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Críticas 66
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
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6 de marzo de 2024 2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un metraje con un elenco espectacular de secundarios, en la que están a la misma altura que la protagonista, pues sin ellos, no se podria alcanzar la categoría de este buen trabajo. Con una doble narrativa, tan habitual en lo que se conoce como cine Neorural, ante guión de vida de personas con apego ansioso, que les lleva a comportarse, en una mezcla de ilusión y frustración constante. Hay un constante anhelo por ser querido a todas horas y de manera intensa, como si el amor recibido nunca fuera suficiente, y eso sucede porque en la infancia, el amor y la aceptación no fue incondicional.

Largometraje sobre una mujer rodeada de distintas versiones de machismos, Nat (Laia Costa), que alquila una casa destartalada rural de un pueblo en el que no conoce a nadie. En la que aguanta a un desagradable y abusador "Casero" (Luis Bermejo); la pretenciosa amistad de su manipulador y arrogante vecino "Peter" (Hugo Silva); la relación con el "Alemán" un insensible solitario sin pudor (Hovik Keuchkerian); la familia de vecinos modernos domingueros, lo que agita todo esto el día a día de esta joven traductora, en este pequeño poblacho, en la que en cada paso nos va mostrando, el inconformismo de su sensibilidad, ante su aparente envoltura introvertida.

Adaptación de la novela homonima de Sara Mesa, ante el llamado cine ‘neorrural’, en esta tendencia española de los últimos años. Pero aunque en esta historia se asoma a sus dinámicas constreñidas y silenciosamente, violentas de una forma clásica, no le interesa plantear un discurso más amplio sobre los problemas actuales del medio rural en España. El municipio de la película, es un pueblo ficticio que podría ser cualquiera, sin una situación geográfica concreta, pues aquí lo que se destaca, no es la convivencia que les rodea, si no el alma, el misterio, la idiosincrasia personales de sus personajes, como islotes unidos y alejados por la mar.

Este espacio inhóspito es más bien el escenario ideal para plantear un acercamiento directo a la vida de una mujer que se tiene que enfrentar a las contradicciones de sus deseos y decisiones en esta micro sociedad. Aunque Coixet no acierta ni escarba del todo en este estudio de personaje femenino, aparentemente incómodo pero finalmente más caricaturizado de lo que podría parecer en sus estudiadas formas.

El problema de la película es que su directora, es que cree que hace una síntesis expositiva en imágenes de lo que plantea la novela, pero que acaba banalizando su esencia, que se atreve a ser compleja y gris con su protagonista, sin intentar plantear demasiadas satisfacciones al espectador. El filme escoge demasiadas soluciones fáciles de guión como para pasarlas por alto, especialmente en la construcción de los personajes masculinos, lo que convierte una mejor opción el libro que la película.


Pues la pantalla caricaturiza situaciones arquetípicas que puedan encajar mejor en determinados esquemas. Coixet no se atreve a exponer los grises y las ambivalencias reales de la historia de Nat, y se conforma con reducirlo en acciones contundentes y ejemplarizantes para el 2023. Una historia esquiva, críptica, irracional, porque los comportamientos lo son, o porque de manera general, carecemos de formación para comprender patrones cognitivos y conductuales ampliamente descritos por la psicología, y que se pueden localizar casi paso por paso en esta obra.
26 de noviembre de 2024 1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cinco años despues del extraordinario filme de Teddy Phillips, nos reencontramos con el mismo Joaquim Phoenix, dispuesto a convertir ‘Joker: Folie à Deux’ en otro agitado panorama de actoral, esta vez llevado a una mezcolanza musical, el cual termina resultando un diálogo en que en la historia, se canta cuando no se sabe que decir. Bien pudiera decepcionar a los que buscan una continuidad del mito del Joker, nos ofreciera ir más allá del personaje de la primera parte.

