Al menos en estos tiempos; cuando el poder está corrompido y es corrupto (que no es lo mismo). Cuando las perversiones se permiten por los que tendrían que denostarlas. Cuando se desea y se ejerce el poder por la simple satisfacción de detentarlo; pues entran ganas de echarse al monte, o al metro, da igual; pillar un buen pepino (a ser posible bien untado con Escherichia Coli ) y metérselo por el culo a más de un cabrón a los sones de la Filármonica de Londres.

Ahora, que a Naciones Unidas no creo que les haya hecho mucha gracia. Crítica a UNPROFORCE, a la televisión, a la guerra, a la hipocresía, al Papa (no, que me parece que el Papa se escapa). En la, posiblemente, guerra más cruel y cruda de los últimos años, donde vecinos de escalera en el '89 se liaban a tiros entre ellos en el '91, se da una de las situaciones más surrealistas que nos podamos imaginar de la que, a pesar de lo trágico de la situación, no tenemos más remedio que reirnos en algunas de las escenas y lo único que sacamos en claro es que la guerra la empezó el que no llevab el arma encima.

Cada uno en su papel, creyéndoselo, para hacerlo real, para poder sortear los obstáculos que van a surgir y que no vendrán todos del exterior; el enemigo, aun sin saberlo, puede estar dentro de casa. Demencial comedia (muy dramática) que saca lo mejor y lo peor de cada personaje. Las mejores ideas no siempre parten de las mentes más lúcidas (o sí, aunque esas mentes no las consideremos las más lúcidas). Carcajadas aseguradas en cada control nazi, en cada intento de sabotaje, en cada busqueda de solución a problema puntual y, sobre todo, en ese baile de hermandad (al más puro estilo Bollywoodiense) que hacen pensar si, después de todo, no habrá sido todo obra de la imaginación desesperada del que no tiene nada que esperar.

Imprescindibles los subtítulos para las partes en alemán; son impagables.

En la primera pelea, ya me 'fui' de la película. Para ver saltos de 10 metros desde parado y cambios de dirección en el aire prefiero 'Bola de drac'; con los colorines, me quedo con 'The fall, el sueño de Alejandría'; para ver un culebrón, me pongo Nova y, para ver andar (y correr, y saltar) sobre las aguas, 'La historia más grande jamás contada'. No se puede negar que, en lo visual, epata; pero eso no es suficiente para que se haga entretenida.

Algo me he perdido o la película me parece una excusa para componer "Falls", el tema principal de la BSO. Una causa (dos) perdidas desde el principio: la continuidad de la obra de Gabriel y la conversión de Mendoza (la cabra siempre tira al monte) que, por cierto, vaya monte. Lo mejor de la película son los paisajes de Iguazú y la música porque la historia en sí, se hace eterna, con incongruencias como que los jesuitas deban emular a César Pérez de Tudela (pongamos Juanito Oiarzábal para los más jóvenes) y el cardenal llegue a San Carlos poco menos que en helicóptero o que los indígenas canten como los niños cantores de Viena EN UNOS MESES (porque el chaval que pilla el remo al final no crece en toda la peli)