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7,3
3.912
8
23 de enero de 2014
23 de enero de 2014
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los personajes se van armando poco a poco, así como los vínculos que les unen. La acción se desarrolla en Saint-Malo, en Bretaña, al borde del mar. La casa donde trabaja Sophie es una casa burguesa, del industrial Lelièvre. Sophie es discreta, eficiente, reservada, es amable pero seca; Catherine dice de ella: “es un poco especial, pero es una auténtica perla”. Sí, hay algo inquietante en esa tranquilidad y, en efecto, al poco tiempo descubrimos que esconde un secreto. Esta imposibilidad que tiene dificulta el día a día y tiene que encontrar la manera de enfrentarse a las situaciones más cotidianas.
Sophie esconde también algo su pasado (un incendio en el que murió el padre). Tampoco Jeanne se libra de la sombra sobre lo que ocurrió a su hija.
Jeanne va influenciando a Sophie y lo que se presentaba como una simple amistad (con tintes lésbicos) desemboca en terror.
El clímax va creciendo poco a poco, bien dosificado y, como fondo, un apacible paisaje rural.
Rencor social, lucha de clases, resentimiento, envidia, amistad, oposición entre padres e hijos (la hija se pone del lado de Sophie que considera una explotada por la familia).
Antes que admitir su hándicap, Sophie emprende una huida hacia adelante. A estas alturas, mejor decirlo: Sophie no sabe leer, con lo que esto imposibilita la vida cotidiana (no puede anotar recados, leer los mensajes…).
Frente a la ignorancia, la televisión atrae y acapara. Como esta película que no podemos dejar de ver. Final sorprendente y aterrador.
Sophie esconde también algo su pasado (un incendio en el que murió el padre). Tampoco Jeanne se libra de la sombra sobre lo que ocurrió a su hija.
Jeanne va influenciando a Sophie y lo que se presentaba como una simple amistad (con tintes lésbicos) desemboca en terror.
El clímax va creciendo poco a poco, bien dosificado y, como fondo, un apacible paisaje rural.
Rencor social, lucha de clases, resentimiento, envidia, amistad, oposición entre padres e hijos (la hija se pone del lado de Sophie que considera una explotada por la familia).
Antes que admitir su hándicap, Sophie emprende una huida hacia adelante. A estas alturas, mejor decirlo: Sophie no sabe leer, con lo que esto imposibilita la vida cotidiana (no puede anotar recados, leer los mensajes…).
Frente a la ignorancia, la televisión atrae y acapara. Como esta película que no podemos dejar de ver. Final sorprendente y aterrador.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
MÁS:
- La escena en la que Melinda descubre que Sophie es analfabeta; esta la chantajea diciendo que si lo cuenta, ella cuenta al padre que está embarazada.
- La escena en la que Melinda descubre que Sophie es analfabeta; esta la chantajea diciendo que si lo cuenta, ella cuenta al padre que está embarazada.
6
9 de enero de 2014
9 de enero de 2014
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un grupo de hombres que viven por y para cazar a un hombre. Escuchas, espionaje, grabaciones, fotos, así trascurre su vida. La misión es abatirle una vez que se aseguren de la identidad de la presa. Pero frente a las numerosas suposiciones, Julius quiere tener la certeza total.
La acción se desarrolla en la ciudad, en lo que parece un modesto piso de periferia. Entre el grupo de “cazadores”, la tensión va subiendo a medida que van surgiendo desacuerdos entre los miembros. Unos quieren apretar el gatillo, Julius prefiere esperar y, mientras, uno de los chicos, Raphaël (Jean-Louis Trintignant) muestra cada vez más interés por la vecina de enfrente.
Poco a poco entramos en el mundo de estos hombres que comparten, por razones distintas, un único objetivo: cazar al antiguo nazi.
Un detalle tonto, que me intriga: Raphaël habla en francés desde la primera conversación con la chica que conoce y eso que se supone que están en Barcelona. De hecho, es curioso ver esos paisajes que resultan familiares, aunque sean de los años 60.