El formato del musical no es algo que nos entusiasme demasiado en la gran pantalla de nuestro país, por no indicar que la garganta de Joaquin Phoenix, no es algo que le dé para grabar un disco. Se convierte en un claro ejemplo de cómo los musicales, tradicionalmente son enfoques hacia mundos de fantasía, que intentan alejarnos de la cruda realidad.
Sin embargo, en este caso, el uso del musical se siente más como un recurso narrativo flojo que no logra cumplir con su proposito, en vez proporcionarnos un aspecto emocional, la película nos arrastra más profundamente en la oscuridad psicológica de sus personajes, sin ofrecer una salida en ese espacio depresivo de la prisión.

No obstante sigue destacando la profesionalidad de Phoenix, ante la profunda sensibilidad que hace surgir de su personaje, por lo que nos lleva a través de una historia de amor y frustración de una marginalidad, ante como la primera película, la han intentaron llevar a un intercambio radical de perspectiva y papeles sociales, en la que los malos son buenos y viceversa.

Estas interpretaciones parecen ser más un intento de capturar la excentricidad que de ofrecer una verdadera reflexión sobre el personaje, lo que es un desperdicio del talento que se le reconoce a Phoenix. El largometraje está lleno de situaciones sin explicación o resolución, como la relación de Fleck con el grupo de policías de Arkham (liderados por un Brendan Gleeson desperdiciado) o la explosión en la corte, o el mismo final la cual parece sacada de la chistera de un mago.

Los 16 números musicales son un añadido que no aporta gran cosa a una trama que se podía haber contado perfectamente sin las canciones (que además son en todos los casos versiones tremendamente inferiores a los originales). Sí, de acuerdo, nos brinda secuencias que no tendrían sentido con una puesta en escena realista, pero eso es solo un ingrediente extra. Los números musicales a veces son metáforas del acercamiento entre Joker y Harley, en otras ocasiones son fugas absolutas de la realidad que solo están en la cabeza de uno de ellos. Hay algún tema de los Bee gees, el mítico 'Close to You' de los Carpenters, 'Ne Me Quitte pas' de Jacques Brel o 'For Once in My Life' de Stevie Wonder, pero la mayoría son canciones de musicales o standards de la primera mitad del siglo pasado. Es decir, con el tracklist en la mano, la sensación de que esta película es un troleo de Phoenix y Phillips.
23 de julio de 2024 1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con un presupuesto de 50 millones, el cual recuperó en un tiempo récord ante el interes que a obtenido, este Road Movie revisionista, envuelto en un juego los valores éticos y sociales en una guerra civil de EE. UU., en un tiempo actual. Es un examen introspectivo de la naturaleza humana, la sociedad y el poder destructivo.
Reconozco que su tráiler me genero interés y me generó una perspectiva de espera como blockbuster,. Aunque una vez vista me ha resultado un tanto decepcionante, ante un resultado de valoración de sin pena ni gloria.

Técnicamente en una extraña combinación rítmica crossover, resultando con tanta parsimonia y aburrida, como trepidante y estrepitosa; con una fotografía que está bien ante ofrecernos su recorrido de paisajes, de condados y estados; con conversaciones íntimas MacGuffin que no llevan a ningún sitio, y ni aportan a la historia; y con un sound track que no me termina de envolver.

Con una narrativa a la que le falta trasfondo ante la magnitud de una guerra civil, y que está llevada de la mano de un grupo de reporteros, que hace difuminar en retazos el enfrentamiento bélico, su dirección ante el tono dramático y profundo no se mantiene igual durante todo el largometraje y, en ocasiones, se desdibuja inclinándose hacia el lado de un humor negro que no beneficia al resultado global. Aun así, el conjunto impacta y suscita reflexiones, amén de presentar una factura de solvente producción.

En la interpretación es destacable la interpretación de Cailee Spaeny (Jessie), que mantiene un eficaz duelo interpretativo con la veterana Kirsten Dunst (Lee Smith), una conjunción imperfecta pero interesante.
10 de mayo de 2024 1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una perspectiva particular y novedosa en la banalidad del holocausto nazi, encuadrado en la vida cotidiana y familiar del comandante jefe del campo de Auschwitz Rudolf Höss ahorcado por genocida (Christian Friedel), y su esposa Hedwig (Sandra Huller) en la barbarie humana y la normalización social entremezclada en su historia, buscando el contraste.

