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Críticas ordenadas por utilidad
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4,9
209
7
20 de abril de 2007
20 de abril de 2007
4 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buena y entretenida película que casi ví sin querer una madrugada de un sábado. Pero enseguida me quedé pegado en el sofá. Sorprendentemente bien filmada y contada, seguro que estar producida en EE UU hubiera tenido más revuelo mediático, pero habria perdido la excelente ambientación europea. Lo que baja bastante mi nota es la ,como máximo, correcta interpretación del protagonista. Pese a ello, muy buena película de gángsters eurpeos.

8,0
138.602
9
17 de marzo de 2007
17 de marzo de 2007
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Innovadora película que trata sobre las aventuras y desventuras de Renton, un adicto a la heroína que prácticamente sólo vive para ella. Pero seria un error decir que esta película SOLO va de drogas y que la critica sin más. La película también narra la relación con sus amigos (unos desternillantes, otros que dan casi miedo), la relación (casi nula) de estos con el resto de la sociedad, una sociedad que encuentran sucia, que excluye a los desfavorecidos, en este caso ellos. Más que una crítica a las drogas en si crítica a esta sociedad que la magnífica voz en off (Renton) describe. Las interpretaciones son notables, destacando la fantástica interpretación de Ewan McGregor.
Es muy, muy pero que muy recomendable, pero no es una película agradable de ver.
Es muy, muy pero que muy recomendable, pero no es una película agradable de ver.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
"El mundo está cambiando, la música está cambiando, las drogas están cambiando, los hombres y las mujeres están cambiando... Dentro de mil años no habrá tíos ni tías... solo gilipollas."
25 de julio de 2012
25 de julio de 2012
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quiero aclarar que yo no soy un fanboy de Nolan, como veo que abundan mucho ahora y desde hace cuatro años por FA. Probablemente me caerá un chorrazo de negativos por decir eso, pero el tratamiento que se le da a Nolan casi como de Cristo resucitado me parece a todas luces exagerado. Nolan es un buen director, que cuando está inspirado puede hacer grandes cosas, pero no exento de fallos y manías propias, como todo hijo de vecino. Incluso en esa película, la tercera de su trilogía, que me ha parecido excelsa, tiene cosas propias de Nolan que me desagradan, como una banda sonora que, aunque cojonuda, es extremadamente intrusiva (logrando momentos increíblemente emocionantes pero haciendo derrumbar situaciones que no necesitaban tanto subrayado musical), y el final, que aunque me parece que es una chorradilla sin importancia que no afecta casi nada en la valoración de la película, era algo fácilmente evitable.
He empezado la crítica con los defectos, y es una película a la que tengo un nueve. Así que, de momento, los defectos de bulto se terminan aquí.
Ya que he empezado con confesiones, voy a seguir un poco más, fui de los pocos a los que les decepcionó El caballero oscuro en un primer visionado. Un seis le puse en FA. Luego a base de revisiones ha acabado en un más que honorable ocho, pero sigo sin ver por ningún lado la Obra Maestra que muchos profesan. Lo que veo es una muy buen thriller disfrazado de peli de superhéroes, con un villano que, este sí, pasará a la historia del Cine por ser una encarnación perfecta del caos y la locura intrínsecas en el ser humano y en su propia sociedad. Pero a parte del gran Joker, no veo nada más que pueda considerarse memorable o imperecedero, es un buen thriller, con el defecto de tener demasiados personajes protagonistas y no saber desarrollarlos convenientemente. Y es aquí donde Rises gana por goleada.
