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España España · El Puerto de Santa María
Críticas de Jesus Gonzalez
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Críticas 79
Críticas ordenadas por utilidad
7
22 de octubre de 2015
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Crimson Peak” (2015) es el nuevo trabajo del director Guillermo del Toro, peculiar autor de obras donde lo grotesco y lo hermoso se confabulan para dar forma a unas historias que no siempre son del agrado de uno, para que mentir, y que sin embargo parece haber acertado con la historia de La Cumbre Escarlata.

Una historia que narra el romance gótico, espeluznante, pasional y lleno de secretos entre Edith Cushing (Mia Wasikowska) y Thomas Sharpe (Tom Hiddleston) donde los fantasmas representan, tal y como oímos en boca de nuestra protagonista, metáforas del pasado. Un cuento con fantasmas, que no de fantasmas, y con más romance que horror, como el propio Del Toro advertía en su recién estrenada cuenta de Twitter.

El objetivo último del particular director mexicano es el de “crear mundos que existen únicamente en nosotros, para el consuelo de aquellas otras personas que puedan necesitarlos”. Y bueno, hay que admitir que en “Crimson Peak” encontramos una ambientación extraordinaria, en especial en la enorme y maltrecha mansión donde suceden los hechos, una estructura que sirve como recopilación de todos los elementos que debe poseer una casa encantada, así como de aquellos asiduos al cine de Guillermo, a destacar la paleta de colores usada en la película, los tonos oscuros y pálidos en contraste constante con los rojos y azules, así como la presencia de insectos, mariposas y polillas en este caso, fundiéndose con el papel pintado de las paredes y sus tenebrosos cuadros. Como curiosidad, la cuidada escena de créditos final, toda una exaltación de la fotografía y los elementos clave de la obra.
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Jesus Gonzalez
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8
30 de diciembre de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de la mejores maneras en las que podía terminar el año era viendo Comanchería en una sala de cine completamente vacía.

Resulta que David Mackenzie ha hecho la película que a mí siempre me habría gustado hacer; un western trasladado y asentado en las miserias de la época actual. Un señor peliculón arropado y justificado por su contexto, una Texas en ruinas donde conviven una jauría de vaqueros, rangers y desgraciados (todos ellos armados, genialmente escritos e interpretados) que, o bien se han hartado de la supremacía bancaria, o aún se aferran al cumplimiento inútil y honorable de la ley.

Creo que cumple con las pautas básicas para ser una gran cinta: el continente y el contenido se acoplan a la perfección, tanto que interactúan el uno por y para el otro; los personajes y sus relaciones se sienten reales, sinceras y emocionantes; se establecen unos diálogos maravillosos que fortalecen la camaradería entre las parejas protagonistas y la historia que se narra es sencilla pero acorde a lo que se quiere contar, sin presentar cabos sueltos.

Por si fuera poco, el soundtrack es alucinante. Nick Cave siempre funciona, pero es que cada tema suena justo cuando debe hacerlo.

Por ponerle un pero, yo no la habría terminado exactamente así. Pero qué sé yo.

