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Críticas ordenadas por utilidad
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7,7
123.031
1
3 de marzo de 2010
3 de marzo de 2010
71 de 122 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sorprende de esta película el entusiasmo que ha despertado en crítica y público. En mis muchos años de ver y analizar cine, pocas veces había visto un caso similar de una película tan mala, y tan aplaudida. Aunque coincido con que tiene un arranque atractivo, el guión pierde el norte completamente y se olvida por completo de algo fundamental: la verosimilitud. De media parte para adelante, el guión estrangula la película con las dos manos y te expulsa de ella, por muy buena disposición que tengas. Aparte de ese dato elemental, adolece de vicios igual de graves. Moralmente la película es bochornosa. No creo que se haya tenido ni siquiera en cuenta ese aspecto al escribirla y al realizarla. Otra cosa parece inexplicable. En mi opinión se situa en el mismo plano que Rambo, es igual de simple en ese aspecto, su discurso no supera el de una pelicula de serie b americana, con Chuck Norris o Steven Segal. Como entretenimiento, como película de acción, puede tener su atractivo. Más allá de eso, está vacía por completo, ya que los posibles temas que plantea (¿amistad?, ¿denuncia social?, ¿denucia política?...), aparecen y desaparecen sin coherencia. Para añadir leña al fuego, el retrato carcelario no tiene nada que ver con la realidad, parece una película de otro tiempo, de la transición quizás. En ese contexto tendría su lugar. Hoy, solo produce desconcierto. De todo ello proviene la sorpresa, cuando la crítica la ensalza, cuando los académicos españoles la votan como mejor pelicula española del año, cuando el publico la vitorea. ¿Es porqué es de acción y es española? ¿Es porqué los efectos especiales son creíbles? Eso ya está superado ¿no? ¿Por qué es? Se me escapa, la verdad. Temo que su éxito provenga del exceso de televisión basura que consumimos los españoles, que nos hace olvidar que de una pelicula, para llamarla buena, se exige que cuente algo, que nos lo haga creer y consiga llegarnos a los huesos. Lo demás son tiros y puñetazos, y como tal debe apreciarse y valorarse, no como gran cine. Los Goya de este año son la peor noticia, después de años esperanzadores. El cine español está a años luz de la madurez del cine frances, aleman o americano. Señores académicos, si no se han enterado, es que en este país tenemos un problema.

5,5
3.819
6
18 de enero de 2024
18 de enero de 2024
21 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una esforzadísima película, de una factura asombrosamente veraz en lo técnico y en lo visual. Vivimos en un mundo en el que buena parte de lo que vemos en el cine es digital, es pura mentira impostada sobre un fondo verde. Ver una película como esta, donde (casi) todo es real, rodada en los mismos lugares donde ocurre la historia, con actores procedentes de los pequeños poblados remotos de los valles del Himalaya, le da ya de inicio una autenticidad impagable a la película, y con muy poco consigue el hechizo de trasladarte en el tiempo y en el espacio. La inmersión es eficaz.
No está tan conseguida la historia dramática, que no gira tanto entorno a un crimen y su resolución policial, sino a la introspección del personaje principal y su sentimiento de culpa respecto a la tragedia. Los remotísimos valles indios, el influjo de sus gentes sencillas y sus costumbres y ritmos, son escenario y mecanismo para el proceso sanador del personaje, para su tránsito a una edad de madurez. Sin embargo esta línea dramática, que es en realidad la esencia de la película, está irregularmente trabajada, y no siempre con acierto. Tiene un punto de partida un tanto cuestionable, pues el concepto de culpa con el que trabaja la película es interpretable, y a partir de ahí, el camino recorrido puede suponer un distanciamiento cada vez mayor del espectador occidental. Entre nuestros valores el concepto de justicia es esencial, y aunque podamos entender que la película se centra en un aspecto más espiritual del trauma, no podemos evitar que la espina se nos quede clavada. En mi opinión (muy subjetiva), esta película plantea contradicciones en el espectador occidental.
