje icónico y profundamente emotivo que utiliza su ingenio y sentido común para resolver situaciones imposibles.

La actuación de Richard Dean Anderson como MacGyver es magnífica, presentando un personaje que es inteligente, astuto y apasionado. Anderson da vida a MacGyver con un sentido del humor particular y una empatía emocional que trasciende la pantalla.

Cada episodio de MacGyver es emocionante e inteligente, con historias convincentes que combinan la ciencia y la acción. El ingenio de MacGyver y su aptitud para improvisar soluciones de emergencia son el núcleo de la serie, ofreciendo una mezcla única de entretenimiento y educación.

La música de Raney Shockne es espectacular, añadiendo una capa adicional de emoción y tensión a cada episodio. La partitura es elegante y emotiva, ayudando a crear una atmósfera de misterio y de aventura.

En conclusión, MacGyver de 1985 es una serie televisiva sumamente emotiva, que ha creado un legado propio en el mundo del entretenimiento. El enfoque innovador de la serie, su inteligente capacidad de mezclar acción y educación y la actuación magistral de Anderson hace de esta serie una verdadera maravilla del entretenimiento. La serie ha dejado una huella profunda en la cultura popular y ha inspirado a innumerables espectadores a seguir adelante gracias al ingenio y apasionamiento. Un espectáculo digno de recordar y disfrutar.
20 de julio de 2012
59 de 124 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ha sucedido siempre, sucede aún hoy, y seguirá sucediendo: cuando las espectativas son desproporcionadas, la caída, si se da, es mayúscula; y, efectivamente, se ha dado.

The Dark Knight Rises es la obra de alguien que ha recibido elogios desmedidos y alabanzas exageradas durante los últimos años; el trabajo de quien cree convertir en divino cuanto terrenal toca; la contemplación de un logro, y el pensamiento de que este logro perdurará siempre, y conducirá futuros trabajos por el camino de lo sublime. Pero el resultado es muy diferente, y aunque, previsible, llama la atención la cantidad de errores, todos ellos evitables, que hacen de esta película algo muy inferior a la anterior.

El primero de ellos, el más evidente, es la elección del villano: Bane es un desconocido para el gran público (creado en 1993 sólamente), y era un sujeto muy poco apropiado para llevar a cabo una despedida de Batman. Y, una vez elegido como antagonista, la puesta en escena que de él se hace no puede ser peor: si en los comics Bane es un ser gigantesco, dotado de enorme agudeza y de gran convicción, el Bane que ofrece Nolan es el de Tom Hardy, un tipo que en la realidad es incluso más pequeño que Christian Bale, presentando una imagen muy diferente a la esperada. Y no es lo peor lo visible, sino lo audible: en el momento en que Hardy abre la boca, lo ridículo, forzado y, a menudo, ininteligible, que pronuncia, hacen de este un enemigo pequeño, muy pequeño, incapaz de tener carisma -el que sí tenían Neeson y Ledger-, y mucho menos de liderar un filme. Bane es un terrorista de segunda inspirado por ideales de segunda.Tal es el primer desastre de la película.
En segundo lugar, la trama en sí. Todo buen guión ha de constar de introducción, nudo y desenlace. En el primero nos presentan a un Batman retirado en sus dos facetas, sin explicar cómo ha caído en tal abandono. Sí, se le culpó de lo de Dent; ciertamente, perdió a "Rachel"; pero de ahí a convertirle en un ser "con uñas de 2 centímetros", y sin cartílagos (Si no ha luchado en 8 años, ¿por qué está tan lesionado?) es un mundo. La presentación de Bane, y el conocimiento de sus absurdos planes, se llevan a cabo en el nudo. Tal es la parte más difícil de aguantar de la película. Dos horas donde Bane se presenta como un liberador que quiere hacer un gran bien. Dos horas que se hacen no largas, sino insoportables.

Y el desenlace no podía ser peor. La resolución del conflicto se lleva a cabo de forma tan simple, tan alejada de lo elaborado, que hace de este Batman, definitivamente un bache en el camino de Nolan, cuya filmografía seguirá siendo alabada en exceso, pese a todo.

A nivel individual, hay que calificar de correcto el trabajo de Bale y Caine; malo y muy mejorable el de Hardy (Si su voz es lo que más se apreciará, ¿no podía haberse esforzado más?), y en su línea las apariciones de Oldman y Freeman. Aceptable lo mostrado por Gordon-Levitt, y agradable Hathaway, una actriz cuyo peculiar físico a menudo hace que se la juzgue sin ver lo expuesto. El trabajo musical de Zimmer, proporcional al guión de Nolan, exagerado y recargado.

Una despedida poco brillante, simple y predecible; una innecesaria, aburrida y prescindible obra de contemplación personal.
19 de octubre de 2023
4 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Oppenheimer es una obra maestra del cine que nos sumerge en la vida y la mente del científico que cambió el curso de la historia con su creación de la bomba atómica. Christopher Nolan nos ofrece una película ambiciosa, compleja y fascinante, que combina el rigor histórico con el suspense, el drama y la reflexión ética. El guion, escrito por el propio Nolan, es una maravilla de estructura y diálogos, que nos lleva desde los inicios del proyecto Manhattan hasta las consecuencias políticas y personales de la explosión nuclear. Nolan demuestra una vez más su capacidad para crear historias que desafían al espectador y le hacen cuestionarse la realidad y la moralidad.

