Sin duda, una de las películas más sobrevaloradas del año pasado. Archi-publicitada, ya sabíamos que iba a ser la peli del año antes incluso de que fuera estrenada.
El primer visionado convence, por qué mentir. Pero a medida que va pasando el tiempo, he ido sintiendo que he sido engañado. El drama (dramón baboso y hecho para hacer llorar) es de veras artificial, y llega a ser casi ortopédico, pues los recursos dramáticos que usa Amenábar son tan explícitos que pierden toda credibilidad, y la peli flojea en verosimilitud. Aunque esto último no tiene porqué ser reprochable, sí lo es si consideramos que el film está basado en una historia real. De este modo, este vómito de elementos sensibleros (tan propios, por otro lado, del llamado "cine español") no sólo denota una falta de acierto por parte de su responsable, sinó que además hace que el film sea demagógico y, por tanto, hipócrita, puesto que es precisamente esa demagogia lo que critica (véase, por ejemplo, la secuencia de la conversación entre Sampedro y el cura -a todas luces demagógica aunque sea eso, como digo, de lo que se mofa). Pornográfica, engañosa y hecha para triunfar.

Kieslowski es otro de esos directores que no necesitan aquellos recursos de los que otros tanto abusan, ya que su talento ya cubre la necesidad de contar el drama a partir de elementos de "quita y pon". Así, Azul, igual que las otras dos películas de Tres colores, se sustenta con emociones subcutáneas en cada personaje, que afloran en muy pocos momentos del metraje -pero que están ahí. Y ese sello personal es distintivo de Kieslowski, que siempre es sinónimo de tragedia y de gran cine. Juliette Binoche, por cierto, espléndida.

A mí me decepcionó un poco. Está muy bien, en realidad, pero no es de las mejores ni mucho menos. Nada como un "Una noche en la ópera" o un "Sopa de ganso".

Pese a que es muy notable, Kieslowski no consigue aquí el nivel de Azul o de Rojo. La comedia, o la comedia dramática, no es su fuerte. Pese a eso, está a la altura de incluirse en la trilogía, por supuesto.

Pretenciosa, pretendidamente social, grandilocuente, peca de irreal, falso documental urbano, usa elementos demasiado postizos para provocar la emoción (el B/N, sin ir más lejos). Mal forma de hacer cine. Aprueba por los pelos.