En cualquier caso, la progresión dramática tiene buenos elementos, aunque no son especialmente originales. Son piezas que se van sucediendo con atino, sin alardes, también sin una propuesta de guion que merezca especial atención. En ese sentido, uno siente que esos espectaculares paisajes no tienen el protagonismo que podrían. Falta ruido de viento, falta sentir el frío, falta algo de sufrimiento físico, de suciedad tangible, de sudor en el hielo... Ideas que lanzo al aire sin pensar para ilustrar lo que uno echa en falta sin ser capaz de concretar. No es que no haya cosas de esas, es que no se acaban de utilizar eficientemente con una intención cinematográfica. Me faltan decibelios en el drama. Por otra parte, es muy remarcable la exposición de aspectos costumbristas, que hacen del todo verosímil toda la peripecia.
Lo que sí me atrevo a concretar es el déficit (para mí el fallo más visible de la película) en la narrativa temporal: no se cuenta bien el transcurso del tiempo, nunca llegamos a saber (sentir) cuánto pasa el personaje perdido en ese valle remoto, nunca alcanza su vivencia un estatus de rutina, de integración, con lo que no se percibe la entidad de su proceso personal, no hay una progresión visual que nos permita identificar el paso del tiempo y el estado de las cicatrices. Eso perjudica la película, porque impide dar toda la solidez a los lazos afectivos generados. Y eso tiene consecuencias sucesivas sobre muchos aspectos de la historia. El espectador cuenta con el elemento tiempo para comprender los vínculos, y eso se pierde en parte. Y mira que con muy poco, con cuatro planos, puedes dar las pistas que ubiquen sobre esa cuestión. La aventura final, recupera la narrativa correcta, y se nota emocionalmente al momento, y es que hay muy buen material, la historia tiene una base muy fértil y muy agradecida.
Salvador Calvo, un auténtico aventurero, un Indiana Jones del cine español (quizá algún día haya que pensar en hacer una película sobre él), tuvo la amabilidad de desplazarse a Lleida ayer miércoles para dialogar con los espectadores. Fue un auténtico placer hacerlo, conocer de primera mano los entresijos de un rodaje tan complicado como el de esta película, en lugares muy apartados del norte de la India, y conocer también el trabajo y la maceración que hay detrás del planteamiento dramático. Muchas cosas cobran sentido cuando tienes la oportunidad de debatir con el autor, y eso me llevo yo y los espectadores que participamos en el coloquio. Mi crítica, sin embargo, no puede incorporar ese libro de instrucciones, no sería justo. La películas se exhiben solas, sin anexos explicativos. Por eso transcribo con toda pureza mis percepciones durante la proyección. Nadie puede cambiar ya lo que tiene de bueno esta película, que es mucho, que es abrumador, por lo abrumador del trabajo técnico y visual, ni lo que pueda cojear ligeramente en ella, en el guion sobre todo. Ni nadie cambiará el hecho de que verla suponga para el espectador meterse en el interior de una gran aventura personal que pone al alcance de la mano lo más importante en el cine: la emoción.
No está tan conseguida la historia dramática, que no gira tanto entorno a un crimen y su resolución policial, sino a la introspección del personaje principal y su sentimiento de culpa respecto a la tragedia. Los remotísimos valles indios, el influjo de sus gentes sencillas y sus costumbres y ritmos, son escenario y mecanismo para el proceso sanador del personaje, para su tránsito a una edad de madurez. Sin embargo esta línea dramática, que es en realidad la esencia de la película, está irregularmente trabajada, y no siempre con acierto. Tiene un punto de partida un tanto cuestionable, pues el concepto de culpa con el que trabaja la película es interpretable, y a partir de ahí, el camino recorrido puede suponer un distanciamiento cada vez mayor del espectador occidental. Entre nuestros valores el concepto de justicia es esencial, y aunque podamos entender que la película se centra en un aspecto más espiritual del trauma, no podemos evitar que la espina se nos quede clavada. En mi opinión (muy subjetiva), esta película plantea contradicciones en el espectador occidental.
