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6,9
108
7
17 de enero de 2013
17 de enero de 2013
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una azafata de El-Al, compañera de trabajo de su cuñado y dos veces viuda a consecuencia de la guerras, comparte su departamento con una hermana algo mayor que ella y en situación de potencial divorcio, quien además lidia a duras penas con una hija adolescente.
Una mucama china hace la limpieza mientras su hijo de seis años juega. Por razones desconocidas pide ausentarse por una hora. Deja al chico. No vuelve. Empieza el drama. Todos se involucran, el grupo familiar, amigos, amigas, autoridades, etc. El niño - indocumentado - solo habla chino y resulta difícil de contener ante semejante situación.
A través de un ex amigo común las hermanas revuelven cielo y tierra para encontrar a la desaparecida. Se enteran que fué deportada. Hay pasiones cruzadas. Y reproches múltiples. Pero también afectos. Fuertes afectos. Pasados y presentes.
La azafata, que poco a poco se encariña con un niño que va resultando encantador, procura retornarlo a su madre. Todos colaboran. Esa es la historia. A primera vista, un drama con pasajes de comedia que podría acontecer en cualquier lugar del mundo.
Pero es en Israel. En Jerusalem. La tierra del Templo de Salomón. Del jucio salomónico. Y ese es el tema: la ética inmanente heredada de aquella simbólica leyenda, que llevará al sorprendente desenlace de la película.
Muy buena. La recomiendo.
Una mucama china hace la limpieza mientras su hijo de seis años juega. Por razones desconocidas pide ausentarse por una hora. Deja al chico. No vuelve. Empieza el drama. Todos se involucran, el grupo familiar, amigos, amigas, autoridades, etc. El niño - indocumentado - solo habla chino y resulta difícil de contener ante semejante situación.
A través de un ex amigo común las hermanas revuelven cielo y tierra para encontrar a la desaparecida. Se enteran que fué deportada. Hay pasiones cruzadas. Y reproches múltiples. Pero también afectos. Fuertes afectos. Pasados y presentes.
La azafata, que poco a poco se encariña con un niño que va resultando encantador, procura retornarlo a su madre. Todos colaboran. Esa es la historia. A primera vista, un drama con pasajes de comedia que podría acontecer en cualquier lugar del mundo.
Pero es en Israel. En Jerusalem. La tierra del Templo de Salomón. Del jucio salomónico. Y ese es el tema: la ética inmanente heredada de aquella simbólica leyenda, que llevará al sorprendente desenlace de la película.
Muy buena. La recomiendo.
12 de enero de 2013
12 de enero de 2013
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con tanto apego como desapego a la novela de Víctor Hugo, Bille August (director de "Pelle el Conquistador, entre otras) ha hecho una buena película, formalmente clásica y solvente en actuaciones, recreación de escenarios, reconstrucción de época, vestuario, etc. Es entretenida y tiene una correcta cuota de suspenso, lo que la hace llevadera a lo largo de los casi 130 minutos de duración.
Critico, eso sí, que esté hablada en inglés, ya que la versión cinematográfica de una novela de tamaña importancia en la historia de la literatura, debería respetar el idioma original, en este caso el francés. Es todo lo que tengo para decir de ella. La recomiendo.
Critico, eso sí, que esté hablada en inglés, ya que la versión cinematográfica de una novela de tamaña importancia en la historia de la literatura, debería respetar el idioma original, en este caso el francés. Es todo lo que tengo para decir de ella. La recomiendo.
6
28 de agosto de 2023
28 de agosto de 2023
Sé el primero en valorar esta crítica
Primera advertencia: usar grandes actores para hacer un biopic de un artista de cualquier género, es legítimo. Ahora bien ¿es legítimo usar a grandes artistas para servir de soporte al drama o tragedia de un personaje de ficción, "que interpreta la obra del compositor"? Diversos abordajes permite este ambivalente film; elijo el que me resulta más interesante.
