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Críticas ordenadas por utilidad
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8,0
26.536
8
9 de enero de 2014
9 de enero de 2014
20 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dadas las numerosas interpretaciones que pueden hacerse sobre El ángel exterminador y ser todas ellas perfectamente válidas según la opinión de cada persona, empezaré por explicar lo que me ha sugerido esta película:
Nos encontramos ante un grupo de personas de la alta burguesía que se disponen a cenar como invitados en la mansión de los Nóbile tras llegar de la ópera. Estos señoritos y señoritas están evidentemente un peldaño o dos por encima en la escala social que por ejemplo los sirvientes de la casa. Pero si están a un nivel superior es porque sus normas de conducta son exquisitas conforme a lo que determina el protocolo, sus temas de conversación son hartamente interesantes, reina la cordialidad entre todos ellos y el clima social es excepcional. Por supuesto, todos ellos mantienen una imagen bien cuidada e inmejorable (barbas bien perfiladas, trajes y pajaritas ellos y, vestidos escotados, joyas, colgantes y peinados perfectos ellas). No cabe esperar menos de jóvenes arquitectos, reputados médicos y sus adorables esposas y prometidas. Pero… ¿qué ocurriría si estas personas no pudieran salir de una habitación por extrañas circunstancias y se vieran obligadas a convivir entre ellas?
Lo que sucede es lo que vemos en la película: este grupo de personas dejaría de ocupar ese primer puesto en la sociedad para instalarse en el último dejando por el camino y en evidencia toda esa fachada que eran las ricas vestimentas y joyas, los buenos modales y el gran saber estar por puros reproches, actitudes ruines los unos con los otros, envidias y odio para todo aquel que se precie. Nada es lo que parece o intentamos aparentar. Lo único que reina es la falsa modestia, hacer lo que todo el mundo hace y pensar como todo el mundo piensa. Todo esto puede funcionar bien siempre que no aflore ninguna situación imprevista o que nos desconcierte ya que de darse esta situación tal y como sucede en la película se irán sucediendo todas nuestras reacciones más primitivas e inevitablemente humanas que intentamos mantener encerradas.
Buena película pese a que en ciertos momentos pueda venirse un poco abajo o adolezca por falta de tensión aunque puede que hasta este aspecto sea buscado ya que muchas veces no es necesario que ocurra nada para que nos descompongamos con todo y con todos.
Nos encontramos ante un grupo de personas de la alta burguesía que se disponen a cenar como invitados en la mansión de los Nóbile tras llegar de la ópera. Estos señoritos y señoritas están evidentemente un peldaño o dos por encima en la escala social que por ejemplo los sirvientes de la casa. Pero si están a un nivel superior es porque sus normas de conducta son exquisitas conforme a lo que determina el protocolo, sus temas de conversación son hartamente interesantes, reina la cordialidad entre todos ellos y el clima social es excepcional. Por supuesto, todos ellos mantienen una imagen bien cuidada e inmejorable (barbas bien perfiladas, trajes y pajaritas ellos y, vestidos escotados, joyas, colgantes y peinados perfectos ellas). No cabe esperar menos de jóvenes arquitectos, reputados médicos y sus adorables esposas y prometidas. Pero… ¿qué ocurriría si estas personas no pudieran salir de una habitación por extrañas circunstancias y se vieran obligadas a convivir entre ellas?
Lo que sucede es lo que vemos en la película: este grupo de personas dejaría de ocupar ese primer puesto en la sociedad para instalarse en el último dejando por el camino y en evidencia toda esa fachada que eran las ricas vestimentas y joyas, los buenos modales y el gran saber estar por puros reproches, actitudes ruines los unos con los otros, envidias y odio para todo aquel que se precie. Nada es lo que parece o intentamos aparentar. Lo único que reina es la falsa modestia, hacer lo que todo el mundo hace y pensar como todo el mundo piensa. Todo esto puede funcionar bien siempre que no aflore ninguna situación imprevista o que nos desconcierte ya que de darse esta situación tal y como sucede en la película se irán sucediendo todas nuestras reacciones más primitivas e inevitablemente humanas que intentamos mantener encerradas.
Buena película pese a que en ciertos momentos pueda venirse un poco abajo o adolezca por falta de tensión aunque puede que hasta este aspecto sea buscado ya que muchas veces no es necesario que ocurra nada para que nos descompongamos con todo y con todos.
Cortometraje

6,3
373
10
24 de junio de 2014
24 de junio de 2014
19 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Ganar, y ganar, y ganar y volver a ganar, y ganar, y ganar, y ganar y volver a ganar, y ganar, y ganar, y ganar… ¿Queréis que me tire media hora? ¡Eso es el fútbol!”. Una sola palabra para describir la auténtica esencia del fútbol. Claro y directo. Y no podía venir de otra persona que no fuese un sabio nacido en Hortaleza, apodado Zapatones y con su dorsal número 8 grabado en la rojiblanca: Don Luis Aragonés.