Porque ante todo, y a diferencia de su antecesora, The Dark Knight Rises es una película de personajes. De personajes en mayúsculas. Nolan devuelve el protagonismo a Bruce Wayne después de prácticamente olvidarlo en la secuela de Batman Begins (en favor de desarrollar deficientemente un bastante soso Harvey Dent), y el resultado no puede ser mejor. Se nos presenta a un personaje derrotado, vacío, sin rumbo después de haber colgado la capa, en teoría, a favor de la paz en Gotham. El problema es que Bruce Wayne se había convertido en Batman más por él mismo, para poder eliminar a sus demonios interiores, que por la propia Gotham. Y al mínimo indicio de que las cosas en Gotham quizá no son tan idílicas como parecen desde la mansión Wayne, no duda en volver a enfundarse el traje. La máscara y la capa son la vía de escape que tiene Bruce para escapar de su vacía existencia. Las conversaciones con Alfred y los encuentros con Selina Kyle los aprovecha Nolan para mostrarnos el lado más humano de Bruce Wayne. Unos secundarios perfectamente interpretados, el primero por un superclase como Caine, que saca a pasear su talento más que nunca en la saga (pese a aparecer menos), y la segunda por una sorprendente Anne Hathaway, de la que no me esperaba una Catwoman tan competente, que aportan mucho más empaque a la película que el que daban los secundarios (sobre todo Dent y Rachel) a TDK. Y la cosa no termina aquí, pues se nos presenta a un nuevo personaje, el de Levitt, un joven policía que representa la (poca) honestidad que queda en el cuerpo de policía de Gotham. Su papel era complicado, pues podía caer perfectamente en el estereotipo, pero lo interpreta con mucho oficio.
Toda esta presentación de personajes se da en algo más de una hora, algo menos de la mitad de película, que es de una calidad tremenda. Porque si a todo esto le añadimos un prólogo espectacular, dónde aparece la otra estrella de la función, Bane, villano que poco tiene que envidiar al Joker de Ledger (imprescindible la voz de la versión original), y además Nolan, entre toda la red de relaciones entre personajes que traza, empieza a desarrollar las bases de la trama, con escenas de acción contundentes y alguna bastante compleja, pues ya solo con eso ha superado a todo lo filmado por él mismo anteriormente. Es una hora y pico de gran Cine, dónde la narración no se le va ni una vez de las manos, dónde deja respirar las escenas convenientemente para que estas tengan vida, para que los actores se luzcan (es imposible no mencionar una de las conversaciones entre Alfred y Bruce, sin la música de Zimmer entremedio, alcanzando cotas de emoción casi insuperables), y además empieza a poner las bases de la trama a través de temas tan actuales como la crisis económica y energética. Todo este tramo termina con el primer encuentro entre Bane y Batman, otro de los grandes momentos de la película y dónde Nolan vuelve a prescindir acertadamente de la música de Hans Zimmer para que la escena sea si cabe más seca y brutal.
Sigue en spoiler por falta de espacio.
He empezado la crítica con los defectos, y es una película a la que tengo un nueve. Así que, de momento, los defectos de bulto se terminan aquí.
Ya que he empezado con confesiones, voy a seguir un poco más, fui de los pocos a los que les decepcionó El caballero oscuro en un primer visionado. Un seis le puse en FA. Luego a base de revisiones ha acabado en un más que honorable ocho, pero sigo sin ver por ningún lado la Obra Maestra que muchos profesan. Lo que veo es una muy buen thriller disfrazado de peli de superhéroes, con un villano que, este sí, pasará a la historia del Cine por ser una encarnación perfecta del caos y la locura intrínsecas en el ser humano y en su propia sociedad. Pero a parte del gran Joker, no veo nada más que pueda considerarse memorable o imperecedero, es un buen thriller, con el defecto de tener demasiados personajes protagonistas y no saber desarrollarlos convenientemente. Y es aquí donde Rises gana por goleada.