A mi entender, esta es la historia de una obsesión por un fin imposible de alcanzar -la versión "perfecta" de una sinfonía-, inscripta dentro de la obsesión de la intérprete por conseguir neuróticamente "los medios para sus fines". Y con ello, haciendo surgir una inevitable contradicción ética entre "fines y medios"; lo cual no puede menos que desembocar en una sucesión de conflictos de relación y subjetivos.
Tar-Blanchet encarna de forma muy audaz a un "ficticio miembro" de una liga de legendarios herederos singulares (los directores de orquesta) que, muertos la mayoría de los compositores, devienen en divos en sí mismos. Y en algunos casos en mitos: desde Toscanini a Karajan, por ser breve. Y para cumplir con su cometido, usa de todos los recursos que dispone: enseñanzas recogidas de otros -Bernstein en particular-, elaboraciones propias y discusiones con colegas. A lo que le suma una arrogante personalidad manipuladora que, en mundo como el actual, bien diferente al de un siglo atrás, le trae como consecuencia aquello que prononosticó Adorno: el choque demoledor con un presente donde "el todo de administración del individualismo burgués" (o sea: abogados para lo que se te ocurra) impide "la tiranía wagneriana, mahleriana y de tantos más geniales conductores romanticos autoritarios, cada vez más rechazados por las nuevas generaciones de músicos.
Un mundo en el que su legítima obsesión artística de perfectibilidad, ya no es acatada sin ley ni cuestionamientos, obligándola a "padecer la burocracia" y actuar inescrupulosamente. Y para colmo, al frente de la Berliner Philarmoniker (de ficción), con su complejísima historia artística y polìtica.
De ahí que su condición lésbica podría ser irrelevante, meramente comercial y ridículamente innecesaria. Pero como el film "no es un legítimo biopic sobre un músico"... termina siendo un ilegítimo dramón bizarro... donde lo que menos hay es... música. Y donde el guión obvia que "el pahos" de Tar, y su concepción anacrónica de la obra (en sentido administrativo, no estético), no está en "su versión" de la quinta sinfonía de Mahler... sino en que en realidad, esta obra comienza con un grito de dolor por la muerte de sus hijos... que "la lesbiana directora" tampoco tiene... Ni podría tener sin eso a lo que el necio feminismo revanchista odia: espermatozoides. O el amor y la pasión por y con un hombre como ésos a los Tar ama "artísticamente"... y quiere emular.
O sea: llevando a que su condición sexual ya no sea irrelevante, ni meramente comercial, ni innecesaria... sino el conflicto de identidad "entre cuerpo, alma y profesión" que la domina, hace genial y trastorna; pagando el precio "cinematográfico" de centrar la historia en alguien inexistente, en desmedro de los músicos de verdad.
Algo así como contar la historia de quien -irreal- sueña con ser entrenador de Messi, usando al jugador "sin permiso".
En síntesis: mientras quizás a muchos esto les resulte satisfactorio; personalmente me parece un absurdo estético, solventemente contruido.
Segunda advertencia: si tras elaboración, crees que se encuentra un misógino... Jejé: todo lo contrario.
A mi entender, esta es la historia de una obsesión por un fin imposible de alcanzar -la versión "perfecta" de una sinfonía-, inscripta dentro de la obsesión de la intérprete por conseguir neuróticamente "los medios para sus fines". Y con ello, haciendo surgir una inevitable contradicción ética entre "fines y medios"; lo cual no puede menos que desembocar en una sucesión de conflictos de relación y subjetivos.