Este gran cortometraje cargado de emoción personal y futbolística se centra en otra vertiente que los colchoneros conocemos también de primera mano: la derrota, o mejor dicho, el infortunio. Debo dejar claro que históricamente a este equipo se le ha conocido con un desagradable e inmerecido apelativo que no pienso reproducir y que se ha utilizado más para hacer daño que para otro fin. Algo que surgió de la propia casa (Don Vicente Calderón) y que debía haber quedado en un simple comentario más, se ha prolongado hasta nuestros días. El Atleti, no obstante y como equipo ganador que es, no ha gozado de buena suerte en momentos puntuales de su existencia, cosa que se ha visto doblemente compensada por el sentimiento que derrocha la tribu del Manzanares. Y aquí podemos ver una pequeña parte de esto.
A caballo entre el drama familiar causado por una enfermedad y el desenlace del título de Liga de la temporada 70/71 se va desarrollando la trama de la película. El director muestra en un blanco y negro necesario la ilusión de un niño por ir a ver a su equipo al campo junto con la inocencia de no ser consciente de la situación tan difícil por la que atraviesa su familia. Esa es la misma ilusión que el padre tiene o más por escuchar junto a su hijo la retransmisión que puede darle el alirón a su equipo. Juntos y con un destino interrogante en el horizonte, afrontan con ilusión y nerviosismo la consecución de una gran alegría. Pero acostumbrados a jugar al borde del alambre entre la derrota más dura y la victoria más sufrida y placentera, sólo un posible desenlace es el que le espera a esta doble historia.
Si como bien dijo el gran Luis el fútbol es ganar, también en la vida hay que intentar hacer lo mismo si lo que quieres es vivir y no sobrevivir, pero para conseguir este objetivo hay que luchar sean cuales sean tus armas y no darte nunca por vencido aunque todo juegue en tu contra y puedas perder. Pero en todo esto, mi Atleti, siempre ha sido y será el glorioso campeón.
Este gran cortometraje cargado de emoción personal y futbolística se centra en otra vertiente que los colchoneros conocemos también de primera mano: la derrota, o mejor dicho, el infortunio. Debo dejar claro que históricamente a este equipo se le ha conocido con un desagradable e inmerecido apelativo que no pienso reproducir y que se ha utilizado más para hacer daño que para otro fin. Algo que surgió de la propia casa (Don Vicente Calderón) y que debía haber quedado en un simple comentario más, se ha prolongado hasta nuestros días. El Atleti, no obstante y como equipo ganador que es, no ha gozado de buena suerte en momentos puntuales de su existencia, cosa que se ha visto doblemente compensada por el sentimiento que derrocha la tribu del Manzanares. Y aquí podemos ver una pequeña parte de esto.
A caballo entre el drama familiar causado por una enfermedad y el desenlace del título de Liga de la temporada 70/71 se va desarrollando la trama de la película. El director muestra en un blanco y negro necesario la ilusión de un niño por ir a ver a su equipo al campo junto con la inocencia de no ser consciente de la situación tan difícil por la que atraviesa su familia. Esa es la misma ilusión que el padre tiene o más por escuchar junto a su hijo la retransmisión que puede darle el alirón a su equipo. Juntos y con un destino interrogante en el horizonte, afrontan con ilusión y nerviosismo la consecución de una gran alegría. Pero acostumbrados a jugar al borde del alambre entre la derrota más dura y la victoria más sufrida y placentera, sólo un posible desenlace es el que le espera a esta doble historia.
Si como bien dijo el gran Luis el fútbol es ganar, también en la vida hay que intentar hacer lo mismo si lo que quieres es vivir y no sobrevivir, pero para conseguir este objetivo hay que luchar sean cuales sean tus armas y no darte nunca por vencido aunque todo juegue en tu contra y puedas perder. Pero en todo esto, mi Atleti, siempre ha sido y será el glorioso campeón.

6,7
851
8
20 de junio de 2016
20 de junio de 2016
19 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ryszard Kapuściński dijo en una ocasión: "Cuando se descubrió que la información era un negocio, la verdad dejó de ser importante". Pues de esto, ni más ni menos, es de lo que trata Escándalo. Una historia contada en una película del año 1950 y cuya exactitud con los tiempos actuales da mucho que pensar sobre la evolución que para muchas cosas hemos tenido.
