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Críticas 155
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
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20 de septiembre de 2022
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Se acuerdan? Una casa con el sistema operativo de la odisea de Kubrick con la voz de Pierce Brosnan atosigaba a la familia Simpson, intentando quitarse al marido de en medio y seducir a Marge a base de baños de burbujas.

La idea de extender esos menos de diez minutos de un capítulo de Halloween a una película de casi dos horas no está tan mal, visto lo bien que vendería un slasher con una casa asesina, que va a acabando con sus inquilinos a través de elaborados ingenios y trampas sangrientas.

El principio es precisamente eso, y tal vez por ello resulte tan frustrante que lo que debería ser un slasher de manual se acaba convirtiendo, a la media hora, en una suerte de alegato anti tecnológico (ahora lo llaman neoludismo) más empeñado en ofrecer algo distinto cuando la premisa exige la fórmula que hace interesante la premisa. Para ello, mucha tralla sobre las inteligencias artificiales y muy poca originalidad y espectacularidad en las muertes. Además, la casa ya no se las va a ingeniar para hacer grandes alardes de imaginación, pues la película introduce elementos que agotan por completo el interés genuino que puede tener una película sobre una casa asesina. Cuando te crees que la casa va a ser la gran psicópata de la película, resulta que puede delegar en otros entes que hunden cualquier posible atracción que te moviese a verla.

Duele porque podría haber sido una película muy divertida, pues tiene actores y actrices que al menos se saben defender, y una factura técnica aceptable. Por otro lado, fastidian y mucho algunas decisiones artísticas con respecto al uso del CGI y al proceder de la trama, pues opta por distanciarse de una fórmula que habría arropado, prácticamente, cualquier idea que se hubiera propuesto. Menos tomarse tan en serio, por supuesto.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Me ha gustado:
-Algunos actrices y un actor.
-La fotografía.

No me ha gustado:
-Que una película sobre una casa asesina se convierta en una película sobre dobles humanos hechos con nanobots.
-Que la casa sea tan poco imaginativa a la hora de hacer lo que tiene que hacer.
-Que recurra a tentáculos CGI que quedan realmente mal cuando el resto de la película tiene muy buen acabado.
2 de julio de 2024
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Avalada por la crítica de una manera un tanto...excesiva. Juicios subjetivos donde los haya, me desposeo de mi pretensión de objetividad al igual que hacemos todos al escribir por aquí. Pero no puedo paliar la decepción, mayúscula, que ha supuesto esta cinta. Si ustedes quieren buscar una crítica, facilona, al mundo del entretenimiento y su manera de sacar provecho de las desgracias propias y ajenas, tal vez les guste. No obstante, esta lectura es casi tan sencilla como un planteamiento que parece prometer algo que nunca llega: ni sus últimos compases climáticos la salvan del hastío al que somete al espectador con su diatriba televisiva.

Me explico: ¿de qué sirve reírte de la tele si no lo haces con un mínimo de gracia? Su protagonista, un siempre solvente Dastmalchian, es un personaje que no suscita gran interés más allá de unos rumores sobre su participación en logias. Su trasfondo nos es presentado desde un principio, anulando toda posibilidad de que el espectador profundice en su sorpresa. Por si fuera poco, la preparación biográfica que nos exponen le quita todo abanico de misterio que podría dinamizar la reorientación de sus motivaciones: quiere audiencia, menuda sorpresa. ¿Es esta la crítica ácida al sistema?

Por otro lado, por muy corta que sea, no posee la energía suficiente como para justificar sus algo torpes primeras escenificaciones del programa, donde el interés se genera y se pierde a intervalos, con diálogos no muy inspirados. Podrá parapetarse bajo la seguridad que le confiere ese espectador poco exigente de hoy en día, que ya ha olvidado "Network", pero lo cierto es que la sombra de la sátira no es cobijo suficiente como para excusar sus más que evidentes problemas estructurales.
2 de febrero de 2020
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Durante el tránsito místico de 'Youth', una curiosa manera de reinterpretar La Montaña Mágica de Man, uno de los personajes comenta que, después de años en el cine, se pasa a la televisión. Esto es motivo de indignación para uno de los protagonistas de la cinta.
Parecían verse ahi los dos polos de Sorrentino sobre su próxima, y ya pactada afiliación a HBO. 'The Young Pope' fue un ejercicio de contemplación estética, donde un joven papa explora el poder que se le concede y la deferencia que se le debe gracias a su nuevo cargo. La serie ahondaba en traumas físicos con los que el espectador medio podrá simpatizar, y algunos espirituales que sentiremos que apuntan directamente a nosotros.
En esa serie donde nuestra distancia es mínima, y somos constantemente atraidos a los pasillos, a los cuadros y a la belleza clásica que habita en el vaticano. En 'The new Pope' encontrarán lo mismo.
La serie se estira y aquí es donde zarandeará a sus seguidores o a los que pretendieron seguirla desde el principio. No parece pretendida para ser Juego de Tronos, pero ha aceptado su condición de serial televisivo. Ha aceptado que tiene algo que contar, pero también que necesita tiempo, tramas y personajes para hacerlo. En consecuencia, Jude Law cede protagonismo. Su viaje hace un paréntesis y toma perspectiva para hablar de cosas algo más mundanas que el existencialismo, la soledad y el poder. Ahora incide en temas que han cuestionado a la Iglesia en las últimas década (homosexualidad, pedofilia, prostitución) temas ya asentados en la anterior temporada, pero ahora tratados con más precisión argumentativa.
Le tengo puesto un 10 a The Young Pope, tal vez de manera exagerada, y por ello le pongo un 7 a esta, pues me parece la nota más justa para una serie que se ve convertida en un escaparate para magníficos actores, una fotografía de infarto y una historia intrigante pero que requiere de una contemplación que se deleite, un recreo de la mirada en lo que ve que no será motivada en el espectador si tiene ganas de ver Resident Evil.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
+La escena de Law siendo lavado, con una toalla sobre sus partes íntimas es de lo más transgresor que he visto últimamente.
+El personaje de John Malkovich parece una versión anciana de Mark Renton en Trainsspotting.
-Sorrentino no arriesga mucho. Se nota que se amolda a los convencionalismos televisivos pero no deja de perder su toque.
-Las tramas secundarias son interesantes pero se resuelven de manera previsible, aunque no dejan de ser satisfactorias.
4 de abril de 2023
9 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
El mito de Sísifo empujando la gigantesca roca para poco más que reiniciar su calvario encuentra aquí una expresión absoluta de la voluntad humana: tener algo por lo que vivir, por lo que morir y por lo que matar. John Wick reencarna la vieja pasión contra lo inesquivable de la muerte para ofrecer un viaje hacia la autorrealización. Viaje u odisea, dejando tras de si un pasaporte plagado de ciudades y cadáveres que dibujan una postal más que atractiva: el Berlín discotequero del Berghain, la riqueza cultural parisina o los neones japoneses de Osaka.

