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6,8
290
6
17 de agosto de 2022
17 de agosto de 2022
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre me consideré muy malo para buscar errores argumentales en las películas. Esto es porque suelo perder con facilidad el hilo de los acontecimientos. Y cuando esto ocurre, atribuyo las incongruencias a mi natural despiste. Otra detalle es que suelo sobreestimar a los guionistas, imaginando que se toman tan en serio su trabajo y son tan profesionales que son incapaces de pasar por alto los agujeros de sus propias historias, y que si, por alguna razón parece haber un error argumental, este siempre tiene una explicación lógica.
Así que, cuando en esta película detecté un sinnúmero de agujeros de guion, supuse que en realidad los tenía. Eso, o en efecto, soy más distraído de lo que imaginaba.
Lo otro, es el tema de las peleas. En el género wuxia se entiende que las artes marciales orientales son eso justamente, artes. No son meros intercambios de golpes y espadazos. Son verdaderas coreografías, que se ejecutan de forma tan estética, que no nos importa si en el mundo real es imposible que un solo hombre logre derrotar a una veintena de hombres armados. Lo aceptamos porque se ve espectacular.
No he visto suficientes películas chinas de artes marciales de los años 60 como para compararlas (de hecho, esta es la segunda). Así que supondré que las flojísimas e inverosímiles batallas (más de lo que esperaría en un film de los años 60) eran en realidad la norma en el cine de la época.
Luego el montaje es deficiente por momentos.
Lo que siempre más me chocó fue no poder entender como diablos se trasladaban los personajes de un lugar a otro. Las elipsis dejaban muchas acciones por fuera que hacían confusa la historia.
Pese a todo, me parece que esta obra tiene mucho valor.
King Hu es un director ingenioso que demostró su talento unos cuantos años después con el mítico film, Xia Nu de 1970, película bastante bien hecha que marcó un hito en la historia del cine de artes marciales.
Con todo, uno se da cuenta de que su manejo de la continuidad es un poco torpe.
En Dragon Inn, logra crear una historia atrapante y llena de acción
Aun cuando el guion no fuese el mejor, logra salvar los obstáculos y nos ofrece un buen espectáculo.
La trama es interesante al menos al principio. Las interacciones que se dan en el interior de la posada con la llegada del héroe y de los dos hermanos tienen mucho suspenso.
La historia en general mantiene un buen ritmo.
La película gustó tanto que rompió récords de taquilla en varios países de Asia y hasta le hicieron dos remake.
Hoy es considerada como una de las obras más conocidas de su autor
Con esta cinta, King Hu demuestra que, no es el guion ni los actores, sino la pericia del director la que le imprime a cualquier obra cinematográfica la chispa de la vida que la puede convertir en un éxito, o en un fracaso.
Así que, cuando en esta película detecté un sinnúmero de agujeros de guion, supuse que en realidad los tenía. Eso, o en efecto, soy más distraído de lo que imaginaba.
Lo otro, es el tema de las peleas. En el género wuxia se entiende que las artes marciales orientales son eso justamente, artes. No son meros intercambios de golpes y espadazos. Son verdaderas coreografías, que se ejecutan de forma tan estética, que no nos importa si en el mundo real es imposible que un solo hombre logre derrotar a una veintena de hombres armados. Lo aceptamos porque se ve espectacular.
No he visto suficientes películas chinas de artes marciales de los años 60 como para compararlas (de hecho, esta es la segunda). Así que supondré que las flojísimas e inverosímiles batallas (más de lo que esperaría en un film de los años 60) eran en realidad la norma en el cine de la época.
Luego el montaje es deficiente por momentos.
Lo que siempre más me chocó fue no poder entender como diablos se trasladaban los personajes de un lugar a otro. Las elipsis dejaban muchas acciones por fuera que hacían confusa la historia.
Pese a todo, me parece que esta obra tiene mucho valor.
King Hu es un director ingenioso que demostró su talento unos cuantos años después con el mítico film, Xia Nu de 1970, película bastante bien hecha que marcó un hito en la historia del cine de artes marciales.
Con todo, uno se da cuenta de que su manejo de la continuidad es un poco torpe.
En Dragon Inn, logra crear una historia atrapante y llena de acción
Aun cuando el guion no fuese el mejor, logra salvar los obstáculos y nos ofrece un buen espectáculo.
La trama es interesante al menos al principio. Las interacciones que se dan en el interior de la posada con la llegada del héroe y de los dos hermanos tienen mucho suspenso.