Film policíaco, psicológico, bélico, de gran sobriedad en la puesta en escena y en los diálogos, acompañado de ruido de puertas, pasos, llaves que giran…; a veces una música suave acompaña. Sin tener ese ambiente que envuelve, la película comparte la sobriedad de los films de Jean-Pierre Melville, por ejemplo El ejército de las sombras (L’armée des ombres, 1969), que cuenta los avatares de un grupo de la Resistencia o Crónica negra (Un flic, 1972). En El acecho, la ciudad costera que aparece al final se asemeja, salvando las distancias, a la ciudad del mar que aparece al principio de Crónica negra.
La acción se desarrolla en la ciudad, en lo que parece un modesto piso de periferia. Entre el grupo de “cazadores”, la tensión va subiendo a medida que van surgiendo desacuerdos entre los miembros. Unos quieren apretar el gatillo, Julius prefiere esperar y, mientras, uno de los chicos, Raphaël (Jean-Louis Trintignant) muestra cada vez más interés por la vecina de enfrente.
Poco a poco entramos en el mundo de estos hombres que comparten, por razones distintas, un único objetivo: cazar al antiguo nazi.
Un detalle tonto, que me intriga: Raphaël habla en francés desde la primera conversación con la chica que conoce y eso que se supone que están en Barcelona. De hecho, es curioso ver esos paisajes que resultan familiares, aunque sean de los años 60.
Film policíaco, psicológico, bélico, de gran sobriedad en la puesta en escena y en los diálogos, acompañado de ruido de puertas, pasos, llaves que giran…; a veces una música suave acompaña. Sin tener ese ambiente que envuelve, la película comparte la sobriedad de los films de Jean-Pierre Melville, por ejemplo El ejército de las sombras (L’armée des ombres, 1969), que cuenta los avatares de un grupo de la Resistencia o Crónica negra (Un flic, 1972). En El acecho, la ciudad costera que aparece al final se asemeja, salvando las distancias, a la ciudad del mar que aparece al principio de Crónica negra.

6,2
6.308
7
28 de diciembre de 2013
28 de diciembre de 2013
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuantos más despidos, más suben las acciones del banco Phenix. Marc Tourneuil (Gad Elmaleh) es despiadado, despide sin contemplaciones, incluso a los colaboradores más cercanos. El antiguo presidente del banco, Marmande, tenía métodos más “humanos”, practicaba un capitalismo más suave (dentro de la posibilidad de usar estos términos en este crudo sistema económico), los anglosajones van directo a la herida. “El dinero es el amo. Cuanto mejor lo sirves, mejor te trata”, declara uno de los grandes accionistas anglo-americanos (Gabriel Byrne), quien presiona a Tourneuil para que las acciones del banco suban a toda costa. Ganar dinero, acumularlo, es lo principal. No hay personas, ni siquiera capitalistas; hay –como reza el título– capital.
Tourneuil se ha deshumanizado, como el sistema que representa. Cierto, hay momentos en que se da cuenta de que se ha colocado en el lado más duro. A la especialista de la banca japonesa, le confiesa ser un banquero normal, “hago rico a los ricos y pobres a los pobres”; otras de sus frases, “seguiré quitando a los pobres para dar a los ricos”. En definitiva, un gran cínico que juega con las reglas de las finanzas y la codicia, rodeado –como admite– por niños. Marc dinamita el negocio, no por filantropía, sino para situarse de nuevo en la cima.
Su mujer le sigue, pero a regañadientes; afirma no necesitar todo el lujo que ahora les rodea. Representa la perplejidad, el asombro y a veces el asco que pueden sentir un espectador, un ciudadano, al ver los tejemanejes de los que están por encima.
Obvia por momentos, maniquea, con personajes demasiados cuadrados (el de Tourneuil en particular, un bloque de hielo), lo cual se refleja también en diálogos duros. No hay ni una sola escena amable, ya sea de amistad, afecto, no digamos ya de amor. Incluso el sexo es una mera transacción. Costa-Gavras toma claramente partido. No deja de ser escalofriante porque sospechamos que se acerca demasiado a lo que vemos escrito entre las líneas de los periódicos.
Escenas:
Durante una comida familiar, el tío de Marc, un recio hombre de izquierdas, resume su punto de vista de la situación diciéndole al sobrino:
“Sangráis a la gente tres veces.
1: La Bolsa quiere sangre, deslocalizáis y el currante, al paro.
2: Los sangráis como clientes.