Más allá de que el argumento no es más que un artefacto, sin agarrarse demasiado a la experiencia cotidiana e implicando la suspensión de la credulidad, si que puede decirse que hay algo más que tiros en esta película. La seriedad con la que los elementos que componen la periferia de la acción son tratados le sienta genial, capacitando lo evocador de sus lapidarias frases, el atractivo genuino de su reparto y el interés de un espectador por el siguiente fotograma. Por otro lado, siento que el ritmo está mucho mejor ponderado que en la anterior parte, que si bien funcionaba, aquí no se sacrifica un primer acto por el exceso, sino que es dosificado y extendido a medida que avanza la trama.

Por otro lado, ayuda y mucho que los personajes que uno se encuentra (y los nombres detrás de ellos) no sean arrojados al vacío de lo inocuo y la tibieza para ofrecer el patio de juego que ansiaría todo fanático de la acción. Además, si algo desprende una primera lectura de la cinta es ese canto a la amistad. Sin embargo, una amistad autónoma, desprovista de los vicios que acarrean el interés personal a la hora de dirigirnos en nuestras relaciones con los demás, para abrazar cierto umbral humanista donde cabe la admiración mutua y el afecto (algo que parece imposible en la maraña de traiciones que envuelven el devenir de sus personajes).
11 de marzo de 2023
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hacer una crítica de un monólogo es tarea infrecuente, al menos en mi caso. Las formas del producto exigen una variación en las formas de su comentario, de modo que quedan a un lado las referencias al aspecto técnico (nada de hablar de los sinuosos planos y movimientos de cámara), nada de hablar de interpretaciones, música y demás elementos que no se desprenden de lo que es un monólogo.

Lo que queda, por tanto, es el contenido material del monólogo. Además, está claro que a quien le guste Chris Rock no solo le gusta lo que dice Chris Rock sino cómo lo dice. Hiperboliza constantemente las premisas de sus bromas para que el espectador retenga cierta información, sin hacer de ella el núcleo del chiste. En este sentido, no es un cómico de la ola 'deadpan' que tan bien suele funcionar hoy en día y que gusta precisamente porque neutraliza la exageración emocional de sus relatos. Sin embargo, Rock es un cómico cálido y enérgico, lo cual tiene un efecto congregador, a mi juicio, más genuino y natural que el de muchos pretendidos 'cómicos salvajes'.

Aquí nos habla de muchas cosas, algunas ya tanteadas en otros monólogos, otras muy esperadas por el morbo de ciertos acontecimientos. En su momento ya bromeó con Nelson Mandela, que había soportado lo insoportable en su encarcelamiento durante años, para no poder aguantar la duración de su matrimonio. Ahora le toca a Meghan Markle, que clamó contra el racismo de la casa real en el programa de Oprah, cuando Rock opina que asociar el racismo con los creadores del colonialismo es de todo menos sorprendente.

Uno de los puntos clave del monólogo es su crítica al victimismo, uno de los cuatro rasgos que Rock enumera como 'formas de llamar la atención'. Puede decirse que hay algo de reiterativo en esta dialéctica contra el autocompadecimiento, si bien es cierto que las bromas funcionan incluso cuando Rock se asegura de no pisar inadecuadamente terrenos pantanosos (en más de una ocasión dice respetar todo lo que acaba por trivializar). Llega un momento en el que tampoco está muy claro si el cuidado que pone a la hora de bromear sobre determinadas cosas es una sátira sobre las precauciones impuestas por la cultura de la cancelación.

Y por último está por ahí lo de Will Smith, que brilla más por la ferocidad con la que Rock asedia el tema que por su brillantez o por su extensión. Formalmente, Rock es un buen cómico, apto para un público menos 'selectivo' que el que acude a Chapelle, Steven Wright o Norm Macdonald, más accesible, pero no por ello menos venal.
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