La historia en general mantiene un buen ritmo.
La película gustó tanto que rompió récords de taquilla en varios países de Asia y hasta le hicieron dos remake.
Hoy es considerada como una de las obras más conocidas de su autor
Con esta cinta, King Hu demuestra que, no es el guion ni los actores, sino la pericia del director la que le imprime a cualquier obra cinematográfica la chispa de la vida que la puede convertir en un éxito, o en un fracaso.
25 de junio de 2022
25 de junio de 2022
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
De acuerdo. No será la mejor película de ciencia ficción de los años 50. La premisa es poco original. Tiene momentos que dan mucha vergüenza y la dirección es muy torpe. Pero en comparación con Fire Maidens from Outer Space, estrenada dos años antes y de temática muy similar, es una maravilla y un deleite para los fans de la ciencia ficción clásica.
Es cierto que los decorados se ven muy acartonados. El diseño del exterior del planeta Venus es muy burdo. Pero están mejor trabajados que su análoga.
No se que parte de los vestuarios sean originales para la película. El de los hombres, o los tomaron prestados del atrezzo de Forbidden Planet (1956), o los copiaron descaradamente. Pero al menos todos (sobre todo las chicas) lucen muy bien al más puro estilo del atompunk.
Las explicaciones científicas, aunque inverosímiles, tienen un poco más de sentido y son ligeramente más precisas que su antecesora.
Todo el metraje mantiene un buen ritmo aunque hay muchos momentos "comicos" que sobran.
Escuché por ahí, que dicen, que los protagonistas son machistas o que la película exhibe machismo de la época y cosas así.
¡Puras exageraciones!
Son cuatro hombres heterosexuales en un planeta de mujeres. ¿Acaso no iban a hacer comentarios y bromas al respecto cuando estaban solos? Era obvio que el tema de las dinámicas entre ambos sexos iba a surgir. Si fuesen cuatro mujeres en un planeta de hombres, pasaría exactamente igual. En cualquier lugar y momento.
Luego, el mensaje de que las mujeres necesitan a los hombres para poder vivir felices se cumple también a la inversa en cualquier momento de la historia y en cualquier lugar. Incluso en Venus. No es machismo. Es un sentimiento y una realidad que ha existido y existirá siempre pese a lo que digan ahora de que los hombres son el mal encarnado y que el mundo estaría mejor sin ellos.
Es cierto que los decorados se ven muy acartonados. El diseño del exterior del planeta Venus es muy burdo. Pero están mejor trabajados que su análoga.
No se que parte de los vestuarios sean originales para la película. El de los hombres, o los tomaron prestados del atrezzo de Forbidden Planet (1956), o los copiaron descaradamente. Pero al menos todos (sobre todo las chicas) lucen muy bien al más puro estilo del atompunk.
Las explicaciones científicas, aunque inverosímiles, tienen un poco más de sentido y son ligeramente más precisas que su antecesora.
Todo el metraje mantiene un buen ritmo aunque hay muchos momentos "comicos" que sobran.
Escuché por ahí, que dicen, que los protagonistas son machistas o que la película exhibe machismo de la época y cosas así.
¡Puras exageraciones!
Son cuatro hombres heterosexuales en un planeta de mujeres. ¿Acaso no iban a hacer comentarios y bromas al respecto cuando estaban solos? Era obvio que el tema de las dinámicas entre ambos sexos iba a surgir. Si fuesen cuatro mujeres en un planeta de hombres, pasaría exactamente igual. En cualquier lugar y momento.
Luego, el mensaje de que las mujeres necesitan a los hombres para poder vivir felices se cumple también a la inversa en cualquier momento de la historia y en cualquier lugar. Incluso en Venus. No es machismo. Es un sentimiento y una realidad que ha existido y existirá siempre pese a lo que digan ahora de que los hombres son el mal encarnado y que el mundo estaría mejor sin ellos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La Reina Yllana y sus secuaces son la viva imagen de unas feministas misándricas y hembristas posmodernas.
7
1 de agosto de 2021
1 de agosto de 2021
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película la vi en su "corte del director". No me arrepiento de haberme tragado (a lo largo de una semana) sus cuatro horas de metraje.
Esta es una adaptación muy bien realizada del la obra de Eugene O'Neill. Lo más destacable son las excelentes actuaciones de todos los involucrados. A veces parece que sobreactúan, pero es algo que viene bien para amenizar la película, teniendo en cuenta su reducido espacio escénico. Robert Ryan cerró con broche de oro su carrera artística con una actuación de lujo en esta película que sería su última antes de fallecer.
