You must be a loged user to know your affinity with Bouns
Críticas ordenadas por utilidad
Movie added to list
Movie removed from list
An error occurred
7
18 de julio de 2016
18 de julio de 2016
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Michael Moore vuelve a la carga, y lo hace a lo grande, con una de sus películas más divertidas e interesantes: ¿Qué invadimos ahora?
Alegando que desde la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos no han ganado ninguna guerra (Vietnam, Corea, Líbano, Irak…), Moore decide embarcarse en solitario en la aventura de ‘invadir’ por su cuenta una serie de países, con la pretensión de ‘conquistar’ sus mejores ideas y aprender en la contienda cómo los Estados Unidos podrían mejorar sus propias perspectivas.
¿Qué invadimos ahora? supone un hilarante y revelador “grito de guerra”. Las soluciones a los problemas más arraigados de los Estados Unidos -y otros países- ya existen en el mundo; simplemente están esperando a ser utilizadas. Y cabe recalcar que se trata de problemas, que ningún ejército puede solucionar.
La introducción del documental es fantástica, repleta de humor y de gran contenido crítico. El mismo tono pícaro y sarcástico es mantenido durante toda la película, brindando momentos extremadamente divertidos con ese toque característico de Michael Moore.
“Michael, no tenemos ni idea de lo que estamos haciendo.”
Se trata de un documental muy didáctico, que a pesar de ir dirigido principalmente al público estadounidense, resulta igual de interesante para el resto de espectadores del mundo, pues mucha de la información facilitada y que vamos descubriendo durante la ‘invasión’ resulta desconocida para la gran mayoría de personas no pertenecientes a dichos países.
Los temas que trata son muy atractivos, y cabe destacar el logro de haber conseguido abarcar mucho sin irse por las ramas, abordando por ejemplo temas de forma concisa como la educación, la importancia del feminismo, los derechos laborales, la calidad de vida, una breve introspección histórica y/o el respeto por los derechos humanos, entre muchos otros. Un documental de amplio espectro.
Su invasión transcurre por Italia, Finlandia, Eslovenia, Alemania, Portugal, Noruega, Túnez e Islandia. Y en palabras de Michael Moore:
“Cada país tiene sus propios problemas, pero mi objetivo es coger las flores, no las hierbas.”
Por ello, si en algún momento puntual cae en algo de demagogia, es buscada expresamente con buenas intenciones -y necesarias, viendo como está la situación en los EEUU-. Se trata quizá de su trabajo más ligero, con una manera fresca y directa de relatar algunos de los grandes problemas que padecen los Estados Unidos desde hace décadas, y aportando ideas para empezar a solucionarlos. Porque nada es imposible. Todo puede cambiar.
¿Qué invadimos ahora? es en definitiva un documental que recomiendo encarecidamente ver, debido a su gran valor didáctico sin olvidarse a su vez de brindar un buen entretenimiento.
Alegando que desde la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos no han ganado ninguna guerra (Vietnam, Corea, Líbano, Irak…), Moore decide embarcarse en solitario en la aventura de ‘invadir’ por su cuenta una serie de países, con la pretensión de ‘conquistar’ sus mejores ideas y aprender en la contienda cómo los Estados Unidos podrían mejorar sus propias perspectivas.
¿Qué invadimos ahora? supone un hilarante y revelador “grito de guerra”. Las soluciones a los problemas más arraigados de los Estados Unidos -y otros países- ya existen en el mundo; simplemente están esperando a ser utilizadas. Y cabe recalcar que se trata de problemas, que ningún ejército puede solucionar.
La introducción del documental es fantástica, repleta de humor y de gran contenido crítico. El mismo tono pícaro y sarcástico es mantenido durante toda la película, brindando momentos extremadamente divertidos con ese toque característico de Michael Moore.
“Michael, no tenemos ni idea de lo que estamos haciendo.”
Se trata de un documental muy didáctico, que a pesar de ir dirigido principalmente al público estadounidense, resulta igual de interesante para el resto de espectadores del mundo, pues mucha de la información facilitada y que vamos descubriendo durante la ‘invasión’ resulta desconocida para la gran mayoría de personas no pertenecientes a dichos países.
Los temas que trata son muy atractivos, y cabe destacar el logro de haber conseguido abarcar mucho sin irse por las ramas, abordando por ejemplo temas de forma concisa como la educación, la importancia del feminismo, los derechos laborales, la calidad de vida, una breve introspección histórica y/o el respeto por los derechos humanos, entre muchos otros. Un documental de amplio espectro.