En cualquier caso, la progresión dramática tiene buenos elementos, aunque no son especialmente originales. Son piezas que se van sucediendo con atino, sin alardes, también sin una propuesta de guion que merezca especial atención. En ese sentido, uno siente que esos espectaculares paisajes no tienen el protagonismo que podrían. Falta ruido de viento, falta sentir el frío, falta algo de sufrimiento físico, de suciedad tangible, de sudor en el hielo... Ideas que lanzo al aire sin pensar para ilustrar lo que uno echa en falta sin ser capaz de concretar. No es que no haya cosas de esas, es que no se acaban de utilizar eficientemente con una intención cinematográfica. Me faltan decibelios en el drama. Por otra parte, es muy remarcable la exposición de aspectos costumbristas, que hacen del todo verosímil toda la peripecia.
Lo que sí me atrevo a concretar es el déficit (para mí el fallo más visible de la película) en la narrativa temporal: no se cuenta bien el transcurso del tiempo, nunca llegamos a saber (sentir) cuánto pasa el personaje perdido en ese valle remoto, nunca alcanza su vivencia un estatus de rutina, de integración, con lo que no se percibe la entidad de su proceso personal, no hay una progresión visual que nos permita identificar el paso del tiempo y el estado de las cicatrices. Eso perjudica la película, porque impide dar toda la solidez a los lazos afectivos generados. Y eso tiene consecuencias sucesivas sobre muchos aspectos de la historia. El espectador cuenta con el elemento tiempo para comprender los vínculos, y eso se pierde en parte. Y mira que con muy poco, con cuatro planos, puedes dar las pistas que ubiquen sobre esa cuestión. La aventura final, recupera la narrativa correcta, y se nota emocionalmente al momento, y es que hay muy buen material, la historia tiene una base muy fértil y muy agradecida.
Salvador Calvo, un auténtico aventurero, un Indiana Jones del cine español (quizá algún día haya que pensar en hacer una película sobre él), tuvo la amabilidad de desplazarse a Lleida ayer miércoles para dialogar con los espectadores. Fue un auténtico placer hacerlo, conocer de primera mano los entresijos de un rodaje tan complicado como el de esta película, en lugares muy apartados del norte de la India, y conocer también el trabajo y la maceración que hay detrás del planteamiento dramático. Muchas cosas cobran sentido cuando tienes la oportunidad de debatir con el autor, y eso me llevo yo y los espectadores que participamos en el coloquio. Mi crítica, sin embargo, no puede incorporar ese libro de instrucciones, no sería justo. La películas se exhiben solas, sin anexos explicativos. Por eso transcribo con toda pureza mis percepciones durante la proyección. Nadie puede cambiar ya lo que tiene de bueno esta película, que es mucho, que es abrumador, por lo abrumador del trabajo técnico y visual, ni lo que pueda cojear ligeramente en ella, en el guion sobre todo. Ni nadie cambiará el hecho de que verla suponga para el espectador meterse en el interior de una gran aventura personal que pone al alcance de la mano lo más importante en el cine: la emoción.

7,0
17.344
6
1 de julio de 2024
1 de julio de 2024
35 de 52 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película con un aire teatral, muchas escenas corales donde explotan conflictos por doquier. Personajes muy perfilados de base, ubicados en sus roles. Toda la trama, muy meritoriamente, termina por converger y redondear la película, lo que produce un efecto estimulante en el espectador, al que las diferentes vueltas de la película, van flipando cada vez más en las escenas finales, hasta un éxtasis definitivo donde, en apariencia, no queda un solo cabo suelto, todo atado, todo redondo. Hay una gran satisfacción en el espectador cuando eso ocurre, cuando ves que las migajas que has ido recogiendo, sí llevaban a alguna parte. En ese sentido, la película es un diez, y además las interpretaciones son muy buenas, especialmente la de Emma Vilarasau, por supuesto.
