Lars von Trier es un director de cine como la copa de un pino. Con la perspectiva que proporciona el tiempo he llegado a creer que se ha burlado sin compasión del público que lloró con películas como “Bailar en la oscuridad”.
Al contemplar obras del danés como la fabulosa serie “The Riget”, la alucinada “Anticristo” o esta última “Melancolía”, es evidente que nos hallamos en manos de un misántropo que ha decidido humillar a su público. Sólo que en esta última película hay muy poco humor donde agarrarse.
Tras una primera parte en la que el alter ego femenino de Lars puede sacarte de tus casillas (sin olvidar diez minutos de imágenes sublimes que, realmente resumen la película de una manera formidable y que, como ya se ha comentado, parecen el reverso tenebroso de “El árbol de la vida”) además de ser tediosa, el danés continúa su soliloquio irritantemente catastrofista hasta llegar a unos treinta minutos finales majestuosos, como para rendirse al arte de este director.
Creo en la ironía, en las incongruencias del ser humano… pero Lars Von Trier refleja en este último film un desprecio por la humanidad y un pesimismo tan pueril, propio de un ser completamente aislado de lo cotidiano, que cae en el patetismo y convierte su obra en una ostentosa rabieta.

Es una película… esa es su grandeza, que es una película.
Podría ser una novela descriptiva acerca de la infancia en los Estados Unidos y tendríamos páginas y páginas repletas de pensamientos, sensaciones, filosofía…
Es una de las pocas películas que yo haya visto que me han acercado a los sabores salvajes de la infancia tanto que han despertado recuerdos olvidados que ni sabía que guardaba.

Es pretenciosa. Abarcar la consciencia desde los albores del universo hasta la catarsis de un pobre ser vivo no es nada fácil. Si tengo que poner alguna pega es por el pasaje de los dinosaurios (parece mentira pero nadie ha mejorado en el cine a los de Jurassic Park).

Creo que da que pensar y da que sentir. La fotografía y la dirección son prodigiosas y te sumergen en un viaje que, a mi entender, todo aficionado al cine debería probar.
No es una película fácil de ver pero aporta mucho más de lo que puedas esperar. Alcanza límites alucinantes con imágenes de la creación acompañadas con banda sonora de ópera. Alcanza el corazón con reflejos de los primeros años de vida. Es completamente catártica… creo que es una película que se revalorizará con el tiempo. Cada vez que pienso en ella creo que es mejor.

Siguiendo la tónica de la fabulosa primera parte, este Gobliins 2 evoluciona favorablemente en algunos aspectos como eliminar la barra de vida, pudiendo así concentrarte en los puzzles sin temor a hacer algo mal y tener que empezar desde el principio.
Como su antecesor, tiene un diseño y apartado visual que a mí particularmente me encantan. Ese tono humorístico y cachondo siempre me ha gustado y creo que los diseños son muy buenos.

Estos juegos podrían ser un claro antecedente de otros como Machinarium o Samorost en el sentido de que hay muy poco diálogo y están centrados en puzles puros y duros, con un inventario bastante reducido. En el caso de Gobliins también hay que tener en cuenta que muchos puzles se deben resolver sincronizando a ambos personajes, lo cual le da un toque también distinto a otros juegos a la vez que puede elevar bastante la dificultad en algunas situaciones. También puede generar algunos quebraderos de cabeza el hecho de que utilizar los objetos con uno u otro personaje también puede provocar reacciones distintas, cosa que al principio me costó asimilar pero que luego asumí como parte esencial del juego.

Como partes que quizás no me han parecido tan redondas diría que en algunos escenarios empiezas un poco sin tener ni idea de qué hacer y en ocasiones avanzas simplemente por probar todos los objetos hasta que accidentalmente aciertas. Entiendo que quizás también es parte del estilo del juego; y tiene puntos de reacciones absurdas que casan muy bien con el tono humorístico.
Por otra parte la historia es muy sencilla, cosa que me parece bien, pero tal vez sea demasiado esquemática y puede que se le hubiera podido sacar un poco más de jugo. Vas avanzando por distintos escenarios y algunas veces me parecía que ya debería estar acabando cuando todavía quedaban varios niveles por delante debido a que no entendía muy bien en qué punto de la trama estaba.

En conjunto me parece un juego muy divertido y que engancha. Disfruto un montón de su apartado visual, humor y de los quebraderos de cabeza que propone.

Acabo de terminarlo por segunda vez tras años sin jugarlo. Para alguien que creció en los noventa y se enamoró de las aventuras gráficas este juego es un regalo inolvidable. La primera vez que lo jugué me gustó mucho pero quizá lo hice rápido y sin prestarle toda la atención que merece. Ahora veo que estoy ante una pequeña obra de arte: los diseños de cada escenario y personaje son maravillosos, con una estética de colores apagados, como de dibujos animados algo tristones, lo que le da al juego una atmósfera melancólica impagable.
Cuánto hay que valorar juegos con personalidad. Machinarium la tiene, tanto en el apartado gráfico como en la música, los sonidos ambientales y en el giro minimalista que le da al género point and click. Es fantástico cómo apuesta por una historia sin textos (cosa que resuelve fantásticamente bien y además se ahorra el caer en pesados diálogos interminables, como le pasa a algunas otras aventuras gráficas) y sin embargo se hace entender a las mil maravillas. Como el buen cine: menos es más.
Los puzzles son ingeniosos, están perfectamente integrados en el juego y se combinan muy bien con los desafiantes minijuegos que ofrece Machinarium.

No sé, me parece que podría hablar largo y tenido de todas las virtudes de esta joya. Amanita Design, el estudio creador del juego, tienen otros igualmente fantásticos como la saga Samorost (cuya tercera parte es otro juegazo con mayúsculas). Agradezco de verdad la maravilla que han creado aquí y ojalá vuelvan al género haciendo cosas tan alucinantes, artesanales, entrañables, especiales y con tanto buen gusto y talento.

Buenas recomendaciones, buena nota media en Filmaffinity...
Comienzo a ver "Nivel 13" y valoro una ambientación correcta. Por lo visto hay un tipo que es el protagonista. Me da absolutamente igual, es más, mi empatía tira hacia el presunto malo de la película. Vivimos en Matrix. ¿No me digas?, ¿tengo que sorprenderme por que fueras algo anterior al film de los Wachowski?, ¿es que acaso ese planteamiento nunca fue abordado por nadie anteriormente?. Empiezo a vislumbrar que los personajes no son más que títeres de una trama con aires de grandeza. ¿Ahora me enchufas una historia de amor?, ah, la utilizas para buscar una salida a esta chorrada. Perfecto. Ya se ve en el desenlace su profundidad... entonces, ¿qué demonios me aportas?. Algo de pulso y ritmo en el desarrollo de un auténtico telefilm de ciencia ficción al que se le ven las costuras. Una película que se delata a sí misma. Sólo basta con degustar su patética resolución.
La escena que ilustra el cartel es precisamente una de las vergonzosas incongruencias de este engañabobos.
Alucinantemente sobrevalorada