Su invasión transcurre por Italia, Finlandia, Eslovenia, Alemania, Portugal, Noruega, Túnez e Islandia. Y en palabras de Michael Moore:
“Cada país tiene sus propios problemas, pero mi objetivo es coger las flores, no las hierbas.”
Por ello, si en algún momento puntual cae en algo de demagogia, es buscada expresamente con buenas intenciones -y necesarias, viendo como está la situación en los EEUU-. Se trata quizá de su trabajo más ligero, con una manera fresca y directa de relatar algunos de los grandes problemas que padecen los Estados Unidos desde hace décadas, y aportando ideas para empezar a solucionarlos. Porque nada es imposible. Todo puede cambiar.
¿Qué invadimos ahora? es en definitiva un documental que recomiendo encarecidamente ver, debido a su gran valor didáctico sin olvidarse a su vez de brindar un buen entretenimiento.

6,8
12.996
7
18 de julio de 2016
18 de julio de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sufragistas es una de esas películas necesarias. Necesarias por el valor de su mensaje y por mantener viva una memoria histórica no tan lejana, y fundamental en el progreso hacia la igualdad. El film resulta un testimonio casi documental del movimiento feminista, en el cual muchas mujeres lo dieron todo -a pesar de tener el sistema entero en su contra- con tal de que las generaciones futuras tuvieran más oportunidades que ellas.
“We don’t want to be Lawbreakers, we want to be Lawmakers.”
La película narra la historia de la valerosa lucha de las sufragistas inglesas en los albores de la Primera Guerra Mundial. La mayoría de estas mujeres no venían de clases altas, sino que eran mujeres trabajadoras que veían cómo sus protestas pacíficas no servían para nada. Radicalizadas y volviendo su lucha cada vez más violenta, estaban dispuestas a perderlo todo en su búsqueda incansable de la igualdad: sus trabajos, sus casas, sus hijos y sus vidas. Principalmente, la película se centra en la historia de Maud (Carey Mulligan), una de estas valientes mujeres, que luchó por la dignidad de las mujeres y por su derecho a poder votar.
La película logra una muy buena ambientación, trasladando al espectador de lleno a principios del siglo pasado en un fiel retrato de la época. Mención especial merece la fotografía del catalán Eduard Grau, que se está abriendo camino en el panorama internacional; su sombría fotografía acompaña a la perfección el tono de la película.
Se trata de una película bastante cruda, sincera, directa y emocionante, encarnada por un reparto sobresaliente: Carey Mulligan, Helena Bonham Carter, Meryl Streep, Brendan Gleeson.
Y, paralelamente a la lucha de las mujeres por lograr su derecho a voto y una mayor igualdad por medio de cambiar las leyes injustas y machistas de la época, el film aprovecha para tratar también la lucha de clases. Plasma de forma sincera las duras condiciones en las que trabajaba la clase obrera en las fábricas sin apenas protección alguna.
Sufragistas es, en definitiva, una buena y necesaria clase de historia.
No obstante, cabe destacar que se echa en falta ver en los créditos finales la fecha en la que las mujeres lograron votar por primera vez en España, durante la II República, mucho antes que otros países -a pesar de que durara poco tiempo por culpa del golpe de estado y el franquismo-.
“Men make the moral code and they expect women to accept it. They have decided that it is entirely right and proper for men to fight for their liberties and their rights, but that it is not right and proper for women to fight for theirs.”
– Emmeline Pankhurst
https://revista.tviso.com/sufragistas-homenaje-a-las-mujeres-cambiaron-historia/
“We don’t want to be Lawbreakers, we want to be Lawmakers.”
La película narra la historia de la valerosa lucha de las sufragistas inglesas en los albores de la Primera Guerra Mundial. La mayoría de estas mujeres no venían de clases altas, sino que eran mujeres trabajadoras que veían cómo sus protestas pacíficas no servían para nada. Radicalizadas y volviendo su lucha cada vez más violenta, estaban dispuestas a perderlo todo en su búsqueda incansable de la igualdad: sus trabajos, sus casas, sus hijos y sus vidas. Principalmente, la película se centra en la historia de Maud (Carey Mulligan), una de estas valientes mujeres, que luchó por la dignidad de las mujeres y por su derecho a poder votar.
La película logra una muy buena ambientación, trasladando al espectador de lleno a principios del siglo pasado en un fiel retrato de la época. Mención especial merece la fotografía del catalán Eduard Grau, que se está abriendo camino en el panorama internacional; su sombría fotografía acompaña a la perfección el tono de la película.