Porque ante todo, y a diferencia de su antecesora, The Dark Knight Rises es una película de personajes. De personajes en mayúsculas. Nolan devuelve el protagonismo a Bruce Wayne después de prácticamente olvidarlo en la secuela de Batman Begins (en favor de desarrollar deficientemente un bastante soso Harvey Dent), y el resultado no puede ser mejor. Se nos presenta a un personaje derrotado, vacío, sin rumbo después de haber colgado la capa, en teoría, a favor de la paz en Gotham. El problema es que Bruce Wayne se había convertido en Batman más por él mismo, para poder eliminar a sus demonios interiores, que por la propia Gotham. Y al mínimo indicio de que las cosas en Gotham quizá no son tan idílicas como parecen desde la mansión Wayne, no duda en volver a enfundarse el traje. La máscara y la capa son la vía de escape que tiene Bruce para escapar de su vacía existencia. Las conversaciones con Alfred y los encuentros con Selina Kyle los aprovecha Nolan para mostrarnos el lado más humano de Bruce Wayne. Unos secundarios perfectamente interpretados, el primero por un superclase como Caine, que saca a pasear su talento más que nunca en la saga (pese a aparecer menos), y la segunda por una sorprendente Anne Hathaway, de la que no me esperaba una Catwoman tan competente, que aportan mucho más empaque a la película que el que daban los secundarios (sobre todo Dent y Rachel) a TDK. Y la cosa no termina aquí, pues se nos presenta a un nuevo personaje, el de Levitt, un joven policía que representa la (poca) honestidad que queda en el cuerpo de policía de Gotham. Su papel era complicado, pues podía caer perfectamente en el estereotipo, pero lo interpreta con mucho oficio.
Toda esta presentación de personajes se da en algo más de una hora, algo menos de la mitad de película, que es de una calidad tremenda. Porque si a todo esto le añadimos un prólogo espectacular, dónde aparece la otra estrella de la función, Bane, villano que poco tiene que envidiar al Joker de Ledger (imprescindible la voz de la versión original), y además Nolan, entre toda la red de relaciones entre personajes que traza, empieza a desarrollar las bases de la trama, con escenas de acción contundentes y alguna bastante compleja, pues ya solo con eso ha superado a todo lo filmado por él mismo anteriormente. Es una hora y pico de gran Cine, dónde la narración no se le va ni una vez de las manos, dónde deja respirar las escenas convenientemente para que estas tengan vida, para que los actores se luzcan (es imposible no mencionar una de las conversaciones entre Alfred y Bruce, sin la música de Zimmer entremedio, alcanzando cotas de emoción casi insuperables), y además empieza a poner las bases de la trama a través de temas tan actuales como la crisis económica y energética. Todo este tramo termina con el primer encuentro entre Bane y Batman, otro de los grandes momentos de la película y dónde Nolan vuelve a prescindir acertadamente de la música de Hans Zimmer para que la escena sea si cabe más seca y brutal.
Sigue en spoiler por falta de espacio.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Por suerte o por desgracia, la película dura algo menos de tres horas, y con esa primera parte que es majestuosa, no ha hecho nada más que empezar. Queda algo más de la mitad, en la que Nolan intercala grandes momentos, emocionantísimos, en los que Bruce Wayne pasa los peores momentos de su vida, en los que se escarba aún más en la torturada alma del personaje, para sacar lo mejor y lo peor de él, y momentos de lucimiento para Bane, en lo que es una clara analogía con los típicos revolucionarios populistas, que se hacen con el poder en las situaciones de crisis sacando provecho de ellas y embaucando al pueblo con sus mentiras. En ese sentido, Bane es la rencarnación directa de personajes como Hitler, un tío que fue lanzado al poder con una mayoría democrática, aprovechándose del mal momento de su país. En ese sentido, el atrevimiento de Nolan en tratar ese tema es notable, pues en un momento de crisis global, que invita más que nunca a lanzar mensajes revolucionarios, es como una especie de advertencia hacía los peligros del populismo más barato. La película parece perder algo de fuerza en esa segunda mitad, pero todo remonta para el gran final, que no decepciona, poniendo a los personajes y a la misma ciudad al límite, explotando todo en una espiral de violencia en la que el director, por fin, pone todas las cartas sobre la mesa, sean esas cartas mejores o peores. Y es que puede que algunos giros de guion sean demasiado rebuscados, o que irrumpan en momentos poco adecuados, pero es que uno está a estas alturas tan metido en la tragedia, porque es lo que es, de Nolan, que las posibles trampas de guion ya le son bastante igual. Lo mejor de todo es que al final, y al contrario que en TDK, queda la sensación de que Nolan no ha sido complaciente con el espectador, y es que es fiel en todo momento al discurso que ha ido desarrollando durante la película, discurso que no conviene desvelar pues da empaque a toda la saga y es bueno que cada uno lo interprete a su manera, pues lo que yo he sacado en claro puede no ser válido para otro. Sí puedo decir, pese a todo, que Nolan es muy atrevido con su mensaje, pese a que este no sea demasiado claro, y no es nada complaciente con el concepto ni de héroe, ni de símbolo.