3: Presionáis a los Estados endeudados y el que paga es el ciudadano.
Y como el currante, es cliente y ciudadano, así lo jodéis tres veces.”
Tourneuil se ha deshumanizado, como el sistema que representa. Cierto, hay momentos en que se da cuenta de que se ha colocado en el lado más duro. A la especialista de la banca japonesa, le confiesa ser un banquero normal, “hago rico a los ricos y pobres a los pobres”; otras de sus frases, “seguiré quitando a los pobres para dar a los ricos”. En definitiva, un gran cínico que juega con las reglas de las finanzas y la codicia, rodeado –como admite– por niños. Marc dinamita el negocio, no por filantropía, sino para situarse de nuevo en la cima.
Su mujer le sigue, pero a regañadientes; afirma no necesitar todo el lujo que ahora les rodea. Representa la perplejidad, el asombro y a veces el asco que pueden sentir un espectador, un ciudadano, al ver los tejemanejes de los que están por encima.
Obvia por momentos, maniquea, con personajes demasiados cuadrados (el de Tourneuil en particular, un bloque de hielo), lo cual se refleja también en diálogos duros. No hay ni una sola escena amable, ya sea de amistad, afecto, no digamos ya de amor. Incluso el sexo es una mera transacción. Costa-Gavras toma claramente partido. No deja de ser escalofriante porque sospechamos que se acerca demasiado a lo que vemos escrito entre las líneas de los periódicos.
Escenas:
Durante una comida familiar, el tío de Marc, un recio hombre de izquierdas, resume su punto de vista de la situación diciéndole al sobrino:
“Sangráis a la gente tres veces.
1: La Bolsa quiere sangre, deslocalizáis y el currante, al paro.
2: Los sangráis como clientes.
3: Presionáis a los Estados endeudados y el que paga es el ciudadano.
Y como el currante, es cliente y ciudadano, así lo jodéis tres veces.”
9
15 de noviembre de 2013
15 de noviembre de 2013
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todo empieza en soleado día de verano, en un barco con una pareja idílica; seis meses después, en un día normal, empiezan los problemas: Scott nota que va menguando.
A partir de esa premisa, sencilla e increíble, hay que ver cómo se mantiene esa propuesta tan osada como original.
Guion de Richard Matheson, adaptado de su propia novela.
La música del principio es preciosa y a lo largo del film marca el ritmo, parece incluso como en el cine mudo cuando la música seguía lo que aparece en pantalla.
Interpretaciones muy logradas. Scott pasa de ser el hombre americano ideal (rubio, ojos azules, 1,85, facciones proporcionadas, cuerpo atlético, sonriente) a ser un hombre… pequeño y amargado.
Efectos especiales muy conseguidos; cabe imaginar qué se habría hecho si la película fuera actual, seguramente algo mucho más espectacular, pero no por ello más eficaz para contar la historia. Porque es el drama de un hombre que va perdiendo facultades, y no solo físicas, porque su carácter y su identidad también cambian:
―Es fácil hablar del alma, del espíritu y del valor del ser, pero no cuando mides 91 cm ―afirma una noche amargado, sabiendo que inevitablemente, su esposa Louise se aleja de él cuando él la necesita con desesperación.
―Me detestaba a mí mismo, detestaba la caricatura en la que se había convertido nuestra vida ―se lamenta―. Tenía que salir, tenía que irme.
En estas circunstancias adversas, no queda más que el suicidio (pero no es tan fácil) o la lucha por la supervivencia. Estar catapultados en una isla desierta o tener la talla de un clavo, viene a ser igual de duro: comer, abrigarse, protegerse de un gato o de una araña se convierten en un reto vital.
―Pensé que si el Hombre había dominado el mundo del sol, yo entonces dominaría mi mundo ―declara a sí mismo, cuando se ve solo ante los elementos hostiles (todos).
Y así, Scott se lanza en una lucha encarnizada contra la araña, por ejemplo. Tiene armas (el clavo, las tijeras) y, sobre todo, tiene un cerebro.
Es también un alegato en contra la contaminación química, pues lo que provocó la misteriosa enfermedad fue la nube que lo envolvió ese feliz día soleado.
Pero, mayormente, la película trata de lo infinitesimal. ¿Qué somos frente al universo?