Esos logros descritos, no dejan de ser fuegos artificiales. Lo cierto es que hay una gran imprecisión en los personajes. Los que en principio están más bien definidos, después se desdibujan y se desinflan, traicionándose hacia una conclusión muy mainstream; los que son más estereotipados, están a mucha distancia del espectador, incluso de los otros personajes, son solo resortes mecánicos de la acción, no tienen cuerpo y menos alma; luego están los ambiguos, que nos van desconcertando, no por los hábiles giros del guion, sino por los defectos del mismo. Hay tantos aportes finales en esta película, tantas tangentes que al fin convergen, que el espectador sufre una sobredosis, y pierde el hilo emocional, termina por no saber cuándo alcanza la cumbre de esta historia, porque cuando cree que ya estás arriba, hay una cumbre más, un más difícil todavía, cuya relevancia, al margen de los circense, es discutible. Les faltan toneladas de simplicidad a esta historia, que al margen de la redondez que en apariencia tiene la trama, es de una gran confusión emocional, porque los personajes son confusos, no hay claridad respecto a su valores.
Por otro lado, hay que aplaudirlo, la película tiene grandes momentos de dirección. Toda la escena del paracaidismo, es verdaderamente genial, con un humor oscuro, que se mezcla con una angustia que los actores manejan muy bien. También la escena de las niñas en la playa, muy bien filmada y muy bien interpretada. El problema de esta película está, no tanto en la dirección, sino en el guion, que quiere poner tantas perlas, que el collar se desengarza. A ello se añade la confusión de algunos actores al conducir a sus personajes. Caso aparte es Emma Vilarasau, que como he dicho, demuestra que tiene un talento excepcional. También a su personaje le falta unos grados de definición, pero poco importa en ese asombroso tramo final de la película.
Los responsables de esta película, han hecho una trama con grandes y resultones giros. Pero para ello, sacrifican la esencia dramática de la historia, que no es más que un hilo discontinuo e imprevisible, que tanto pudo acabar del derecho como del revés. Solo se trata de cuadrar la trama, debieron pensar De la Orden y compañía, lo demás, no importa tanto. Los porqués, la fuerza de las emociones, se manejan a conveniencia para que todo se ensamble, y ya está. Con las buenas puntuaciones que tiene la película, no iban desencaminados. Que aproveche pues.
Esos logros descritos, no dejan de ser fuegos artificiales. Lo cierto es que hay una gran imprecisión en los personajes. Los que en principio están más bien definidos, después se desdibujan y se desinflan, traicionándose hacia una conclusión muy mainstream; los que son más estereotipados, están a mucha distancia del espectador, incluso de los otros personajes, son solo resortes mecánicos de la acción, no tienen cuerpo y menos alma; luego están los ambiguos, que nos van desconcertando, no por los hábiles giros del guion, sino por los defectos del mismo. Hay tantos aportes finales en esta película, tantas tangentes que al fin convergen, que el espectador sufre una sobredosis, y pierde el hilo emocional, termina por no saber cuándo alcanza la cumbre de esta historia, porque cuando cree que ya estás arriba, hay una cumbre más, un más difícil todavía, cuya relevancia, al margen de los circense, es discutible. Les faltan toneladas de simplicidad a esta historia, que al margen de la redondez que en apariencia tiene la trama, es de una gran confusión emocional, porque los personajes son confusos, no hay claridad respecto a su valores.
Por otro lado, hay que aplaudirlo, la película tiene grandes momentos de dirección. Toda la escena del paracaidismo, es verdaderamente genial, con un humor oscuro, que se mezcla con una angustia que los actores manejan muy bien. También la escena de las niñas en la playa, muy bien filmada y muy bien interpretada. El problema de esta película está, no tanto en la dirección, sino en el guion, que quiere poner tantas perlas, que el collar se desengarza. A ello se añade la confusión de algunos actores al conducir a sus personajes. Caso aparte es Emma Vilarasau, que como he dicho, demuestra que tiene un talento excepcional. También a su personaje le falta unos grados de definición, pero poco importa en ese asombroso tramo final de la película.
