You must be a loged user to know your affinity with ESPILBERDO
Críticas ordenadas por utilidad
Movie added to list
Movie removed from list
An error occurred

7,9
117.898
10
9 de agosto de 2010
9 de agosto de 2010
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sigue aún existiendo por ahí un amplio sector de público adulto que se muestra reacio a pagar por ver películas de animación. Si usted es uno de sus miembros, no sabe lo que se pierde.
Puede que esta Toy Story 3 que tantas alabanzas está recibiendo tanto de público como de crítica especializada y aficionada (miren la nota media que le damos los usuarios de esta ínclita web) no sea tan redonda y maestra como otras obras anteriores de Pixar; no olvidemos a Wall-e o Up. Pero sin duda es una de las más entretenidas y desde luego es la secuela más talentosa que he visto. Jugando con unos personajes que ya de por sí estaban bien definidos los guionistas han tenido la suficiente inteligencia para ampliar los detalles de su carácter hasta el infinito (y más allá), inmortalizando aún más sus papeles en la historia del cine. Y esto, en una película tan coral (más de cincuenta personajes desfilan en la trama) es todo un logro.
El film de Unkrich asombra no sólo por su frescura sino también por permitirse el lujo de contentar a los cinéfilos de pro con homenajes a los clásicos. La tercera Toy Story resucita "La gran evasión", "el imperio del Sol" e incluso "Indiana Jones y el templo maldito" en su escena más dramática y sin pestañear. Unos cuantos juguetes que quieren volver a su casa sería una paupérrima definición de todo lo que se nos muestra: una enorme aventura con unos personajes que, cuestiones filosófico religiosas aparte (que también las tienen) desean recuperar y reivindicar su posición en un mundo donde parece no quedar un hogar para ellos. Emociona y divierte a partes iguales con una técnica de animación insuperable y la loable premisa de crear una película de dibujos con juguetes sin dejar de lado el intelecto y sin resultar frívola o infantil. Una maravilla a la que quizá sólo le sobre ese momento flamenco encajado con gracia pero sin fuste, y esa retrógrada censura que no permite resolver la ambigüedad de nuestro querido muñeco Ken.
Puede que esta Toy Story 3 que tantas alabanzas está recibiendo tanto de público como de crítica especializada y aficionada (miren la nota media que le damos los usuarios de esta ínclita web) no sea tan redonda y maestra como otras obras anteriores de Pixar; no olvidemos a Wall-e o Up. Pero sin duda es una de las más entretenidas y desde luego es la secuela más talentosa que he visto. Jugando con unos personajes que ya de por sí estaban bien definidos los guionistas han tenido la suficiente inteligencia para ampliar los detalles de su carácter hasta el infinito (y más allá), inmortalizando aún más sus papeles en la historia del cine. Y esto, en una película tan coral (más de cincuenta personajes desfilan en la trama) es todo un logro.
El film de Unkrich asombra no sólo por su frescura sino también por permitirse el lujo de contentar a los cinéfilos de pro con homenajes a los clásicos. La tercera Toy Story resucita "La gran evasión", "el imperio del Sol" e incluso "Indiana Jones y el templo maldito" en su escena más dramática y sin pestañear. Unos cuantos juguetes que quieren volver a su casa sería una paupérrima definición de todo lo que se nos muestra: una enorme aventura con unos personajes que, cuestiones filosófico religiosas aparte (que también las tienen) desean recuperar y reivindicar su posición en un mundo donde parece no quedar un hogar para ellos. Emociona y divierte a partes iguales con una técnica de animación insuperable y la loable premisa de crear una película de dibujos con juguetes sin dejar de lado el intelecto y sin resultar frívola o infantil. Una maravilla a la que quizá sólo le sobre ese momento flamenco encajado con gracia pero sin fuste, y esa retrógrada censura que no permite resolver la ambigüedad de nuestro querido muñeco Ken.

