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7
6 de febrero de 2022
6 de febrero de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Les tambours d’avant: Tourou et Bitti es un cortometraje de Jean Rouch, uno de los grandes nombres del cine etnográfico.
Rouch experimenta en este trabajo con lo que el mismo denomina una voz en off "en primera persona", que se aleja de las convenciones del "comentario científico" que acompaña muchas de las películas antropológicas anteriores.
A través de un único plano secuencia, Rouch nos invita a pensar en la relación entre el tiempo fílmico y el tiempo ritual, así como en el poder de la ficción para comprender y transformar la realidad.
Rouch experimenta en este trabajo con lo que el mismo denomina una voz en off "en primera persona", que se aleja de las convenciones del "comentario científico" que acompaña muchas de las películas antropológicas anteriores.
A través de un único plano secuencia, Rouch nos invita a pensar en la relación entre el tiempo fílmico y el tiempo ritual, así como en el poder de la ficción para comprender y transformar la realidad.
MediometrajeDocumental

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Documental
8
31 de enero de 2022
31 de enero de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Retrato de la vida de los inmigrantes argelinos en París, Ali au pays de merveilles es una obra legendaria del cine ensayístico de vanguardia, que ha permanecido muchos años fuera de circulación y que ahora ha restaurado la Immagine Ritrovata de Bolonia. Las experiencias de la opresión, la miseria o el racismo son filmadas a través de choques enérgicos y plásticos entre las imágenes y los sonidos, en un montaje musical que compone una novedosa, diferente y radical forma de sinfonía urbana: la ciudad como espacio de explotación y violencia biopolítica.
La pareja creativa Djouhra Abouda, cantante y Alain Bonnamy, pintor; formaron parte del grupo fundador de la Paris Film Coop. Sus dos primeros cortos Algérie couleurs y Ciné Cité entraron en el canon establecido por Peter Kubelka en Une histoire de cinéma en el Pompidou, pero Ali au pays de merveilles fue rechazada por su "desviacionismo estético" (Bouhours). Como apunta Federico Rossin: "los experimentalistas puros y duros no pudieron aceptar la fuerza política devastadora del film".
El cine de Abouda/Bonnamy surge hoy con la fuerza de los gestos definitivos de ruptura y no aceptación, capaz de armonizar la forma ideológica con la sensorial. Ali au pays de merveilles es una de esas películas por las que pasa la reescritura de la Historia del Cine, tal como escribe Nicole Brenez: "No puedo evitar pensar que si estas películas, entre otras, se hubieran visto inmediatamente como los clásicos que merecían ser, su presencia habría cambiado la historia de las formas, incluso la percepción de la historia colectiva".
La pareja creativa Djouhra Abouda, cantante y Alain Bonnamy, pintor; formaron parte del grupo fundador de la Paris Film Coop. Sus dos primeros cortos Algérie couleurs y Ciné Cité entraron en el canon establecido por Peter Kubelka en Une histoire de cinéma en el Pompidou, pero Ali au pays de merveilles fue rechazada por su "desviacionismo estético" (Bouhours). Como apunta Federico Rossin: "los experimentalistas puros y duros no pudieron aceptar la fuerza política devastadora del film".
El cine de Abouda/Bonnamy surge hoy con la fuerza de los gestos definitivos de ruptura y no aceptación, capaz de armonizar la forma ideológica con la sensorial. Ali au pays de merveilles es una de esas películas por las que pasa la reescritura de la Historia del Cine, tal como escribe Nicole Brenez: "No puedo evitar pensar que si estas películas, entre otras, se hubieran visto inmediatamente como los clásicos que merecían ser, su presencia habría cambiado la historia de las formas, incluso la percepción de la historia colectiva".
7
29 de julio de 2021
29 de julio de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
No hay manera correcta de vivir el duelo –a pesar de los intentos por ordenarlo y nombrarlo a través de muchas corrientes por esa necesidad humana del categorizarlo todo en un esfuerzo por aprehender las cosas. El duelo es la transformación de un vínculo constitutivo: no se muere sólo la persona en cuestión, se muere también quien fui yo con esa persona. Es, también, una confrontación ineludible con la inminencia de la muerte. El periodo de duelo es un periodo de cambios y desprendimientos múltiples, y cada individuo lo sortea de maneras distintas. Padre (Giada Colagrande, 2016) parte así de un duelo individual, con sus particularidades, intersecciones y procesos.
