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Críticas ordenadas por utilidad
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5
21 de junio de 2016
21 de junio de 2016
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Atento a las buenas y muy buenas notas que muchos han dado a este film, me pregunto si no la habré visto de espaldas. Y no porque no sea una certera recreación de los hechos verídicos que relata, sino porque adolece de un nivel de lenguaje pobre y sin indagación de los motivos que llevaron al hecho. Los diálogos -cuando no sensibleros-, son insubstanciales, limitándose la mayor parte del tiempo a apreciaciones sobre el enfrentamiento que se está llevando a cabo. En síntesis, un guión desperdiciado que pone el acento en la acción, dándole un perfil chauvinista cuando lo más interesante hubiera sido dedicarle espacio al conflicto, políticamente hablando.
Desde luego que en los aspectos audiovisuales, nadie habrá de enseñarle a Hollywood cómo hacer una película de guerra, Acción y efectos especiales están muy bien logrados. Y de las actuaciones hay poco que destacar, porque para lo que tienen que hacer, no hay mayores exigencias actorales.
Sí me resultó reiterativo y previsible el sesgo absolutamente parcial del enfoque: "nosotros somos los buenos y ellos son los malos", un anacrónico infantilismo pensado para satisfacer el nacionalismo burdo de la media norteamericana.
Conclusión: una película mediocre, pasatista, cuyo mayor mérito ya lo he expresado con el título de esta crítica.
Desde luego que en los aspectos audiovisuales, nadie habrá de enseñarle a Hollywood cómo hacer una película de guerra, Acción y efectos especiales están muy bien logrados. Y de las actuaciones hay poco que destacar, porque para lo que tienen que hacer, no hay mayores exigencias actorales.
Sí me resultó reiterativo y previsible el sesgo absolutamente parcial del enfoque: "nosotros somos los buenos y ellos son los malos", un anacrónico infantilismo pensado para satisfacer el nacionalismo burdo de la media norteamericana.
Conclusión: una película mediocre, pasatista, cuyo mayor mérito ya lo he expresado con el título de esta crítica.
6
2 de enero de 2016
2 de enero de 2016
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
En principio me gustaría decir que no comparto el enfoque de algunas de las críticas más votadas que pretenden se califique esta segunda versión - que no es temporada - de "True Detective" sin compararla con la primera. Y ello porque -además de la libertad de expresión- es el mismo Estudio el que nos la ofrece, con su mismo nombre, dando implícita y explícitamente a entender que se trata de una continuación de aquella - inmejorable -, mientras que en verdad es otra historia, con otros personajes, otra localización, etc. etc. Además, si se presta atención a la cortina de cada episodio, se verá que en las imágenes aparece de fondo Matthew McConaughey, productor de esta nueva emisión.
Es decir, de entrada nomás hay algún reparo ético en la presentación de la propuesta, lo que nos habilita a una comparación en la que esta segunda serie queda tan en desventaja respecto de la anterior como lo quedaban hace décadas atrás los clubes de fútbol que, aprovechándose del apellido "Maradona" llevaban a sus equipos a sus hermanos, buenos jugadores pero notablemente inferiores al genio.
Dicho esto casi como "declaración de principios", quisiera aclarar que no me ha disgustado esta segunda emisión de "True Detective", pero considero que el tema político que le sirve de eje conductor es, a la vez que socialmente más universal, desde un punto de vista antropológico social de menor cuantía que el tema de la primera emisión, el cual tenía una gran potencia simbólica "a escala humana", individual y colectiva. Y como tampoco esta emisión opera en el universo de los mitos sino en el de los conflictos, se vuelve más convencional y psicológicamente menos misteriosa y atrapante que la anterior.
Obsérvese como ejemplo de lo antedicho, que aquí lo que preservan de ser revelado los personajes principales son meros "secretos" propios y ajenos. Y por ende cuestiones de orden fáctico y no simbólico.
¿Es igualmente recomendable? Si al espectador le resultan tolerables la sordidez y la decadencia personal de los involucrados en la historia y el contexto en el que se desenvuelve, lo es.
Aunque el producto sea inocultablemente de menor calidad artística que su predecesor.
Es decir, de entrada nomás hay algún reparo ético en la presentación de la propuesta, lo que nos habilita a una comparación en la que esta segunda serie queda tan en desventaja respecto de la anterior como lo quedaban hace décadas atrás los clubes de fútbol que, aprovechándose del apellido "Maradona" llevaban a sus equipos a sus hermanos, buenos jugadores pero notablemente inferiores al genio.