4,8
70.168
3
21 de mayo de 2009
21 de mayo de 2009
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La saga "Crepúsculo" parte de una premisa absurda: la negativa del vampiro enamorado de querer convertir a su amada. ¿Quién se resistiría a semejante ventaja: disfrutar eternamente de la pasión carnal y espiritual poseedor, además, de una fuerza, belleza y juventud sobrehumanas? Que le pregunten a los seguidores/as de Pattinson si no le obligarían a morder.
Pero, por supuesto, el vampiro americano sufre de doble moral. No quiere ser un monstruo carnívoro pero tampoco se puede resistir a su naturaleza. Y la disyuntiva de convertir o no a Bella es la que aporta la única intriga de una película elegante pero inevitablemente intrascendente. La plasmación literaria ya enseñaba el plumero de querer aprovechar esa ola adolescente neo gótica para vender a puñados una historia sobre inadaptados que desean por encima de todo que algo apasionante y molón llene sus vidas de sentido: Stephanie Meyer ofrece (no sin inteligencia, está claro) todo lo que cualquier púber del nuevo siglo anhela por encima de todo. Pero ni supera ni complementa los geniales retratos noventeros de Anne Rice de unos vampiros que también se enamoraban pero sin resultar infieles a su crapulencia.
En cuanto al film, no es tan oscuro como pretende (le falta algo más de violencia para impactar) pero sí consigue ser a ratos inquietante y erótico. Está rodado con intensa corrección, y su mayor acierto está en esas escenas de contenida sexualidad animal, que late bajo las pieles de unos perfectos protagonistas. Y la banda sonora hará las delicias de cualquier potencial suicida amoroso.
En espera de "luna nueva", Catherine Hardwicke aprueba con algunos reparos: los efectos especiales son de vergüenza, y la trama es deshonrosa con el personaje más interesante: el vampiro James, ese voraz y rubio rastreador al que se cargan en dos minutos.
Pero, por supuesto, el vampiro americano sufre de doble moral. No quiere ser un monstruo carnívoro pero tampoco se puede resistir a su naturaleza. Y la disyuntiva de convertir o no a Bella es la que aporta la única intriga de una película elegante pero inevitablemente intrascendente. La plasmación literaria ya enseñaba el plumero de querer aprovechar esa ola adolescente neo gótica para vender a puñados una historia sobre inadaptados que desean por encima de todo que algo apasionante y molón llene sus vidas de sentido: Stephanie Meyer ofrece (no sin inteligencia, está claro) todo lo que cualquier púber del nuevo siglo anhela por encima de todo. Pero ni supera ni complementa los geniales retratos noventeros de Anne Rice de unos vampiros que también se enamoraban pero sin resultar infieles a su crapulencia.
En cuanto al film, no es tan oscuro como pretende (le falta algo más de violencia para impactar) pero sí consigue ser a ratos inquietante y erótico. Está rodado con intensa corrección, y su mayor acierto está en esas escenas de contenida sexualidad animal, que late bajo las pieles de unos perfectos protagonistas. Y la banda sonora hará las delicias de cualquier potencial suicida amoroso.
En espera de "luna nueva", Catherine Hardwicke aprueba con algunos reparos: los efectos especiales son de vergüenza, y la trama es deshonrosa con el personaje más interesante: el vampiro James, ese voraz y rubio rastreador al que se cargan en dos minutos.

4,1
1.922
4
20 de abril de 2009
20 de abril de 2009
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Intento mexicano de acercarse al ya cansino terror japonés utilizando la manida leyenda del fantasma en la carretera. Es sorprendente descubrir cómo en una pequeña aldea mejicana se aparecen los mismos fantasmas que en Tokio, lo cual es un bonito síntoma de que el mundo se conecta también a través del cine. ¡Qué armónico es todo!
La historia parte del atropello de un niño que corretea desnudo por una carretera perdida en plena noche (es el mismo crío de "La maldición" que se ha equivocado de película). Resulta que cuando la chica que lo arrolla sale del coche el niño ya no está (sorpresa) y ella misma recibe un ostión por parte de otro coche que circulaba a ciento veinte por una vía interurbana (sorpresa). A partir de aquí la hermana gemela de la accidentada, su novio, y el novio de aquélla intentan investigar este misterio. El resto pues es una sucesión de sustos (bien planificados, eso sí) y de algún que otro toque de romance adúltero.
Hay que admitir que provoca cierto canguelo en algunos momentos, que los efectos especiales no están nada mal y se usan en el momento preciso, los efectos de sonido también son buenos y la interpretación de Collado no me parece tan nefasta como se dice por ahí. Quitando todo eso, no es más que otro producto mediocre de facturación mejicana e inspiración japo.
La historia parte del atropello de un niño que corretea desnudo por una carretera perdida en plena noche (es el mismo crío de "La maldición" que se ha equivocado de película). Resulta que cuando la chica que lo arrolla sale del coche el niño ya no está (sorpresa) y ella misma recibe un ostión por parte de otro coche que circulaba a ciento veinte por una vía interurbana (sorpresa). A partir de aquí la hermana gemela de la accidentada, su novio, y el novio de aquélla intentan investigar este misterio. El resto pues es una sucesión de sustos (bien planificados, eso sí) y de algún que otro toque de romance adúltero.
Hay que admitir que provoca cierto canguelo en algunos momentos, que los efectos especiales no están nada mal y se usan en el momento preciso, los efectos de sonido también son buenos y la interpretación de Collado no me parece tan nefasta como se dice por ahí. Quitando todo eso, no es más que otro producto mediocre de facturación mejicana e inspiración japo.