Se trata de una película bastante cruda, sincera, directa y emocionante, encarnada por un reparto sobresaliente: Carey Mulligan, Helena Bonham Carter, Meryl Streep, Brendan Gleeson.
Y, paralelamente a la lucha de las mujeres por lograr su derecho a voto y una mayor igualdad por medio de cambiar las leyes injustas y machistas de la época, el film aprovecha para tratar también la lucha de clases. Plasma de forma sincera las duras condiciones en las que trabajaba la clase obrera en las fábricas sin apenas protección alguna.
Sufragistas es, en definitiva, una buena y necesaria clase de historia.
No obstante, cabe destacar que se echa en falta ver en los créditos finales la fecha en la que las mujeres lograron votar por primera vez en España, durante la II República, mucho antes que otros países -a pesar de que durara poco tiempo por culpa del golpe de estado y el franquismo-.
“Men make the moral code and they expect women to accept it. They have decided that it is entirely right and proper for men to fight for their liberties and their rights, but that it is not right and proper for women to fight for theirs.”
– Emmeline Pankhurst
https://revista.tviso.com/sufragistas-homenaje-a-las-mujeres-cambiaron-historia/

5,6
2.341
7
18 de julio de 2016
18 de julio de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director estadounidense trata en la mayoría de sus films temas de gran complejidad y profundidad, repletos de simbolismos, en ocasiones de difícil comprensión para el espectador. Los tres pilares sobre los cuales versan principalmente los temas de sus películas son: la vida, el amor y la muerte. Su obra se centra además normalmente en la descripción de la belleza de la naturaleza, en oposición a la ambición y crueldad del ser humano. Otro elemento presente en sus obras es la influencia del filósofo Heidegger, del cual preparó en su época estudiantil una tesis que no llegó a ver la luz.
Knight of Cups contiene dichos pilares antemencionados, y se centra precisamente en la búsqueda del amor verdadero. Christian Bale se mete en la piel de Rick, un hombre adicto al éxito, pero a su vez desesperanzado por el vacío que le rodea, esclavo del sistema de Hollywood; aunque él mismo se aburre fácilmente y necesita estímulos externos.
“Había una vez un joven príncipe cuyo padre, el rey de Oriente, lo envía a Egipto para encontrar una perla. Pero cuando knight of cups tarotllega, el pueblo le sirve una taza. Al beberla, se olvida de que era el hijo de un rey, se olvida de la perla y cae en un profundo sueño.” El monólogo interior del protagonista en voz en off es el encargado de acompañarnos junto a las maravillosas imágenes constantes.
Rick busca vivir un gran amor, intenso y verdadero, que le provoque aquellos sentimientos que solo el amor sincero puede llegar a despertar. Dicha búsqueda involucra a distintas mujeres, que representan distintos principios de la vida, tales como la realidad, la belleza o la sensualidad.
El título de la película viene dado precisamente por la carta del Tarot, knight of cups (caballero de copas). El significado de la carta es el siguiente: “El caballo de copas representa la promesa sutil de un amor mejor.
En las lecturas puede interpretarse para una mujer como la llegada de un amante más joven como pareja, mientras que para un hombre indica que debe tomar algún tiempo para trabajar sobre los sentimientos amorosos y sobre la capacidad de recibir y aceptar amor.”
A través de distintos episodios, Malick nos conduce de forma misteriosa y llena de metáforas, en dicha búsqueda del amor por parte de Rick, y sus vivencias con mujeres muy distintas. Se trata de una meditación cinematográfica sobre el amor, la pérdida, la soledad y la identidad.
La película destaca, como es costumbre en el director estadounidense, por su brillantez visual, repleta de imágenes gran belleza. Su visualización es una gran experiencia cinematográfica en cualquier caso, a ratos pura poesía audiovisual. Mención especial merece el director de fotografía que influye a lograr dicho resultado, al igual que en sus anteriores 3 films: Emmanuel Lubezki.
Para ir terminando, decir que la película no alcanza el nivel de The Tree of Life, pero tiene sus similitudes en cuanto a intenciones y forma. Y si bien es cierto que en algún momento puede resultar algo ininteligible, es también cierto que no aburre en ningún momento.