Tar-Blanchet encarna de forma muy audaz a un "ficticio miembro" de una liga de legendarios herederos singulares (los directores de orquesta) que, muertos la mayoría de los compositores, devienen en divos en sí mismos. Y en algunos casos en mitos: desde Toscanini a Karajan, por ser breve. Y para cumplir con su cometido, usa de todos los recursos que dispone: enseñanzas recogidas de otros -Bernstein en particular-, elaboraciones propias y discusiones con colegas. A lo que le suma una arrogante personalidad manipuladora que, en mundo como el actual, bien diferente al de un siglo atrás, le trae como consecuencia aquello que prononosticó Adorno: el choque demoledor con un presente donde "el todo de administración del individualismo burgués" (o sea: abogados para lo que se te ocurra) impide "la tiranía wagneriana, mahleriana y de tantos más geniales conductores romanticos autoritarios, cada vez más rechazados por las nuevas generaciones de músicos.
Un mundo en el que su legítima obsesión artística de perfectibilidad, ya no es acatada sin ley ni cuestionamientos, obligándola a "padecer la burocracia" y actuar inescrupulosamente. Y para colmo, al frente de la Berliner Philarmoniker (de ficción), con su complejísima historia artística y polìtica.
De ahí que su condición lésbica podría ser irrelevante, meramente comercial y ridículamente innecesaria. Pero como el film "no es un legítimo biopic sobre un músico"... termina siendo un ilegítimo dramón bizarro... donde lo que menos hay es... música. Y donde el guión obvia que "el pahos" de Tar, y su concepción anacrónica de la obra (en sentido administrativo, no estético), no está en "su versión" de la quinta sinfonía de Mahler... sino en que en realidad, esta obra comienza con un grito de dolor por la muerte de sus hijos... que "la lesbiana directora" tampoco tiene... Ni podría tener sin eso a lo que el necio feminismo revanchista odia: espermatozoides. O el amor y la pasión por y con un hombre como ésos a los Tar ama "artísticamente"... y quiere emular.
O sea: llevando a que su condición sexual ya no sea irrelevante, ni meramente comercial, ni innecesaria... sino el conflicto de identidad "entre cuerpo, alma y profesión" que la domina, hace genial y trastorna; pagando el precio "cinematográfico" de centrar la historia en alguien inexistente, en desmedro de los músicos de verdad.
Algo así como contar la historia de quien -irreal- sueña con ser entrenador de Messi, usando al jugador "sin permiso".
En síntesis: mientras quizás a muchos esto les resulte satisfactorio; personalmente me parece un absurdo estético, solventemente contruido.
Segunda advertencia: si tras elaboración, crees que se encuentra un misógino... Jejé: todo lo contrario.
Documental

--
7
19 de enero de 2023
19 de enero de 2023
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Interesante documental dedicado a la obra artística vanguardista de Narcisa Hirsch (1928), a quien tengo el gusto de conocer personalmente y de haberme alojado en su chacra de Bariloche, junto a mi esposa Déborah Kalmar, quien guarda una relación de parentezco con su familia.
Su estética es propia de quien proviene de la alta burguesía argentina de inmigrantes centro europeos, habiendo sido su esposo empresario Paul Hirsch presidente de la Fundación Antorchas y mecenas del Cámping Musical de Bariloche, del cual emerge la famosa Camerata Bariloche, originariamente dirigida por Alberto Lysy.
A diferencia del documental "Reflejo Narcisa", dirigido por Silvina Szperling (Vikinga, etc.), en este la muy esporádica presencia de la directora es meramente tangencial. No así la de Marie Louise Alemann, también cineasta de vanguardia, entrañable amiga de Narcisa y madre de Katja Alemann, ex esposa de Omar Chabán, dueño de la sala "Cromagnon" de Bs. As. donde el 30122004 se produjo un fatal incendio con 194 muertos; hecho que lo llevó a prisión hasta su muerte.
Es difícil establecer relación directa de influencia entre la obra de Narcisa -casi en su totalidad cortometrajes- y el cine de los años posteriores; pero indudablemente ha de haberlo habido, ya que en 2022 fue premiada con el Konex de Platino en Artes y Tecnología.