Los responsables de esta película, han hecho una trama con grandes y resultones giros. Pero para ello, sacrifican la esencia dramática de la historia, que no es más que un hilo discontinuo e imprevisible, que tanto pudo acabar del derecho como del revés. Solo se trata de cuadrar la trama, debieron pensar De la Orden y compañía, lo demás, no importa tanto. Los porqués, la fuerza de las emociones, se manejan a conveniencia para que todo se ensamble, y ya está. Con las buenas puntuaciones que tiene la película, no iban desencaminados. Que aproveche pues.
Serie

4,3
4.141
2
25 de octubre de 2010
25 de octubre de 2010
30 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡No, no y no! ¡Ya estamos otra vez copiando e imitando como unos descosidos! Esta serie ya la hemos visto antes, y mucho mejor rodada, caracterizada, decorada, interpretada, etc, etc, etc. La falta de originalidad en este país es un tema verdaderamente preocupante. Al final resulta que solo son realmente genuinos los productos más denostados y chavacanos que se emiten en este país. ¿Y qué coño significa eso? Pues que este es un país chavacano, y para todo lo demás, MasterCard, o sea, a comprar (imitar) lo de fuera. Se pierde la cuenta del numero de secuencias sacadas de otras series o películas. Quizás no están copiadas con "copy" y "paste", pero por el subconsciente de los guionistas, sabreis fácilmente qué películas les gustan y que series consumen. De "Gladiator" y "Braveheart" para adelante, todas las que queráis.
El gran problema de los imitadores, está en el origen. Se imita por falta de personalidad, aplicado al caso, porque nadie en el lustroso equipo de guionistas de esta serie ha sido capaz de fabricar personajes con empaque. Los personajes construyen las ficciones, ellos les dan alma, todo lo demás está a su servicio. Aquí solo tenemos estereotipos, peor, solo tenemos el esquema del estereotipo, porque más, no hay. Seguramente al hacer esta serie se pudo haber optado por "fabricar" personajes con mayor personalidad, pero algo me dice que los productores querían algo simple y esquemático para consumo de un país de chavacanos. Asegurar el tiro, vamos. Así nos va. ¿Es que aseguraban el tiro los creadores de Mad Men? ¿Es que lo hacían los de House?... Para qué seguir, es como darse de cabezazos.
Pero sigo. Puestos en esta situación, dejémonos llevar. Pues ni con esas. La trama de este primer capítulo alcanza cotas de previsibilidad solo comparables con una serie infantil para niños de tres años. Si antes los guionistas tenían la excusa de que los productores les joden, en este punto su ineptitud , sus vergüenzas, no tienen donde esconderse. Para qué seguir.
Pero sigo. No me voy a meter con las imprecisiones históricas, que son para matar de un infarto a más de un catedrático. Claro que es bueno que se conozca la historia de este país, tan rica y tan desconocida, pero no a cualquier precio. Flaco favor nos hacemos si tenemos que creerno que Viriato fue como aquí nos lo pintan. ¡Qué miedo da esta serie en este punto! Soy partidario de tomarse licencias dramáticas, de fabricar héroes incluso sin verles las debilidades, pero al loro, colegas, que luego la historia no va a ser la de los libros, sino la que nos cuenta la tele.
Acabo. En la serie salen tetas preciosas, y culos magníficos fotografiados con un difuminado muy estilizado, salen intrigas y batalla, hay un derroche de honor y frases para la posteridad. Puro entretenimiento. Joder..., ¡la verdad es que me ha encantado! Y es que doy el perfil. Soy un chavacano y siempre tiro de MasterCard.
El gran problema de los imitadores, está en el origen. Se imita por falta de personalidad, aplicado al caso, porque nadie en el lustroso equipo de guionistas de esta serie ha sido capaz de fabricar personajes con empaque. Los personajes construyen las ficciones, ellos les dan alma, todo lo demás está a su servicio. Aquí solo tenemos estereotipos, peor, solo tenemos el esquema del estereotipo, porque más, no hay. Seguramente al hacer esta serie se pudo haber optado por "fabricar" personajes con mayor personalidad, pero algo me dice que los productores querían algo simple y esquemático para consumo de un país de chavacanos. Asegurar el tiro, vamos. Así nos va. ¿Es que aseguraban el tiro los creadores de Mad Men? ¿Es que lo hacían los de House?... Para qué seguir, es como darse de cabezazos.