Me queda la sensación, pues, de película que da sentido a toda la saga, terminándola por todo lo alto y teniendo identidad propia. Puede decepcionar a los que esperaban una seguna The Dark Knight, pero es que Rises, sea mejor o peor, es una película bastante diferente.
Me queda la sensación, pues, de película que da sentido a toda la saga, terminándola por todo lo alto y teniendo identidad propia. Puede decepcionar a los que esperaban una seguna The Dark Knight, pero es que Rises, sea mejor o peor, es una película bastante diferente.

6,8
66.267
9
14 de marzo de 2010
14 de marzo de 2010
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Corría el riesgo de cagarla en la forma que tomé de visionar las películas de Mann: esto es, de reciente para atrás. La cosa, sin embargo, no puede ir mejor, ya que lo que me ha demostrado este director es que, en la actualidad, tiene una madurez para realizar, un pulso, que no sé si es gracias a una evolución dentro de su carrera o a un talento innato, pero que me está dejando asombrado. Primero fue la sombría Enemigos públicos, un genial acercamiento a un personaje, una película sin género dirigida con los recursos de muchos de ellos.
Collateral es mi segunda película de Mann (posteriormente he visto El último mohicano), y aquí no se esconde, eso es un thriller como dios manda. Y lo que tiene que tener un thriller es, a mi modo de ver, una gran realización, que "transporte" un guión y una trama que no tienen porque ser demasiado verosímiles. Sin embargo, un montaje correcto pueden elevar una trama que en principio puede parecer poco estimulante, pero que gracias al buen hacer de todos consigue engancharte, pegarte a la pantalla, empaparte del ambiente de un Los Ángeles nocturna que se logra magistralmente, y sentir empatía por unos personajes muy bien trazados y sobretodo cojonudamente interpretados.
Pues bien, como no podía ser do otra manera, entre la fenomenal dirección se encuentran escenas para el recuerdo, escenas de acción planificadas al milímetro y llevadas a situaciones límite de una manera totalmente espontánea y natural, y que resultan enormemente excitantes para el espectador, sobretodo si no le disgustan este tipo de películas o escenas. La parte de la discoteca, o el exagerado y brutal giro final, que, aún no sé como, funciona a las mil maravillas, son algunas de esas escenas que elevan al altar de los grandes thrillers a esta odisea por una LA oscura y violenta.
Collateral es mi segunda película de Mann (posteriormente he visto El último mohicano), y aquí no se esconde, eso es un thriller como dios manda. Y lo que tiene que tener un thriller es, a mi modo de ver, una gran realización, que "transporte" un guión y una trama que no tienen porque ser demasiado verosímiles. Sin embargo, un montaje correcto pueden elevar una trama que en principio puede parecer poco estimulante, pero que gracias al buen hacer de todos consigue engancharte, pegarte a la pantalla, empaparte del ambiente de un Los Ángeles nocturna que se logra magistralmente, y sentir empatía por unos personajes muy bien trazados y sobretodo cojonudamente interpretados.