Recomendable documental para conocer a una artista argentina, que empieza a contar con reconocimiento a muy avanzada edad.
Su estética es propia de quien proviene de la alta burguesía argentina de inmigrantes centro europeos, habiendo sido su esposo empresario Paul Hirsch presidente de la Fundación Antorchas y mecenas del Cámping Musical de Bariloche, del cual emerge la famosa Camerata Bariloche, originariamente dirigida por Alberto Lysy.
A diferencia del documental "Reflejo Narcisa", dirigido por Silvina Szperling (Vikinga, etc.), en este la muy esporádica presencia de la directora es meramente tangencial. No así la de Marie Louise Alemann, también cineasta de vanguardia, entrañable amiga de Narcisa y madre de Katja Alemann, ex esposa de Omar Chabán, dueño de la sala "Cromagnon" de Bs. As. donde el 30122004 se produjo un fatal incendio con 194 muertos; hecho que lo llevó a prisión hasta su muerte.
Es difícil establecer relación directa de influencia entre la obra de Narcisa -casi en su totalidad cortometrajes- y el cine de los años posteriores; pero indudablemente ha de haberlo habido, ya que en 2022 fue premiada con el Konex de Platino en Artes y Tecnología.
Recomendable documental para conocer a una artista argentina, que empieza a contar con reconocimiento a muy avanzada edad.
6
28 de octubre de 2022
28 de octubre de 2022
Sé el primero en valorar esta crítica
No existe una forma exclusiva ni excluyente de hacer un film documental. Lo que sí existe en la tradición ético/artística cinematográfica y literaria, es que tratándose de un biopic sobre una figura relevante a nivel mundial, ya legendaria por su creación y su legado, sea quien fuere el realizador debe procurar ante todo mantener un sobrio protagonismo, que de ninguna manera intente auto destacarse, equiparar o inclusive querer superar con su innecesaria presencia en cámara, a la figura evocada en su biopic; como tampoco a aquellos a quienes convoca para enriquecer la información de su producto. O usar la cámara y micrófono para criticar a la homenajeada "sin derecho a réplica" dentro de su legendario Estudio...
Lamentablemente, no es eso lo que se aprecia en “Vikinga”, documental de Silvina Szperling sobre Patricia Stokoe (1919-1996), creadora de la disciplina artística-pedagógica Expresión Corporal; paradójicamente un film realizado con subsidio público y estrenado en sala de administración cultural estatal, sobre quien fuera la única mujer de la historia argentina creadora "per sé" de tamaña obra, estudiada y practicada a todo nivel y con personas de toda edad… quien NUNCA recibió de parte de las autoridades nacionales de su país natal (Argentina) un reconocimiento oficial por su labor. Y ello sin considerar haber sido siempre excluida de los ámbitos docentes públicos por sus revolucionarias ideas.
Tiene sí “Vikinga” bellos pasajes y guarda ambiguo respeto por la figura de Patricia Stokoe; pero en medio de ello adolece de una excesiva, cuasi permanente y pretenciosamente “coprotagónica y/o narcisista” presencia de Szperling, en desmedro de mayor e imprescindible data al espectador. Y en particular de las nuevas generaciones que no conocieron personalmente a “Pat”.
¿Merece verse? ¡Por qué no! Quien logre soslayar la insubstancial y continua participación de la realizadora -o de un insólito final-, ha de encontrarse con otras y otros que, a diferencia de lo precitado, bien merecido tienen su lugar en la historia de la Expresión Corporal. Y en particular con su hija y discípula Déborah Kalmar, digna y esforzada continuadora del legado de su madre. Más detalles en spoiler...
Nota: en los albores de su creación, Patricia Stokoe estuvo secundada por dos destacados músicos argentinos: Eduardo Segal y Carlos Gianni, este último presente en el documental.