"Mother was a golden girl
I slit her throat just to get her pearls
Cast myself into a whirl
Before a bunch of swine
It's a long way down the Harlan road
Busted back and a heavy load..."
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Jesus Gonzalez
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7
5 de junio de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo primero es lo primero. No soy fan del género de terror, lo admito, me acojono fácilmente, pero cuando se trata de películas inteligentes, con un argumento que va más allá del susto fácil y de una banda sonora estridente en el momento clave, entonces sí, el género de terror consigue engatusarme, y eso es lo que ha sucedido con esta peli.
Ahora mismo no consigo recordar otra cinta que me obligase a observar con tantísimo detalle todas las escenas, tanto diurnas como nocturnas, mientras rezaba para que el "It" no alcanzase a nuestra guapa protagonista. Por cierto, ojito con Maika Monroe, que ya en "The Guest" me gustó bastante. Aparte de mona, transmite puro miedo y crea un estado de mal rollo constante.
El mal toma múltiples caras, pero todas humanas, en esta obra de terror que bebe de los 70 y los 80, tomando lo justo y necesario de estas épocas, para aderezarlo con personalidad propia. Muy buena fotografía, unos planos en 360º tan adecuados para inspirar tensión como bellos, y un guión que envuelve una intención de moraleja más profunda de lo que parece.
Como curiosidad, creo que es una de las pocas pelis de terror no recomendables para intentar pillar en una cita.
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Jesus Gonzalez
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8
24 de febrero de 2016
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los hermanos Coen están empeñados en escribir y dirigir historias (además de montarlas y producirlas) para que unos pocos, lo que ellos mismos denominan como su pequeño público abstracto, o mejor dicho, sus feligreses, por el contexto en el que nos movemos, sean incapaces de perder la fe en el cine.

“Hail Caesar!” es el nuevo trabajo de este dúo de artesanos, autores de obras del calibre de “Fargo” (1996), “El Gran Lebowski” (1998), “No Country for Old Men” (2007) o “Inside Lewin Davis” (2013) entre muchas otras. Su filmografía, intachable, se caracteriza por estar dividida en dos grandes grupos. El primero se distingue por un tono más serio, formal y realista, mientras que el segundo está ya consolidado como el baúl de las comedias, todas disparatadas, humanas e inteligentes.

La película de la que hablamos a continuación seguramente caiga dentro del segundo grupo, sin embargo, no debe ser considerada por ello una obra menor, ya que lo que puede parecer un film ligero y algo difuso en su caótico argumento, se erige como una sucesión de brillantes escenas enlazadas por un hilo conductor fino y dorado, y aunque es cierto que pierde en trascendencia con respecto a otras obras de Ethan y Joel, en ella se esconden multitud de pequeños momentos reveladores, homenajes sinceros, crítica sutil, hilarante y paródica; y por último, y no menos importante, gratas sorpresas como el personaje de Alden Ehrenreich, divertidísimo y a la vez arrebatador. Es una pena que su cara no aparezca en el cartel de la peli y si lo haga la de un Jonah Hill que se deja ver por una sola escena de forma puramente testimonial. Cosas de marketing, supongo.

El homenaje y la satirización de la época dorada del Hollywood de los años 50 se plasma en cada set de rodaje que visitamos durante el desarrollo de la trama: habilidosos vaqueros de serie B sin actitudes interpretativas; simpáticos números musicales repletos de color y baile; el ansia de lucimiento personal de musas, directores y periodistas de la época, etc. Todo ello mientras seguimos al “fixer” interpretado por Josh Brolin e inspirado en la figura real de Eddie Manix, antiguo productor ejecutivo de la Metro Goldwyn Mayer, un solucionador de problemas que vive en sacrificio continuo para la única religión en la que de verdad cree: el cine.

Lo cierto es que Manix no es el único personaje del mundillo que ha sido homenajeado por los Coen; directores, intérpretes, periodistas e incluso alguna que otra trabajadora anónima aparecen en el film fruto de su inspiración en personajes reales, o al menos poseen suficientes similitudes como para que sospechemos de ello. Por supuesto, las películas que se están rodando en el estudio ficticio, el “Capitol Pictures”, también provienen de clásicos en los que los Coen se basan, siendo “Ben-Hur” (las versiones de 1959 y 1925) el ejemplo más claro e importante de ellos.

De la fotografía vuelve a encargarse Roger Deakins, habitual colaborador de los Coen en anteriores proyectos. Su trabajo, pese a no ser tan extraordinario como el que realizó el pasado año en “Sicario” (2015), sigue rozando la exquisitez y la sobriedad a la que nos tiene acostumbrados. Me quedo con un plano cenital en el que la exuberante Scarlett Johansson asciende desde el fondo de una piscina para acercarse gradualmente a la cámara y enamorarnos a todos (si es que no lo había hecho ya) sin necesidad de cantos de sirena.