En definitiva, considero que su visionado en el cine es una experiencia que merece la pena, como gran parte de la filmografía de este curioso director, que no concede nunca entrevistas, que apenas se deja fotografiar en público, y que fue incluso a recoger su Palma de Oro en Cannes de la forma más desapercibida que le fue posible. Un rara avis.
https://revista.tviso.com/knight-cups-poesia-y-lirismo-made-malick/
Knight of Cups contiene dichos pilares antemencionados, y se centra precisamente en la búsqueda del amor verdadero. Christian Bale se mete en la piel de Rick, un hombre adicto al éxito, pero a su vez desesperanzado por el vacío que le rodea, esclavo del sistema de Hollywood; aunque él mismo se aburre fácilmente y necesita estímulos externos.
“Había una vez un joven príncipe cuyo padre, el rey de Oriente, lo envía a Egipto para encontrar una perla. Pero cuando knight of cups tarotllega, el pueblo le sirve una taza. Al beberla, se olvida de que era el hijo de un rey, se olvida de la perla y cae en un profundo sueño.” El monólogo interior del protagonista en voz en off es el encargado de acompañarnos junto a las maravillosas imágenes constantes.
Rick busca vivir un gran amor, intenso y verdadero, que le provoque aquellos sentimientos que solo el amor sincero puede llegar a despertar. Dicha búsqueda involucra a distintas mujeres, que representan distintos principios de la vida, tales como la realidad, la belleza o la sensualidad.
El título de la película viene dado precisamente por la carta del Tarot, knight of cups (caballero de copas). El significado de la carta es el siguiente: “El caballo de copas representa la promesa sutil de un amor mejor.
En las lecturas puede interpretarse para una mujer como la llegada de un amante más joven como pareja, mientras que para un hombre indica que debe tomar algún tiempo para trabajar sobre los sentimientos amorosos y sobre la capacidad de recibir y aceptar amor.”
A través de distintos episodios, Malick nos conduce de forma misteriosa y llena de metáforas, en dicha búsqueda del amor por parte de Rick, y sus vivencias con mujeres muy distintas. Se trata de una meditación cinematográfica sobre el amor, la pérdida, la soledad y la identidad.
La película destaca, como es costumbre en el director estadounidense, por su brillantez visual, repleta de imágenes gran belleza. Su visualización es una gran experiencia cinematográfica en cualquier caso, a ratos pura poesía audiovisual. Mención especial merece el director de fotografía que influye a lograr dicho resultado, al igual que en sus anteriores 3 films: Emmanuel Lubezki.
Para ir terminando, decir que la película no alcanza el nivel de The Tree of Life, pero tiene sus similitudes en cuanto a intenciones y forma. Y si bien es cierto que en algún momento puede resultar algo ininteligible, es también cierto que no aburre en ningún momento.
En definitiva, considero que su visionado en el cine es una experiencia que merece la pena, como gran parte de la filmografía de este curioso director, que no concede nunca entrevistas, que apenas se deja fotografiar en público, y que fue incluso a recoger su Palma de Oro en Cannes de la forma más desapercibida que le fue posible. Un rara avis.
https://revista.tviso.com/knight-cups-poesia-y-lirismo-made-malick/

7,2
5.718
8
6 de enero de 2014
6 de enero de 2014
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Trepidante película de aventuras de Howard Hawks, con escenas de acción rodadas de forma extraordinaria. Como de costumbre, bastantes buenas dosis de humor hawksiano, que te roban unas cuantas carcajadas.
Gran trabajo del elenco de actores en general -John Wayne muy grande, como de costumbre-. Perto sobretodo cabe destacar la banda sonora, en especial esta mítica canción que, a pesar de conocerla, no sabía que había sido compuesta para este film, por el gran Henry Mancini: "Baby elephants walk". > http://www.youtube.com/watch?v=gwxu7YLv97E
Gran trabajo del elenco de actores en general -John Wayne muy grande, como de costumbre-. Perto sobretodo cabe destacar la banda sonora, en especial esta mítica canción que, a pesar de conocerla, no sabía que había sido compuesta para este film, por el gran Henry Mancini: "Baby elephants walk". > http://www.youtube.com/watch?v=gwxu7YLv97E

6,7
1.472
8
21 de abril de 2018
21 de abril de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Insyriated, el acertado título original del film que ha sido titulado en nuestro país como Alma Mater ha llegado al fin a nuestros cines, tras ganar en el 2017 el Premio del Público en la sección Panorama de la Berlinale y en el Festival de Sevilla, y recientemente batir un récord en los Premios Magritte (el equivalente a nuestros Premios Goya en Bélgica), alzándose con los 6 premios a los que optaba, entre ellos el de Mejor película, Mejor Dirección y Mejor Guión.
