Sobre una premisa con pretenciosas reminiscencias a "Psicosis" nos encontramos una soporífera película que se podría haber resumido en 45 minutos.

Un día aparece en una finca propiedad de un señorito bien, una joven perdida, que responde al nombre de Marta, huyendo de un terrible secreto: ha matado a un hombre (subtrama que no llegará a nada porque no se sabe porqué, ni quién, ni para qué mató a nadie).

A lo largo de los siguientes 50 minutos la película se basa en Marta abriendo puertas, Marta abriendo cajones, Marta haciendo preguntas, Marta recorriendo pasillos, Marta nerviosa, Marta toqueteándolo todo, Marta, en fin, fisgoneando por toda la mansión como si fuera un sabueso.

Mientras tanto, surge el amor entre la tal Marta y el señorito, que además había sido abandonado dos años atrás por su mujer, curiosamente de un increíble parecido físico a Marta.

Tan parecida es que uno de los sirvientes al verla suelta:
- ¡doña Pilar! ¿Ha vuelto?
- No; no soy ella.
Así. Con dos cullons. Pero el señorito apenas se percata de ese gran parecido; le parece algo sencillamente anecdótico, sin más.

Luego le coloca una peluca de las que llevaba su esposa y ahí sí: se da cuenta que es tan idéntica que la hace pasar por su desaparecida esposa ante la policía. De verdad, tal cual. Ufff...

Mientras tanto, a lo largo del filme hay continuos, repetidísimos y aburridos flashbacks del señorito peleando con su madre, pegándole un castañazo con un atizador y con una confusión psicótica de no distinguir si al final se cargó a su madre o a su esposa desaparecida.

En fin, sigo en la zona del destripe:

Anita Ekberg se entera por una carta que es heredera de un castillo en un remoto paraje. Y allí que se va ella vestida como Naranjito al poblucho de marras.
Mesoneras con corpiño y pechugamen desbordante, jarras de cervezas y pueblerinos hostiles. Hasta aquí todo bien (nada que no se haya visto ya en las producciones de la Hammer).

El tema es que cuando llega al castillo se encuentra con su tío, que vive allí... o sea, que ha heredado castillo con inquiokupa dentro.
Todo es tan evidente, tan predecible... pero el papel de Anita Ekberg parece medio lela y no parece llegar a entender que está rodeada de vampiros "qué bien te conservas, tío" le suelta a un señor que ronda los 100 años a pesar de su aspecto de hombre de cuarenta.
Todo así.

Luego mezclan brujería y vampirismo con una explicación nada clara, algo así como que su antepasada era bruja y buscaba el remedio de la eterna juventud y por ello fue aprehendida por los campesinos del poblucho anteriormente citado. Hoguera al canto.
.
A la mitad de la película empiezas a entender que quizás se trate de una comedia y de ahí lo absurdo e irreal que parece todo, pero tampoco queda claro.

En fin, una soberana mierda.

Mete en una coctelera la franquicia Alien, la franquicia Predator e Indiana Jones y el Templo Maldito.
Y... voilá.

Lugares comunes, argumento previsible, bochornosas explicaciones pseudocientíficas sobre la marcha.

Sabía que iba a ser mala, pero joé... ¿Tanto-tanto?

De vergüenza ajena.

La Segunda parte ya ni me la descargo del E-Mule.

Un asesino siembra el caos por la costa catalana....y está obsesionado con los peces.

A partir de ahí se producen una serie de asesinatos sin ton ni son por motivos tan absolutamente delirantes como que una chica lleve un colgante con forma de pez o que otra pobre tenga una pecera en su casa (tal cual).

Una de los argumentos más pobretones y simples que he visto en mi vida.

Un estudio sociológico sobre el papel de la mujer en un mundo dominado por los hombres, una denuncia a la corrupción imperante en el sistema y un retrato cercano a los inicios del narcotráfico mexicano.

Ni es buena, ni está bien dirigida, la luz, el sonido, el montaje y edición están realizados con 4 pesos pero no deja de ser un estupendo reflejo de su época.