Coppola perdió hasta la camisa para terminar este alegato antibelicista oscuro y cruel. Una bajada a los infiernos de la mano de Martin Sheen y con un anfitrión final de lujo, Marlon Brando. Gran Banda Sonora diluida perfectamente en cada una de las secuencias. La carga de helicópteros con La cabalgata de las Walkirias de fondo es totalmente increible, casi tanto como unos locos haciendo surf en mitad de un combate.

Fincher es Zodiac. Como él, Fincher consigue engañarnos. Nos hace creer que estamos asistiendo a un thriller (género que domina a la perfección, véase Seven) y en realidad sólo estamos viendo la tenaz, densa y frustrada investigación de la policía y la prensa, una especie de "Todos los hombres del Presidente" pero sin garganta profunda y con dos asesinatos rodados con una planificación magistral. Fincher se reinventa a si mismo y crea un nuevo thriller falso en el fondo pero fiel en la forma. Menos arriesgada visualmente que la mayoría de sus obras, Fincher se vuelve más clásico y hace otra obra maestra pero de otra manera. Aún así el resultado en cuánto a premios sigue siendo el mismo, qué tiene que hacer David para que le reconozcan como se merece, malditos académicos.

Un poco de spaguetti-western, una pizca de animé, un poquito de cartón piedra para los decorados, un chandal amarillo, varias katanas y muchas artes marciales. Este batido lo pidió Uma en Pulp Fiction y Quentin se lo ha servido en bandeja de plata. Cuándo uno copia muchas pequeñas cosas de otras películas y lo junta todo en una obra maestra, el mérito es suyo o de los copiados. A mi me encanta y me divierte un barbaridad.

La soledad, la locura, la asfixia de la sociedad moderna están en el espejo de De Niro. ¿Quién es el loco Travis o nosotros?. Acaso ninguno de los dos. Scorsese y De Niro unen su genialidad en este retrato de las "malas calles" de Nueva York. Cameo de Martin y debut de Jodie Foster. Inmejorable.

Favreau hace como el chef que el mismo interpreta, se aleja de las fórmulas demasiado elaboradas y cocina una película pequeña, sencilla pero con mucho, mucho sabor. Tres o cuatro ingredientes muy claros (relación padre-hijo, redes sociales, alta cocina, superación personal, etc.) y cocinados de manera sencilla pero efectiva. Muy alejado de esos espectáculos marvelianos que suele dirigir. Utiliza, eso sí, con sabiduría sus contactos para que haya un par de grandes cameos Scarlett (Viuda Negra) y Robert Downey (Iron Man), y la propina de Dustin Hoffman.
Para condimentar perfectamente este rico guiso, la banda sonora es como la película una pequeña road movie, pasando por los ritmos cubanos de Miami, el Jazz sin complejos de New Orleans y el rock tejano. Una banda sonora genuinamente americana y a la vez abierta al mundo, IMPRESCINDIBLE.