Dicho esto casi como "declaración de principios", quisiera aclarar que no me ha disgustado esta segunda emisión de "True Detective", pero considero que el tema político que le sirve de eje conductor es, a la vez que socialmente más universal, desde un punto de vista antropológico social de menor cuantía que el tema de la primera emisión, el cual tenía una gran potencia simbólica "a escala humana", individual y colectiva. Y como tampoco esta emisión opera en el universo de los mitos sino en el de los conflictos, se vuelve más convencional y psicológicamente menos misteriosa y atrapante que la anterior.
Obsérvese como ejemplo de lo antedicho, que aquí lo que preservan de ser revelado los personajes principales son meros "secretos" propios y ajenos. Y por ende cuestiones de orden fáctico y no simbólico.
¿Es igualmente recomendable? Si al espectador le resultan tolerables la sordidez y la decadencia personal de los involucrados en la historia y el contexto en el que se desenvuelve, lo es.
Aunque el producto sea inocultablemente de menor calidad artística que su predecesor.
8
20 de enero de 2014
20 de enero de 2014
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antológica interpretación actoral de Robert Redford ¡a los 77 años! Una clase magistral de teatro.
Caracterizando a un navegante solitario que debe afrontar un sinnúmero de adversidades en el Mar Indico, EL es la película. Literalmente.
El tema no es novedoso ni original, pero su tratamiento sí lo es. A la deriva, sin nadie con quien intercambiar palabra, la acción se centra en su rostro, sus gestos y sus movimientos - por cierto bastante ágiles para su edad -, sosteniendo en ellos una alta tensión a lo largo de todo el film.
Fotografía, cámara, escenografía, efectos especiales, banda sonora, etc.: todo impecable.
Muy recomendable para quienes no necesiten imprescindiblemente del lenguaje oral.
Caracterizando a un navegante solitario que debe afrontar un sinnúmero de adversidades en el Mar Indico, EL es la película. Literalmente.
El tema no es novedoso ni original, pero su tratamiento sí lo es. A la deriva, sin nadie con quien intercambiar palabra, la acción se centra en su rostro, sus gestos y sus movimientos - por cierto bastante ágiles para su edad -, sosteniendo en ellos una alta tensión a lo largo de todo el film.
Fotografía, cámara, escenografía, efectos especiales, banda sonora, etc.: todo impecable.
Muy recomendable para quienes no necesiten imprescindiblemente del lenguaje oral.

6,4
7.885
7
22 de febrero de 2021
22 de febrero de 2021
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más allá, junto o por detrás del proceso de hallazgo, excavación y destino de los restos de un barco funerario del S.VII -hecho verídico ampliamente documentado por su trascendencia histórica-, encontramos en "The Dig" una confrontación de intereses humanos, éticos, materiales y espirituales en el ejercicio de la arqueología, así como de lo estamental y rígida de la estructura social inglesa, cosa que desde tiempos inmemoriales también en el campo de la ciencia se refleja a través de las aristocráticas asociaciones de científicos, clubes, entes, cenáculos, universidades, etc.
Difícil resulta a la propietaria del sitio del hallazgo -por adinerada que fuera- imponer la voluntad de permanencia de su primer convocado, un aparente aficionado sin títulos habilitantes que gana la confianza de su contratante por idoneidad y empatía con el objetivo, frente al avasallamiento de un establishment que pronto se hace presente para adueñarse y volverse beneficiario del caso, aunque con idas y venidas de reconocimiento, ignorancia o desprecio al humilde excavador...
Como con The Dig se trataba de hacer un film argumental y no documental, fue necesario contextualizarlo en una historia. Y para ello, se ha apelado a entrecruzamientos afectivos tales como la alianza espiritual entre Fiennes y Mulligan, el espontáneo amorío entre una joven colaboradora en la excavación, esposa de uno de los arqueólogos del equipo oficial con tendencias homosexuales -algo que por entonces aún solía ocultarse- mas un primo de la propietaria, tan valiente como temerario, a punto de enrolarse como piloto en la RAF.
Quizás ésos emergentes vínculos puedan parecer lo menos relevante de "La excavación": pero no lo son, ya que sirven de contraste entre lo perdurable y lo efímero de la vida... Entre la nave desenterrada y la mortal guerra en ciernes...