Es curioso que la película, salvando las distancias, me recuerde a la poderosísima “Inherent Vice” (2014) de Paul Thomas Anderson, y que Josh Brolin sea, en este caso, el mejor vínculo de unión posible entre estas dos alocadas comedias. No todos los días podemos asistir a una reunión entre los representantes de diferentes iglesias para decidir si una película respeta o no la figura de Cristo, ni a una sesión de estudio formada por guionistas despechados (¿Los 10 de Hollywood?) que se han unido al Comunismo como represalia por el maltrato sufrido a manos de la industria capitalista cinematográfica. ¿Su venganza? secuestrar a una estrella de Hollywood (bravo por George Clooney). Magnífica.

PD: No podía acabar esta crítica sin ensalzar el trabajo de Carter Burwell, compositor a cargo de la banda sonora de la película. Tras estar nominado al Oscar a mejor banda sonora original por su trabajo en “Carol” (2015), este pasado fin de semana se han estrenado dos películas que también llevan sus composiciones: “Anomalisa” y la propia “Hail Caesar!”.
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Jesus Gonzalez
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7
6 de septiembre de 2016
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ni el silencio, ni la oscuridad, ni ninguna bestia animal. No hay nada más terrorífico que un hombre consciente de la no existencia de Dios. Fede Álvarez cambia los demonios sanguinolentos de Evil Dead (2013) por aquellos que habitan nuestras casas acomodados bajo la cama; tras los espejos; y al fondo de los armarios, aullando hambrientos a la soledad que alimenta su poder y acechando a todo aquel que desconozca su presencia.

En No Respires (2016) no hay habitación del pánico que valga. Como una imagen contrapuesta de la genial cinta de David Fincher (2007), la película también relata la invasión de una casa ajena, aunque esta vez desde el punto de vista de los asaltantes, tres jóvenes (Dylan Minnette, Jane Levy y Daniel Zovatto) cuya respuesta al desencanto social en el que se ven atrapados explota violentamente en asaltos a diversos hogares, con la esperanza de reunir lo suficiente como para escapar de la monotonía y la escasez.

El primer plano que captura Álvarez, en virtuoso travelling aéreo, corresponde a la decadente ciudad de Detroit, abandonada de oportunidades y sepultada en vida por las deudas. El picado que realiza la cámara continúa hasta descubrir el horror que recorrerá, en un futuro próximo, sus fantasmales calles. No solo entramos rápido en contexto, también la semilla de la intriga, el germen que desatará posteriormente el terror, está plantada en el espectador a través de una excelente prolepsis. Así, desde el inicio, descubrimos que el relato del uruguayo va a destacar por su economía narrativa y la escasez de diálogo, aunque no por ello su guion deba considerarse simple, puesto que la narración, puramente visual, cargada de estilo y técnicas como la que abren el film, deja paso a toda clase de sorpresas, algo intrincadas, pero correctamente tejidas y rematadas.

Si la maravillosa It Follows (2014) obligaba al espectador a observar con detenimiento el espacio visual que encerraba la cámara de David Robert Mitchell, aquí ocurre algo parecido con el sonido. Y es que en los espeluznantes silencios que se producen en No Respires, hay terror del bueno, ese que surge de la tensión narrativa bien administrada y que se focaliza en una figura invencible, sobrecogedora y aterradora. Stephen Lang da vida a un hombre que quedó ciego sirviendo a su país, con un pasado roto en mil pedazos por la pérdida y un presente trastornado por el dolor que dejó la misma. Un hombre que guarda insaciables demonios bajo la cama, tras el espejo y al fondo de su armario. Un hombre tan consciente de la no existencia de Dios como de tu agitada respiración en la más densa oscuridad de cualquier rincón de su casa.
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