No falla: Nicolas Cage post peluquín + buena película = suspenso en FA. ¿No es maravilloso? Sí. Y digo "sí" porque las matemáticas nos brindan la oportunidad de mearnos en toda crítica negativa al gran Nicolas Cage, con la simple función de multiplicar por 2 cualquier nota nicolascageana de FA, y acercarnos a las maravillosas realidades del cine y del borreguismo king size. Todo junto, 2 X 1.

Tokarev es un peliculón de acción; sobrio, con pulso narrativo cojonudo, con muy buenas actuaciones y con muy buenos arreglos orquestales. Otro tanto se lo lleva el tratamiento que se le da a los putos recuerdos, auténticos fantasmas que arrastramos y que tienen el suficiente potencial para generar un cataclismo en nuestras vidas -aunque no lleguen ni a la categoría de basurilla espaciotemporal- y, sobre todo, al abanico de distorsiones cognitivas que todo buen tronao ha de llevar en la sesera.

Recomiendo encarecidamente el visionado de Tokarev a todos aquellos que se hayan sacado el graduao escolar en un colegio público, y sin jamones de por medio.

Yo, que sé mucho de cine y que hasta aparezco en el clásico "Cuatro Chutes y un Funeral", tengo que decir que, como siempre, me acerqué a este trabajo con los ojos de un niño, desconociendo que la obra es cosecha del gran director del niño feo que veía muertos más guapos que él. Por eso, porque carezco de prejuicios y de cualquier otra cualidad que me ancle a la especie humana, simiesca o protosimiesca, puedo garantizar fehacientemente que esta película es una jodida obra maestra.

El reparto y las interpretaciones, de lujo -destacando una Bryce Dallas Howard a la que le estaría dando cariño con tostadas hasta que bajase el arcángel Gabriel con todas las trompetas del cosmos-. Los diálogos, de graduao escolar para arriba. El guión, una pasada de la que trataré un poco en el spoiler -uno, que es así-.

La mejor película de Polanski.

Nada como una buena meada en todo el careto -a ser posible, ejecutada por una jaca como Emmanuelle Seigner- para reconciliar a uno con el Cosmos. Todo el pesimismo ilustrado de gente como Schopenhauer, Sartre, Nietzsche o Beethoven se hubieran ido a paseo si se les hubiese tratado como merecían: con un buen chorro de refulgente ambrosía. A cambio del colosal sacrificio de esta gente, tenemos cosas como la Opus 130 o La Náusea; pero ellos, qué duda cabe, habrían sido más felices siendo unos mindundis atontados.

"El Santo Decir Sí" que pregonaba Nietzsche, ya saben.

Con un estilo de dirección propio de GRABACIONES RUBIO S.A. (bodas, bautizos y comuniones) y con el rigor histórico y la seriedad de un tertuliano de Intereconomía, el artífice de esta "joya", el tal Werner Herzog, nos presenta a Perro Rabioso Kinski (dicho sea de paso, en el papel de su vida; o sea, el de siempre) y a la caterva de "actores"/comparsa más ascopenosa que se haya visto nunca, en la representación más alucinada de la epopeya de Lope de Aguirre, alias El Tronao, que jamás se pueda llegar a realizar. Todo ello bajo la atenta mirada de un cámara que se "distrae" con cualquier cosa que se mueva (un roedor y sus crías, una mariposa, un abejorro, un pollo perdiz, etc), a través de un río lleno de agua hasta los topes, y aderezado con unos diálogos propios de fumetas terminales y una banda sonora a cargo de un indio que desafina más que la orquesta del Gran Wyoming (sí, la de aquel programa de La 2 que le cerraron).

Para culminar este gran ESPANTAJO, también tenemos delirantes momentos de humor "ácido", como una cabeza recién cortada que sabe contar hasta 10 o un soldado que, en el momento de diñarla, está más preocupado por las tendencias de la cultura indígena de la época que por el más allá.

Una maravilla. Mis dieses.

El título me engañó. Pensaba que la película iba sobre la amistad y que el protagonista se echaría un amigo, en plan misionero mormón o algo así, que le llevaría a comer big macs y a un combate de camiones con remolque. En lugar de eso, me encuentro con unos tronaos que apenas hablan y que van haciendo cosas raras que a nadie le interesan. Para colmo, el film es tan lento que curva el espacio tiempo.

Que nadie pierda el tiempo con esta espantajada. A la hoguera.