Kurosawa pone en entredicho los valores de la prensa más sensacionalista que existe como es la rosa en donde no importa faltar a la verdad si con eso se venden más revistas. Y por supuesto tampoco importa manchar la imagen de las personas implicadas. No nos estamos refiriendo a personajes de la farándula que ya de por sí tienen su vida manchada a base de venderla porque su ineptitud no les da para más. Sino que hablamos de gente con oficios sanos (un pintor y una cantante) alejados de todo ese circo mediático pero que desgraciadamente su punto de mira apunta directamente a ellos. Esta crítica deja paso a una todavía más grave y no menos actual como es la de la justicia. ¿Es realmente justa la justicia? Si estamos en el mundo y tenemos dos dedos de frente podremos respondernos a esta pregunta.
La extorsión, el chantaje y la difamación son el caldo de cultivo en el que los personajes navegan aparentemente sin un rumbo claro hacia la defensa de su honor. De su verdad. Y en esto, como muchas veces antes y posteriormente siguió demostrando, Kurosawa se maneja perfectamente entre esas aguas embarradas en donde sus personajes pueden salir a flote o perecer. Por algo este señor fue y seguirá siendo recordado como El Emperador del cine. Tocó prácticamente todos los géneros cinematográficos contando historias que perduran en el tiempo tanto por su importancia como por su relevancia en el pasado y el presente y, todo ello, con una técnica inconfundible que siempre le hizo no salir airoso de aquel proyecto en el que se embarcaba sino como un verdadero influyente para generaciones venideras.
Mención especial para las actuaciones de Toshiro Mifune y Takashi Shimura. Dos monstruos de la interpretación del cine japonés. Fieles a las personalidades que suelen caracterizan a sus personajes como el de un hombre más temperamental y seguro de sí mismo en el caso de Mifune o más abatido y sumido en sus pensamientos para Shimura, pero siempre ambos aportando algo fresco y particular a cada nuevo papel.
Ver el cine de Akira no siempre es fácil y, al menos en mi caso, me gusta pensar pasados uno o días en la película que haya visto de él. Y no es porque se requiera de una gran capacidad de compresión para entenderlas, sino que cuando se piensa en ellas pasado un tiempo, uno se da cuenta de lo bien que están contadas la historias y de lo bien hechas que están las películas en cada uno de sus aspectos y a nivel general. Y Escándalo no podía ser menos.
Kurosawa pone en entredicho los valores de la prensa más sensacionalista que existe como es la rosa en donde no importa faltar a la verdad si con eso se venden más revistas. Y por supuesto tampoco importa manchar la imagen de las personas implicadas. No nos estamos refiriendo a personajes de la farándula que ya de por sí tienen su vida manchada a base de venderla porque su ineptitud no les da para más. Sino que hablamos de gente con oficios sanos (un pintor y una cantante) alejados de todo ese circo mediático pero que desgraciadamente su punto de mira apunta directamente a ellos. Esta crítica deja paso a una todavía más grave y no menos actual como es la de la justicia. ¿Es realmente justa la justicia? Si estamos en el mundo y tenemos dos dedos de frente podremos respondernos a esta pregunta.
La extorsión, el chantaje y la difamación son el caldo de cultivo en el que los personajes navegan aparentemente sin un rumbo claro hacia la defensa de su honor. De su verdad. Y en esto, como muchas veces antes y posteriormente siguió demostrando, Kurosawa se maneja perfectamente entre esas aguas embarradas en donde sus personajes pueden salir a flote o perecer. Por algo este señor fue y seguirá siendo recordado como El Emperador del cine. Tocó prácticamente todos los géneros cinematográficos contando historias que perduran en el tiempo tanto por su importancia como por su relevancia en el pasado y el presente y, todo ello, con una técnica inconfundible que siempre le hizo no salir airoso de aquel proyecto en el que se embarcaba sino como un verdadero influyente para generaciones venideras.
Mención especial para las actuaciones de Toshiro Mifune y Takashi Shimura. Dos monstruos de la interpretación del cine japonés. Fieles a las personalidades que suelen caracterizan a sus personajes como el de un hombre más temperamental y seguro de sí mismo en el caso de Mifune o más abatido y sumido en sus pensamientos para Shimura, pero siempre ambos aportando algo fresco y particular a cada nuevo papel.
Ver el cine de Akira no siempre es fácil y, al menos en mi caso, me gusta pensar pasados uno o días en la película que haya visto de él. Y no es porque se requiera de una gran capacidad de compresión para entenderlas, sino que cuando se piensa en ellas pasado un tiempo, uno se da cuenta de lo bien que están contadas la historias y de lo bien hechas que están las películas en cada uno de sus aspectos y a nivel general. Y Escándalo no podía ser menos.