La dirección está genial; no podía esperarse otra cosa del gran Frankenheimer. El montajista reguló bien los tiempos para que no se nos haga pesada. El diseño de producción, con una paleta de colores reducida en donde tienen preponderancia los tonos marrones, logra transmitir a la perfección el tono deprimente y áustero de la obra.
En conclusión, mírala. Y si puedes, mira el corte del director. Es largo, pero no me imagino cómo podrías llegar a congeniar con los personajes y sentir el peso del mensaje si vieras un mero resumen.
Esta es una adaptación muy bien realizada del la obra de Eugene O'Neill. Lo más destacable son las excelentes actuaciones de todos los involucrados. A veces parece que sobreactúan, pero es algo que viene bien para amenizar la película, teniendo en cuenta su reducido espacio escénico. Robert Ryan cerró con broche de oro su carrera artística con una actuación de lujo en esta película que sería su última antes de fallecer.
La dirección está genial; no podía esperarse otra cosa del gran Frankenheimer. El montajista reguló bien los tiempos para que no se nos haga pesada. El diseño de producción, con una paleta de colores reducida en donde tienen preponderancia los tonos marrones, logra transmitir a la perfección el tono deprimente y áustero de la obra.
En conclusión, mírala. Y si puedes, mira el corte del director. Es largo, pero no me imagino cómo podrías llegar a congeniar con los personajes y sentir el peso del mensaje si vieras un mero resumen.
9
16 de noviembre de 2024
16 de noviembre de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Shaka Proshaka guarda muchas similitudes con Jana Aranya, que acabo de ver.
En ambos el tema de la ética laboral tiene preponderancia, lo que podría revelar la inquietud del director por el devenir de la sociedad.
Se plantean dilemas existenciales sobre si es permisible o hasta necesaria la deshonestidad en los tiempos modernos si lo que se desea es el progreso económico.
En ambos está presente a una figura paterna, guardiana de la tradición y los valores, que mira con desaprobación las modernas y cada vez más comunes prácticas en el mundo empresarial.
Aunque el director no es categórico en su mensaje, está claro que es un conservador para el que cualquier práctica que vaya en contra del bienestar común y de las leyes nacionales es ya una actividad deshonesta.
Aún cuando la práctica en sí sea la de proteger los ingresos económicos de las ávidas manos del fisco.
Bueno… libertario está claro que no es.
Sin embargo, es un defensor de las viejas y buenas costumbres, que deben luchar por imponerse al impostado progreso, que busca cada vez más anteponer los intereses individuales a cualquier otra consideración. Yo no diría que es un mensaje colectivista, sino un alegato contra la inmoralidad y el egoísmo.
Ahora bien, Satyajit Ray no es un economista, ni político; es un cineasta.
Así que no puedo replicarle nada al maestro por sus ideas.
Era 1990 y él tenía 68 años entonces.
Con lo que si me quedo es con el genial tratamiento de la historia y los personajes.
El guion está escrito con maestría.
El tema de los valores y la ética, a principio apenas esbozado, va cobrando relevancia y llega ser muy importante en el arco de los personajes. Tanto así que hace surgir conflictos entre todos, dándose recriminaciones, justificaciones y sentimientos de culpabilidad.
Desde mi idiosincrasia me parece un asunto de poca relevancia. Tendría que ser bengalí y vivir en esa época para entender la seriedad del asunto.
O tal vez es que estoy demasiado corrompido por el sistema.
En cualquier caso la trama está hilada finamente. Mientras los personajes van siendo presentados, el tema principal va saliendo a la luz, a la vez que se hace evidente la relación entre lo distintos miembros de la familia.
Puede parecer poca cosa así de buenas a primera. Pero lo cierto es que pocos guionistas logran meter a tantos personajes en una obra, darles relevancia a todos y que a la vez todos en conjunto contribuyan al desarrollo de la trama.
Toda la obra transcurre en casa del patriarca, con una breve escena en un bosquecito. La cámara se desplaza lentamente en desplazamientos horizontales y panorámicas buscando el mejor encuadre. Todo es muy lento y solemne.
Los actores están todos estupendos.
Sencillo y efectivo, como casi todo el cine de Ray.
