Lo mejor que pudo pasarle a este despropósito es que nadie se acuerde de ella, ni el efecto llamada de rostros reconocidos de la comedia pueden salvar una mierda del tamaño de un camión, si en el primer capitulo te clavan diez minutos a dos policías conversando gilipolleces dentro de un coche patrulla lo mínimo es que los diálogos tengan algo de gracia o algún otro potencial que no te haga darle a stop y salir por patas. Lo de Arturo Valls como actor es de comisaria (nunca mejor dicho), las actuaciones son de -venga, terminemos pronto que me esperan en casa-, ni tan siquiera Aceres haciendo lo que sabe hacer Aceres puede arrancarnos una mueca de la cara. Tendré que ver la australiana en la que esta basada, porque esto parece un "cámara café cuñado" o un "office de mercadillo" por lo menos echarle ganas, currarse un poco los diálogos, que tan siquiera se pueda justificar esos breves 6 capítulos como un intento fallido de algo.

Podría ser una manida comedia más sobre padres e hijos con risas enlatadas y situaciones trilladas, pero no es así, Bendita paciencia es una serie agradable llena de diálogos frescos y cuidados, donde se toca todos esos temas con los que nos vemos identificados los padres y parejas nacidas en el siglo pasado. Vista completa te das de cuenta como la serie crece y no decae ni un ápice de su propuesta inicial continua fresca y rezuma buen rollo aún cuando se aborda algún tema dramático, sin más caminos ni giros innecesarios que los que aportan la vida, dejándonos cantidad de momentos graciosos y tiernos. Las actuaciones de la pareja principal son grandiosas, estado de gracia de estos dos grandes de la tv británica, y los padres de él son dos personajes de simpatía innata, acertadísimo casting.

El suceso más extraño de todo lo que sucede en la serie es que yo terminara viendo los 6 capítulos, y no es que no suceda nada extraño en la serie, si no todo lo contrario, hay cosas tan inverosímiles y tan abyectas que te quedas sentado pensando que pasará, que acaban las seis horas y sientes que han sido las más inútiles de tu vida al frente de un televisor, contando las de la tele-tienda. Ni una interpretación reseñable, patéticos diálogos, un guión que no se sostiene ni por todos los hilos de la más absurda y deficiente ciencia ficción y sigo en spoiler porque me pega la risa y no se por donde reventar este inreventable sucedáneo de serie.

Este desbarajuste no hay por donde cogerlo, el primer capítulo es un cúmulo de situaciones irrisorias que dejan claro que si te la tomas un poco en serio, o le quieres sacar punta a lo que está sucediendo, mejor escapar, pero si continuas hasta el final por pura diversión, porque hay que darle una oportunidad a la ciencia ficción patria, lo lamentarás, porque no hay por donde cojerla.
Jaenada como mando militar, con un pulpo tatuado al cuello, esas greñas y la cara de avinagrado, si lo quieren hacer adrede no lo logran ni hartos de vino.
No se salva ni una interpretación, penosas, como si cobraran tarde y mal.

Resumen: Un barco científico, al mando de la armada española, se pierde en el pacífico y aparece en la última isla del fin del mundo, isla que los rusos utilizaban como vertedero nuclear, y hay monstruos (que dan mucha pena a los científicos y se quieren quedar a vivir con ellos) a bordo también va una influencer portuguesa, que cuando quiere habla un perfecto castellano, también hay unos narcos buscando un pedrusco muy valioso (que el cámara de una periodista transporta, en plan mula) y en el último capítulo se suman a la fiesta para que veamos a Najwa Nimri (pero que no hace nada, una frase y salir en los créditos, poco más)
Así planteado tendríamos una peliculaza ochentera de serie Z , pero no, es una mierda que quiere contarnos tantas cosas y no es capaz de decir nada, con tanta trama y subtrama se quedó en un insufrible drama.

No caigamos en el error de querer encontrar a Vigalondo en la serie (aunque está, por ejemplo en las canciones y percibes fragancias a "Extraterrestre") es un producto Netflix para entretener, y muy por encima de la media en comedias de última hornada. El vecino nos deja un barrio de cualquier ciudad española a donde se tienen que ir los jóvenes a compartir piso, donde el paro, la precariedad laboral y la lacra del juego esta presente, aderezado todo con el humor ácido y amable necesario para no caer en un dramón innecesario. El reclamo para escépticos podría ser los "reconocidos" Quin Gutiérrez y Clara Lago, aunque la gran actuación de la serie es la de los "no conocidos", quizás Adrián Pino no valla al hormiguero, pero se sale interpretando al friki bonachón eterno opositor, y le va a la zaga Catalina Sopelana, como la amiga guay comprometida con las causas perdidas que todos quisiéramos tener. También me gustó que no es una serie de superheroes al uso, hay más de Misfits que de Future man, no todo sucede entorno al torpe Titán, y la historia de "perruedines" genial.
Ahí queda mi recomendación, ahhh, y no conocía el comic.