Giulia (interpretada por la misma directora en una exploración autobiográfica de su propio duelo) ha perdido a su padre. Sin embargo, su presencia no se ha desvanecido por completo: sigue sintiéndolo cerca, soñando con él, recibiendo mensajes suyos. Su proceso, dividido por capítulos, apela a tradiciones esotéricas y aprendizajes derivados de la muerte. La vida de Giulia sigue, pero su padre sigue presente en cada paso, dotando todo de un sentido particular –los segmentos de los ensayos de una puesta en escena teatral y sus reflexiones sobre la creación artística femenina, por ejemplo, adquieren una dimensión particular perfilando la misma cinta que estamos viendo en función del duelo.
Ver Padre es asistir a una especie de collage de recuerdos, sensaciones, pesadillas y anhelos: una manifestación de la duermevela causada por la abrupta pérdida de un ser amado –el duelo, también, se coloca en un intersticio entre la vida y la muerte, entre pasado y presente, entre la ensoñación y la cotidianidad. Este collage es también formal, la cinta yuxtapone tomas que coquetean por momentos con un punto de vista subjetivo –a veces de la protagonista, a veces de un ser enigmático que podría ser su padre–, escenas de un hogar que se transforma en una serie de marcos que parece aprisionarla, inserciones de imágenes de un hombre caminando entre dunas, títulos de capítulos que definen los aprendizajes en el proceso, material de otras realizadoras influyentes en la mirada de Colagrande, piezas musicales, etc.
La muerte y el duelo son indescifrables, no existe una solución ni un orden universal. Lo que vemos es una suerte de arrebato emocional, un esfuerzo por plasmar todo un torbellino interior. Como tal, Padre es un relato que no necesita ser comprendido sino experimentado: habrá que dejar de lado cualquier afán por ordenar la experiencia o buscar un hilo conductor más allá del emocional.
Cabe señalar los cameos de Marina Abramovic, a través de Skype, como la madre ausente de Giulia.
Giulia (interpretada por la misma directora en una exploración autobiográfica de su propio duelo) ha perdido a su padre. Sin embargo, su presencia no se ha desvanecido por completo: sigue sintiéndolo cerca, soñando con él, recibiendo mensajes suyos. Su proceso, dividido por capítulos, apela a tradiciones esotéricas y aprendizajes derivados de la muerte. La vida de Giulia sigue, pero su padre sigue presente en cada paso, dotando todo de un sentido particular –los segmentos de los ensayos de una puesta en escena teatral y sus reflexiones sobre la creación artística femenina, por ejemplo, adquieren una dimensión particular perfilando la misma cinta que estamos viendo en función del duelo.
Ver Padre es asistir a una especie de collage de recuerdos, sensaciones, pesadillas y anhelos: una manifestación de la duermevela causada por la abrupta pérdida de un ser amado –el duelo, también, se coloca en un intersticio entre la vida y la muerte, entre pasado y presente, entre la ensoñación y la cotidianidad. Este collage es también formal, la cinta yuxtapone tomas que coquetean por momentos con un punto de vista subjetivo –a veces de la protagonista, a veces de un ser enigmático que podría ser su padre–, escenas de un hogar que se transforma en una serie de marcos que parece aprisionarla, inserciones de imágenes de un hombre caminando entre dunas, títulos de capítulos que definen los aprendizajes en el proceso, material de otras realizadoras influyentes en la mirada de Colagrande, piezas musicales, etc.
La muerte y el duelo son indescifrables, no existe una solución ni un orden universal. Lo que vemos es una suerte de arrebato emocional, un esfuerzo por plasmar todo un torbellino interior. Como tal, Padre es un relato que no necesita ser comprendido sino experimentado: habrá que dejar de lado cualquier afán por ordenar la experiencia o buscar un hilo conductor más allá del emocional.
Cabe señalar los cameos de Marina Abramovic, a través de Skype, como la madre ausente de Giulia.
MediometrajeTV

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8
12 de marzo de 2021
12 de marzo de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con la participación de los habitantes de Tirli, en Toscana, Il taglio del bosco, telefilme de la RAI, basado en un cuento de Carlo Cassola (1954) y con guión de Marcello Fondato y Giuseppe Lazzari, rodado en exteriores, emitido el 19-9-1963 en el ciclo de 9 obras Racconti dell'Italia di oggi.
