Lo catastrófico de esta serie no solo es la base del guion: una nave de guerra de tres siglos de antigüedad, sino también algunos de los personajes colocados con calzador con el objeto de crear nudos narrativos cuando fallan las ideas, todo ello sumado a la repetición de escenas para abaratar costes. El buenismo del capitán Dylan y el pendenciero histriónico Tyr llegan a resultar cansinos después de ver un par de temporadas. Por otra parte, el concepto de héroe herculino que denota el personaje principal resulta tan anacrónico como el vejestorio de nave con el que pretenden conseguir una organización militar (Mancomunidad), tal como si un piloto de un caza Fokker de la I Guerra Mundial se empeñase en crear una fuerza aérea internacional del s. XXI. Como el objetivo principal es ganar batallas, los desenlaces están como a medio acabar y la mayoría están forzados para el final feliz. Al dejar únicamente la parte bélica como generador de situaciones, los guionistas han penetrado en un jardín de cardos lo que les lleva a generar situaciones cada vez más asombrosas (en el peor sentido). En definitiva, una serie cansina con personajes al que se les agota las posibilidades bélicas. La califico con un cinco por una digna actuación de los actores involucrados y como apoyo a los films Scfi.

Aunque asistir a un gran número de estrafalarios juicios (que en la vida real es posible que sean así en EE.UU.) podría resultar cansino, las diferentes tramas de esta serie consiguen enganchar a los espectadores tanto por su frescura como por la excelente actuación de actores y actrices. Si bien en bastantes ocasiones los guionistas se han pasado un pelín con los deslices de los personajes, más propios de adolescentes que de abogados de prestigio, para conseguir el correspondiente nudo y el desenlace necesario con el objeto de continuar en los siguientes capítulos, en general, estos son amenos y reflejan la dividida sociedad estadounidense en relación a la política y la idolatría al dinero debido a su modelo ultraconservador.

Miniserie de excelente dirección e interpretación, en particular la soberbia actuación de la pequeña actriz Pili. Aunque el guion ya parte de precedentes de otros films en lo referente a la transferencia de la personalidad o la religión mezclada con política, todo ello en un futuro distópico, el nudo logra sostenerse, aun con dificultad debido a la complejidad de mantener la intriga y las constantes inconsistencias de las situaciones. Además de tratar de forma convincente la problemática del yo trasplantado, se aborda, también de forma bastante coherente, la conjunción entre corrupción política y terrorismo de Estado representado en los cuerpos de seguridad. A lo largo de los capítulos, la humanidad de los personajes, así como su fe religiosa, se torpedea de forma atroz por la codicia, el amor insatisfecho y la aberrante necesidad de escapar a la muerte sin ningún miramiento. El fin justifica los medios, frase típica de las políticas corruptas, queda patente durante el desarrollo de la trama tanto en políticos como en poderosos sin escrúpulos. Se hace notar que la forma de abordar el amor, y temas delicados como religión y derechos humanos, es propia de producciones europeas. En general, una buena miniserie que desde el comienzo es fácil prever su final, pero que mantiene sin decaimiento la intriga. Notable alto.

En ocasiones, una buena interpretación puede salvar un mal guion y viceversa, un buen guion permite que un film sea tolerado aun con una mala interpretación. En esta serie no se salva ni guion ni actuación, en particular la nefasta del actor Peter McCauley. Las rocambolescas situaciones de los personajes en un mundo del Terciario incluyen desde la magia hasta alienígenas y todo tipo de culturas, desde las trogloditas hasta las del s. XXI. En infinidad de ocasiones se repiten las escenas de acercamientos de dinosaurios y los artilugios del profesor son cada vez más rocambolescos y absurdos, eso sin contar con que los materiales son imposibles de conseguir en un entorno de la edad de piedra. Todos los personajes se hacen cansinos y predecibles al no evolucionar ninguno de ellos y a la hermosa Jennifer O'Dell le han encasquetado el bikini de Amazona y no se lo cambian ni aunque se le rompiese.

Guion poco imaginativo con elementos repetidos del film "Skyline" y otros cuantos de abducciones masivas; muchas escenas carentes de lógica y personajes interesantes (como el fotógrafo), que podrían haber dado más juego al nudo de la trama, fulminados sin llegar a ser desarrollados. Las interpretaciones son flojas, el nudo de la trama simplón y el desenlace inconsistente. A pesar del intento de acción trepidante, se hace lenta y pesada con un final más que cuestionable.