Alma Mater es un film muy reivindicable en los tiempos que corren por todo lo que conlleva. Y lo es porque nos introduce de lleno en la actual Siria en guerra, pero lo hace desde una perspectiva muy cinematográfica: exclusivamente desde el interior de una vivienda en medio de la guerra. Apenas llegamos a ver nunca el exterior, más allá de lo que pueden ver los propios personajes desde sus ventanas -con planos subjetivos-. Y por ello, cobra una inmensa fuerza el fuera de campo, que nos sugiere constantemente el horror que se vive allí desde hace ya demasiados años.
En dicha vivienda, a modo de piso franco, conviven distintas personas que se han juntado y que son los últimos inquilinos que quedan en el edificio. Sobreviven como pueden, con recursos reducidos. La puerta, siempre queda blindada, para protegerse de los saqueadores que surgen siempre en toda situación inestable -forma parte de la condición humana, por desgracia-. A lo largo del metraje hay bastantes planos secuencia que siguen a los personajes por la casa, realizando acciones que pretenden ser cotidianas -en una realidad que no debería serlo, pero que para ellos ya casi lo es-.
A la familia protagonista no la vemos preocupada por la política. Siria se ha transformado en un tablero maldito donde intervienen muchos intereses.
“La guerra acabará pronto…” dice uno de los personajes. Pero ya sumamos más de 8 años de conflicto bélico.
En el exterior suenan de fondo los desagradables ruidos de la guerra: disparos de francotiradores, bombas explotando, helicópteros, etc. El sonido es un protagonista más, y el tratamiento que le han dado resulta muy acertado. Su presencia, y como lidian con él los personajes, resulta escalofriante a momentos, y emotivo en otros, como cuándo los niños se ponen a cantar durante un bombardeo para combatir el miedo.
Uno de los conflictos que trata el film, es precisamente el de una pareja que discute sobre si irse de Siria o no, y convertirse en un par de refugiados más de los que nadie quiere saber nada. Toda su vida está enraízada en Siria (o en lo que queda de ella); parecen ser de clase media acomodada. Y este matiz es importante por el triste hecho de que en general las personas no logran solidarizar y empatizar con un conflicto lejano y que desconoce.
A modo de pequeña disertación, la imagen que suelen tener muchos sobre los refugiados, es el de gente pobre que huye de un lugar en busca de una vida mejor en nuestros países que son más prósperos. Pero de Siria, llevan años huyendo todo tipo de personas: también abogados, médicos, militares, profesores, etc. Porque tantos años de guerra y destrucción, hacen la vida imposible para todos. ¿Alguien piensa en esos miles de niños que llevan 8 años sin poder ir a la escuela, por ejemplo? Muchos ni siquiera conocen lo que es una vida normal, sin guerra.
Imaginad por un momento que en vuestra ciudad de pronto, estallara una guerra, y en la cual encima se involucran países ajenos que empezaran a bombardearla durante años. ¿Que hariáis? Tener el valor de dejar toda tu vida atrás, todas tus pertenencias, y huir a otro país desconocido en busca de un futuro, requiere de muchísimo valor. ¿Y cómo hemos tratado en Europa a estos millones de refugiados? Muchos deberían reflexionar al respecto, y considero que este film es una herramienta muy importante para ello, que podrá hacer que muchos empaticen al fin con los refugiados -aunque por desgracia llegue ya un poco tarde-.
El director belga, partió precisamente de esta idea, haciéndose a si mismo las preguntas: “¿y si eso me ocurriera a mí? ¿Cuáles serían mis mecanismos de defensa? ¿Cómo lo resistiría? Para responder a estas preguntas no es necesario ir a preguntar a Siria ni documentarse ni leer testimonios. Lo importante es ahondar en lo humano.
Por todo ello, creo que Alma Mater es una película imprescindible de ver, porque trasciende más allá de la pantalla, y nos muestra de primera mano un conflicto que está sucediendo ahora mismo en bastantes rincones del mundo (no solo Siria, no nos olvidemos de Yemen, por citar otro ejemplo). No es fácil empatizar con lo que es vivir bajo el miedo y el fuego cruzado, en una ciudad sitiada, cuando los del mundo privilegiado nunca lo hemos sufrido. Los que lo están sufriendo, son personas, personas con esperanzas perdidas. Y también con corazón. No perdamos nosotros el nuestro.