Pero sigo. Puestos en esta situación, dejémonos llevar. Pues ni con esas. La trama de este primer capítulo alcanza cotas de previsibilidad solo comparables con una serie infantil para niños de tres años. Si antes los guionistas tenían la excusa de que los productores les joden, en este punto su ineptitud , sus vergüenzas, no tienen donde esconderse. Para qué seguir.
Pero sigo. No me voy a meter con las imprecisiones históricas, que son para matar de un infarto a más de un catedrático. Claro que es bueno que se conozca la historia de este país, tan rica y tan desconocida, pero no a cualquier precio. Flaco favor nos hacemos si tenemos que creerno que Viriato fue como aquí nos lo pintan. ¡Qué miedo da esta serie en este punto! Soy partidario de tomarse licencias dramáticas, de fabricar héroes incluso sin verles las debilidades, pero al loro, colegas, que luego la historia no va a ser la de los libros, sino la que nos cuenta la tele.
Acabo. En la serie salen tetas preciosas, y culos magníficos fotografiados con un difuminado muy estilizado, salen intrigas y batalla, hay un derroche de honor y frases para la posteridad. Puro entretenimiento. Joder..., ¡la verdad es que me ha encantado! Y es que doy el perfil. Soy un chavacano y siempre tiro de MasterCard.

7,0
20.906
3
13 de febrero de 2023
13 de febrero de 2023
40 de 65 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por más perspectivas con que intento ver esta película, no consigo verle la gracia. Me he puesto de frente, de cuclillas, de lado y hasta he hecho el pino-puente. Tendrá algo de fábula, de cuento, sus personajes tendrán esa bonhomía propia del mundo infantil, en esta especie de Brigadoon o Innisfree que parece ser la isla de Inisherin. Debe ir por ahí la cosa. He hablado de la película con gente que solo dice maravillas de ella, que la adora, a la cual le ha llegado al corazón, y es como si yo hablara swahili y ellos coreano. No hay forma para mí de llegar a ella, ni con la mente, ni con los sentidos, ni con el puto corazón. Y de ahí no salgo. Parecía un pozo, pero quizás es una trinchera, puesto que ya me pongo el casco y me agacho a la espera del fusilamiento, posiblemente merecido, porque la opinión de uno entre muchos suele indicar que el problema es suyo (o sea mío en este caso). Sea como fuere, un punto de vista distinto no hará daño a nadie.
No se puede conectar con una película cuando no comprendes a sus personajes. De entrada, calibro mi mirada para ver una película de tono realista con un toque mágico, quizá espolvoreada de un humor bueno y bonito, de corazones generosos y algo peculiares en lugares bellos y especiales. Pero la ficción, una vez sentadas las bases del tono, tiene sus líneas rojas. Parece que va por ahí la cosa, que he calibrado bien, hasta que pierde la gracia para tornarse un absurdo incomprensible, una especie de competición para ver quien de los personajes es más estúpido, seres obtusos que pugnan por ver quien se da más fuerte contra un muro, como esas increíbles competiciones de tortazos que ahora están tan de moda.
Quizá la película es tan original, que no soy capaz de encontrarle el punto. Podría ser. En todo caso, resulta aburrida, repetitiva, reiterativa, argumentalmente insípida, carne de cortometraje, poco más. Personajes imprevisibles, en su inmovilidad en algunos casos, y en su evolución imposible en otros.