7,4
43.396
8
23 de julio de 2013
23 de julio de 2013
19 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Suele decirse que una de las causas de que las películas de terror gusten mucho al público es debido a que nos encanta sentir la adrenalina de ver cómo los personajes sufren y se tienen que enfrentar a situaciones angustiosas y desagradables que por supuesto nunca querríamos para nosotros, lo que no quiere decir que lo deseemos para los demás, sino que esa experiencia y la incertidumbre del desenlace final hace que nos mantengamos expectantes a pesar de poder estar pasando un mal rato. Pues bien, con Funny Games podréis experimentar todas estas sensaciones elevadas a la máxima potencia.
Nos encontramos ante una película que, a pesar de lo que pueda creer la gente, va en contra de la violencia a pesar de mostrar una violencia psicológica sumamente fría y calculadora capaz de motivar en el espectador pensamientos y actitudes violentas que es justo a lo que incita y a la vez critica la película. Por todo ello vamos a sentir que todos nuestros ideales y actitudes se van a ver seriamente amenazados y puestos en entredicho.
Película imprescindible, crítica y reflexiva sobre la violencia y la condición humana vistas bajo la mirada de uno de los directores más importantes y atrevidos que nunca deja indiferente a nadie: Michael Haneke.
P.D: Diez años después de rodar esta película Haneke volvería a rodarla plano a plano pero esta vez con el atractivo de contar en el reparto con la siempre excelente y talentosa Naomi Watts y el habilidoso y polifacético Tim Roth.
Nos encontramos ante una película que, a pesar de lo que pueda creer la gente, va en contra de la violencia a pesar de mostrar una violencia psicológica sumamente fría y calculadora capaz de motivar en el espectador pensamientos y actitudes violentas que es justo a lo que incita y a la vez critica la película. Por todo ello vamos a sentir que todos nuestros ideales y actitudes se van a ver seriamente amenazados y puestos en entredicho.
Película imprescindible, crítica y reflexiva sobre la violencia y la condición humana vistas bajo la mirada de uno de los directores más importantes y atrevidos que nunca deja indiferente a nadie: Michael Haneke.
P.D: Diez años después de rodar esta película Haneke volvería a rodarla plano a plano pero esta vez con el atractivo de contar en el reparto con la siempre excelente y talentosa Naomi Watts y el habilidoso y polifacético Tim Roth.
Cortometraje

6,6
979
9
24 de noviembre de 2017
24 de noviembre de 2017
18 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
No se le ocurrió otra cosa mejor a Claude Lelouch en una apacible mañana de agosto de 1976 que hacer temblar las sublimes calles de París con el rugido de motor de su Mercedes-Benz 450SEL 6.9.
Rodado en una única toma para la historia queda para la memoria la inconsciencia de un tipo al volante en formato de joya pseudo-cinematográfica. Con sus pequeños trucos para alcanzar una mayor espectacularidad (el sonido de motor que escuchamos es el de un Ferrari) y “seguridad” (apoyo externo en algunos puntos ciegos de la ruta) se impone majestuoso el Arco del Triunfo a modo de zoom para recorrer los Campos Elíseos hasta el Obelisco de Lúxor; pasar por el Louvre y continuar pisando gas hasta adentrarnos en el bohemio barrio de Montmartre y ver de refilón el molino más famoso del mundo. Finalmente coronamos su cumbre donde se ubica la famosa Basílica del Sacré Coeur y donde nos aguarda una sonriente rubia. Cita saldada con éxito en una bella temeridad en no más de 9 minutos.
Una idea que no puede encontrar justificación alguna. Un fin que no debería justificar los medios pero cuyo resultado ahí está avalado por mi valoración a esta obra. Incongruencias… pero qué le vamos a hacer.
Rodado en una única toma para la historia queda para la memoria la inconsciencia de un tipo al volante en formato de joya pseudo-cinematográfica. Con sus pequeños trucos para alcanzar una mayor espectacularidad (el sonido de motor que escuchamos es el de un Ferrari) y “seguridad” (apoyo externo en algunos puntos ciegos de la ruta) se impone majestuoso el Arco del Triunfo a modo de zoom para recorrer los Campos Elíseos hasta el Obelisco de Lúxor; pasar por el Louvre y continuar pisando gas hasta adentrarnos en el bohemio barrio de Montmartre y ver de refilón el molino más famoso del mundo. Finalmente coronamos su cumbre donde se ubica la famosa Basílica del Sacré Coeur y donde nos aguarda una sonriente rubia. Cita saldada con éxito en una bella temeridad en no más de 9 minutos.
Una idea que no puede encontrar justificación alguna. Un fin que no debería justificar los medios pero cuyo resultado ahí está avalado por mi valoración a esta obra. Incongruencias… pero qué le vamos a hacer.
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