Tal vez su mensaje pueda parecer un poco anticuado en estos tiempos, cosa que se recalca mucho en la obra. Pero siempre es bueno ver como los viejos guardianes de la tradición intentaban dejar valiosos mensajes y enseñanzas a su público. Es cierto que nunca ha sido buena idea intentar aleccionar al espectador. Pero hay valores universales que, sin importar la situación en la que uno se encuentre, conviene rescatar para no caer en el sumidero de la corrupción moral.
Tal vez Ray pudo haber encontrado formas más efectivas de hacerlo, pero se le agradece su intención.
En ambos el tema de la ética laboral tiene preponderancia, lo que podría revelar la inquietud del director por el devenir de la sociedad.
Se plantean dilemas existenciales sobre si es permisible o hasta necesaria la deshonestidad en los tiempos modernos si lo que se desea es el progreso económico.
En ambos está presente a una figura paterna, guardiana de la tradición y los valores, que mira con desaprobación las modernas y cada vez más comunes prácticas en el mundo empresarial.
Aunque el director no es categórico en su mensaje, está claro que es un conservador para el que cualquier práctica que vaya en contra del bienestar común y de las leyes nacionales es ya una actividad deshonesta.
Aún cuando la práctica en sí sea la de proteger los ingresos económicos de las ávidas manos del fisco.
Bueno… libertario está claro que no es.
Sin embargo, es un defensor de las viejas y buenas costumbres, que deben luchar por imponerse al impostado progreso, que busca cada vez más anteponer los intereses individuales a cualquier otra consideración. Yo no diría que es un mensaje colectivista, sino un alegato contra la inmoralidad y el egoísmo.
Ahora bien, Satyajit Ray no es un economista, ni político; es un cineasta.
Así que no puedo replicarle nada al maestro por sus ideas.
Era 1990 y él tenía 68 años entonces.
Con lo que si me quedo es con el genial tratamiento de la historia y los personajes.
El guion está escrito con maestría.
El tema de los valores y la ética, a principio apenas esbozado, va cobrando relevancia y llega ser muy importante en el arco de los personajes. Tanto así que hace surgir conflictos entre todos, dándose recriminaciones, justificaciones y sentimientos de culpabilidad.
Desde mi idiosincrasia me parece un asunto de poca relevancia. Tendría que ser bengalí y vivir en esa época para entender la seriedad del asunto.
O tal vez es que estoy demasiado corrompido por el sistema.
En cualquier caso la trama está hilada finamente. Mientras los personajes van siendo presentados, el tema principal va saliendo a la luz, a la vez que se hace evidente la relación entre lo distintos miembros de la familia.
Puede parecer poca cosa así de buenas a primera. Pero lo cierto es que pocos guionistas logran meter a tantos personajes en una obra, darles relevancia a todos y que a la vez todos en conjunto contribuyan al desarrollo de la trama.
Toda la obra transcurre en casa del patriarca, con una breve escena en un bosquecito. La cámara se desplaza lentamente en desplazamientos horizontales y panorámicas buscando el mejor encuadre. Todo es muy lento y solemne.
Los actores están todos estupendos.
Sencillo y efectivo, como casi todo el cine de Ray.
Tal vez su mensaje pueda parecer un poco anticuado en estos tiempos, cosa que se recalca mucho en la obra. Pero siempre es bueno ver como los viejos guardianes de la tradición intentaban dejar valiosos mensajes y enseñanzas a su público. Es cierto que nunca ha sido buena idea intentar aleccionar al espectador. Pero hay valores universales que, sin importar la situación en la que uno se encuentre, conviene rescatar para no caer en el sumidero de la corrupción moral.
Tal vez Ray pudo haber encontrado formas más efectivas de hacerlo, pero se le agradece su intención.
7
9 de julio de 2024
9 de julio de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
A aquellos que intenten comparar esta obra con la película "The Caine Mutiny" de 1954, debo recordarles que la segunda está basada en la novela homónima de Herman Wouk, publicada tres años antes, mientras que la obra de Altman está basada en la adaptación para teatro del proceso judicial que hizo el mismo Wouk de su novela. Empezando por ahí, es injusto hacer comparaciones.
Altman es recordado sobre todo por sus películas corales; estilo narrativo que se convirtió en su sello distintivo. Pero también le gustaba hacer adaptaciones de obras de teatro. Este film es el último de una serie de 6: "Come back to the 5 & Dime, Jimmy Dean, Jimmy Dean"; "Streamers", "Fool for love", "Beyond Therapy" y "Secret Honor".