Publicado originalmente en Caméra-Stylo:
https://www.ecib.es/camerastylo/2018/04/21/alma-mater-de-philippe-van-leeuw/
Alma Mater es un film muy reivindicable en los tiempos que corren por todo lo que conlleva. Y lo es porque nos introduce de lleno en la actual Siria en guerra, pero lo hace desde una perspectiva muy cinematográfica: exclusivamente desde el interior de una vivienda en medio de la guerra. Apenas llegamos a ver nunca el exterior, más allá de lo que pueden ver los propios personajes desde sus ventanas -con planos subjetivos-. Y por ello, cobra una inmensa fuerza el fuera de campo, que nos sugiere constantemente el horror que se vive allí desde hace ya demasiados años.
En dicha vivienda, a modo de piso franco, conviven distintas personas que se han juntado y que son los últimos inquilinos que quedan en el edificio. Sobreviven como pueden, con recursos reducidos. La puerta, siempre queda blindada, para protegerse de los saqueadores que surgen siempre en toda situación inestable -forma parte de la condición humana, por desgracia-. A lo largo del metraje hay bastantes planos secuencia que siguen a los personajes por la casa, realizando acciones que pretenden ser cotidianas -en una realidad que no debería serlo, pero que para ellos ya casi lo es-.
A la familia protagonista no la vemos preocupada por la política. Siria se ha transformado en un tablero maldito donde intervienen muchos intereses.
“La guerra acabará pronto…” dice uno de los personajes. Pero ya sumamos más de 8 años de conflicto bélico.
En el exterior suenan de fondo los desagradables ruidos de la guerra: disparos de francotiradores, bombas explotando, helicópteros, etc. El sonido es un protagonista más, y el tratamiento que le han dado resulta muy acertado. Su presencia, y como lidian con él los personajes, resulta escalofriante a momentos, y emotivo en otros, como cuándo los niños se ponen a cantar durante un bombardeo para combatir el miedo.
Uno de los conflictos que trata el film, es precisamente el de una pareja que discute sobre si irse de Siria o no, y convertirse en un par de refugiados más de los que nadie quiere saber nada. Toda su vida está enraízada en Siria (o en lo que queda de ella); parecen ser de clase media acomodada. Y este matiz es importante por el triste hecho de que en general las personas no logran solidarizar y empatizar con un conflicto lejano y que desconoce.
A modo de pequeña disertación, la imagen que suelen tener muchos sobre los refugiados, es el de gente pobre que huye de un lugar en busca de una vida mejor en nuestros países que son más prósperos. Pero de Siria, llevan años huyendo todo tipo de personas: también abogados, médicos, militares, profesores, etc. Porque tantos años de guerra y destrucción, hacen la vida imposible para todos. ¿Alguien piensa en esos miles de niños que llevan 8 años sin poder ir a la escuela, por ejemplo? Muchos ni siquiera conocen lo que es una vida normal, sin guerra.
Imaginad por un momento que en vuestra ciudad de pronto, estallara una guerra, y en la cual encima se involucran países ajenos que empezaran a bombardearla durante años. ¿Que hariáis? Tener el valor de dejar toda tu vida atrás, todas tus pertenencias, y huir a otro país desconocido en busca de un futuro, requiere de muchísimo valor. ¿Y cómo hemos tratado en Europa a estos millones de refugiados? Muchos deberían reflexionar al respecto, y considero que este film es una herramienta muy importante para ello, que podrá hacer que muchos empaticen al fin con los refugiados -aunque por desgracia llegue ya un poco tarde-.
El director belga, partió precisamente de esta idea, haciéndose a si mismo las preguntas: “¿y si eso me ocurriera a mí? ¿Cuáles serían mis mecanismos de defensa? ¿Cómo lo resistiría? Para responder a estas preguntas no es necesario ir a preguntar a Siria ni documentarse ni leer testimonios. Lo importante es ahondar en lo humano.
Por todo ello, creo que Alma Mater es una película imprescindible de ver, porque trasciende más allá de la pantalla, y nos muestra de primera mano un conflicto que está sucediendo ahora mismo en bastantes rincones del mundo (no solo Siria, no nos olvidemos de Yemen, por citar otro ejemplo). No es fácil empatizar con lo que es vivir bajo el miedo y el fuego cruzado, en una ciudad sitiada, cuando los del mundo privilegiado nunca lo hemos sufrido. Los que lo están sufriendo, son personas, personas con esperanzas perdidas. Y también con corazón. No perdamos nosotros el nuestro.
Publicado originalmente en Caméra-Stylo:
https://www.ecib.es/camerastylo/2018/04/21/alma-mater-de-philippe-van-leeuw/
Más sobre Bouns
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here