La película cuenta con un reparto de lujo, encabezado por un soberbio Cillian Murphy, que interpreta a J. Robert Oppenheimer con una intensidad y una profundidad impresionantes. Murphy logra transmitir la genialidad, el conflicto y el arrepentimiento del personaje, que se ve atrapado entre su pasión por la ciencia y las implicaciones de su descubrimiento. Junto a él, destaca Matt Damon, que da vida al general Leslie Groves, el encargado militar del proyecto Manhattan. Damon aporta un contrapunto pragmático y autoritario al idealismo de Oppenheimer, y crea una relación ambigua y tensa con él. El resto del elenco está formado por actores de primer nivel, como Emily Blunt, Robert Downey Jr., Kenneth Branagh, Florence Pugh o Gary Oldman, que dan vida a personajes reales o ficticios que rodean al protagonista.

La puesta en escena de Nolan es grandiosa e impecable, como nos tiene acostumbrados. El director utiliza el formato 70 mm para recrear con detalle y realismo los escenarios de la época, desde los laboratorios de Los Álamos hasta el desierto de Nuevo México. La fotografía es espectacular, con colores fríos y oscuros que contrastan con el fuego de las explosiones. La música, compuesta por Ludwig Göransson, envolvente y emotiva, y acompaña perfectamente a las imágenes. El diseño de sonido es sorprendente, y crea una atmósfera inquietante y opresiva.

Oppenheimer es una película que no deja indiferente a nadie, y que plantea cuestiones relevantes para nuestro presente y nuestro futuro. Es una obra de arte que demuestra el talento de Christopher Nolan como cineasta y como narrador, que merece ser vista en la pantalla grande, para disfrutar de su magnitud y su belleza, y que ya forma parte de la historia del cine.
22 de diciembre de 2012
1 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película contiene elementos suficientes para lograr destacar entre lo habitual de la cartelera. Sin embargo, se ve lastrada por la increíblemente pésima actuación de Belén Rueda, quien ofrece un extraño repertorio de expresiones sin sentido y ausencia de conexión con lo narrado. Por lo demás, lo propuesto, no tan original como se nos vende, se ve resuelto por un inesperado final que eleva algo el listón de un filme en el que se aprecian el trabajo de Coronado, los esfuerzos de Silva, y la belleza de una Aura Garrido que nunca se mostró tan luminosa. Correcta y entretenida por momentos.
23 de mayo de 2023
0 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
90210, la serie de 1990, es un ejemplo perfecto de cómo el mundo del entretenimiento puede convertirse en un escaparate para mostrar la riqueza y los excesos de los niños ricos. Esta producción televisiva parece estar más interesada en deslumbrar al espectador con la opulencia y el derroche que en contar una historia significativa.

Lo más impactante de 90210 es cómo presenta a adolescentes interpretados por actores de treinta años. No solo resulta increíblemente poco convincente, sino que también crea una desconexión con el público objetivo: los jóvenes que buscan personajes con los que puedan identificarse y empatizar. En lugar de eso, se nos presentan adultos que pretenden representar a adolescentes, lo cual es un insulto a la inteligencia del espectador.

Además, es innegable que los adolescentes de 90210 llevan una vida completamente ajena a la realidad de la mayoría de personas de su edad. Visten trajes carísimos, dignos de personas mucho mayores, y conducen coches de súper lujo. Parece que están más preocupados por mantener su estatus social y apariencia que por vivir una vida auténtica y enriquecedora. Estos personajes no son un ejemplo positivo para los jóvenes, ya que promueven una mentalidad materialista y superficial.

90210 es un claro ejemplo de un producto frívolo y vacío. No ofrece ninguna reflexión profunda ni aborda temas relevantes para la juventud. En su lugar, se centra en chismes, romances superficiales y fiestas ostentosas. Esta serie carece de sustancia y no aporta ningún valor significativo al panorama televisivo.

Es preocupante pensar en los efectos que esta serie puede tener en la percepción de los jóvenes sobre la realidad. Al presentar un mundo en el que la riqueza y el lujo son los protagonistas, 90210 engaña y contamina al mundo haciéndole creer que la vida es exclusivamente para los ricos. Esto crea una mentalidad distorsionada y genera expectativas irreales en los jóvenes, quienes podrían sentirse desalentados al comparar su propia vida con la fantasía ficticia presentada en la serie. La pésima calidad de los sujetos que interpretan los papeles contribuye a elevar este producto al espacio conocido como telebasura.

En última instancia, 90210 es un producto poco recomendable que refuerza estereotipos dañinos y promueve valores superficiales. Es una representación engañosa de la realidad y un ejemplo negativo para los jóvenes que la consumen. En lugar de enseñarles sobre responsabilidad, empatía y trabajo duro, esta serie alimenta la ilusión de que la vida es un derroche constante de lujo y privilegios. En un mundo donde la desigualdad es una realidad, es importante cuestionar y rechazar narrativas como la de 90210, que perpetúan una visión distorsionada de la vida y minimizan los desafíos reales a los que se enfrentan muchos jóvenes en su día a día.
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