Así pues, hay que recordar que adaptaciones cinematográficas de este tipo van a resultar muy distintas de otro tipo de narrativas en la que puede haber multitud de escenarios. Cuando se filma teatro no es posible mucha libertad de movimiento, salvo desplazarse a lo ancho, largo y alto por el limitado espacio del escenario, con distintos tipos de lentes y desplazamientos, para comunicar visualmente un poco más de lo que se puede ver desde la platea o los palcos. Es en este aspecto donde Altman demuestra su pericia como director.
Todo ocurre en el interior de un gimnasio, que ha sido adaptado para que sirva de corte judicial. ¿A razón de qué se celebra el juicio ahí y no en corte especialmente diseñado para tal fin? Ni idea. Pero bueno, es un lugar amplio en el que resuenan con eco los pasos de cada uno de los testigos que se aproximan al estrado.
Altman juega con todas las posibilidades que nuestro universo de tres dimensiones le permiten para posicionar la cámara en el reducido espacio. Creo que no dejó un solo sitio sin ocupar. Desde luego que no escogió los encuadres al azar. Primeros planos para las declaraciones más importantes, planos abiertos para las incidentales. De vez en cuando algunas tomas de las habitaciones donde los testigos esperan a ser llamados. Puntualmente hay unos muy lentos desplazamientos de cámara que añaden dramatismo y tensión al momento
Todo muy básico, pero muy efectivo para mantener el interés del espectador en, lo que podría ser para muchos, un aburrido juicio.
No hizo ninguna falta cambios de escenario para apreciar mejor los eventos que, en el barco, dieron lugar al juicio; todo estaba narrado con minuciosidad para que pudiésemos entender el contexto de la situación.
Esta película no es muy destacable dentro de la filmografía de Altman, pero esta bien realizada, bien actuada y bien escrita. Entiendo que la idea de ver una película de dos horas ambientada en una sola locación es poco atractiva para el espectador promedio acostumbrado a la estimulación sensorial del cine moderno; pero vale la pena atreverse.
Altman es recordado sobre todo por sus películas corales; estilo narrativo que se convirtió en su sello distintivo. Pero también le gustaba hacer adaptaciones de obras de teatro. Este film es el último de una serie de 6: "Come back to the 5 & Dime, Jimmy Dean, Jimmy Dean"; "Streamers", "Fool for love", "Beyond Therapy" y "Secret Honor".
Así pues, hay que recordar que adaptaciones cinematográficas de este tipo van a resultar muy distintas de otro tipo de narrativas en la que puede haber multitud de escenarios. Cuando se filma teatro no es posible mucha libertad de movimiento, salvo desplazarse a lo ancho, largo y alto por el limitado espacio del escenario, con distintos tipos de lentes y desplazamientos, para comunicar visualmente un poco más de lo que se puede ver desde la platea o los palcos. Es en este aspecto donde Altman demuestra su pericia como director.
Todo ocurre en el interior de un gimnasio, que ha sido adaptado para que sirva de corte judicial. ¿A razón de qué se celebra el juicio ahí y no en corte especialmente diseñado para tal fin? Ni idea. Pero bueno, es un lugar amplio en el que resuenan con eco los pasos de cada uno de los testigos que se aproximan al estrado.
Altman juega con todas las posibilidades que nuestro universo de tres dimensiones le permiten para posicionar la cámara en el reducido espacio. Creo que no dejó un solo sitio sin ocupar. Desde luego que no escogió los encuadres al azar. Primeros planos para las declaraciones más importantes, planos abiertos para las incidentales. De vez en cuando algunas tomas de las habitaciones donde los testigos esperan a ser llamados. Puntualmente hay unos muy lentos desplazamientos de cámara que añaden dramatismo y tensión al momento
Todo muy básico, pero muy efectivo para mantener el interés del espectador en, lo que podría ser para muchos, un aburrido juicio.
No hizo ninguna falta cambios de escenario para apreciar mejor los eventos que, en el barco, dieron lugar al juicio; todo estaba narrado con minuciosidad para que pudiésemos entender el contexto de la situación.
Esta película no es muy destacable dentro de la filmografía de Altman, pero esta bien realizada, bien actuada y bien escrita. Entiendo que la idea de ver una película de dos horas ambientada en una sola locación es poco atractiva para el espectador promedio acostumbrado a la estimulación sensorial del cine moderno; pero vale la pena atreverse.
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