Es la sencilla historia de un grupo de leñadores de la zona de Grossetano con sus problemas, sus historias individuales, sus pequeños y grandes dramas íntimos. Se trata de una película realista al estilo de Rossellini en la que, sin caer en la trampa del paisaje, se combina la importancia de éste con la sutileza psicológica de los personajes y la descripción lúcida y crítica de su comportamiento. "...una película fenomenológica que consigue introducir, en la objetividad de la visión realista, una inquietante dimensión moral..." (Gianni Rondolino).
Filmada con un estilo a veces casi documental, pero no carente de seco lirismo, por uno de los maestros del cine televisivo, Vittorio Cottafavi, Il taglio del Bosco es un extraordinario documento sobre los leñadores y su vida cotidiana, además de ser uno de esos raros casos en los que la interpretación de un gran actor de escuela se mezcla de forma creíble con la de los no profesionales. Es notable la elección de estos actores, de la canción Vita da boscaiolo y de los escenarios, todos en torno a la zona de Tirli y Tatti.
Es la sencilla historia de un grupo de leñadores de la zona de Grossetano con sus problemas, sus historias individuales, sus pequeños y grandes dramas íntimos. Se trata de una película realista al estilo de Rossellini en la que, sin caer en la trampa del paisaje, se combina la importancia de éste con la sutileza psicológica de los personajes y la descripción lúcida y crítica de su comportamiento. "...una película fenomenológica que consigue introducir, en la objetividad de la visión realista, una inquietante dimensión moral..." (Gianni Rondolino).
Filmada con un estilo a veces casi documental, pero no carente de seco lirismo, por uno de los maestros del cine televisivo, Vittorio Cottafavi, Il taglio del Bosco es un extraordinario documento sobre los leñadores y su vida cotidiana, además de ser uno de esos raros casos en los que la interpretación de un gran actor de escuela se mezcla de forma creíble con la de los no profesionales. Es notable la elección de estos actores, de la canción Vita da boscaiolo y de los escenarios, todos en torno a la zona de Tirli y Tatti.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Guglielmo, interpretado por el grande y polifacético Gian Maria Volontè, es un joven leñador, viudo y padre de dos niñas. Va a cortar leña en un bosque cercano a Tatti, también para olvidar a su mujer que ha perdido recientemente. El invierno pasa entre dificultades y confidencias, junto con otros trabajadores. Al final del corte, Guglielmo vuelve al pueblo, pero su dolor sigue siendo demasiado fuerte. Este relato insiste en la imposibilidad de compartir el duelo, que es una realidad interior, absolutamente personal, y que ni el afecto de los seres queridos, ni la comparación con el sufrimiento de los demás, pueden aliviar mínimamente.
23 de febrero de 2021
23 de febrero de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El hermoso canto a la vida de Abderrahamane Sissako en un pueblo en medio del desierto de Mali que era La vida en la tierra (1998) tiene su continuación en este largometraje semiautobiográfico dedicado a la madre mauritana y localizado en la ciudad portuaria de Nouadhibou durante los meses de espera de un joven estudiante a punto de emigrar a Europa.
Con el montaje de Nadia Ben Rachid y la música de Oumou Sangare, su título es un guiño a la novela homónima de Guadalupe Maryse Condé.
Sus ecos transoceánicos, la incomprensión por parte del joven del dialecto árabe vernáculo, el hassaniya; y las historias entrecruzadas de los habitantes locales: un niño aprendiz de electricista que podría ser un pequeño príncipe africano, un vendedor ambulante chino con nostalgia de su país que canta al karaoke y una prostituta que viajó a Francia por amor, nos ofrecen un tapiz de experiencias vitales contemporáneas en un mundo que, como decía el escritor de Martinica Édouard Glissant, "se ha convertido en un archipiélago".
La fotografía es impresionante así cómo la música que acompaña toda la película.
Con el montaje de Nadia Ben Rachid y la música de Oumou Sangare, su título es un guiño a la novela homónima de Guadalupe Maryse Condé.
Sus ecos transoceánicos, la incomprensión por parte del joven del dialecto árabe vernáculo, el hassaniya; y las historias entrecruzadas de los habitantes locales: un niño aprendiz de electricista que podría ser un pequeño príncipe africano, un vendedor ambulante chino con nostalgia de su país que canta al karaoke y una prostituta que viajó a Francia por amor, nos ofrecen un tapiz de experiencias vitales contemporáneas en un mundo que, como decía el escritor de Martinica Édouard Glissant, "se ha convertido en un archipiélago".
La fotografía es impresionante así cómo la música que acompaña toda la película.
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