―El Hombre quiere creer que la existencia tiene un fin. Esa es la visión del hombre, no la de la Naturaleza. Y sentí mi cuerpo menguar, fundirse, convertirse en nada ―declara el protagonista―.
A partir de esa premisa, sencilla e increíble, hay que ver cómo se mantiene esa propuesta tan osada como original.
Guion de Richard Matheson, adaptado de su propia novela.
La música del principio es preciosa y a lo largo del film marca el ritmo, parece incluso como en el cine mudo cuando la música seguía lo que aparece en pantalla.
Interpretaciones muy logradas. Scott pasa de ser el hombre americano ideal (rubio, ojos azules, 1,85, facciones proporcionadas, cuerpo atlético, sonriente) a ser un hombre… pequeño y amargado.
Efectos especiales muy conseguidos; cabe imaginar qué se habría hecho si la película fuera actual, seguramente algo mucho más espectacular, pero no por ello más eficaz para contar la historia. Porque es el drama de un hombre que va perdiendo facultades, y no solo físicas, porque su carácter y su identidad también cambian:
―Es fácil hablar del alma, del espíritu y del valor del ser, pero no cuando mides 91 cm ―afirma una noche amargado, sabiendo que inevitablemente, su esposa Louise se aleja de él cuando él la necesita con desesperación.
―Me detestaba a mí mismo, detestaba la caricatura en la que se había convertido nuestra vida ―se lamenta―. Tenía que salir, tenía que irme.
En estas circunstancias adversas, no queda más que el suicidio (pero no es tan fácil) o la lucha por la supervivencia. Estar catapultados en una isla desierta o tener la talla de un clavo, viene a ser igual de duro: comer, abrigarse, protegerse de un gato o de una araña se convierten en un reto vital.
―Pensé que si el Hombre había dominado el mundo del sol, yo entonces dominaría mi mundo ―declara a sí mismo, cuando se ve solo ante los elementos hostiles (todos).
Y así, Scott se lanza en una lucha encarnizada contra la araña, por ejemplo. Tiene armas (el clavo, las tijeras) y, sobre todo, tiene un cerebro.
Es también un alegato en contra la contaminación química, pues lo que provocó la misteriosa enfermedad fue la nube que lo envolvió ese feliz día soleado.
Pero, mayormente, la película trata de lo infinitesimal. ¿Qué somos frente al universo?
―El Hombre quiere creer que la existencia tiene un fin. Esa es la visión del hombre, no la de la Naturaleza. Y sentí mi cuerpo menguar, fundirse, convertirse en nada ―declara el protagonista―.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Escenas:
- Scott en su casa de muñecas.
- La lucha con el gato, que convierte al felino en una bestia feroz.
- La vida en el sótano, su nuevo “hogar”.
- La lucha con la araña.
Lo más:
- Cómo está filmado; realmente consigue filmar desde la (mini) perspectiva del personaje.
- La música, que acompaña y acompasa la acción.
Lo menos:
- Un final ¿panteísta? No somos más que una mota en el Universo “pero por muy pequeño que fuera, yo también tenía sentido. Para Dios, el cero no existe. Yo aún existo”, es la declaración final de la película, cuando sale a contemplar el vasto cielo.
- Scott en su casa de muñecas.
- La lucha con el gato, que convierte al felino en una bestia feroz.
- La vida en el sótano, su nuevo “hogar”.
- La lucha con la araña.
Lo más:
- Cómo está filmado; realmente consigue filmar desde la (mini) perspectiva del personaje.
- La música, que acompaña y acompasa la acción.
Lo menos:
- Un final ¿panteísta? No somos más que una mota en el Universo “pero por muy pequeño que fuera, yo también tenía sentido. Para Dios, el cero no existe. Yo aún existo”, es la declaración final de la película, cuando sale a contemplar el vasto cielo.

7,9
47.880
8
21 de septiembre de 2013
21 de septiembre de 2013
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cine negro en color, a plena luz angelina. Diálogos con chispa, personajes con dobleces y cínicos, políticos, empresarios con métodos expeditivos o con prácticas al borde de la ley, un marido adúltero, una esposa que busca revancha… son algunos de los ingredientes de esta película ambientada en Los Ángeles.