Su puesta en escena nos sitúa ante el horror del exterminio humano sin un drama, si no con grandes directivos uniformados y cartera que gestionan como si una multinacional se tratase, ambicionando conseguir la meta de sus cifras de su plan estratégico empresarial, que les ofrece vivir muy cómodamente. Un filme complejo que muestra múltiples caminos y tropos. Es inquietante para el espectador, pues propone una extraña y horrorosa calma que refuerza con un inesperado final en el que el espacio ha sido resignificado desde una nueva pulcritud indiferente.

La narración nunca llega a explotar porque los espacios en los que nos sitúa, son los del poder y la tranquilidad. Nunca nos hace cruzar el otro lado, solo vemos el resplandor y el hollín que se volatiza de las chimeneas crematorias, cómo las lujosas prendas expropiadas a las prisioneras judías, como son sometidos y siendo relatado sonoramente con incesantes y cruentos gritos que contaminan sonoramente la paz de esta familia perfecta aburguesada al régimen de pícnics familiares, y casa con piscina.

Empieza muy lenta, sin diálogos dejando la literalidad para encontrar la esencialidad y el simbolismo con el sonido y la imagen. Por lo que la película más que contarnos sea como contarlo, y en la que comercialmente no termine gustando por resultar un trabajo de cine autor.
24 de abril de 2025 Sé el primero en valorar esta crítica
Se han embolsado solo en Estados Unidos 19,1 millones de dólares, a los que se suman 25,4 en 66 territorios internacionales. Nada mal para una película relativamente extravagante y que ha destronado a películas como el último Capitán América de Marvel (también con buena recaudación, pero con una trayectoria que ha debido encender alguna que otra luz roja en Disney). Sin embargo, su coste de 118 millones, a los que sumar unos 80 en marketing y distribución, dejan lejos los aproximadamente 300 millones que debería recaudar para que Warner no la considere un fracaso.

Basado en la novela casi homónima de Edward Ashton Mickey 7. Es una comedia negra sobre clonación. En su pretensión es una bufonada satírica sobre el capitalismo y la explotación laboral, disfrazada de ciencia ficción futurista, una obra intrigante que mezcla la sátira social con el absurdo de la clonación en un universo distópico. 

Su narrativa refleja un sentimiento colectivo que una pronta transición hacia una nueva era, donde el futuro se vislumbra más cruel e indudablemente, más ingenioso en sus formas de tortura y control. Con énfasis hacia un avance tecnológico deshumanizante, que se centra en el verdadero sueño capitalista, tan hábilmente disfrazado en la publicidad, : forjar una masa trabajadora desechable, tratada como un recurso más dentro de la maquinaria de producción.
Más expositiva que crítica, que, a pesar de la singularidad de su premisa, termina sintiéndose sorprendentemente poco original. En especial, desde la aparición de Mickey 18, la historia se transforma en una suerte de El club de la lucha en clave de ciencia ficción, con dos protagonistas esencialmente antagónicos que, en el fondo, solo buscan trastocar el sistema. Incluso comparten un desenlace visual similar: una explosión enmarcada en la pareja protagonista, presentada como símbolo de una nueva sociedad naciente.

Así Asimismo, en lugar de desarrollar una visión personal sobre las temáticas que aborda, la dirección y el guion apenas las enuncian, pasando de largo sin profundizar en ellas. Temas como el espacio convertido en un nuevo mar sin fronteras y, por ende, sin leyes claras; la recurrente aparición de Elon Musk, cuya figura se vuelve cada vez más omnipresente en el cine contemporáneo; o la reducción de las mujeres a meros vientres en lugar de individuos con agencia, quedan apenas esbozados, sin un desarrollo contundente. El resultado es un vacío poco común en la filmografía de Bong Joon-ho, que deja la sensación de que la profundidad e impacto de la película dependen más de la interpretación del espectador que de una reflexión verdaderamente elaborada por su director.
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