6,8
17.557
8
3 de abril de 2009
3 de abril de 2009
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La norma general del llamado "cine de catástrofes" es la siguiente: colocamos a una serie de rostros populares metidos en un follón provocado por la madre naturaleza o por la irresponsabilidad humana y los vemos sufrir hasta que los machotes de turno les salven el culo y nos den a todos una lección patriarcal sobre cómo se deben hacer las cosas para no liarla parda. Esto es en esencia. Pero lo que salva a estas películas es que son entretenidas y que tienen na agradable o impresionante calidad técnica que merece la pena disfrutar en pantalla grande.
Lo que evita que "el coloso en llamas" se incruste en los puntos negativos de esta definición es: a)su poderío interpretativo y b) estar tan bien hecha.
Siempre es fascinante, además, ver sufrir a esas personalidades del cine que fuera de las pantallas desprenden tanto glamour. Pecando un poco de cabroncete, diré que disfruto ver cómo dejan a Fred Astaire hecho una estera y más mojado que un pañal (amén de que su personaje no aporta nada más que una cara de póquer y que encima ni siquiera baila) o cómo se despeina el moño de Faye Dunaway con el ventarrón reduciendo su belleza a un desmadejado estropajo.
Esta película es por todo ello un puro entretenimiento donde por supuesto también se llega a sufrir un poquito de asfixias y vértigos (los decorados, efectos y maquetas contribuyen a ello). A destacar la escenita del ascensor y la del helicóptero (siempre tiene que haber algún papanatas histérico que se cargue el plan de huida). Newman y McQueen están correctos en sus duelos interpretativos aunque se palpa la mala baba que se tenían.
Y una nota favorable más: consigue dejarnos un cierto desasosiego y pellizcarnos un poco esa psicosis de los incendios en edificios altos que todos tenemos. Involuntariamente por supuesto algunas escenas recuerdan el espeluznante 11-s.
Lo que evita que "el coloso en llamas" se incruste en los puntos negativos de esta definición es: a)su poderío interpretativo y b) estar tan bien hecha.
Siempre es fascinante, además, ver sufrir a esas personalidades del cine que fuera de las pantallas desprenden tanto glamour. Pecando un poco de cabroncete, diré que disfruto ver cómo dejan a Fred Astaire hecho una estera y más mojado que un pañal (amén de que su personaje no aporta nada más que una cara de póquer y que encima ni siquiera baila) o cómo se despeina el moño de Faye Dunaway con el ventarrón reduciendo su belleza a un desmadejado estropajo.
Esta película es por todo ello un puro entretenimiento donde por supuesto también se llega a sufrir un poquito de asfixias y vértigos (los decorados, efectos y maquetas contribuyen a ello). A destacar la escenita del ascensor y la del helicóptero (siempre tiene que haber algún papanatas histérico que se cargue el plan de huida). Newman y McQueen están correctos en sus duelos interpretativos aunque se palpa la mala baba que se tenían.
Y una nota favorable más: consigue dejarnos un cierto desasosiego y pellizcarnos un poco esa psicosis de los incendios en edificios altos que todos tenemos. Involuntariamente por supuesto algunas escenas recuerdan el espeluznante 11-s.

2,2
18.552
3
12 de abril de 2009
12 de abril de 2009
6 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay muchos motivos para ver esta película y quizá sea esto lo que en un prinicpio desconcierta a la hora de valorarla. Uno, quizá el principal y más frívolo, sea que la colección de carne exhibida satisface el apetito del espectador más hambriento. Si a esto sumamos el hecho de que la mayoría de los actores son actual objetivo de la imaginaria onanística (adolescente sobre todo) tenemos un resultado que nos garantiza plena ganancia en taquilla. Sí, amig@ pervers@, vas a disfrutarla porque (casi) todo se ve.
El segundo es el debate sobre la juventud española que genera. No es algo nuevo, de acuerdo. Cierto es que otras películas nos han contado lo mismo mejor y con más arte. Pero lo peor que puede hacerse con "mentiras y gordas" es tomársela en serio. El reflejo generalizado y tópico que hace no es veraz, pero también es cierto que existe un amplio sector de personas (y personajes) que encajan en él. Aun así, cuando abandonas la lujuria y te olvidas de las barbaridades narrativas disfrutas algunos momentos descacharrantes (tampoco es para desencajarte, pero algo te ríes).
Sin embargo y a pesar de disfrutar algunos momentos, narrativa y artísticamente todo en ella es un desastre. Un catálogo de sinsentidos que culmina con un intento de emocionar al personal demasiado patético, con una última escena al ralentí más cutre y artificioso.
El segundo es el debate sobre la juventud española que genera. No es algo nuevo, de acuerdo. Cierto es que otras películas nos han contado lo mismo mejor y con más arte. Pero lo peor que puede hacerse con "mentiras y gordas" es tomársela en serio. El reflejo generalizado y tópico que hace no es veraz, pero también es cierto que existe un amplio sector de personas (y personajes) que encajan en él. Aun así, cuando abandonas la lujuria y te olvidas de las barbaridades narrativas disfrutas algunos momentos descacharrantes (tampoco es para desencajarte, pero algo te ríes).
Sin embargo y a pesar de disfrutar algunos momentos, narrativa y artísticamente todo en ella es un desastre. Un catálogo de sinsentidos que culmina con un intento de emocionar al personal demasiado patético, con una última escena al ralentí más cutre y artificioso.
Más sobre ESPILBERDO
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here