Hace tiempo había sabido de la existencia de ésta película, pero realmente suponía que nunca se había estrenado habida cuenta de la nula repercusión que se le dio hasta que me tope con ella totalmente de casualidad y fue una muy agradable sorpresa. Claro, se entiende cuando se ve que la produjo el Ministerio de Cultura de Chile conjuntamente con la Universidad de La Matanza en cuya sede se filmó. Si la hubiera producido Suar o Netflix o cualquiera de los canales asociados a las telefónicas la hubieran puesto por el cielo como están haciendo actualmente con la horrorosa Granizo a la que además ahora le están encontrando un costado de crítica social. Obviamente, habida cuenta de su temática era imposible que ninguna de las cadenas televisivas pusiera un centavo y muy probablemente, como ocurrió, trataran de invisibilizarla ya que en el fondo no es más que una visión cínica y desangelada de la propia maquinaria televisiva. El filme cuenta el ascenso y caída de Marcela Robledo (excelente Florencia Peña, alejada totalmente de su Moni Argento televisiva) de panelista a responsable de un programa de chimentos y los variopintos personajes que se mueven a su alrededor. La estética es deliberadamente televisiva y todo el elenco tiene larga tradición en ese medio, incluido guionista y director por lo que se puede intuir que saben de lo que hablan. Destacables las actuaciones de Martín Campilongo (Campi) aquí haciendo el papel de un siniestro abogado devenido en periodista y de Gonzalo Valenzuela lejos de sus papeles de galán, interpretando a un guardia de seguridad paranoico. Renglón aparte merece la labor de Florencia Peña que es un caso especial. Algunos actores luego de obtener un gran éxito quedan para siempre encasillados en ese personaje. Tal vez el caso más emblemático haya sido el de Sean Connery que, a pesar de que luego de ser Bond, filmó innumerables películas de otros géneros y estilos, al morir todos sus obituarios comenzaban con "murió James Bond". Algo similar ocurrió con los protagonistas de Casados con hijos. Francella a pesar de haber demostrado que puede ser un excelente actor dramático, sigue encasillado en Pepe Argento y los productores al parecer le exigen que siga siéndolo (el Miguel Flores de Granizo no es más que un Pepe Argento cool). Otro tanto puede decirse de Luisana Lopilato, al extremo que cuando debió filmar escenas de sexo con Francella en Los que aman odian, la gente se horrorizaba porque les parecían incestuosas como si Francella hubiera sido su padre real y no en una ficción. El caso de Peña es distinto porque demostró ser una excelente actriz antes de Casados y, de hecho, su personaje es esta película recuerda mucho al que representara años ha en la obra teatral de Muscari Desangradas en glamour que siguió la misma suerte de ésta película. Tal vez con los años llegue a tener estatus de culto. Nunca se sabe

Netflix presenta una nueva adaptación de una novela del autor de moda Harlan Coben esta vez situándola en Varsovia y sus alrededores. Al igual que me sucedió con El Inocente la historia se deja ver siempre y cuando uno suspenda la incredulidad porque como aquella está llena de incoherencias que sirven para que la trama avance. Si bien confieso que no he leído las novelas, ambas adaptaciones me dejan con el regusto de que las historias del tan reverenciado novelista no son más que chafalonía, esas joyas que a simple vista son de oro pero que carecen de valor alguno. Aquí la historia va de un fiscal perseguido por su pasado como en El Inocente iba de un ex presidiario perseguido por su pasado. Cambian las circunstancias del protagonista pero la historia es básicamente la misma. Y tanto en una como en otra se acumulan decenas de situaciones traídas de los pelos solo para justificar la resolución del enigma. Claro que tampoco hay enigma porque tanto en una como en otra la solución se intuye desde el segundo capítulo. Si hay que reconocer que los actores son de lo mejor de la producción.

Grata sorpresa es esta serie alemana que estreno el canal Europa Europa. Trama interesante, si bien un poco rebuscada en algunos momentos, excelentes actuaciones y una maravillosa reconstrucción de la Berlín de la República de Weimar que recuerda mucho a los filmes de Fassbinder como El matrimonio de María Braun o Berlín Alexanderplatz, al Cabaret de Bob Fosse y a El Huevo de la Serpiente de Bergman pero no desmerece en la comparación. En los cuatro capítulos que lleva estrenados, apenas se pueden objetar un par de fallos menores como la conveniencia de que nadie note que el cantante del cabaret en realidad es una mujer con bigote postizo y peluca o que la música que suena parece más un recital de Rammstein o Kraftwerk que música de los años `20.
Lo más notable es que, sin proponérselo directamente, deja bien a las claras el motivo por el cual poco después los alemanes votaron masivamente al nazismo.

Basada lejanamente en la novela Santa Evita de Tomás Eloy Martínez, éxito de ventas en 1995, llega ésta nueva versión de la vida de la abanderada de los humildes y, nuevamente, las guionistas se decantan por mostrar una Evita que nunca existió. Como es de público conocimiento la Eva Perón real detestaba a las feministas a quienes consideraba "mujeres que pretenden ser hombres y renunciar al fin último de la mujer, la familia" según sus propias palabras. No obstante, la serie muestra a una Eva totalmente convencida del ideario feminista (de los 2000) que en casi ningún momento aparece con al icónico rodete y el traje sastre, sino con una cabellera rubia que le cae sobre los hombros al gusto del montonerismo setentista y, al igual que en la opera de Lloyd y Weber, plantea una especie de competencia con Perón cuando en la realidad siempre supo -y lo dijo- que llegó a donde llegó gracias a su marido. Las actuaciones de Oreiro y Alterio (cada día más parecido a su padre) son buenas aunque no se puede decir lo mismo del Perón de Grandinetti que no solo no carece del phisique du rol sino que es sensiblemente más viejo que el Perón del `55 y, además, usa una peluca renegrida que resalta aun más su edad y lo deja casi en ridículo. La ambientación es correcta aunque es muy dudoso que en una recepción oficial se escuchara tango (algo así como si ahora en una recepción oficial se escuchara trap y reggaetón). Otro problema de cara al público extranjero (siendo un producto de Disney producido por Salma Hayek es evidente que se va a ver en el exterior) es que en ningún momento se explica que fue la "resistencia peronista" o porque Eva despertaba las pasiones que despertaba lo que para un foráneo dificultará su comprensión de lo que le están contando.

Después de años de oír hablar de Viridiana como el non plus ultra del cine hispano, la verdad es que me decepcionó bastante. Es más, creo que si no fuera por la ceguera de los censores que la mantuvieron invisible en la península hasta los años `70 hubiera pasado sin pena ni gloria. Más allá de las virtudes de Buñuel, su última etapa fue con mucho más corrosiva que esta absurda historia que exuda un tufillo clasista que no veas. La famosa escena de la comilona de los mendigos es apenas una acumulación de despropósitos sin justificación alguna más allá de "épater le bourgeois". Una gran decepción