Pues bien, como no podía ser do otra manera, entre la fenomenal dirección se encuentran escenas para el recuerdo, escenas de acción planificadas al milímetro y llevadas a situaciones límite de una manera totalmente espontánea y natural, y que resultan enormemente excitantes para el espectador, sobretodo si no le disgustan este tipo de películas o escenas. La parte de la discoteca, o el exagerado y brutal giro final, que, aún no sé como, funciona a las mil maravillas, son algunas de esas escenas que elevan al altar de los grandes thrillers a esta odisea por una LA oscura y violenta.

6,3
53.282
8
4 de septiembre de 2009
4 de septiembre de 2009
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocas cosas se le pueden reprochar a Mann de su nuevo y sólido trabajo. Muchos, hilando muy fino y con muchas ganas de criticar, mencionan frialdad, pedantería y vacío. Nada más lejos de lo que he sentido yo particularmente y de lo que, creo, puede sentir más o menos todo el mundo si se entrega a esta película sin ningún tipo de prejuicio.
No querais encontrar género. Esto no es un thriller, no es un drama, y ni mucho menos una película de la mafia, aunque quizá se pueda decir que es todo ello mezclado. A favor de Mann tengo que decir que la mezcla le ha salido muy homogenéa, sin que, al menos yo, pueda distinguir partes de un género u otro. Todo el filme funciona como un conjunto compacto con el solo objetivo de retratar la caída en desgracia de un tío que vivia (o al que pusieron) en una nube: John Dillinger. De alguna manera la película nos cuenta la pérdida de innocencia y la resistencia a perderla, con todas sus consecuencias. En resumidas cuentas, es la historia de un hombre frente a una realidad que no quiere asimilar, que se cree dominador de un mundo cuando en realidad es el mundo que primero lo encumbra y después lo hace caer. Christian Bale encarna este lado de la realidad , fría dura y sin compasión a la que se enfrenta un John Dillinger idealista, nostálgico, interpretado fantásticamente por un sobrio Johnny Depp. De eso va la película, y por eso Mann rechaza vertebrarla entorno a un argumento sólido y vibrante, para que nos centremos plenamente en el drama del personaje y su conflicto.
Todo esto, combinado por unos más que correctos secundarios Bale y Cotillard (estremecedora última escena) y la sólida dirección de Mann (con unos tiroteos que merecen recordarse como las mejores escenas de acción del año), conforma una película no muy habitual entre lo que se suele encontrar en verano, a la vez entretenida y emocionante, con un tono y un trasfondo serios, adultos, y que, por suerte y excepcionalmente en estos tiempos, no toma al espectador de idiota.
No querais encontrar género. Esto no es un thriller, no es un drama, y ni mucho menos una película de la mafia, aunque quizá se pueda decir que es todo ello mezclado. A favor de Mann tengo que decir que la mezcla le ha salido muy homogenéa, sin que, al menos yo, pueda distinguir partes de un género u otro. Todo el filme funciona como un conjunto compacto con el solo objetivo de retratar la caída en desgracia de un tío que vivia (o al que pusieron) en una nube: John Dillinger. De alguna manera la película nos cuenta la pérdida de innocencia y la resistencia a perderla, con todas sus consecuencias. En resumidas cuentas, es la historia de un hombre frente a una realidad que no quiere asimilar, que se cree dominador de un mundo cuando en realidad es el mundo que primero lo encumbra y después lo hace caer. Christian Bale encarna este lado de la realidad , fría dura y sin compasión a la que se enfrenta un John Dillinger idealista, nostálgico, interpretado fantásticamente por un sobrio Johnny Depp. De eso va la película, y por eso Mann rechaza vertebrarla entorno a un argumento sólido y vibrante, para que nos centremos plenamente en el drama del personaje y su conflicto.
Todo esto, combinado por unos más que correctos secundarios Bale y Cotillard (estremecedora última escena) y la sólida dirección de Mann (con unos tiroteos que merecen recordarse como las mejores escenas de acción del año), conforma una película no muy habitual entre lo que se suele encontrar en verano, a la vez entretenida y emocionante, con un tono y un trasfondo serios, adultos, y que, por suerte y excepcionalmente en estos tiempos, no toma al espectador de idiota.
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