Da para hacer algunas lecturas subyacentes, elaborados temas. Creo que deberíamos resituarnos a veces, nos conformamos con muy poco cuando enumeramos la densidad temática de algunas películas actuales. Creo que deberíamos volver a leer a Cervantes y a Shakespeare. A mí todo lo que me sugiere esta película, son esencias intrascendentes y artificiales, pedos en lugar de aromas, verdaderas intelequias que no necesitan una película para contarse, que han errado el formato. Por dios, con que raquíticas pinceladas pretenciosas nos conformamos. Señor McDonagh, vea usted películas de Dreyer, de Ford, de Buñuel... ¿Pero qué coño es esta película?
Si los tontos piensan, se vuelven distintos, igual más listos, o más malos, quien sabe. Si algo perturba la paz de un lugar apartado y armónico, se podría desatar el infierno. Las convicciones deben mantenerse firmes hasta el fin, a costa de lo que sea, así se han construido los grandes avances de la humanidad. Hay hombres de distintas categorías, elites y seres más primitivos, y oye, todos merecen respeto, pero unos son aceite y otros son agua, y así son las cosas... Puedo desarrollar más argumentos razonados, algunos con toques de Brigadoon para dar más margen a los personajes, puedo sacar más etiquetas para dar empaque a la película, como oigo por ahí... ¡Vaya montón de carteles inocuos!, no sirven de nada en absoluto, como aquellos anuncios en las afueras que tampoco anunciaban nada.
En esta película el agua y el aceite tienen algo en común: son de una estupidez difícil de encontrar en cualquier otra parte, ya sea en el mundo del cine o en el mundo real.
No se puede conectar con una película cuando no comprendes a sus personajes. De entrada, calibro mi mirada para ver una película de tono realista con un toque mágico, quizá espolvoreada de un humor bueno y bonito, de corazones generosos y algo peculiares en lugares bellos y especiales. Pero la ficción, una vez sentadas las bases del tono, tiene sus líneas rojas. Parece que va por ahí la cosa, que he calibrado bien, hasta que pierde la gracia para tornarse un absurdo incomprensible, una especie de competición para ver quien de los personajes es más estúpido, seres obtusos que pugnan por ver quien se da más fuerte contra un muro, como esas increíbles competiciones de tortazos que ahora están tan de moda.
Quizá la película es tan original, que no soy capaz de encontrarle el punto. Podría ser. En todo caso, resulta aburrida, repetitiva, reiterativa, argumentalmente insípida, carne de cortometraje, poco más. Personajes imprevisibles, en su inmovilidad en algunos casos, y en su evolución imposible en otros.
Da para hacer algunas lecturas subyacentes, elaborados temas. Creo que deberíamos resituarnos a veces, nos conformamos con muy poco cuando enumeramos la densidad temática de algunas películas actuales. Creo que deberíamos volver a leer a Cervantes y a Shakespeare. A mí todo lo que me sugiere esta película, son esencias intrascendentes y artificiales, pedos en lugar de aromas, verdaderas intelequias que no necesitan una película para contarse, que han errado el formato. Por dios, con que raquíticas pinceladas pretenciosas nos conformamos. Señor McDonagh, vea usted películas de Dreyer, de Ford, de Buñuel... ¿Pero qué coño es esta película?
Si los tontos piensan, se vuelven distintos, igual más listos, o más malos, quien sabe. Si algo perturba la paz de un lugar apartado y armónico, se podría desatar el infierno. Las convicciones deben mantenerse firmes hasta el fin, a costa de lo que sea, así se han construido los grandes avances de la humanidad. Hay hombres de distintas categorías, elites y seres más primitivos, y oye, todos merecen respeto, pero unos son aceite y otros son agua, y así son las cosas... Puedo desarrollar más argumentos razonados, algunos con toques de Brigadoon para dar más margen a los personajes, puedo sacar más etiquetas para dar empaque a la película, como oigo por ahí... ¡Vaya montón de carteles inocuos!, no sirven de nada en absoluto, como aquellos anuncios en las afueras que tampoco anunciaban nada.
En esta película el agua y el aceite tienen algo en común: son de una estupidez difícil de encontrar en cualquier otra parte, ya sea en el mundo del cine o en el mundo real.
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