Bien tratada resulta la apremiante simultaneidad entre la excavación y el inicio de la 2°G.M.; el contraste entre la preservación histórica de los ingleses, versus la arrolladora fuerza destructiva nazi, simbólica y fácticamente destructora del pasado -además de apropiadora de todo arte al alcance de sus siniestras manos-, e interesada solo en construir un nuevo presente y futuro bajo su opresivo intento de dominio mundial, afortunadamente fallido.
Salvando las distancias, todo el clima del film me ha hecho recordar a "Los Dublineses", la extraordinaria cinta de John Huston sobre la novela de Joyce... en la que "no pasa nada, mientras ocurre de todo".
En síntesis, a mi gusto THE DIG es por cierto un film interesante, cuyas otras virtudes están muy bien detalladas en la crítica de "Gabriel".
Difícil resulta a la propietaria del sitio del hallazgo -por adinerada que fuera- imponer la voluntad de permanencia de su primer convocado, un aparente aficionado sin títulos habilitantes que gana la confianza de su contratante por idoneidad y empatía con el objetivo, frente al avasallamiento de un establishment que pronto se hace presente para adueñarse y volverse beneficiario del caso, aunque con idas y venidas de reconocimiento, ignorancia o desprecio al humilde excavador...
Como con The Dig se trataba de hacer un film argumental y no documental, fue necesario contextualizarlo en una historia. Y para ello, se ha apelado a entrecruzamientos afectivos tales como la alianza espiritual entre Fiennes y Mulligan, el espontáneo amorío entre una joven colaboradora en la excavación, esposa de uno de los arqueólogos del equipo oficial con tendencias homosexuales -algo que por entonces aún solía ocultarse- mas un primo de la propietaria, tan valiente como temerario, a punto de enrolarse como piloto en la RAF.
Quizás ésos emergentes vínculos puedan parecer lo menos relevante de "La excavación": pero no lo son, ya que sirven de contraste entre lo perdurable y lo efímero de la vida... Entre la nave desenterrada y la mortal guerra en ciernes...
Bien tratada resulta la apremiante simultaneidad entre la excavación y el inicio de la 2°G.M.; el contraste entre la preservación histórica de los ingleses, versus la arrolladora fuerza destructiva nazi, simbólica y fácticamente destructora del pasado -además de apropiadora de todo arte al alcance de sus siniestras manos-, e interesada solo en construir un nuevo presente y futuro bajo su opresivo intento de dominio mundial, afortunadamente fallido.
Salvando las distancias, todo el clima del film me ha hecho recordar a "Los Dublineses", la extraordinaria cinta de John Huston sobre la novela de Joyce... en la que "no pasa nada, mientras ocurre de todo".
En síntesis, a mi gusto THE DIG es por cierto un film interesante, cuyas otras virtudes están muy bien detalladas en la crítica de "Gabriel".
10
11 de noviembre de 2020
11 de noviembre de 2020
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
... Si no has pasado los 50 años, esta serie solo podrás apreciarla en su real dimensión -o lo contrario- "intelectualmente"...
Hay una disciplina artístico-pedagógica internacionalmente conocida como "Expresión Corporal", que fue creada en los años 60' del pasado siglo por una mujer argentina de familia inglesa, llamada Patricia Stokoe (1919-1996). El concepto medular, si se quiere filosófico de la actividad, es que el "sujeto cognoscente" no es "la mente", exclusivamente, sino "el cuerpo todo", como experimentador de todas nuestras vivencias que el aparato psíquico organiza a su modo -consciente e inconscientemente-, auxiliado por el lenguaje. Y ése es el meollo de la cuestión en esta serie tan emotiva, inteligente, tanática y sensual al mismo tiempo, con dos actuaciones descollantes -Arkin y Douglas- y muchas más de alto nivel (entre ellas la de Nancy Travis, cincuentona de una belleza descojonante). Una serie de profunda dimensión humana en la que todos son actores, victimarios y víctimas de su derrotero pasado, presente y futuro. Y simultáneamente, una serie primordialmente para una franja etaria de adultos que serán los únicos que puedan "vivirla" empáticamente en plenitud; pues muy diferente será "el feed back" entre pantalla y espectador que esté atravesando idénticos momentos de la vida, que el de aquellos "sujetos cognoscentes" más jóvenes que aún no han experimentado en carne propia todo eso que da tema y sentido a la sumatoria de situaciones dramáticas, trágicas e hilarantes que se suceden de principio a fin.