Jack Nicholson, fenomenal en su sobriedad de detective, algo resabido, pero no demasiado, lo cual le hace más creíble y cercano. Lo mismo ocurre que Faye Dunaway, una femme fatale elegante y discreta. Y un gran protagonismo a la historia en sí.
El asunto no va de drogas o de tráfico de armas, sino de ley seca, pero no seca por falta de alcohol, sino de agua. Los Angeles, fundada en 1781 como El Pueblo de Nuestra Señora la Reina de los Ángeles de Porciúncula, pasó a formar parte de Estados Unidos en 1848. El terreno en el que se asienta es desértico. El oro, el petróleo, descubierto a finales del siglo XIX, la creación de Hollywood comenzaron a atraer una gran cantidad de población, lo cual comenzó a presionar a las reservas de agua. En 1936 se inauguró la Presa de Hoover situada en el curso del río Colorado, en la frontera entre los estados de Arizona y Nevada (a 28 Km de Las Vegas). El control del agua permitió la extensión de la agricultura de regadío. En la película se explica cómo unos empresarios/agricultores compraron por nada tierras secas y las conviertenen en hermosas plantaciones de naranjos. El tema del agua no podía más actual para España.
Es también la historia de la colisión entre lo público y lo privado. Hollis, el marido de Evelyn (Faye Dunaway) pensaba que el agua debía ser un bien público; su asociado no pensaba del mismo modo. De ahí que la vida de Hollis corriera peligro.
En medio, Gettis (Jack Nicholson) se ve envuelto en una trama que le supera. Se rebela contra los que tienen dinero y se cren impunes. Pero las leyes apoyan a los pudientes. “Hacer lo menos posible”, acaba constatando con cierta amargura, pues el margen de acción es casi nulo cuando te enfrentas al Poder.
Jack Nicholson, fenomenal en su sobriedad de detective, algo resabido, pero no demasiado, lo cual le hace más creíble y cercano. Lo mismo ocurre que Faye Dunaway, una femme fatale elegante y discreta. Y un gran protagonismo a la historia en sí.
El asunto no va de drogas o de tráfico de armas, sino de ley seca, pero no seca por falta de alcohol, sino de agua. Los Angeles, fundada en 1781 como El Pueblo de Nuestra Señora la Reina de los Ángeles de Porciúncula, pasó a formar parte de Estados Unidos en 1848. El terreno en el que se asienta es desértico. El oro, el petróleo, descubierto a finales del siglo XIX, la creación de Hollywood comenzaron a atraer una gran cantidad de población, lo cual comenzó a presionar a las reservas de agua. En 1936 se inauguró la Presa de Hoover situada en el curso del río Colorado, en la frontera entre los estados de Arizona y Nevada (a 28 Km de Las Vegas). El control del agua permitió la extensión de la agricultura de regadío. En la película se explica cómo unos empresarios/agricultores compraron por nada tierras secas y las conviertenen en hermosas plantaciones de naranjos. El tema del agua no podía más actual para España.
Es también la historia de la colisión entre lo público y lo privado. Hollis, el marido de Evelyn (Faye Dunaway) pensaba que el agua debía ser un bien público; su asociado no pensaba del mismo modo. De ahí que la vida de Hollis corriera peligro.
En medio, Gettis (Jack Nicholson) se ve envuelto en una trama que le supera. Se rebela contra los que tienen dinero y se cren impunes. Pero las leyes apoyan a los pudientes. “Hacer lo menos posible”, acaba constatando con cierta amargura, pues el margen de acción es casi nulo cuando te enfrentas al Poder.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Lo más:
- El realismo de la trama. El personaje de Gettis que sin ser sentimental, quiere luchar contra la injusticia (pero no lo consigue).
Lo menos:
- La historia de Evelyn y su hermana/hija no me parece necesaria. Se supone que es el fruto de una violación del padre… Siendo un tema terrible no añade nada a la trama principal.
- El realismo de la trama. El personaje de Gettis que sin ser sentimental, quiere luchar contra la injusticia (pero no lo consigue).
Lo menos:
- La historia de Evelyn y su hermana/hija no me parece necesaria. Se supone que es el fruto de una violación del padre… Siendo un tema terrible no añade nada a la trama principal.
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