Lamentablemente, no es eso lo que se aprecia en “Vikinga”, documental de Silvina Szperling sobre Patricia Stokoe (1919-1996), creadora de la disciplina artística-pedagógica Expresión Corporal; paradójicamente un film realizado con subsidio público y estrenado en sala de administración cultural estatal, sobre quien fuera la única mujer de la historia argentina creadora "per sé" de tamaña obra, estudiada y practicada a todo nivel y con personas de toda edad… quien NUNCA recibió de parte de las autoridades nacionales de su país natal (Argentina) un reconocimiento oficial por su labor. Y ello sin considerar haber sido siempre excluida de los ámbitos docentes públicos por sus revolucionarias ideas.
Tiene sí “Vikinga” bellos pasajes y guarda ambiguo respeto por la figura de Patricia Stokoe; pero en medio de ello adolece de una excesiva, cuasi permanente y pretenciosamente “coprotagónica y/o narcisista” presencia de Szperling, en desmedro de mayor e imprescindible data al espectador. Y en particular de las nuevas generaciones que no conocieron personalmente a “Pat”.
¿Merece verse? ¡Por qué no! Quien logre soslayar la insubstancial y continua participación de la realizadora -o de un insólito final-, ha de encontrarse con otras y otros que, a diferencia de lo precitado, bien merecido tienen su lugar en la historia de la Expresión Corporal. Y en particular con su hija y discípula Déborah Kalmar, digna y esforzada continuadora del legado de su madre. Más detalles en spoiler...
Nota: en los albores de su creación, Patricia Stokoe estuvo secundada por dos destacados músicos argentinos: Eduardo Segal y Carlos Gianni, este último presente en el documental.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
1) La directora introduce en medio del documental una coreografía de flamenco interpretada por la gran bailarina Marcela Suez, bello pasaje que nada tiene que ver con el tema del film... a menos que la intención haya sido mostrar un acabado ejemplo del sentido que dió lugar a la E.C.: estimular a las personas a expresar su propia danza.
2) El final de la película -una especie de documental con escasísimas apariciones de Stokoe, cosa que en el Centro Artístico que lleva su nombre tenemos atesorados en 10 DVD's-, nuevamente Szperling incurre en un total despropósito, mostrando sobre una costado de la pantalla su notebook con un reportaje a "Pat", cuyo audio va diluyéndose, mientras la directora se recuesta a dormitar en un sillón al fondo que por relación de tamaño ocupa el primer plano. Y esto, además de grosero y auto referencial, es por sobre todas las cosas un absurdo conceptual. Por un lado acalla a quien creó para su labor "consignas orales" que guían a los alumnos. Y por otro lado, desconoce que son precisamente ésas consignas, a través de las cuales el practicante va accediendo a eso que tan bien expresó Hegel en su "Estética": la conciencia del límite, supera el límite. Porque es precisamente esto lo revolucionario y desmitificador de la Expresión Corporal... que parece Szperling no haber entendido nunca. Quizás, porque para entonces estaba durmiendo...
2) El final de la película -una especie de documental con escasísimas apariciones de Stokoe, cosa que en el Centro Artístico que lleva su nombre tenemos atesorados en 10 DVD's-, nuevamente Szperling incurre en un total despropósito, mostrando sobre una costado de la pantalla su notebook con un reportaje a "Pat", cuyo audio va diluyéndose, mientras la directora se recuesta a dormitar en un sillón al fondo que por relación de tamaño ocupa el primer plano. Y esto, además de grosero y auto referencial, es por sobre todas las cosas un absurdo conceptual. Por un lado acalla a quien creó para su labor "consignas orales" que guían a los alumnos. Y por otro lado, desconoce que son precisamente ésas consignas, a través de las cuales el practicante va accediendo a eso que tan bien expresó Hegel en su "Estética": la conciencia del límite, supera el límite. Porque es precisamente esto lo revolucionario y desmitificador de la Expresión Corporal... que parece Szperling no haber entendido nunca. Quizás, porque para entonces estaba durmiendo...
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