Además, también hay en "El Método Kominsky" un rescate a los modos y valores culturales, de relación y lingüísticos propios de la generación de posguerra que los jóvenes "posmo progre" de las redes sociales ya no comparten, lo cual puede inducirlos a interpretarla como "reaccionaria", cuando en verdad es de una dimensión humanista -en muchos momentos "híper realista"- impresionante.
En síntesis, producto de altísimo nivel que -aunque tal vez no sea apreciable para toda franja etaria en igual medida-, ubico entre mis favoritas de siempre en este formato. Y por ende, la recomiendo calurosamente; en especial a los mayores de 50 años. ¿Y los más jóvenes? Que la tengan en reserva para más adelante...
Tercera temporada en spoiler... sin spoiler.
Hay una disciplina artístico-pedagógica internacionalmente conocida como "Expresión Corporal", que fue creada en los años 60' del pasado siglo por una mujer argentina de familia inglesa, llamada Patricia Stokoe (1919-1996). El concepto medular, si se quiere filosófico de la actividad, es que el "sujeto cognoscente" no es "la mente", exclusivamente, sino "el cuerpo todo", como experimentador de todas nuestras vivencias que el aparato psíquico organiza a su modo -consciente e inconscientemente-, auxiliado por el lenguaje. Y ése es el meollo de la cuestión en esta serie tan emotiva, inteligente, tanática y sensual al mismo tiempo, con dos actuaciones descollantes -Arkin y Douglas- y muchas más de alto nivel (entre ellas la de Nancy Travis, cincuentona de una belleza descojonante). Una serie de profunda dimensión humana en la que todos son actores, victimarios y víctimas de su derrotero pasado, presente y futuro. Y simultáneamente, una serie primordialmente para una franja etaria de adultos que serán los únicos que puedan "vivirla" empáticamente en plenitud; pues muy diferente será "el feed back" entre pantalla y espectador que esté atravesando idénticos momentos de la vida, que el de aquellos "sujetos cognoscentes" más jóvenes que aún no han experimentado en carne propia todo eso que da tema y sentido a la sumatoria de situaciones dramáticas, trágicas e hilarantes que se suceden de principio a fin.
Además, también hay en "El Método Kominsky" un rescate a los modos y valores culturales, de relación y lingüísticos propios de la generación de posguerra que los jóvenes "posmo progre" de las redes sociales ya no comparten, lo cual puede inducirlos a interpretarla como "reaccionaria", cuando en verdad es de una dimensión humanista -en muchos momentos "híper realista"- impresionante.
En síntesis, producto de altísimo nivel que -aunque tal vez no sea apreciable para toda franja etaria en igual medida-, ubico entre mis favoritas de siempre en este formato. Y por ende, la recomiendo calurosamente; en especial a los mayores de 50 años. ¿Y los más jóvenes? Que la tengan en reserva para más adelante...
Tercera temporada en spoiler... sin spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Al escribir la crítica anterior, no suponía que posteriormente habría una tercera temporada. Con la pérdida de Alan Arkin -por motivos que desconozco-, uno de los dos personajes medulares de la serie cuyo rol es reemplazado por una casi irreconocible Kathleen Turner, veterana y obesa (cuando supo ser una de las más bellas actrices del Hollywood), la favorable impresión previa, si bien no desaparece, decae. En lugar de un agudo, hilarante amigo, ahora el "alter ego" de Michael Douglas es su ex esposa. Y si bien se trata de una buena actriz, el diálogo entre ambos es de otro tenor.
Lo demás sigue siendo más o menos igual. Y ello, no le agrega nada a lo que era una interesante serie "para adultos", en sentido etario. Pero tampoco es mala, e inclusive cuenta con la aparición de Morgan Freeman. Digamos que se puede ver; son pocos episodios de mediana duración. Mi impresión es que ha sido extendida por fines comerciales. Más, no podría agregar.
Lo demás sigue siendo más o menos igual. Y ello, no le agrega nada a lo que era una interesante serie "para adultos", en sentido etario. Pero tampoco es mala, e inclusive cuenta con la aparición de Morgan Freeman. Digamos que se puede ver; son pocos episodios de mediana duración. Mi impresión es que ha sido extendida por fines comerciales. Más, no podría agregar.
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